El impacto ambiental del plástico es una preocupación global. En este contexto, un grupo de investigadores de la Universidad de Chile, liderados por la profesora Carolina Valenzuela de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias y el profesor Felipe Oyarzun-Ampuero de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, ha logrado desarrollar películas biodegradables y vermicompostables a partir de alginato y cáscaras de huevo desechadas.
La profesora Valenzuela, académica del Departamento de Fomento de la Producción Animal de FAVET, explica la génesis del proyecto: “Siempre buscamos formas de hacer la producción más sustentable, reutilizando desechos de la alimentación humana para alimentar a los animales. Además, los plásticos no biodegradables son un problema enorme para la fauna. Decidimos abordar ambos problemas utilizando cáscaras de huevo, un residuo abundante en Chile, uno de los países con mayor consumo de huevo en el mundo”.
Estas películas biodegradables no solo tienen el potencial de reducir la dependencia de los plásticos tradicionales, sino que también permiten reutilizar este material comúnmente desechado. Las cáscaras de huevo, compuestas principalmente de carbonato de calcio, aportan propiedades mecánicas que mejoran la resistencia de las películas, a la vez que las hacen más sustentables.
La investigación, titulada “Desarrollo de películas biodegradables y vermicompostables basadas en alginato y cáscaras de huevo de desecho”, fue publicada recientemente en la prestigiosa revista científica internacional Food Hydrocolloids, destacando el trabajo de todo el equipo conformado también por los investigadores Valeria Villanueva y Fabrizzio Valdés, de FAVET; junto con Eduardo Soto-Bustamante, Patricio Romero-Hasler, Ana Luisa Riveros y María Gabriela Villamizar-Sarmiento, de FACIQYF.
El profesor Oyarzun-Ampuero, académico y director del Departamento de Ciencias y Tecnología Farmacéuticas de la U. de Chile, subraya la importancia de la colaboración interdisciplinaria en este proyecto. “La combinación de conocimientos en producción animal y tecnología farmacéutica ha sido clave. Las conversaciones científicas y técnicas entre nuestras facultades han permitido crear un material innovador que ha sido publicado en una de las mejores revistas del ámbito de los alimentos”.
Las películas desarrolladas se caracterizan por ser más resistentes y menos elásticas a medida que aumenta el contenido de cáscara de huevo. “Estas películas podrían utilizarse para empaques alimentarios o como recubrimientos de alimentos, y también tienen el potencial de ser usadas en aplicaciones médicas para la liberación controlada de fármacos”, agrega la profesora Valenzuela.
El proceso de creación de estas películas implica suspender el polvo de cáscara de huevo en una solución de alginato y glicerol, seguido de la mezcla y el secado. Las pruebas mostraron que las películas son altamente solubles en agua y completamente biodegradables en vermicompostaje en un plazo de 14 a 21 días, lo que demuestra su potencial como alternativa sustentable frente a los plásticos convencionales.
La capacidad de estas películas para degradarse completamente en un corto período de tiempo representa una ventaja ambiental significativa. “La biodegradabilidad rápida es crucial para reducir la acumulación de residuos plásticos en el ambiente”, comenta el profesor Oyarzun-Ampuero.
Además, el uso de cáscaras de huevo en este contexto contribuye a la economía circular, transformando un residuo problemático en un recurso valioso. “Las cáscaras de huevo son difíciles de manejar y tienen alto riesgo de contaminación, pero en nuestras películas se convierten en un componente estructural crucial”, añade la profesora Valenzuela.
Los investigadores planean continuar explorando las aplicaciones de estas películas en diferentes campos, incluyendo la liberación de antioxidantes y fármacos. “Estamos trabajando en una segunda fase del proyecto para optimizar aún más las propiedades de las películas y ampliar sus aplicaciones”, afirmó la Dra. Valenzuela.
Este avance representa una innovación técnica significativa, que también destaca el valor de la colaboración interdisciplinaria y el compromiso con la sostenibilidad ambiental.