Medio Ambiente

Cultivos verticales: una alternativa sostenible para espacios reducidos

El aumento de viviendas pequeñas en las ciudades ha reducido los espacios para cultivar vegetales. Sin embargo, los cultivos verticales ofrecen una solución eficiente y sostenible para producir alimentos en departamentos o áreas urbanas reducidas.

Según Víctor Escalona, académico de la Universidad de Chile, este sistema permite aprovechar mejor el espacio. “En un metro cuadrado de suelo se pueden cultivar cuatro lechugas, pero en un sistema vertical de varios niveles, la producción puede alcanzar 150 lechugas en el mismo espacio”, explica.

Por su parte, Mónica Flores, investigadora del INTA, destaca que los cultivos verticales pueden adoptar distintos formatos, como tubos con orificios, canaletas en paredes o estructuras piramidales, y no siempre requieren luz artificial. “Pueden instalarse en invernaderos, jardines o balcones”, señala.

Los microgreens o microvegetales son ideales para estos sistemas, ya que tienen un alto contenido de compuestos bioactivos y pueden consumirse en ensaladas o como complemento en distintos platos. También se pueden cultivar hortalizas de hoja como lechuga, espinaca, acelga y mizuna, así como especies aromáticas como albahaca y hasta cultivos de alto valor como el azafrán.

Cristián Hernández, investigador del CEBAS-CSIC en España, resalta que la producción de microgreens en granjas verticales ha ganado relevancia por su alto valor nutricional y su atractivo en la gastronomía gourmet.

El sistema de cultivos verticales destaca por su bajo consumo de agua, utilizando hasta un 99% menos que la agricultura tradicional. Además, permite obtener mayores rendimientos por metro cuadrado y reduce el uso de agroquímicos, convirtiéndolo en una alternativa ecológica y viable para el futuro de la producción de alimentos en entornos urbanos.

Investigación en el Salar de Ascotán revela microorganismos con potencial biotecnológico

El Salar de Ascotán, en el Altiplano chileno, es el foco de una innovadora investigación liderada por los académicos Andrés Marcoleta y Miguel Allende, del Departamento de Biología de la Universidad de Chile. El estudio, publicado en Microorganisms, analiza la diversidad genética de bacterias y arqueas que han desarrollado adaptaciones únicas para sobrevivir en este entorno extremo, caracterizado por alta salinidad, intensa radiación UV y presencia de metales pesados como el arsénico.

Utilizando técnicas avanzadas de metagenómica, el equipo logró reconstruir el genoma de múltiples especies microbianas, muchas de ellas nunca antes descritas. “Estos hallazgos abren nuevas posibilidades en biotecnología, desde la bioremediación hasta la extracción sustentable de litio”, señala Marcoleta.

El estudio cobra especial relevancia en el contexto de la minería del litio en Chile. “Es fundamental conocer y preservar la biodiversidad microbiana de estos ecosistemas antes de intervenirlos con fines mineros”, advierte el investigador. En esta línea, el equipo trabaja junto a la Universidad Católica del Norte en un proyecto para utilizar microorganismos en la recuperación de litio desde chatarra electrónica, minimizando el impacto ambiental.

Otro hallazgo clave es la predominancia de arqueas en el ecosistema del salar, organismos esenciales en procesos como la generación de metano y la captura de minerales, con posibles aplicaciones en biotecnología minera. Además, el estudio sugiere que la biodiversidad microbiana del Altiplano chileno podría ofrecer pistas sobre la posible existencia de vida en Marte. “Las condiciones extremas del Salar de Ascotán son similares a las de Marte, lo que nos permite explorar preguntas clave en astrobiología”, explica Marcoleta.

El estudio, en el que participaron varios investigadores de la Universidad de Chile, destaca el valor del país como un laboratorio natural para la ciencia. “Tenemos la responsabilidad de estudiar y aprovechar el potencial biológico y tecnológico de nuestro territorio”, concluye Marcoleta.

Investigadores chilenos desarrollan energía limpia a partir de algas

Un grupo de investigadores de la Universidad de Santiago de Chile ha logrado un avance significativo en la búsqueda de fuentes de energía limpia y sostenible. A través del desarrollo de un biofotoánodo y un biorreactor a base de algas, han conseguido generar electricidad y purificar el aire simultáneamente.

Esta innovadora tecnología se basa en el proceso natural de la fotosíntesis, donde las algas convierten la luz solar en energía eléctrica. Los científicos seleccionaron especies de algas como la Ulva Lactuca, Ulva Compressa y Chaetomorpha Antennina, cultivadas en laboratorio, para maximizar la producción de fotocorriente.

“Este sistema puede ser utilizado en celdas de combustión microbiana, produciendo no solo electricidad sino también oxígeno, lo que contribuye a purificar el aire”, explicó el Dr. Federico Tasca, líder de la investigación.

La principal ventaja de esta tecnología es que permite obtener energía limpia y eficiente de una fuente natural de manera sostenible y a bajo costo, sin dañar las algas. Además, el proceso genera oxígeno, contribuyendo a mejorar la calidad del aire.

“Esta es una nueva alternativa prometedora para producir energías limpias y combatir el cambio climático”, afirmó Tasca.

La invención ya cuenta con una solicitud de patente en Chile, lo que demuestra el potencial de esta tecnología para revolucionar la industria energética y contribuir a un futuro más sostenible.

Bosques de Chiloé están entre los que más CO2 captan por hectárea en el mundo

Tras una década de estudios que implicaron el monitoreo permanente de un bosque maduro en Chiloé, una investigación liderada por Jorge Pérez-Quezada, científico del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y académico de la Universidad de Chile, ha demostrado que este ecosistema nativo es un gran sumidero de dióxido de carbono (CO2) y un aliado fundamental para la mitigación del cambio climático a escala global.

El trabajo concluyó que los bosques de Chiloé absorben cerca de 18 toneladas de dióxido de carbono por hectárea al año, una cifra que los sitúa en rangos cercanos a los bosques tropicales lluviosos, que alcanzan un promedio de absorción de 22,5 toneladas de CO2 por hectárea al año. En otras palabras, cada hectárea de bosque de Chiloé absorbe el equivalente a las emisiones de 3,4 automóviles en un año.

Este ecosistema, ubicado al interior de la Estación Biológica Senda Darwin, ha almacenado a lo largo de su existencia 1.073 toneladas de carbono por hectárea, una cantidad que a la tasa de absorción actual tardaría 211 años en fijarse. “Antes se creía que estos bosques antiguos no seguían acumulando carbono, pero este detallado y pionero estudio en Chile se suma a otros que demuestran que sí lo están haciendo”, señala Pérez-Quezada. “Estos datos exactos se están recolectando también en el Parque Nacional Alerce Costero, en la Región de los Ríos, y en ecosistemas de bosque y turbera en Puerto Williams. Poder medir con certeza el flujo de carbono en los bosques de Chile es un gran paso para fomentar su conservación y continuar analizando otros ecosistemas similares del país”.

Los resultados en Chiloé permiten proyectar que esa enorme capacidad de absorber CO2 se extiende hacia la Patagonia chilena en igual o mayor cantidad, al ser un área menos intervenida. Precisamente, en la zona de Puyuhuapi, en la Región de Aysén, se está midiendo la capacidad de sus bosques de almacenar carbono y se estima que estaría entre las más altas del mundo, solo superada por un bosque templado de Oregon, Estados Unidos.

La investigación, realizada en un área protegida cerca de Ancud, fue posible gracias a la instalación de torres de monitoreo Eddy Covariance, que generan datos más precisos que los satélites, cuyos registros se ven afectados por la masiva presencia de nubes en la zona. Estas torres miden el intercambio de dióxido de carbono entre los ecosistemas y la atmósfera, permitiendo con ello saber si un bosque es fuente o sumidero de carbono, información clave ante la crisis climática y de biodiversidad actual. Dicho trabajo también forma parte de los estudios de largo plazo impulsados por la Red LTSER Chile (Red de Estudios Socioecológicos de Largo Plazo).

Pérez-Quezada, quien es ingeniero agrónomo y Doctor en Ecología, recuerda que el Ministerio de Medio Ambiente adquirió el compromiso de estimar -a través de las llamadas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC)- cuánto aporta nuestro país a la lucha contra el cambio climático. Por ello, la cartera ha manifestado la necesidad de realizar estimaciones más exactas, ya que las mediciones que existen en Chile sobre cuánto carbono están capturando los ecosistemas se basan principalmente en datos del hemisferio norte o usan metodologías indirectas. De ahí la importancia de este estudio.

Más allá de sentar las bases para la conservación de nuestros amenazados ecosistemas nativos y conformar una sólida base para sustentar el compromiso de Chile de ser un país carbono neutral en 2050, la investigación representa un importante insumo para la generación de Bonos de Carbono de un estándar muy superior al existente hasta ahora. Si bien su objetivo es reducir las emisiones causantes del calentamiento global a través de certificados que pueden ser transados en el mercado, los bonos han sido cuestionados en el último tiempo por la imprecisión de la data en la que se sustentan.

“La capacidad que tenemos de combinar distintas tecnologías de última generación que estamos utilizando para medir la biomasa con precisión centimétrica y el secuestro de carbono de nuestros bosques con sensores instalados in situ, nos permiten garantizar el cálculo más preciso que existe en esta materia”, explica Felipe Escalona, fundador y CEO de la empresa Carbon Real. 

Investigadores elaboran películas biodegradables a partir de cáscaras de huevo

El impacto ambiental del plástico es una preocupación global. En este contexto, un grupo de investigadores de la Universidad de Chile, liderados por la profesora Carolina Valenzuela de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias y el profesor Felipe Oyarzun-Ampuero de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, ha logrado desarrollar películas biodegradables y vermicompostables a partir de alginato y cáscaras de huevo desechadas.

La profesora Valenzuela, académica del Departamento de Fomento de la Producción Animal de FAVET, explica la génesis del proyecto: “Siempre buscamos formas de hacer la producción más sustentable, reutilizando desechos de la alimentación humana para alimentar a los animales. Además, los plásticos no biodegradables son un problema enorme para la fauna. Decidimos abordar ambos problemas utilizando cáscaras de huevo, un residuo abundante en Chile, uno de los países con mayor consumo de huevo en el mundo”.

Estas películas biodegradables no solo tienen el potencial de reducir la dependencia de los plásticos tradicionales, sino que también permiten reutilizar este material comúnmente desechado. Las cáscaras de huevo, compuestas principalmente de carbonato de calcio, aportan propiedades mecánicas que mejoran la resistencia de las películas, a la vez que las hacen más sustentables.

La investigación, titulada “Desarrollo de películas biodegradables y vermicompostables basadas en alginato y cáscaras de huevo de desecho”, fue publicada recientemente en la prestigiosa revista científica internacional Food Hydrocolloids, destacando el trabajo de todo el equipo conformado también por los investigadores Valeria Villanueva y Fabrizzio Valdés, de FAVET; junto con Eduardo Soto-Bustamante, Patricio Romero-Hasler, Ana Luisa Riveros y María Gabriela Villamizar-Sarmiento, de FACIQYF.

El profesor Oyarzun-Ampuero, académico y director del Departamento de Ciencias y Tecnología Farmacéuticas de la U. de Chile, subraya la importancia de la colaboración interdisciplinaria en este proyecto. “La combinación de conocimientos en producción animal y tecnología farmacéutica ha sido clave. Las conversaciones científicas y técnicas entre nuestras facultades han permitido crear un material innovador que ha sido publicado en una de las mejores revistas del ámbito de los alimentos”.

Las películas desarrolladas se caracterizan por ser más resistentes y menos elásticas a medida que aumenta el contenido de cáscara de huevo. “Estas películas podrían utilizarse para empaques alimentarios o como recubrimientos de alimentos, y también tienen el potencial de ser usadas en aplicaciones médicas para la liberación controlada de fármacos”, agrega la profesora Valenzuela.

El proceso de creación de estas películas implica suspender el polvo de cáscara de huevo en una solución de alginato y glicerol, seguido de la mezcla y el secado. Las pruebas mostraron que las películas son altamente solubles en agua y completamente biodegradables en vermicompostaje en un plazo de 14 a 21 días, lo que demuestra su potencial como alternativa sustentable frente a los plásticos convencionales.

La capacidad de estas películas para degradarse completamente en un corto período de tiempo representa una ventaja ambiental significativa. “La biodegradabilidad rápida es crucial para reducir la acumulación de residuos plásticos en el ambiente”, comenta el profesor Oyarzun-Ampuero.

Además, el uso de cáscaras de huevo en este contexto contribuye a la economía circular, transformando un residuo problemático en un recurso valioso. “Las cáscaras de huevo son difíciles de manejar y tienen alto riesgo de contaminación, pero en nuestras películas se convierten en un componente estructural crucial”, añade la profesora Valenzuela.

Los investigadores planean continuar explorando las aplicaciones de estas películas en diferentes campos, incluyendo la liberación de antioxidantes y fármacos. “Estamos trabajando en una segunda fase del proyecto para optimizar aún más las propiedades de las películas y ampliar sus aplicaciones”, afirmó la Dra. Valenzuela.

Este avance representa una innovación técnica significativa, que también destaca el valor de la colaboración interdisciplinaria y el compromiso con la sostenibilidad ambiental.

Expertos se reúnen para discutir ley sobre delitos económicos y atentados contra el medio ambiente

El exministro de Defensa y Justicia, José Antonio Gómez, junto a destacados académicos de Derecho, se reunieron en un seminario organizado por la Secretaría General de la Universidad de Santiago de Chile para analizar las implicancias de la nueva Ley 21.595, que entrará en vigencia en septiembre próximo.

La normativa sistematiza los delitos económicos y atentados contra el medio ambiente, regula las penas y consecuencias adicionales para las personas responsables de estos delitos, y modifica diversos cuerpos legales para perfeccionar y complementar su normativa en el ámbito del derecho penal económico.

El seminario, titulado “Compliance en las universidades del Estado”, contó con la participación del exministro Gómez, el abogado penalista Juan Carlos Manríquez, la académica de la Universidad de Chile y experta en derecho administrativo Gladys Camacho, el director jurídico y profesor de la Usach Felipe Lizama, y la asesora jurídica en materias corporativas Paulina Jerez.

Los especialistas analizaron el impacto de esta materia en la gestión universitaria en las corporaciones universitarias estatales y la prevención de los riesgos jurídicos asociados.

El rector de la Usach, Rodrigo Vidal, en sus palabras de bienvenida, sostuvo que la Ley 21.595 es “una oportunidad para que las casas de estudios estatales se actualicen en el contexto académico e implementen modelos de prevención de delitos y protocolos de fiscalización”.

En el mismo sentido, el académico de la Facultad de Derecho Usach y Secretario General de la Universidad, Francisco Zambrano, señaló que “mucho más que un servicio público, nuestra Universidad no se agota en ser una dependencia administrativa. Somos una Universidad que sirve a lo público y que lo seguirá haciendo con excelencia, porque es nuestro deber ético, porque es nuestra razón de ser, porque no hay otro modo de ser Universidad Pública”.

Por su parte, el exministro de Defensa y Justicia, José Antonio Gómez, recordó que el cuerpo legal contempla duras penas para los denominados “delitos de cuello y corbata”, dejando atrás las recordadas clases de ética.

Explicó que se establece un estatuto diferenciado de determinación de pena, aumentando las sanciones y ampliando el catálogo de delitos imputables a las empresas. En este sentido, cuando el delito tenga una pena teórica de presidio o reclusión (cárcel), es mucho más probable que deba cumplirse efectivamente con privación de libertad, ya que lo que busca esta nueva legislación es evitar que se produzca la sensación de impunidad frente a la comisión de delitos económicos.

“Cuando ha existido colusión se han determinado indemnizaciones de 7.000 pesos como compensación, como fue el caso del papel Tissue. Con esta ley, las multas podrían llegar a los 20 mil millones de pesos y penas de cárcel”, destacó Gómez.

Agregó que la Ley 21.595 pone a Chile a la vanguardia en materia de prevención de delitos y obliga a los grandes grupos económicos a cumplir con la legislación frente a daños medioambientales que afecten a la ciudadanía.

Sobre la iniciativa de analizar en un seminario de la academia este cuerpo legal, remarcó que, a diferencia del mundo político, la universidad es el camino para catalizar tanto el debate como las propuestas.

UNESCO revela que el 70 % de los periodistas medioambientales han sido agredidos por su trabajo

En su nuevo informe Press and Planet in Danger, la UNESCO desvela que al menos 749 periodistas y medios de comunicación que informaban sobre cuestiones ambientales fueron víctimas de asesinatos, agresiones físicas, detenciones y arrestos, acoso en línea o acciones legales en el período 2009-2023. Entre 2019 y 2023 se produjeron más de 300 ataques, lo que supuso un aumento del 42 % respecto al quinquenio anterior.

El informe subraya que se trata de un problema global, ya que esas agresiones sucedieron en 89 países de todas las regiones del mundo. Este documento se presentará en la Conferencia del Día Mundial de la Libertad de Prensa 2024, que se celebrará en Santiago de Chile del 2 al 4 de mayo de 2024.

El Observatorio de Periodistas Asesinados de la UNESCO ha registrado el asesinato de al menos 44 periodistas que investigaban cuestiones ambientales en los últimos 15 años, de los cuales solo 5 han sido condenados, lo que supone un escandaloso índice de impunidad de casi el 90 %. Pero el informe también constata otras formas de agresión física, con 353 incidentes. Del mismo modo, señala un repunte de los ataques en los últimos años, pasando de 85 en el periodo de 2014 a 2018 a 183 entre 2019 y 2023.

En una consulta realizada por la UNESCO en marzo de 2024 a más de 900 periodistas medioambientales de 129 países, el 70 % declaró haber sufrido agresiones, amenazas o presiones vinculadas a su labor informativa. De ellos, dos de cada cinco sufrieron posteriormente violencia física.

Los datos muestran que las mujeres periodistas afirman estar más expuestas que los hombres al acoso en línea, haciéndose eco de la tendencia señalada en el anterior informe de la UNESCO The Chilling: global trends in online violence against women journalists.

Además de las agresiones físicas, un tercio de los periodistas encuestados declara haber sido censurado, y casi la mitad (el 45 %) ha recurrido a la autocensura mientras cubría asuntos medioambientales por miedo a los ataques, a exponer a sus fuentes o porque eran conscientes de que sus reportajes entraban en conflicto con los intereses de alguna de las partes interesadas.

Uno de los principales resultados de la Conferencia del Día Mundial de la Libertad de Prensa será una Hoja de Ruta Mundial de la UNESCO contra la Desinformación Climática, en la que se determinarán las funciones que pueden desempeñar los Gobiernos, los medios de comunicación, el mundo académico y los investigadores, la sociedad civil y las plataformas digitales para apoyar y proteger a los periodistas especializados en el medioambiente, así como para promover la integridad de la información que se publica en línea sobre el medio ambiente y el cambio climático.

La Directora General de la UNESCO inaugurará la Conferencia junto con el Presidente de Chile, Gabriel Boric. En ella anunciará la puesta en marcha de un programa de subvenciones para proporcionar apoyo jurídico y técnico a más de 500 periodistas medioambientales perseguidos, y nuevas iniciativas para promover el pensamiento crítico sobre la desinformación climática y mejorar la regulación de las plataformas digitales, que se corresponden con las Directrices para la Gobernanza de las Plataformas Digitales, publicadas por la UNESCO en noviembre del año pasado.

Más de medio millón de hectáreas de bosque nativo chileno desaparecen en las últimas dos décadas

Una alarmante pérdida de más de medio millón de hectáreas de bosque nativo chileno ha sido revelada por la plataforma MapBiomas Chile, en un estudio que abarca la zona Centro-Sur del país, desde Valparaíso hasta Los Lagos, durante las últimas dos décadas.

La iniciativa, impulsada por especialistas en análisis geoespacial, percepción remota y sistemas de información geográfica (SIG), utiliza imágenes satelitales de la NASA procesadas en la nube y clasificadores de inteligencia artificial operados desde la plataforma Google Earth Engine. Esto ha permitido establecer una alianza estratégica a largo plazo con Google para llevar a cabo su misión de monitoreo del uso del suelo.

Los resultados muestran un cambio drástico en la zona centro-sur del país, con la pérdida de cerca del 8% del territorio de bosque nativo desde el año 2000, lo que equivale a aproximadamente 500 mil hectáreas. Esta disminución contrasta con el aumento registrado en la Patagonia, Aysén y Magallanes, donde se ha observado un incremento de 450 mil hectáreas, compensando parcialmente la pérdida en la zona centro-sur.

Jaime Hernández, coordinador general de MapBiomas Chile, enfatiza la importancia de estos datos para comprender la evolución del uso humano sobre el territorio. “Los mapas de coberturas y usos de suelo anuales permiten evaluar la evolución espacio-temporal del uso humano sobre el territorio. Es un insumo muy importante para que los tomadores de decisiones tengan un soporte técnico robusto acerca de las consecuencias que han generado las políticas de gestión de nuestros recursos naturales y los asentamientos urbanos o, complementariamente, la ausencia de ellas”, señala Hernández.

Valentina González, investigadora de MapBiomas Chile, destaca la accesibilidad de esta información, la cual es gratuita y de fácil acceso para cualquier interesado. “Este contenido podrá ser utilizado por todos y todas, el acceso a ella es sencillo a través del sitio web y la podrán usar para múltiples objetivos, para evaluar los cambios en el paisaje, para el monitoreo de coberturas de interés, para tomar decisiones sobre el territorio, entre otros”.

El estudio también revela la expansión de las plantaciones forestales en un 39% en las últimas dos décadas, cubriendo cerca de 3,1 millones de hectáreas. Además, los usos agropecuarios ocupan una superficie de 4,8 millones de hectáreas, equivalente al tamaño de la Región de Los Lagos. La expansión urbana también ha sido significativa, aumentando en un 33% entre 2000 y 2022, equivalente a 127 mil hectáreas.

MapBiomas Chile, iniciada en 2022, forma parte de la red MapBiomas que se originó en Brasil en 2015 y se extendió a países de Sudamérica e Indonesia. La iniciativa no busca reemplazar fuentes de datos o plataformas de monitoreo oficiales, sino complementarlas, ofreciendo datos y metodologías de acceso abierto, libre y gratuito para contribuir a la conservación de la naturaleza, la planificación territorial y el monitoreo de recursos hídricos y agrícolas.

Una alarmante pérdida de más de medio millón de hectáreas de bosque nativo chileno ha sido revelada por la plataforma MapBiomas Chile, en un estudio que abarca la zona Centro-Sur del país, desde Valparaíso hasta Los Lagos, durante las últimas dos décadas.

La iniciativa, impulsada por especialistas en análisis geoespacial, percepción remota y sistemas de información geográfica (SIG), utiliza imágenes satelitales de la NASA procesadas en la nube y clasificadores de inteligencia artificial operados desde la plataforma Google Earth Engine. Esto ha permitido establecer una alianza estratégica a largo plazo con Google para llevar a cabo su misión de monitoreo del uso del suelo.

Los resultados muestran un cambio drástico en la zona centro-sur del país, con la pérdida de cerca del 8% del territorio de bosque nativo desde el año 2000, lo que equivale a aproximadamente 500 mil hectáreas. Esta disminución contrasta con el aumento registrado en la Patagonia, Aysén y Magallanes, donde se ha observado un incremento de 450 mil hectáreas, compensando parcialmente la pérdida en la zona centro-sur.

Jaime Hernández, coordinador general de MapBiomas Chile, enfatiza la importancia de estos datos para comprender la evolución del uso humano sobre el territorio. “Los mapas de coberturas y usos de suelo anuales permiten evaluar la evolución espacio-temporal del uso humano sobre el territorio. Es un insumo muy importante para que los tomadores de decisiones tengan un soporte técnico robusto acerca de las consecuencias que han generado las políticas de gestión de nuestros recursos naturales y los asentamientos urbanos o, complementariamente, la ausencia de ellas”, señala Hernández.

Valentina González, investigadora de MapBiomas Chile, destaca la accesibilidad de esta información, la cual es gratuita y de fácil acceso para cualquier interesado. “Este contenido podrá ser utilizado por todos y todas, el acceso a ella es sencillo a través del sitio web y la podrán usar para múltiples objetivos, para evaluar los cambios en el paisaje, para el monitoreo de coberturas de interés, para tomar decisiones sobre el territorio, entre otros”.

El estudio también revela la expansión de las plantaciones forestales en un 39% en las últimas dos décadas, cubriendo cerca de 3,1 millones de hectáreas. Además, los usos agropecuarios ocupan una superficie de 4,8 millones de hectáreas, equivalente al tamaño de la Región de Los Lagos. La expansión urbana también ha sido significativa, aumentando en un 33% entre 2000 y 2022, equivalente a 127 mil hectáreas.

MapBiomas Chile, iniciada en 2022, forma parte de la red MapBiomas que se originó en Brasil en 2015 y se extendió a países de Sudamérica e Indonesia. La iniciativa no busca reemplazar fuentes de datos o plataformas de monitoreo oficiales, sino complementarlas, ofreciendo datos y metodologías de acceso abierto, libre y gratuito para contribuir a la conservación de la naturaleza, la planificación territorial y el monitoreo de recursos hídricos y agrícolas.

Chile necesita mejorar su gobernanza hídrica para enfrentar crisis de escasez de agua

La Región de Coquimbo fue declarada zona de riesgo sanitario debido a la escasez hídrica, una grave situación causada por la sequía que ha afectado la zona durante más de una década. Esta tendencia, que también impacta otras áreas del país, se desprende de la “Actualización del Balance Hídrico Nacional” liderada por académicos de la Universidad de Chile. Los expertos advierten sobre la fuerte reducción de los recursos hídricos presentes y futuros en base a modelos de clima global.

Con motivo del Día Mundial del Agua, celebrado el 22 de marzo, especialistas de la Universidad de Chile han señalado que la situación hídrica es crítica y tiende a empeorar en el futuro. Por ello, enfatizan la necesidad de mejorar la gobernanza del agua para hacer frente a este escenario adverso.

María Christina Fragkou, académica de la Universidad de Chile y coordinadora del Programa Transdisciplinario en Medio Ambiente, resalta que los años húmedos no significan el fin de la crisis hídrica. Señala que los factores estructurales, como el modelo extractivista y la privatización de los recursos, han llevado al agotamiento de las fuentes de agua, exacerbando la crisis.

Pilar Barría, experta en gestión de recursos hídricos, añade que la falta de acumulación de agua en el suelo, los glaciares y los acuíferos agrava la situación. Además, aunque el año pasado hubo más precipitaciones, estas ocurrieron en periodos cortos y de alta intensidad, lo que no contribuye a la recuperación de los almacenamientos de agua.

Los problemas de escasez hídrica y sus soluciones varían según la región. En el norte, no hay reservas de agua, en la zona central falta ordenamiento territorial, y en el sur hay poca infraestructura para almacenar y distribuir. Sin embargo, en todos los casos, la gobernanza del agua emerge como un factor clave para abordar la crisis.

Barría destaca la importancia de fortalecer la gobernanza, incluyendo el marco normativo, la coordinación institucional y la gestión del agua. Además, enfatiza la necesidad de mejorar el abastecimiento de agua potable en áreas rurales.

Por su parte, Ximena Vargas, especialista en hidrología y cambio climático, concuerda con la necesidad de priorizar el uso humano del agua y gestionar adecuadamente los derechos de aprovechamiento del recurso. Añade que se deben diseñar obras de control y almacenamiento considerando el cambio climático y sus efectos en las precipitaciones y el deshielo.

Respecto a las desalinizadoras, las expertas sugieren que son útiles en casos específicos, pero no son una solución sostenible para todas las necesidades de agua. Los costos de transportar agua desde la costa a zonas interiores elevan los precios para la agricultura y la minería.

Eduardo Muñoz, investigador de la Universidad de Chile, señala que mitigar el déficit hídrico mediante el transporte de agua de una región a otra puede agotar recursos naturales y destruir ecosistemas. Propone planificar estratégicamente la gestión del agua con una visión a largo plazo.

Fragkou concluye que agotar todas las fuentes hídricas sin cuestionar el modelo económico y de gestión no traerá soluciones ni justicia para las comunidades afectadas por la falta de agua.

En resumen, los especialistas de la Universidad de Chile llaman a mejorar la gobernanza hídrica y adoptar un enfoque sostenible y equitativo en la gestión del agua para enfrentar la crisis de escasez hídrica en el país.

Investigadora transforma aceite desechado en bioplásticos

El desperdicio de aceite de cocina usado es un problema ambiental significativo en Chile, con graves consecuencias para nuestros ecosistemas acuáticos y, por ende, para la salud de nuestro planeta. Sin embargo, la doctora Francisca Werlinger, investigadora de postdoctorado en la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile, ha emprendido un proyecto innovador para convertir este desecho en una solución sostenible: bioplásticos.

El simple acto de desechar el aceite usado por el lavaplatos o verterlo en lugares inapropiados puede tener consecuencias devastadoras. Según advierte la Dra. Werlinger, incluso pequeñas cantidades de aceite pueden contaminar grandes volúmenes de agua, creando una barrera que impide el intercambio gaseoso vital para la vida marina. Esta contaminación afecta la biodiversidad y los procesos biológicos esenciales en los ecosistemas acuáticos.

Ante este desafío, el equipo de la Dra. Werlinger, junto con la profesora Oleksandra Trofymchuk, ha desarrollado un proceso para transformar el aceite usado en bioplásticos, específicamente biopoliuretano y biopoliéster. Este método implica la limpieza y filtración del aceite, seguido de la incorporación de dióxido de carbono (CO2) para producir compuestos carbonatados, que sirven como base para los bioplásticos. Este enfoque, publicado en revistas científicas de renombre, representa una solución innovadora para la gestión de residuos y la mitigación de la contaminación.

La colaboración con la cooperativa “Valdivia Sin Basura” ha sido fundamental para obtener el aceite de desecho necesario para la investigación. Este trabajo no solo ofrece una forma de reciclar un residuo común, sino que también contribuye a reducir las emisiones de CO2 al incorporar este gas en el proceso de fabricación de bioplásticos.

El equipo de investigación, compuesto por estudiantes y colaboradores nacionales e internacionales, ha logrado no solo convertir el aceite desechado en bioplásticos, sino también enriquecer la base científica y tecnológica para la producción sostenible de materiales plásticos. Este avance no solo tiene el potencial de reducir la contaminación ambiental, sino que también abre nuevas oportunidades para la economía circular y la innovación tecnológica en Chile.

La investigación de la Dra. Werlinger y su equipo demuestra el poder de la ciencia y la colaboración para abordar los desafíos ambientales más urgentes de nuestro tiempo. Su trabajo ofrece una esperanza tangible para un futuro más sostenible, donde los desechos se convierten en recursos y la innovación impulsa el cambio hacia un mundo más limpio y saludable.

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