Ciencia e innovación

Investigador chileno encabeza desarrollo de test que permitiría diagnosticar el Alzheimer con muestra de sangre

Una muestra de sangre mínimamente invasiva, como cualquier otro examen de rutina. Así de sencillo será el mecanismo de detección de la Enfermedad de Alzheimer (EA) gracias al desarrollo de un test por parte de un equipo de científicos encabezados por el profesor de la U. de Chile Ricardo Maccioni.

En un trabajo colaborativo entre la Facultad de Ciencias y el Hospital Clínico del plantel, junto al Centro Internacional de Biomedicina (ICC), y en base a una trayectoria científica investigando las razones del desarrollo de esta enfermedad, es que el equipo que encabeza el profesor Maccioni ya ha desarrollado cinco ensayos clínicos del test que con una muestra de sangre puede detectar la presencia de un biomarcador al que le vienen siguiendo la pista desde hace más de una década: la proteína TAU.

Como detalla el académico, la EA y otras demencias se deben “a que ocurren alteraciones bioquímicas en el cerebro, y que esa proteína se autoensambla y comienza a crear polímeros propios que no son fisiológicos”; motivo por el cual, insiste, el camino en miras a la prevención o a terapias para estas patologías deben apuntar a “poder controlar ese proceso”.

¿En qué consiste la tecnología denominada “Alz Tau®”? Como detalla el profesor de la Facultad de Ciencias, es un sistema que consta de dos kits: “uno es para preparar la proteína plaquetaria. Una vez que la tienes, eso se puede congelar, por si no quieres procesar una muestra a la vez”. El segundo kit es para hacer “el análisis que te dice cuál es el valor que tiene estas variantes de la proteína TAU, y este examen te va a arrojar un valor y te va a decir el nivel”.

Así, esta propuesta científica se posiciona como una alternativa “única en el mundo que con una tecnología sencilla permite tener información certera y predictiva, no solamente de diagnóstico sino que de detención temprana”, hasta de 10 años de antelación, detalló el profesor Maccioni respecto al abordaje de esta enfermedad que a la fecha ha sido diagnosticada en el 1,06 por ciento de la población en Chile, cifra que se proyecta que aumentará a 3,1 por ciento para el 2025.

El test se basa en la presencia de alto o bajo peso molecular de esta proteína, todo de la mano de algoritmos. “El biomarcador consiste en calcular especies de alto peso molecular y bajo peso molecular de la proteína TAU, que indica que en casos de Alzheimer domina la especie del alto, y eso tiene una correlación con cerca del 90 por ciento”, detalló el académico.

Esto se relaciona además con otro hallazgo: “hemos demostrado que lo que ocurre en la sangre del paciente con el marcador, es lo mismo que está ocurriendo en el cerebro, donde se reflejan los cambios que le están ocurriendo a la persona, quien muchas veces no ha manifestado síntomas de la enfermedad, sino que en una fase pre clínica, podemos ya en ese nivel detectar este tipo de cambios y poder medirlo, lo cual ofrece la posibilidad de tratamiento temprano de modo de ofrecer una mejor calidad de vida, retrasando el comienzo de la enfermedad, incluso frenándola del todo”.

Desde ese punto de vista, añade el especialista, “esta es una tecnología que es revolucionaria, no hay otra que sea similar, salvo las que han producido en Estados Unidos utilizando equipos de alto costo”.

El equipo desarrollador de la tecnología Alz Tau® se encuentra en diálogo con las autoridades sanitarias a fin de poder implementarla en el sistema público. “Esto no puede ser un privilegio de unos pocos, sino que tiene que ser abierto a toda la comunidad porque es una patología que afecta a ricos y pobres”, indicó el profesor Maccioni, relevando que el test es aplicable a la realidad local dado que es “una tecnología a escala humana, aterrizada para un país como el nuestro”.

En el marco del desarrollo de este proyecto, que cuenta con el financiamiento del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico, FONDEF IDeA, el rol del Hospital Clínico de la U. de Chile ha sido el trabajo con pacientes del establecimiento, quienes con su consentimiento van a poder aportar información sobre la marcha blanca del test que, espera el equipo del profesor Maccioni, pueda implementarse en hospitales de diferente complejidad a contar del próximo año. “Hemos previsto todas las posibilidades, que se pueda desarrollar para centros bien equipados, y para centros no tan bien equipados”, concluyó el especialista.

Elaboran primer manual en Chile para manejo de los trastornos del espectro autista en niños

Un equipo de especialistas e investigadores de la Escuela de Medicina de la U. de Valparaíso fue seleccionado por el Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud para elaborar el primer manual chileno de manejo de trastornos del espectro autista en niños.

El trabajo consiste en la creación de un modelo de atención efectiva y aplicable a la realidad nacional en esta materia, que además sirva de base para el posterior diseño y aplicación de una política pública estandarizada.

El equipo de profesionales a cargo del desarrollo de manual es liderado por la neuropediatra Valeria Rojas, Pediatra y neuróloga infanto-juvenil y docente de la cátedra de Neuropediatría de la Escuela de Medicina de la U. de Valparaíso, y lo integran los especialistas y académicos de Neuropediatría de este plantel Juan Francisco Cabello y Claudia Amarales, la doctora Francisca Aguilera y el interno Ignacio Pérez, junto a los investigadores del Centro Interdisciplinario de Estudios en Salud (CIESAL) de la Facultad de Medicina de la UV Nicolás Meza y Eva Madrid.

A ellos se sumaron el salubrista Juan Franco y la documentalista Camila Escobar, ambos pertenecientes al Centro Cochrane del Instituto Universitario Hospital Italiano de Buenos Aires, quienes los apoyarán a la distancia. “Esta iniciativa surgió como resultado de un concurso público que fue convocado por el Ministerio de Salud para la creación de un manual para intervenciones en niños recién nacidos y de hasta doce años y que nuestro equipo se adjudicó. Se trata del primer manual de este tipo que será diseñado íntegramente en Chile para ser aplicado considerando la realidad de nuestro país, lo que sin duda es algo muy importante, ya que en este tipo de trastornos el entorno es un factor clave”, explica la doctora Valeria Rojas.

Revisión de evidencia El equipo de especialistas de la Universidad de Valparaíso dispone de seis meses para elaborar el manual. Como primera etapa se ha abocado a la tarea de buscar, reunir y analizar toda la literatura científica disponible a nivel internacional sobre intervenciones en este ámbito, para luego diseñar y desarrollar el documento propiamente tal.

“Esta es una labor ardua, ya que hay más de diez mil fuentes de consulta sobre evidencia farmacológica y no farmacológica, que implica comprobar -entre otras cosas- las supuestas propiedades que tendría la leche de camello, la equinoterapia, medicamentos y terapias psicológicas en el manejo de los trastornos del espectro autista en niños”, precisa la neuropediatra de la Escuela de Medicina de la UV.

Experiencia La cátedra de Neuropediatría de la Escuela de Medicina se ha dedicado en los últimos años a la investigación y puesta en práctica de estrategias de detección e intervención temprana en TEA (Trastornos del Espectro Autista) basada en evidencia, así́ como a la elaboración de tutoriales, formación de monitores y capacitación a los cuidadores.

En efecto, durante 2019 diseñó un programa pionero en Chile de detección e intervención precoz de las características del autismo en niños menores de tres años, que por primera vez incorporó a los padres de los mismos en las capacitaciones y tratamientos, con el fin de certificarlos como terapeutas.

“La importancia de este tema radica en el hecho de que en Chile cerca del 1% de los niños padecen trastornos del espectro autista -ha aumentado 600% en la última década-, de los cuales cerca de la mitad pueden experimentar mejoras sustantivas y limitar su impacto si desde temprana edad son sometidos a intervenciones adecuadas”, asegura la doctora Valeria Rojas.

Ciencias Patrias: museo demuestra la ciencia detrás de los juegos tradicionales en Chile

Durante septiembre el Museo Interactivo Mirador, a través de su iniciativa en redes sociales “MIM en Casa”, tendrá una programación especial para descubrir y explicar los fenómenos científicos tras los juegos tradicionales chilenos.

En esta nueva sección, denominada Ciencias Patrias, se emitirán una serie de videos donde los facilitadores del museo explicarán la ciencia detrás del trompo, el volantín, el tiro con argollas o la rayuela, para comprender su relación con conceptos como el de la conservación de momentum, la aerodinámica, las probabilidades o el lanzamiento parabólico.

Algunas de estas cápsulas del MIM, que es parte de la Red de Fundaciones de la Presidencia, contarán con el testimonio de expertos que han dedicado su vida a crear estos juegos típicos, para así dar a conocer también el importante trabajo que ellos desarrollan para mantener vivas las tradiciones del país.

Además de este especial de Fiestas Patrias, “MIM en Casa” mantendrá su programación regular con las secciones que lo han caracterizado, como “Un Día”, en que se comentan y sugieren experimentos asociados a efemérides de ciencia o tecnología; “Todo Tiene su Ciencia”, que busca explicar desde el punto de vista de la ciencia situaciones de la vida cotidiana; o “Pregúntale”, a través de la cual los profesionales del museo responden las consultas científicas que realizan los seguidores en redes sociales.

El jueves 10 de septiembre se cumplen 12 años de la puesta en marcha del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) en Suiza, cuando se disparó por primera vez un haz de protones a través de su anillo de 27 km.

Con motivo de esta fecha, se realizará un vivo por el Instagram del museo con la científica chilena Francisca Garay, doctora en Física Experimental de Partículas de la Universidad de Edimburgo y quien está a cargo del laboratorio que ensambla piezas para el experimento ATLAS, un detector multipropósito.

En la actividad, que conducirá la física del MIM Pamela Núñez, se abarcarán los mitos alrededor de esta máquina, la más grande construida por el ser humano en el mundo, que inspiró diversas teorías y especulaciones, como que generaría un agujero negro que destruiría el mundo, entre otras.

Peligra el agua en Chiloé por extracción indiscriminada de musgo “pompón”, reservorio de agua dulce para sequías

En el Archipiélago de Chiloé no existen suministros de agua dulce proveniente de los deshielos de las montañas como en el continente, sino que sus napas subterráneas se alimentan del agua lluvia acumulada en un tipo de humedal llamado “Turberas” que libera lentamente estas aguas a los acuíferos y donde crece el musgo Sphagnum magallanicum, conocido como “Pompón”, que es capaz de absorber hasta 20 veces su peso en agua, pero que desde hace años se extrae sin control hasta llevar este recurso a pasos de volverse escaso y así también el agua dulce que en temporada de verano disminuye cada vez más en Chiloé.

Por esto la Mesa Público/ Privada “Humedales de Chiloé: Patrimonio de Todos”, instancia público-privada que vela por la importancia de conservar estos frágiles ecosistemas, y cuya vocera es Gabriela Navarro, Ecóloga y Encargada de la Unidad de Extensión Científica de la Sede Puerto Montt de la U. Austral de Chile, actualmente convoca ideas, medios y gente en búsqueda de soluciones aunadas para el cuidado de los humedales de Chiloé, fomentando una serie de iniciativas para la protección de los humedales costeros y terrestres, como el inventario que hizo la U. Austral mediante un proyecto Corfo donde también se implementó un Centro de Interpretación sobre Humedales en la Localidad de Yaldad, comuna de Quellón.

Pero nada de esto es suficiente, si no se complementa con una adecuada regulación en materia de extracción del denominado Sphagnum magallanicum.

La ecóloga de la U. Austral, Gabriela Navarro, destaca que en Chiloé contamos con condiciones muy especiales pues es un territorio que además de estar aislado geográficamente cada año sufre importantes problemas de sequía durante la temporada estival, “debido a la crisis hídrica que afecta al planeta producto del cambio climático, que en el archipiélago se agudiza, pues no contamos con cordilleras nevadas como reservas de aguas dulce en estado sólido. Es por ello que la exploración extensiva del musgo Sphagnum provoca un impacto directo en las personas al ser un ecosistema único que protege y nutre los acuíferos que proveen de agua dulce del cual depende toda la población de Chiloé”.

El Sphagnum o pompón se utiliza mundialmente en viveros, jardinería, además como aislante térmico, como piso orgánico, como filtros, entro otros. Así, durante los últimos 20 años, se ha registrado una gran demanda y el interés progresivo por la explotación de este recurso que es cosechado por agricultores de la región de Los Lagos para su comercialización como sustrato en cultivos hortícolas, frutales u orquídeas, para la industria de productos absorbentes.

La extracción del musgo vivo y su explotación han iniciado una preocupante explotación de estos ecosistemas, en especial en el Archipiélago de Chiloé, lo que se ve reflejado en el sostenido aumento de la degradación de estos humedales, con un importante nivel de afectación de sitios. Con la falta de regulación en las técnicas de extracción, secado, envasado y transporte, que debiera estar asociado a una normativa, es el camino que pudiera detener el impacto irreversible sobre la disponibilidad de agua dulce para el archipiélago de Chiloé.

Si bien existen variados estudios que se han realizado respecto a la posibilidad de hacer un manejo sustentable en la extracción y producción del Pompón, todavía es insuficiente para asegurar que estos ecosistemas mantengan características y funciones vitales. 

La Mesa de Humedales de Chiloé, ve con preocupación que nuestro país no cuente con una protección legal para este musgo, como especie vegetal de lento crecimiento y muy importante para la regulación hídrica de territorios como el archipiélago de Chiloé, que podría ser protegida legalmente de manera urgente, como lo están otras especies vegetales emblemáticas de chilenas. 

La vocera de la Mesa “Humedales de Chiloé: Patrimonio de Todos” y encargada de Extensión Científica de la Sede Puerto Montt de la U. Austral de Chile, Gabriela Navarro, explica que “hay algunos instrumentos legales que están por implementarse desde hace un tiempo en nuestro país, como el Decreto N°25 del Ministerio de Agricultura que mandata al SAG para regular, fiscalizar y catastrar esta actividad productiva, o el proyecto de Ley sobre Protección Ambiental de las Turberas que aún duermen en el parlamento. Pero que tampoco parecieran ser efectivos, pues a mi parecer, en la provincia de Chiloé se requiere de forma urgente una normativa que prohíba la extracción de esta importante especie en particular, el Musgo Sphagnum magallanicum o ” Pompón”, debiera estar protegido por ley al igual que lo están otras especies emblemáticas como el Alerce y la Araucaria”.

La mesa de Humedales de Chiloé está compuesta por las siguientes instituciones: Seremi de Medio Ambiente, Gobernación Provincial de Chiloé, Gobernación Marítima de Chiloé, Conaf, Oficina Técnica Sernageomin, Municipalidad de Castro, Municipalidad de Curaco De Vélez, Municipalidad de Quinchao, Municipalidad de Queilen, Municipalidad de Quellón, Municipalidad de Ancud, entro otras, Instituto de Fomento Pesquero (IFOP), Asociación para la Defensa del Ambiente y la Cultura de Chiloé (ADAC), Fundación Sendero de Chile, Universidad Austral de Chile Sede Puerto Montt, ONG Conservación Marina y Representantes de otras instituciones del Sector Privado.

Descubren dos géneros de plesiosaurios que habitaron el norte de Chile hace 160 millones de años

La primera vértebra de plesiosaurio del período Jurásico hallada en Chile fue descubierta en 1861. En la década de 1970, investigadores como Zulma Gasparini y Guillermo Chong contribuyeron a expandir este registro, y probaron que los plesiosaurios fueron animales comunes del Jurásico en el norte del país. Pese a este trabajo, hasta la fecha no existían identificaciones detalladas de estos reptiles marinos que habitaron el país o sobre sus posibles relaciones con animales jurásicos encontrados en otros lugares del mundo.

En esto consistió el trabajo de un grupo de científicos de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile y del Museo de Historia Natural y Cultural del Desierto de Atacama que logró identificar los primeros géneros de plesiosaurios del Período Jurásico en el país. El trabajo, liderado por el investigador de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile, Rodrigo Otero, permitió determinar la pertenencia de restos fósiles hallados a unos 20 kilómetros al oeste de la ciudad de Calama a los géneros Muraenosaurus y Vinialesaurus, investigación que fue publicada por la revista Journal of Vertebrate Paleontology.

El estudio determinó que los restos de Muraenosaurus y Vinialesaurus encontrados corresponden al Oxfordiano, edad geológica del Período Jurásico que va desde los 163 a 157 millones de años atrás. Ambos géneros de plesiosaurios se caracterizan por tener cráneos de unos 30 cm, con vértebras del cuello algo cilíndricas, cuerpos robustos y aletas de largo moderado. Fueron reptiles marinos de tamaño variable según la especie. Mientras el Muraenosaurus alcanzó un largo de 6 metros, la extensión del Vinialesaurus habría llegado a unos 4 metros.

Sobre la importancia del hallazgo, Rodrigo Otero señala que el Muraenosaurus es una forma bien conocida en el Jurásico Medio de Europa, aunque escaso en el registro austral. De hecho, hasta ahora, se conocía sólo un registro fragmentario de este género en el Hemisferio Sur, específicamente en rocas del Caloviano (166 a 163 millones de años atrás) en Argentina. Por otra parte, destaca que “los nuevos especímenes hallados en Chile corresponden a restos más completos, que permiten reafirmar la distribución austral de este género, y además extienden su presencia hasta el Oxfordiano”.

La identificación del Vinialesaurus, en tanto, representa el segundo registro en el mundo y el primero en el Hemisferio Sur. Antes de esta investigación, la presencia del Vinialesaurus sólo se conocía en el Oxfordiano de Cuba. Por esta razón, comenta el paleontólogo, “resulta interesante que en el Jurásico chileno aparezcan reptiles marinos que se conocen en Europa algunos millones de años antes (como es el caso de Muraenosaurus), y además formas contemporáneas sólo conocidas en Cuba”.

Los primeros hallazgos fueron hechos por Osvaldo Rojas del Museo de Historia Natural y Cultural del Desierto de Atacama el 2009 y las primeras campañas en las que se encontró material en superficie fueron en el 2014. Cuatro años después, durante el 2018, comenzaron las excavaciones y recuperaciones de los fósiles bajo duras condiciones desde sitios ubicados en la cuenca del río Loa, trabajo que contó con el apoyo del Museo de Historia Natural y Cultural del Desierto de Atacama y del Proyecto Anillo ACT-172099, liderado por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile.

Estas campañas en pleno Desierto de Atacama permitieron hallar tres especímenes en tres localidades diferentes del sector Cerritos Bayos, unos 20 kilómetros al oeste de Calama. La mayor cantidad de restos corresponden a dos Muraenosaurus. El más completo (espécimen 1) es un esqueleto que preserva fragmentos dañados de cráneo, dientes, y partes de cuello, tronco y aletas. El segundo (espécimen 2) corresponde a parte de la columna vertebral entre el cuello y el tronco. El último (espécimen 3), en tanto, es una mandíbula aislada de Vinialesaurus.

Rodrigo Otero explica que durante la época en que estos plesiosaurios vivieron parte del territorio que hoy conocemos como el norte de Chile integraba el supercontinente Gondwana y otra estaba sumergida en el océano. Detalla además el amplio registro fósil de fauna prehistórica que queda por identificar en la zona. “En ese lapso (Jurásico Superior), gran parte de lo que hoy es Chile correspondía a una amplia cuenca marina que alcanzaba incluso al actual territorio argentino. En el sector que estamos estudiando, hemos hallado nuevos materiales de vertebrados marinos, incluyendo restos craneales de ictiosaurios, cocodrilos marinos y pliosaurios, junto con una diversidad de peces que abarcan formas muy pequeñas hasta formas filtradoras gigantes que se estiman en unos 10 metros de longitud. En este sentido, estamos comenzando a interpretar la diversidad marina que existió en el norte de Chile durante el Jurásico, especialmente enfocados en la diversidad de reptiles marinos”, indica el paleontólogo.

La investigación, realizada junto a los investigadores de la Universidad de Chile, Sergio Soto Acuña, Jhonatan Alarcón y Héctor Ortíz, además de Osvaldo Rojas y Jennyfer Rojas, del Museo de Historia Natural y Cultural del Desierto de Atacama, reafirma la hipótesis de una conexión entre la fauna marina del Atlántico norte y la del Hemisferio Sur durante el Jurásico Superior (Oxfordiano), cuando parte del territorio chileno estaba sumergido en el mar y Sudamérica aún integraba Gondwana.

Este vínculo se habría dado a través del llamado “Corredor del Caribe”, también conocido como “Corredor Hispánico”, que habría permitido el flujo de animales oceánicos desde el Mar de Tetys (Altlántico norte de hoy) hacia el antiguo Océano Pacífico. Dicha idea ya había sido propuesta por investigadoras como Gloria Arratia (peces óseos) y Zulma Gasparini (cocodrilos marinos) “Los recientes hallazgos de plesiosaurios se suman a los registros de Europa y del Caribe, robusteciendo la idea de este corredor marino plenamente funcional durante el Jurásico Medio y Superior”, plantea Otero.

El potencial para hallazgos paleontológicos de fauna marina en Chile es gigantesco, destaca el investigador de la U. de Chile. “En el norte del país contamos con depósitos marinos que abarcan desde el Paleozoico superior (más de 250 millones de años atrás) hasta el final del Jurásico, hace unos 145 millones de años. Entonces, tenemos la posibilidad de hallar fauna marina en un rango de unos 110 a 120 millones de años. Imagínense la diversidad de formas que debieron existir en un lapso de tiempo que es casi el doble desde que se extinguieron los dinosaurios hasta hoy. Además, conocemos muy poco de los vertebrados marinos que habitaron el suroeste de Gondwana (antes de Pangea), por lo que los futuros hallazgos tienen potencial de alta relevancia en cuanto a conocimiento científico-cultural”.

Logran imagen de la primera luz de la luna con innovador espejo fabricado íntegramente en Chile

Un importante avance logró el equipo del Núcleo Milenio de Formación Planetaria (NPF), que dirige la astrofísica del Instituto de Física y Astronomía de la Universidad de Valparaíso, Amelia Bayo, al obtener el registro de la primera luz de la luna captada por primera vez por un espejo de calidad óptica compuesto de fibra de carbono creado y desarrollado completamente en nuestro país.

El uso de este material, que es único en Chile, representa un paso relevante para la ciencia a nivel mundial, dado que actualmente los espejos que utilizan los telescopios profesionales están hechos de vidrio y se importan desde el extranjero, por lo que esta primera luz no sólo marca un hito en el inicio del desarrollo de la instrumentación astronómica nacional, sino que también busca posicionar al país como líder en una de las áreas fundamentales para el desarrollo de una nueva generación de telescopios.

“La primera luz ocurre cuando un instrumento (o telescopio) se expone al cosmos y se obtiene la primera imagen de un cuerpo celeste, en este caso fue la luna”, explicó la doctora Bayo, quien además es integrante del Centro Tecnológico de Valparaíso (CCTVal). 

“Estos proyectos son muy complicados y partimos desde una base bastante baja con una meta muy alta, muy ambiciosa. Aún nos queda mucho camino por recorrer, pero es realmente destacable que en Chile se puedan hacer superficies de este tipo con este material y en las condiciones en las que estamos trabajando. Esto demuestra de un modo muy contundente lo lejos que ha llegado el equipo. La respuesta del grupo completo fue de alegría total y orgullo por pertenecer a este proyecto. Para mí, y a modo muy personal, es un orgullo enorme ver el progreso del grupo, de cómo hemos ido encontrando una manera de trabajar donde la camaradería no estuviera reñida con la seriedad y donde verdaderamente remáramos todos hacia el mismo lado”, comentó la académica e investigadora de la U. de Valparaíso.

La doctora Bayo agrega que la utilización de fibra de carbono para la fabricación de estos espejos tiene gratamente sorprendidos a los investigadores del centro NPF (en su colaboración con CCTVal), por las ventajas que ofrece este material, como su peso (que es mucho menor comparado con el vidrio), además de ser flexible al someterse a altas temperaturas y, por lo tanto, es capaz de amoldarse a la forma deseada, rigidizandose una vez que se cura.

También la investigadora UV destaca que este resultado se da luego de dos años y medio de trabajo riguroso y explica que “este espejo de 19 centímetros de diámetro no estaba aluminizado y con él se vio la luna. Esta ‘primera luz’ del NPF es un gran hito que apunta a uno de los objetivos principales del centro: diseñar y producir los espejos indispensables para el éxito de ‘Planet Formation Imager’ (PFI), proyecto cuyo principal objetivo es resolver espacialmente el radio de acción gravitatorio de un planeta en formación en el infrarrojo térmico”.

La astrónoma advierte que “la observación de la luna corresponde a un hito extremadamente importante para el centro, ya que esto se logró con un espejo que no tenía una capa de metal encima que refleje, y sobre un montaje casero, sin tracking”.

Esta primera luz la obtuvo Claudio Lobos, investigador del NPF, colaborador del CCTVal y el “maestro pulidor” del grupo, quien, luego de la llegada del COVID-19 al país, ha trabajado desde el taller que tiene en su hogar.
Lobos señala que allí adaptó una estructura de PVC (como las que se ocupan en desagües) para montar el espejo y observar la luna, imagen que fotografió desde el telescopio con su celular.

“La emoción de ver la luna a pesar de que tenía un tamaño pequeño fue enorme, ya que pude ver detalles que a ojo no es posible. Hay mucho que resolver aún, pero ya estamos llegando a algo importante”, recalca Lobos.
La meta es ir ampliando la superficie del espejo hasta llegar a un prototipo de un metro. Una vez alcanzado ese diámetro se reunirán cuatro de estas superficies reflectoras (de un metro) para que trabajen como un telescopio mayor, además de producir varios (al menos veinte) de estos espejos mayores segmentados, para trabajar en conjunto con la misma técnica que utiliza el Observatorio ALMA y sus 66 antenas, instaladas en el norte del país.

El NPF es un proyecto de colaboración albergado por la Universidad de Valparaíso y la UTFSM, y financiado por la Iniciativa Científica Milenio. En el ámbito de los espejos de fibra de carbono existe una alianza estratégica con el Centro Tecnológico de Valparaíso (CCTVal) y el proyecto ha sido apoyado por fondos del comité Mixto ESO-Gobierno de Chile, y ANID vía proyectos QUIMAL y ALMA.

Estudiante crea asistente virtual para el cuidado de adultos mayores

El cuidado de los adultos mayores es uno de los desafíos que muchas familias deben enfrentar en el contexto de pandemia, labor que si no es delegada a un profesional, recae en los integrantes del mismo grupo familiar o cercanos. Esta situación, que en el tiempo puede generar estrés emocional, financiero, físico y/o social, principalmente para quien ejerce la labor de cuidador, motivó la creación de Hermes, un asistente virtual digital o chatbot, que permite coordinar el trabajo invisible que realizan los integrantes de una familia en el cuidado informal de adultos mayores.

La innovación fue desarrollada por la estudiante Andrea Benavides como parte de su memoria de título, con el apoyo de los investigadores del Departamento de Ciencias de la Computación (DCC) de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile, Francisco J. Gutiérrez y Sergio Ochoa. A partir de la creación de este asistente, los autores publicaron además el artículo científico “Hermes: A Digital Assistant for Coordinating Invisible Work in Family Elderly Caregiving Scenarios”, el cual Andrea Benavides presentó recientemente en la International Conference on Human-Computer Interaction.

La publicación presentada en la conferencia sintetiza las decisiones principales que se tomaron a nivel de diseño de Hermes, así como los detalles técnicos de una primera implementación y evaluación -a nivel de prototipo- aplicada a una muestra de once familias chilenas.

Andrea Benavides contó que la idea de Hermes surgió durante el curso “Diseño de Sistemas Interactivos”, impartido por Francisco J. Gutiérrez. Como parte de las actividades, debía buscar un problema cuya resolución involucrara la aplicación de tecnología. La respuesta la encontró en su grupo familiar, donde se dio el caso de su abuela que, viviendo fuera de Santiago y con la imposibilidad de que sus padres trasladaran para ser parte del cuidado, debía ser asistida por otro familiar. “La ansiedad por saber de su bienestar desgastaba a toda la familia. En particular, una vez mi padre se quejó porque mi tía no le respondía de inmediato lo que él quería saber, en ignorancia de que ella estaba encargándose de otras cosas, y apenas tenía tiempo para responder mensajes”, detalló.

Con este caso en mente, Andrea Benavides planteó el problema del cuidado de adultos mayores a distancia. Lo que comenzó como un sistema de información y reporte de bienestar, derivó en un proyecto que buscaba brindar apoyo al cuidador informal en lo que define como “una de las tareas más pesadas emocionalmente, como es pedir ayuda al resto de la familia, coordinarlos y organizarlos”. La solución, entonces, es ‘hablar’ con Hermes.

¿Y cómo funciona? Andrea Benavides explicó: “Digamos que Juan es mi padre, adulto mayor, y vive solo en su casa de toda la vida. Si bien me sería más fácil traerlo a vivir conmigo para cuidarlo, no quiero ‘romperle el corazón’ sacándolo de su casa, así que convencí a mis hermanos (Carlos y Amelia) y a los vecinos de mi padre (Olga y Fernando) que nos organicemos para cuidarlo y prestarle una mano cuando fuera necesario. Así que los agrego a todos a la aplicación de Hermes como asistentes, donde podré ‘chatear’ con ellos e, incluso, Juan puede integrarse también. Y si hay nietos u otro familiar que quieran ayudar en pequeñas tareas, son agregados al sistema como ayudantes, donde solo tendrán que interactuar con el chatbot por WhatsApp”.

En este escenario, si Juan, el adulto mayor, tiene que realizar alguna actividad, por ejemplo, asistir al médico, lo ‘conversa’ con Hermes para que consulte con alguno de los familiares ingresados en la plataforma si puede acompañarlo. El sistema también le envía recordatorios diarios sobre administración de medicamentos u otras actividades, notificando además al resto del grupo. “La funcionalidad principal de Hermes es ayudar en la administración de la agenda de cuidado, coordinando al grupo de manera persuasiva para su cumplimiento y haciendo visible el trabajo colaborativo de todos, sin que alguien real esté supervisando esto”, explicó Andrea Benavides.

El profesor Francisco J. Gutiérrez, destacó que Hermes aborda un tema de gran relevancia hoy, “dado el acelerado ritmo de envejecimiento en la población y la creciente necesidad de contar con mecanismos de apoyo para brindar una buena calidad de vida en la vejez y promover espacios de envejecimiento activo en el hogar, para así no sobrecargar los servicios de salud públicos”.

El académico contó que fruto de una de las líneas de investigación desarrolladas recientemente en el DCC, han logrado identificar espacios en los que es posible introducir tecnología computacional para mediar la interacción intergeneracional y apoyar el proceso de cuidado informal de adultos mayores. Explicó que “en particular, dado que esta última tarea suele recaer en uno o dos miembros de la familia, resulta necesario brindar mecanismos para aliviar la tensión y potencial conflicto que suele emerger en la dinámica familiar como producto de las tareas de cuidado informal”.

Así, agregó, este flujo se puede modelar como un proceso de trabajo cooperativo, en el cual el éxito de estas tareas depende del trabajo realizado por una o más personas, “el que usualmente no es reconocido explícitamente por el resto de los individuos integrantes del sistema”. Este fenómeno, que en la literatura de Sistemas Socio-Técnicos (Computer-Supported Cooperative Work, o CSCW por sus siglas en inglés), se conoce como “Trabajo Invisible”, concluyó el profesor, “es el motor que nos impulsó a diseñar Hermes como una solución alternativa para resolver este problema”.

Instituciones científicas lanzan “Historias de Astronomía Inclusiva”

A través de “Historias de Astronomía Inclusiva”, distintos especialistas y profesionales del ámbito de la ciencia y astronomía, docentes, estudiantes y personas con discapacidad contarán sus experiencias impulsando la Astronomía Inclusiva en Chile y el mundo.

Con una programación inicial de diez capítulos, la primera sesión contará con la presencia de Wanda Díaz-Merced, astrónoma puertorriqueña y persona ciega. Wanda es mundialmente conocida por impulsar iniciativas de inclusión y accesibilidad en la ciencia, quien en el primer capítulo abordará el tema: “Astronomía y discapacidad: el derecho a elegir cómo deseo participar”.

Esta iniciativa es parte de las actividades que realizará el Grupo de Astronomía Inclusiva, y diez instituciones científicas que se organizaron para la producción de los capítulos, los que serán transmitidos por sus canales de Youtube y en forma simultánea por los FanPage de Facebook de todas ellas y algunas más: @difusionastroudp, @NPFcl, @fundacionpge, @ObservatorioALMA, @AstrofisicaMAS, @dedoscopio, @sochias, @ifauvalpo, @AuiNraoChile, @AstroBVI, @fisica.pucv, @GMTelescope_esp, @LCOAstro, @difucyt y @ChileCiencias

El público conectado participará realizando preguntas a los expositores que serán incorporadas a la conversación guiadas por un moderador, de forma amena y relajada. 

La serie online está dirigida al público general, con énfasis en las comunidades de personas con discapacidad, a quienes se espera dar a conocer las múltiples iniciativas de inclusión y educación que se están realizando en el país. La experiencia adquirida en estas transmisiones servirá para lanzar nuevas series con contenido astronómico online y accesible, en el futuro.

Los capítulos de Historias de Astronomía Inclusiva contarán con intérprete en lengua de señas chilena, gracias al proyecto “Breaking the Barriers”, patrocinado por la Sociedad Chilena de Astronomía (SOCHIAS) y financiado por el Comité Mixto ESO-Gobierno de Chile. La instancia cuenta con el patrocinio del Servicio Nacional de la Discapacidad, SENADIS.

Desde el 2016, el Grupo de Astronomía Inclusiva viene trabajando en este ámbito y, actualmente, está conformado por alrededor de 60 astrónomos, profesores, comunicadores científicos, personas con discapacidad visual, estudiantes, diseñadores, antropólogos, etc., quienes buscan promover y dar a conocer actividades que cuentan con la participación de personas con discapacidad, así como el desarrollo de experiencias que han permitido generar ajustes necesarios para la enseñanza y aprendizaje de la astronomía, con un enfoque accesible e inclusivo.  

La primera cita es el martes 18 de agosto a las 18:00 horas, cuando comienza Historias de Astronomía Inclusiva, a través de las plataformas Facebook y Youtube, en las cuentas mencionadas.

ALMA encuentra indicios de estrella de neutrones en Supernova 1987A

Dos equipos de astrónomos han dado un gran paso para desvelar el misterio de la Supernova 1987A, que intriga a los científicos hace 33 años. A partir de observaciones realizadas por el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) y un estudio teórico subsiguiente, lo científicos aportaron nuevos datos que respaldan la teoría de que, en las profundidades del material remanente de la estrella que explotó, se esconde ahora una estrella de neutrones. De ser cierto, se trataría de la estrella de neutrones más joven observada a la fecha.

Desde que fueron testigos del nacimiento de Supernova 1987A (SN 1987A) a partir de una de las explosiones estelares más brillantes del cielo nocturno, los astrónomos han buscado sin tregua indicios de un objeto compacto que debería haberse formado en los remanentes de la explosión.

Al haber detectado partículas conocidas como neutrinos en la Tierra el día de la explosión (el 23 de febrero de 1987), los científicos pensaban que se había formado una estrella de neutrones en el centro colapsado de la estrella. No obstante, como no encontraron más indicios que probara la existencia de dicha estrella, empezaron a preguntarse si no habría terminado colapsando y formando un agujero negro. Así, los científicos llevaban décadas esperando una señal de este objeto oculto detrás de una espesa nube de polvo.

Hace poco, gracias a observaciones realizadas con el radiotelescopio ALMA, se obtuvieron los primeros indicios de la existencia de la estrella de neutrones tras la explosión. Las imágenes en resolución extremadamente alta de ALMA revelaron una “mancha” caliente en el polvoriento núcleo de SN 1987A. Esa mancha es más caliente que su entorno y coincide con la supuesta ubicación de la estrella de neutrones.

“Nos sorprendió bastante descubrir esta mancha caliente compuesta por una densa nube de polvo en el remanente de supernova”, reconoce Mikako Matsuura, astrónoma de la Universidad de Cardiff que integra el equipo de científicos que descubrió la mancha usando ALMA. “Debe haber algo en la nube que ha calentado el polvo y lo ha hecho brillar. Por eso creemos que hay una estrella de neutrones oculta dentro de la nube de polvo”.

Aunque la astrónoma y su equipo celebraron el hallazgo, el intenso brillo de la mancha parecía ser un misterio. “Creíamos que era demasiado brillante para ser una estrella de neutrones, pero luego Dany Page y su equipo publicaron un estudio que postula que las estrellas de neutrones pueden ser así de brillantes debido a que son muy jóvenes”, explica.

Dany Page es un astrofísico de la Universidad Nacional Autónoma de México que ha estudiado SN 1987A desde el principio. “Yo estaba en pleno doctorado cuando se produjo la supernova. Fue uno de los acontecimientos más importantes de mi vida, y me hizo cambiar el rumbo de mi carrera para tratar de desvelar el misterio”, cuenta. “Es una versión moderna del Santo Grial”.

El estudio teórico de Page y su equipo, publicado en The Astrophysical Journal, avala la tesis defendida por el equipo de ALMA, según la cual la mancha de polvo brilla por influencia de la estrella de neutrones. “Pese a la gran complejidad de las explosiones de supernova y las condiciones extremas que reinan al interior de las estrellas de neutrones, la existencia de una mancha de polvo caliente confirma varias predicciones”, explica Dany Page. 

Entre ellas, se encuentra la ubicación y la temperatura de la estrella de neutrones. De acuerdo con modelos informáticos de supernovas, la explosión “expulsó” la estrella de neutrones de su lugar de nacimiento a una velocidad de cientos de kilómetros por segundo (decenas de veces más rápido que el cohete más veloz fabricado a la fecha por los humanos). Y la mancha se encuentra exactamente donde los astrónomos predijeron que habría una estrella de neutrones hoy. En tanto, la temperatura de dicha estrella, que según las predicciones tendría cerca de 5 millones de grados Celsius, proporciona la energía suficiente para iluminar la mancha como se ve hoy.

Al contrario de lo que muchos esperaban, la estrella de neutrones probablemente no sea un púlsar. “La energía de un púlsar depende de cuán rápido gira y de la intensidad de su campo magnético, y estos dos factores tendrían que arrojar valores muy específicos para coincidir con las observaciones. En tanto, la energía térmica emitida por la superficie caliente de una joven estrella de neutrones coincide a la perfección con los datos obtenidos”, explica Dany Page. 

“La estrella de neutrones se comporta exactamente como esperábamos”, agrega James Lattimer, de la Universidad Stony Brook, de Nueva York, quien forma parte del equipo de investigación de Dany Page. James Lattimer también ha seguido SN 1987A de cerca, y antes de que esta surgiera ya había publicado predicciones acerca de la señal de neutrinos emanada de las supernovas que, ulteriormente, coincidieron con las observaciones. “Esos neutrinos son un indicio de que nunca se formó un agujero negro. Por lo demás, la presencia de un agujero negro difícilmente explicaría el brillo de la mancha que se ha observado. Comparamos todas las posibilidades y llegamos a la conclusión de que la explicación más plausible era la existencia de una estrella de neutrones caliente”. 

Esta estrella de neutrones consistiría en una bola de materia ultradensa y extremadamente caliente de 25 km de diámetro. Una cucharada de ese material pesaría más que todos los edificios de Nueva York juntos. Y al tener solo 33 años, sería la estrella de neutrones más joven que se haya observado. La segunda estrella de neutrones más joven que conocemos se encuentra en el remanente de supernova Cassiopeia A, y tiene 330 años.

Solo una imagen directa de la estrella de neutrones demostraría definitivamente su existencia, pero para eso los astrónomos tienen que esperar algunos decenios más hasta que el polvo y el gas del remanente de supernova se despeje un poco.

Aunque muchos telescopios han obtenido imágenes de SN 1987A, ninguno de ellos ha logrado observar su núcleo con tanta precisión como ALMA. Las observaciones realizadas anteriormente con ALMA en 3D ya habían revelado los tipos de moléculas encontrados en el remanente de supernova y habían confirmado que producían grandes cantidades de polvo.

“Este hallazgo es el resultado de años de observaciones realizadas con ALMA que muestran el núcleo de la supernova con niveles de detalle cada vez mayores gracias a las mejoras continuas hechas al telescopio y el procesamiento de datos”, señala Remy Indebetouw, del Observatorio Radioastronómico Nacional de Estados Unidos y la Universidad de Virginia, quien ha integrado el equipo de producción de imágenes de ALMA.

Investigación redescribe moluscos de hace 20 millones de años que revelaron un clima tropical en el sur de Chile

Hace 169 años Rodulfo Amando Philippi zarpó desde Hamburgo (Alemania) rumbo a Valparaíso, dejando atrás a su familia, su biblioteca y una colección de conchas fósiles. Este naturalista de principios republicanos aceptó la invitación de viajar a Chile luego de la restauración de las monarquías absolutas en Europa,  hecho por el cual se le despojó de sus cargos académicos, limitando su vida de investigador.

Una vez en Chile, adquirió diversas responsabilidades y cargos de docencia, sumado a ellas realizó varias expediciones científicas importantes por todo Chile, recopilando información detallada del patrimonio natural, redactando una serie de textos en los que se recopila, clasifica y describe el patrimonio natural de la nación.

Así, este intelectual y explorador publicó en 1887 una obra “Los fósiles terciarios y cuartarios de Chile”, en la cual describió tres especies cenozoicas del género Mitra (Mitridae): Mitra martini, Mitra chiloensis y Mitra distorta.

A 133 años de este trabajo, un científico alemán también radicado en Chile, el académico e investigador de la U. Austral Sven Nielsen, repite la historia, actualizando el trabajo realizado por su compatriota hace más de un siglo con dos moluscos extintos que alguna vez habitaron las costas chilenas, hace aproximadamente 20 millones de años.

“Lo que logramos fue, principalmente, redescribir dos especies que Philippi ya describió”, explicó Nielsen, geólogo, doctor en ciencias naturales e investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad Austral.

“Como era la moda en ese tiempo, las descripciones de Philippi son sumamente breves, de tres líneas y si uno lo lee, aunque están en latín, básicamente incluye lo que hoy consideramos una familia (unidad de clasificación de animales que abarca géneros y especies). Entonces es bien difícil, entender la diferencia de ésta con otros animales”, agrega el investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra, UACh.

En su investigación, publicada en la revista científica Ameghiniana, Sven Nielsen y Francisca A. Ampuero (UdeC) revisaron las descripciones de dos especies de moluscos del Mioceno, época que se extiende desde hace 25 millones de años hasta 5 millones de años.

En su estudio, encontraron dos caracoles descritos por el naturalista alemán en 1887: Mitra Martini, renombrada y reclasificada como Profundimitra lacuiensis, y Mitra chiloensis, asignada al género Austromitra. 

“Tuvimos que cambiar el nombre porque el que tenía ya existía de antes para otra especie, y eso, por norma, no se puede mantener. (…) Esta otra especie fue nombrada básicamente en una nota del pie en un trabajo sobre fósiles de Sumatra. No es un error, es simplemente que Philippi no sabía de esto y por casualidad o desafortunadamente, usó el mismo nombre. Entonces había que arreglarlo para cumplir las reglas que existen dentro de la nomenclatura de animales”, señala el investigador de la U. Austral.

El trabajo realizado por Sven Nielsen, quien también es académico del magister en paleontología de la U. Austral, comprende una revisión completa de los moluscos marinos (gastrópodos, bivalvos, entre otros) del Mioceno Inferior, a lo largo de todas las zonas donde afloran justamente rocas con este tipo de fauna fósil. 

Una de las más trabajadas, por ejemplo, es la Formación Navidad, descrita originalmente por Charles Darwin y que se extiende entre las regiones de Valparaíso y O`Higgins; más al sur, existen otras afloramientos con fauna similar en Arauco, Valdivia, Chiloé, también el archipiélago Los Chonos y otra formación con fauna parcialmente similar en la península Taitao. Justamente estas últimas han sido menos visitadas porque requieren de otro tipo de preparación para poder trabajar.  

“Un día la lancha nos dejó en una de las islas de Los Chonos y al poco rato el tiempo se puso malo y comenzó a llover ¿tú sabes cómo llueve aquí en el sur? (Dice Nielsen), y con mucho viento. Nosotros habíamos dicho que nos fueran a buscar a las siete de la tarde, entonces la lancha se fue a refugiar a una bahía y nosotros con lluvia no podíamos hacer nada. -Estábamos mojados hasta los calzoncillos-, enfatiza, y en una pausa de lluvia, cortamos unas hojas de nalca y nos armamos una ruca y nos sentamos a esperar que nos fueran a buscar. El trabajo de ese día era como de dos o tres horas, el resto del día fue mejorar la ruca o esconderse bajo las nalcas”, recuerda el investigador.  

Junto con la anécdota, el paleontólogo deja entrever una serie de cambios ambientales que ha sufrido el territorio chileno a lo largo de los últimos millones de años.

“Estas especies tienen cerca de 20 millones de años de antigüedad y está bien establecido desde hace más de un siglo que aquí hubo un clima tropical a subtropical. El clima global era bastante cálido”, insiste Nielsen. 

A un nivel regional, la presencia de estos organismos, más bien tropicales, hablan de que aparentemente el ecosistema de la corriente de Humboldt no era como hoy. 

“Esta corriente o no existía todavía o si existía era bastante más leve o bastante más fuera de la costa”, plantea Nielsen, como parte de las proyecciones de la investigación, justificándose en que la presencia de esta corriente oceánica, originada por el ascenso de aguas profundas y que trae aguas de la Antártica hoy enfría la costa pacífica de Sudamérica, desde la zona central de las costas chilenas hasta el ecuador, lo que no se relaciona con la presencia de estos organismos, ni otros, como tiburones, estudiados previamente por el autor.