Salud y bienestar

Psicólogo educacional cree que es clave capacitar a profesores sobre salud mental de escolares

De cara al retorno de clases presenciales, desde el Ministerio de Educación tomaron medidas para abordar la salud mental de los escolares, entregando diversas herramientas a los distintos miembros de la comunidad educativa para responder a las necesidades de estudiantes. 

Ahí resulta clave la figura de los profesores, según apuntaron. Mismo diagnóstico que compartió Mario Morales, psicólogo educacional de la Universidad de Santiago. “Requieren ayuda para apoyar en la recuperación psicológica de los niños y adolescentes, necesitan ser orientados para cuidarlos y manejar adecuadamente la sintomatología clínica que están expresando al interior de la sala de clases. O la interacción con los profesores”.

“El trabajo con los profesores en el plano socioemocional es fundamental en este momento. Ellos también han vivido situaciones dolorosas. Es fundamental desarrollar una habilidad básica en este proceso de contención, que es aprender a escuchar en silencio. No juzgar, no negar las emociones que está sintiendo el otro”, dijo.

Para el académico, los escolares llegarán con mucha información en la cabeza, lo que produce ansiedad y miedo. “Hay que corregir los errores de información, dar respuestas reflexivas, honestas y adecuadas para la edad. Se necesita reducir la exposición de informaciones que resaltan aspectos negativos. También es importante acentuar las medidas de cuidado y promover rutinas de expresiones deportivas y recreativas, para así reducir la exposición a la tv, computadoras y celulares”.

También apuntó a crear canales de información entre las familias y escuelas. “Los niños quieren ir a la escuela, pero están preocupados por sus familiares, de contagiarlos”, señaló, dando a entender que la comunicación es vital entre todas las partes involucradas al momento del retorno a clases presenciales.

Experto hace un llamado a priorizar salud mental y a recuperar espacios de cotidianeidad compartida

Esta semana se dará inicio al nuevo Plan Paso a Paso que permitirá más libertades y movilidad, pensado para quienes tienen su plan de vacunación completo. También para niños y adolescentes, con el objetivo de retornar a las clases presenciales una vez terminadas las vacaciones de invierno.

Se suma a la vuelta de otras actividades (como reapertura de cines) según la determinada fase. Para el doctor en Psicología y académico de la Usach, Dr. Sergio González, esto resulta importante pensando en la salud mental. 

“Hay tres factores concomitantes que generan un clima de agobio psicológico: la incertidumbre, la no recuperación de la cotidianeidad y las medidas que no construirían certezas frente a la incertidumbre. Estamos viviendo un clima de un agobio psicológico producto de no poder ver la luz al final del túnel. Son tres tipos de factores que tienen que ver con las nuevas olas que llegan de las cepas diferenciadas del virus de COVID-19. Hoy es la variante Delta, en otro momento puede ser la variante Gama, entre otras, eso genera una sensación de que cuando se construye esa incertidumbre. Por lo tanto, eso genera un reforzamiento a esta sensación de agobio, donde como personas queremos recuperar una cotidianeidad que hemos perdido”, indicó.

En ese sentido, hizo un llamado a saber compatibilizar estos espacios que ayudan a la salud mental con las medidas de cuidado. “Todos estamos con temores, con miedo a enfermarnos, a no saber lo que va a pasar en dos semanas más o tres semanas más. Las situaciones son muy dinámicas en que estamos viviendo, y en ese sentido es muy importante la conversación, la comunicación efectiva entre los miembros del hogar. Es necesaria la sensación de estar comunicados, de que seguimos formando parte de una comunidad y que no somos entes aislados, aunque estemos confinados”.

Finalmente, apuntó recuperar los espacios de cotidianidad compartida dentro de casa, de participar en las labores domésticas, de hablar de los temores, sobre todo con niños, adolescentes y adultos mayores. Además, dijo que “un tercio de la población antes de la pandemia estaba catastrada con alguna sintomatología en torno a los temas de depresión”, por lo que debería ser una de las prioridades para la salud de las personas, pensando también una vez acabe la pandemia.

Advierten que el ejercicio retrasaría la aparición de enfermedades de salud mental

La actividad física es un factor relevante para mantener un buen estado de salud en las distintas etapas de la vida y desde hace un par de décadas existe consenso en la comunidad científica respecto a que el ejercicio es beneficioso no solo para la salud cardiovascular y metabólica, ya que diversos estudios demuestran que también tiene efectos positivos en el cerebro.

Los investigadores han concluido que personas más activas físicamente presentan mejoras en la cognición, la memoria y en el aprendizaje. Además, se observó que mantener la práctica de actividad física durante la tercera edad previene, o a lo menos retarda, la aparición de ciertas patologías relacionadas con el deterioro de la salud mental.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda realizar como mínimo 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de ejercicio intenso a la semana.

Sin embargo, en nuestro país las personas cada vez son menos activas y el sedentarismo gana terreno en los distintos grupos etarios de la población.

Chile es uno de los países con mayores índices de enfermedades mentales en el mundo. El cuarenta por ciento de la población padece o ha padecido alguna enfermedad mental en los últimos años. La depresión alcanza al veinte por ciento (y va en aumento) y casi un tercio de la población mayor de 15 años ha sufrido un trastorno psiquiátrico en algún momento de su vida.

Según la última Encuesta Nacional de Hábitos de Actividad Física y Deporte, realizada el año 2018 por el Ministerio del Deporte, reveló que de diez personas mayores de 18 años, ocho de ellas no realizan la actividad física recomendada por la OMS. Y lo que es peor aún, de diez chilenos, siete no hacen ningún tipo de actividad física. Además, el mismo estudio da cuenta que las mujeres practican un cincuenta por ciento menos deporte que los hombres.

En este contexto, el doctor Gonzalo Jorquera Olave, Bioquímico y Doctor en Ciencias Biomédicas y Director del Laboratorio de Fisiología Muscular y Salud Metabólica de la U. de Valparaíso e investigador del Centro de Neurobiología y Fisiopatología Integrativa, CENFI, de la misma institución, advierte que el ejercicio físico puede ser usado como tratamiento para diferentes enfermedades, especialmente las de salud mental. 

El investigador de la U. de Valparaíso señala que su línea de investigación principal busca entender cómo se produce la resistencia de insulina en el músculo esquelético, pero también su laboratorio ha desarrollado estudios que vinculan el ejercicio con la función del sistema nervioso central.

El profesor agrega que la actividad física permite al menos un retraso en la aparición de ciertas características que son comunes a los adultos mayores, como, por ejemplo, respuestas más lentas frente a algunas pruebas que involucran la actividad nerviosa.

“Si has hecho ejercicios durante toda la vida y mantienes esa práctica en la tercera edad, el rendimiento neurológico es mucho mejor. Además, previene enfermedades como el estrés, la depresión, el deterioro cognitivo e incluso el Alzheimer. Se ha visto que las personas que son más activas físicamente retrasan el inicio del Alzheimer o nunca lo desarrollan. Los estudios continúan, pero ambas situaciones se explicarían debido a los efectos protectores que tiene el ejercicio sobre la función del cerebro”, asegura.

Pero ¿Cómo se comunica el músculo con nuestro cerebro? El doctor Jorquera, adelanta una de las teorías que podría dar luces sobre el mecanismo de acción: “Estudios en humanos han comprobado que el ejercicio es positivo para la memoria, el aprendizaje y la cognición en general. Existe bastante evidencia que vincula esta relación positiva entre ejercicio y todas estas funciones superiores. Lo que no está tan claro es el mecanismo, es decir ¿cómo ocurre? Hay algunas teorías sobre cómo podrían mejorarse las funciones cerebrales. Una de ellas es a través de la secreción de mioquinas (hormonas que se generan al contraer el músculo durante el ejercicio). Estudios en roedores dan cuenta que las mioquinas son capaces de viajar por la sangre, llegar al cerebro y en la zona del hipocampo potenciar procesos de neurogénesis (producción de nuevas neuronas). Este mecanismo podría mejorar los procesos de memoria y aprendizaje”.

Asimismo, cuando los niños y niñas son más activos físicamente, en general les va mejor en los procesos de aprendizaje: “Tienen mejores resultados en pruebas académicas, en resolución de problemas matemáticos y de lenguaje, en comparación a sus pares más sedentarios”.

La situación es crítica, ya que en Chile de cada cinco niños solo uno es activo físicamente y los otros cuatro son sedentarios.

Finalmente, el doctor Jorquera aclaró que si bien el ejercicio por sí solo no es la solución a los problemas de salud, su práctica podría impactar positivamente en la reducción de las alarmantes cifras de inactividad y enfermedades de salud mental que se observan en el país.

Proponen microbancos de alimentos saludables en ferias libres

De acuerdo a cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Chile ya había 600 mil personas en situación de inseguridad alimentaria antes de la pandemia. La FAO estima que esta población, que no tiene todo el alimento disponible que necesita, puede ascender hasta el millón de personas una vez terminada la crisis sanitaria provocada por el coronavirus.

Para el ingeniero agrónomo y académico de la Universidad de Santiago, Luis Sáez Tonacca, la magnitud de las necesidades alimentarias de la población se ha reflejado, en gran medida, en la conducta de las personas que llegan a las ferias libres.

“Bastante gente acude a las ferias a buscar alimentos que no se venden por algún defecto de los productos o por la sobremadurez de los mismos”, afirmó el máster en comportamiento del consumidor. “Estas necesidades que antes habían estado invisibilizadas, durante la emergencia sanitaria se han notado mucho más”, lamentó.

Ante este escenario, Sáez aseguró que investigadores del Departamento de Gestión Agraria y del Centro de Estudios en Ciencia y Tecnología de Alimentos (CECTA), ambos de la U. de Santiago, han elaborado una propuesta de solución junto a la Corporación Observatorio del Mercado Alimentario (Codema) y la Asociación Chilena de Organizaciones de Ferias Libres (ASOF).

“Los bancos de alimentos son importantes instituciones que reciben donaciones de productos en buen estado, aptos para el consumo humano y que están a punto de vencer, provenientes, principalmente, desde supermercados. Luego, se los entregan a instituciones sociales”, explicó el experto en comercialización y mercados agrícolas.

Sin embargo, señaló que uno de los problemas de este modelo es que los supermercados donan, por lo general, productos “ultra procesados”. En el caso de los alimentos saludables, tales como frutas y verduras, debido a su rápida descomposición y necesidad de refrigeración, estos raramente son incluidos en sus donaciones.

“Por eso, se nos ocurrieron los microbancos de alimentos, para recuperar y donar frutas y verduras”, sostuvo.

En la Universidad de Santiago, comenzaron a estudiar las pérdidas y desperdicios de alimentos desde 2010.  Desde 2014, el académico desarrolla una iniciativa que denominan como “recuperación de alimentos saludables” en la que, luego de recuperar frutas y hortalizas en las ferias libres, se instalan junto a voluntarios en lugares públicos para hacer jugos y ensaladas con estos alimentos, a fin de sensibilizar a la población.

“Ahora, queremos hacer esto dentro de la feria. Es decir, que haya un puesto especial donde voluntarios de la Usach recuperemos estos alimentos, para lavarlos, desinfectarlos y dejarlos a disposición de organizaciones sociales, lo que hemos denominado como microbancos de alimentos”, explicó.

Según los estudios realizados por el ingeniero  la merma de frutas, verduras y papas por feria asciende a 747 kilos al día. Con sus estudiantes de Ingeniería en Agronegocios, asegura que han llegado a  recuperar 100 kilos diarios de estos productos, lo que permite alimentar a alrededor de 200 personas.

Sáez reconoce que una práctica común entre los feriantes es donar los productos que no utilizan, lo que durante la emergencia sanitaria se ha dirigido a diferentes ollas comunes. Sin embargo, algunos alimentos que quedan en el suelo son recogidos por personas, lo que implica un alto riesgo de inocuidad.

“Queremos que los municipios autoricen un puesto más en la feria, este microbanco de alimentos del que hablamos, para que cumpla la función de acopiarlos antes de que caigan al suelo, a fin de que podamos lavarlos, desinfectarlos y entregarlos de una forma digna a las personas, educando y sensibilizando, también, a la población”, sostuvo.

“Los feriantes, cuando empiezan a ordenar sus frutas y hortalizas, ya advierten que hay productos que no lograrán vender y, normalmente, los botan. Lo que queremos es recorrer los puestos, recibiendo donaciones voluntarias”, detalló.

Sáez revela que la idea de los microbancos de alimentos saludables surgió de la integración de diferentes investigaciones previas, y que la propuso en reunión del Comité Nacional para Evitar y Disminuir las Pérdidas y el Desperdicio de Alimentos (CN-PDA). Posteriormente, al Ministerio de Agricultura. El académico asegura que han acogido positivamente la iniciativa. “Estamos muy agradecidos y esperanzados de su pronta ejecución”, finalizó.