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Proyectos extractivos y de desarrollo industrial amenazan el futuro de los pueblos indígenas en el mundo

Un grupo de científicos y científicas de distintos países se unieron para lograr cuantificar, por primera vez, los impactos negativos que las actividades extractivas tienen sobre las formas de vida, los derechos y las tierras de los pueblos originarios a nivel global. Entre ellos, está la profesora Grettel Navas, académica de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, quien participa como co-autora de este estudio liderado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB). 

La Casa de Bello es la única institución latinoamericana y de todo el “sur global” que participa en esta investigación, realizada en colaboración con otras nueve universidades, que evidencia las violaciones de los derechos indígenas. El estudio, publicado en la revista Science Advances, se basa en los datos recopilados durante la última década por el Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas), una iniciativa de la cual la profesora Navas ha sido parte en los últimos 6 años y que, hasta el 2023, ha  identificado y mapeado un total de 3.081 conflictos socioambientales en todo el mundo.

En el estudio en cuestión, se muestra que a pesar de que los pueblos indígenas representan solo el 6,2 % de la población mundial y sus tierras ocupan una cuarta parte de la superficie terrestre del planeta, se ven afectados por el 34 % de todos los conflictos ambientales documentados sobre proyectos de extracción y desarrollo industrial. El estudio documenta más de 740 comunidades indígenas diferentes que se ven afectadas por este tipo de actividades, lo que supone el 15 % de los casi 5.000 grupos que existen en el mundo. Entre las comunidades indígenas identificadas en Chile se encuentran los pueblos Mapuche, Kolla, Atacama, Diaguita y Aymara.  

A nivel global, las comunidades Quechua, Mapuche, Gond, Aymara, Nahua, Ijaw, Munda, Kichwa, Guaraní y Karen son los diez grupos indígenas que aparecen con más frecuencia en el conjunto de datos del EJAtlas. No obstante, consideran que el número real de grupos indígenas afectados podría ser mucho mayor ya que “sigue habiendo importantes lagunas en los datos, sobre todo en Asia Central, Rusia y el Pacífico, donde la cobertura de datos es más limitada”, explica Arnim Scheidel, investigador del ICTA-UAB y coautor del estudio.  

Otro de los hallazgos es que ocho de cada diez conflictos ambientales hacen referencia a solo cuatros sectores, y es la minería el sector que más frecuentemente impacta en la población indígena (24,7 %), por delante del sector de los combustibles fósiles (20,8 %), el sector de la agricultura, la silvicultura, la pesca y la ganadería (17,5 %) y el de la construcción y explotación de represas hidráulicas (15,2 %). La profesora Navas destaca que, aunque el estudio es a nivel global, Chile no es la excepción a esta tendencia. De los 23 casos analizados en Chile, los principales conflictos socioambientales están asociados al sector minero y al sector hidroeléctrico. No obstante, también hay varios casos relacionados a la transición energética como, por ejemplo, la minería de litio en el Salar de Atacama o la construcción de parques eólicos. 

En este sentido, de acuerdo a la académica de la Universidad de Chile “para pensar políticas sustentables y ecologistas, no basta con limitarse a la transformación energética y a la descarbonización, es crucial voltear la mirada hacia la justicia social y ambiental e implementar políticas reconociendo los derechos, dar reconocimiento y participación a las comunidades originarias que históricamente han resguardado los pulmones de nuestro planeta”. 

Las conclusiones de este estudio muestran la enorme magnitud de las violaciones de los derechos indígenas asociadas a los modos de vida industriales y recuerdan que instrumentos internacionales como el Convenio C169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas, y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas desempeñan un papel importante en la promoción de sus derechos. 

“Sin embargo, los niveles actuales de ratificación, aplicación y supervisión son insuficientes para garantizar el respeto de estos derechos”, remarcan. Para Álvaro Fernández-Llamazares, co autor del estudio e investigador del ICTA-UAB “El acaparamiento de tierras provocado por la agroindustria y otros sectores extractivos sigue siendo una gran amenaza para los pueblos indígenas”. “Es por ello que comunidades indígenas de todo el planeta llevan décadas movilizándose para que se reconozcan y respeten sus derechos”, añade.

Por ello, inciden en la necesidad de que los gobiernos apliquen medidas que promuevan los derechos indígenas y apoyen la justicia ambiental garantizando el cumplimiento real de los convenios existentes y la protección de los derechos sobre sus tierras. “Los gobiernos deben aplicar una política de tolerancia cero respecto a las violaciones de los derechos indígenas y buscar acuerdos comerciales que estén condicionados al cumplimiento de las responsabilidades de la Declaración de las Naciones Unidas por parte de las empresas implicadas”.

Especialistas abordan relevancia de las normas alimentarias que “salvan vidas”

“Las normas alimentarias salvan vidas” es el lema de este año del Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos (DMIA) y que busca sensibilizar a la población sobre la importancia de la prevención, detección y gestión de riesgos a través de la inocuidad alimentaria, promoviendo debates, soluciones y formas de mejorar la salud humana, el comercio, la agricultura y el desarrollo sostenible.

El doctor en Nutrición y Alimentos y académico del Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Andrés Bustamante, explica que “el concepto de inocuidad alimentaria se refiere a la garantía de que un alimento no causará daños al consumidor cuando sea preparado o ingerido de acuerdo con el uso al que se destine”.

“En términos prácticos, representa las condiciones y medidas necesarias durante la producción, almacenamiento, distribución y preparación de los alimentos para garantizar que no tengan agentes físicos, químicos o biológicos en niveles que pongan en riesgo la salud de la población”, señaló el académico.

Por su parte, sobre la importancia de que los Gobiernos se involucren en la inocuidad alimentaria, la académica del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), Angélica Reyes, aseguró que “es fundamental”.

“Las pérdidas económicas asocias a enfermedades transmitidas por alimentos (ETAs) supera los US $100.000 millones al año, estos incluyen costos asociados a la salud de las personas como los costos por pérdida a nivel de producción”, aseguró Reyes.

La académica del INTA añade que “en términos de seguridad alimentaria, lo vivido en la pandemia nos dio lecciones sobre lo relevante que es asegurar el suministro de alimentos. Siempre los sectores con menos recursos son los más desfavorecidos, y el aseguramiento del acceso a alimentos debe ir de la mano con la inocuidad de estos. Investigaciones asociadas a una optimización de los recursos, mejores diseños de envases de alimentos, optimización del uso de agua entre otros sin duda impactará en la reducción de pérdida y desperdicio de alimentos”.

Además, la académica del Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Paola Cáceres, explicó que “inocuidad de alimentos a veces se tiende a confundir con el término seguridad alimentaria, de hecho, en inglés, cuando se habla de inocuidad alimentaria se habla de food safety, entonces la traducción tiende a confundirse, pero cuando hablamos de alimentación y nutrición y de seguridad estamos refiriéndonos al hecho de que todas las personas en todo momento tengan acceso a alimentos saludables e inocuos, es decir, la condición de inocuidad es una parte de los requisitos de los alimentos que deben estar disponibles para todas las personas que viene siendo el término de seguridad alimentaria”.

Y, agrega que, “estos dos términos están íntimamente relacionados porque si lo vemos desde la perspectiva de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, ambas apuntan al objetivo número 2 de Hambre Cero y al objetivo de salud y bienestar porque, en el fondo, no puede haber seguridad alimentaria si es que no existe inocuidad”.

Efectivamente, según datos de la OMS, cada año, 600 millones de personas se enferman debido a los 200 tipos diferentes de enfermedades que pueden ser transmitidas por los alimentos, siendo la población con menos recursos y los jóvenes los más afectados. En total, las enfermedades transmitidas por los alimentos causan 420.000 muertes evitables al año. 

Colaboración regional son necesarias para enfrentar amenazas y aplacar impactos en la seguridad alimentaria

Un llamado a articular una agenda regional conjunta para enfrentar los riesgos y desastres realizó el Subdirector General y Representante Regional de FAO para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin, durante su participación en la Primera Conferencia Regional sobre Cooperación Sur-Sur, celebrada en la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).  

Durante la sesión sobre Cooperación internacional en la gestión integral de riesgos y desastres, Lubetkin presentó las acciones que la FAO actualmente ejecuta en coordinación con los gobiernos en materia de prevención y respuesta frente a diferentes amenazas climáticas en los sistemas agroalimentarios y aseguró que es necesario fortalecer aún más estos mecanismos.  

El Representante Regional de FAO destacó que la Cooperación Sur-Sur Triangular (CSST) ha sido un importante instrumento para facilitar el intercambio de experiencias, conocimientos, metodologías, innovaciones y recursos en diferentes áreas en América Latina y el Caribe.  Además, permitiendo fortalecer acciones en favor del desarrollo agrícola, la seguridad alimentaria, el desarrollo rural, la reducción de la pobreza y la mejora de la nutrición.  

Datos globales señalan que uno de cada cuatro desastres en el mundo ocurre en América Latina y el Caribe, evidenciando un alta exposición y fragilidad de la región antes estos fenómenos. 

Estudios realizados por la FAO muestran que la agricultura y sus subsectores absorben una gran parte del impacto de los desastres relacionados con el clima: el 26 % de todos los daños y pérdidas causados por desastres de mediana a gran escala en países en desarrollo o de ingresos medios – bajos. Estos estudios también demuestran que cuando se trata de desastres por sequía esta cifra sube al 82 %. 

Todo lo anterior incide de manera directa en la disponibilidad y precios de los alimentos, en el empleo y en otros factores clave para la recuperación de las comunidades afectadas por otras crisis, generando así una confluencia de choques o amenazas naturales, y socioeconómicas a las que, además, se suman otras de índole biológica como la fiebre aviar y enfermedades fitosanitarias. 

Según el Reporte Global de Crisis Alimentarias recientemente publicado, en 2022 el número de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda en América Latina y el Caribe alcanzó los 17,8 millones (4,72 millones en Haití). Esta situación, principalmente vinculada a problemas socioeconómicos y desastres asociados al clima, ha llevado a la población regional afectada a tener que tomar medidas extremas, como vender animales, consumir semillas, liquidar la casa o incluso mendigar para comer. 

En su alocución, Lubetkin enfatizó que las sequías, inundaciones, tormentas y plagas han existido desde siempre, pero en los últimos años, está sucediendo con mayor frecuencia e intensidad. La necesidad de adoptar medidas efectivas para mitigar los efectos de estas amenazas en la agricultura es imperante; y la cooperación sur-sur y la cooperación sur-sur y triangular brindan grandes oportunidades de soluciones compartidas más eficientes e innovadoras. 

“Estamos frente a grandes desafíos que requieren una combinación de enfoques que van desde la investigación y la educación hasta la implementación de políticas; y debemos actuar de manera preventiva y colaborativa” señaló.  

En el encuentro participaron múltiples representantes de la región, del Sistema de las Naciones Unidas y de organismos regionales e internacionales, comprometidos en abordar los retos que enfrenta la región en torno a la gestión de riesgos y cómo responder a través de acciones complementarias. 

 El trabajo de la FAO sobre la Cooperación Sur-Sur (CSS) y Cooperación Sur-Sur Triangular (CSST), se remonta a finales del decenio de 1970, fortaleciendo acciones en favor del desarrollo agrícola, la seguridad alimentaria, el desarrollo rural, la reducción de la pobreza y la nutrición. 

A través de la Cooperación Sur-Sur y Cooperación Triangular, la FAO implementó hasta 2021 un total de 137 proyectos en 107 países, con la ejecución hasta el momento de un presupuesto en torno a los 280 millones de USD. Los proyectos de CSST han apoyado la transmisión de conocimientos, el intercambio de conocimientos técnicos, el aprendizaje entre pares y el diálogo sobre las políticas en los planos mundial, regional, nacional y local.     

La resiliencia por encima de todo en el Perú

En septiembre de 1991, Rosalinda Shamayre Elías escuchó explosiones y gritos en su comunidad. 

“¡Terroristas, terroristas!”, gritó.

Su pueblo, los ashaninkas, un grupo de indígenas que ha vivido por miles de años en las selvas lluviosas del Perú y el Brasil, sufrió una emboscada por parte del antiguo grupo terrorista denominado Sendero Luminoso.

Esa noche una granada fue lanzada a la casa de Rosalinda, que logró huir con sus tres hijos y se refugió en el bosque de Mazamari por cuatro meses.

Rosa —como la llaman cariñosamente— y Héctor Luna Jacopo, su esposo, no solo perdieron su hogar, sino también a decenas de familiares y amigos durante los prolongados años de conflicto.

Pese a la pérdida y el dolor inmensos, Rosa y Héctor lograron perseverar y sanar. En la lengua ashaninka, el término que se utiliza para describir esta situación es notsimancaque, que significa resiliencia o, más precisamente, la capacidad de sanar el alma y seguir adelante por el bien de la comunidad. 

Dos decenios más tarde, se encontraron nuevamente ante el miedo, la pérdida y la incertidumbre.

El 15 de marzo de 2020, las autoridades del Perú anunciaron un confinamiento por la propagación de la COVID 19, una enfermedad nueva y desconocida en ese momento.

Su comunidad —El Milagro— tenía motivos para estar atemorizada, puesto que a pesar de que existía un centro de salud, no disponía de médicos, suministros médicos ni medicinas.

En un primer momento, el pueblo ashaninka adoptó medidas para protegerse del virus denegando el acceso a su territorio a personas ajenas a la comunidad y aislándose. Sin embargo, con el paso del tiempo la comunidad tuvo que lidiar con el hambre y una disminución de los suministros.

Para hacer frente a la cada vez mayor escasez de alimentos, seleccionaron a un grupo que se aventuraría a salir al mundo exterior y comerciar para obtener suministros. Por desgracia, no tuvo que pasar mucho tiempo para que la COVID 19 se empezara a introducir en la comunidad y que muchos cayeran enfermos. 

“Muchos de nuestros hermanos y hermanas se enfermaron y algunos no lograron sobrevivir”, relataron Rosa y Héctor.

La pandemia también les arrebató la oportunidad que recientemente se les había presentado de mejorar la nutrición y los medios de vida en la comunidad. En 2018, las autoridades locales habían ayudado a 18 familias en El Milagro a instalar explotaciones acuícolas y criar alevines.

El grupo de indígenas tenía la esperanza de poder mejorar y prevenir la malnutrición infantil, que en las comunidades del Amazonas en ocasiones llega hasta el 20,3 %, según las cifras gubernamentales.

La llegada de la pandemia puso fin a esta iniciativa de manera abrupta.

Tan pronto como la situación de salud mejoró a finales de 2021, la FAO, con el apoyo del Gobierno del Canadá, realizó evaluaciones rápidas del mercado local y de los alimentos para fortalecer las organizaciones rurales y agrícolas del ámbito comunitario.

La iniciativa tenía por objeto mejorar la nutrición y los medios de vida, centrándose a la vez en el empoderamiento de las mujeres indígenas y respaldando los programas públicos de protección con perspectiva de género.

La FAO visitó El Milagro, donde la comunidad manifestó de manera clara la necesidad de restablecer y ampliar el proyecto de explotaciones acuícolas que la pandemia les había arrebatado. 

Rosa asumió el liderazgo de esta iniciativa. Su labor consistía en coordinar los flujos de trabajo y promover la participación de más mujeres en la cría de alevines.

“Aprendimos a preparar los piensos para peces, mejorar la circulación del agua y a organizarnos mejor”, explica, y además añade que los peces han ayudado también a mejorar la nutrición de su pueblo.

“Sueño con una comunidad donde la malnutrición sea cosa del pasado y las mujeres puedan tejer y reír sin temor”, apuntó.

Gracias al apoyo de la FAO y del Gobierno del Canadá, El Milagro y otras 42 comunidades de las provincias de Atalaya en la región de Ucayali y Satipo pudieron restablecer sus explotaciones acuícolas y otros proyectos agrícolas, incluida la producción de cultivos como el café y el cacao.

Rosa reconoce que el empoderamiento de las mujeres es fundamental para garantizar un mejor futuro para sus hijos y la comunidad.

Junto con las otras mujeres de su comunidad, Rosa asistió a las actividades de capacitación semanales que impartió la FAO no solo en materia de mejores técnicas de acuicultura sino también sobre liderazgo, derechos de las mujeres y derechos humanos.

Además de impulsar la productividad, estas sesiones de capacitación también se centraron en el empoderamiento de las mujeres de la comunidad, muchas de las cuales viven en situación de extrema pobreza y en algunos casos sobreviven con menos de 1,90 USD al día, según la Organización Internacional del Trabajo.

Rosa reconoce que ser madre y líder es una tarea complicada y que la principal limitación para algunas mujeres es que no reciben el apoyo de sus maridos, algo que por fortuna no ocurre en su caso.

Con el apoyo de su marido, Rosa se ha desempeñado como una líder capaz y dinámica, asumiendo diferentes funciones desde jefa de la cocina comunitaria hasta tesorera de la junta comunal. Además, le gustaría en algún momento llegar a ser líder de El Milagro, motivo por el que su marido y ella trabajan conjuntamente para lograrlo.

Durante todo 2022, en el marco del Programa de la FAO de respuesta y recuperación de la COVID‑19, la FAO y el Canadá apoyaron a más de 23 000 pequeños agricultores, en especial jóvenes y Pueblos Indígenas en el Estado Plurinacional de Bolivia, Honduras, Nicaragua y el Perú.

La resilencia de Rosa, quien está a punto de cumplir 60 años, se mantiene inquebrantable. Haber soportado los horrores del conflicto, la enfermedad y la pobreza le ha permitido aprender a aprovechar cada oportunidad que la vida le presenta, incluida la iniciativa de la FAO, así como a sanar, comenzar de nuevo y a notsimancaque.

Casi la mitad de la población en Haiti padece hambre aguda

Según el último análisis de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria por Fases (CIF, marzo de 2023), 4,9 millones de personas en Haití; casi la mitad de la población del país, está experimentando altos niveles de inseguridad alimentaria aguda. Esta cifra representa un aumento de 200 000 personas en sólo cinco meses. Y del total de personas afectadas, 1,8 millones se encuentran en situación de emergencia (fase 4 de la CIF), cifra superior a los análisis de los últimos tres años. Esto significa que los hogares se enfrentan a grandes carencias que provocan una elevada desnutrición aguda y un exceso de mortalidad, o se ven obligados a adoptar mecanismos de supervivencia negativos para cubrir las necesidades alimentarias, como vender sus activos productivos o consumir semillas en lugar de plantarlas, lo que aumenta su vulnerabilidad. 

Dado que el 75% de la población de Haití vive en zonas rurales, se necesitan medidas urgentes para salvar vidas y restablecer rápidamente los medios de subsistencia agrícolas de los agricultores vulnerables. Por ejemplo, invertir 125 USD en un paquete de semillas para horticultura puede generar 20 veces su valor en las hortalizas de producción, permitiendo a las familias tener acceso a alimentos y generar ingresos mediante la venta de parte del producto obtenido. 

En el marco del Plan de Respuesta Humanitaria 2023, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) solicita 61,7 millones de USD para ayudar a 700 000 personas a mejorar su acceso a los alimentos. Las actividades se centrarán en el suministro de insumos agrícolas (semillas y fertilizantes) para aumentar la producción de alimentos básicos y hortalizas (temporadas de primavera e invierno de 2023), así como para proteger los activos ganaderos, mediante el suministro de aves de corral y cabras, así como vacunas y tratamiento veterinario.   

Las causas estructurales son variadas. Por una parte Haití atraviesa una crisis prolongada que se ha vuelto más aguda y compleja que nunca. A los efectos socioeconómicos de la pandemia de COVID-19 se suman la guerra en Ucrania, el brote de cólera y el impacto de fenómenos extremos como huracanes, inundaciones y terremotos.   

El poder adquisitivo de los hogares sigue viéndose afectado por los altos precios de los alimentos, vinculados a la depreciación de la moneda local frente al dólar estadounidense, y el aumento del coste del transporte. 

Esto, unido a las malas cosechas, ha obligado a la población a recurrir cada vez más a mecanismos negativos para satisfacer sus necesidades básicas.   

La violencia de bandas y grupos armados amenaza la seguridad de las comunidades y sigue dificultando su acceso a insumos agrícolas y alimentos.   

Además, Haití es uno de los países más vulnerables a las catástrofes naturales que han causado grandes daños y pérdidas de vidas humanas. Muchas comunidades siguen luchando por recuperarse de desastres como la tormenta tropical Grace y el terremoto de 2021, que devastaron partes de los departamentos de Grand’Anse, Nippes y Sud. 

Especialistas se refieren a informe de la OMS sobre los edulcorantes

La Organización Mundial de la Salud (OMS), publicó un nuevo estudio sobre los edulcorantes sin azúcar, donde señalaban que éstos no son efectivos para controlar el peso a largo plazo y pueden tener efectos no deseados si se usan por bastante tiempo.

Además, estos endulzantes, que sustituyen al azúcar, tampoco ayudarían a reducir las enfermedades no transmisibles (ENT) como el cáncer o la diabetes, se señaló en el estudio.

Para Leonel Rojo, farmacólogo y académico de la Usach, este informe deja dos puntos relevantes: “Este estudio es válido para personas que no están enfermas. Una persona sana, que quiere controlar su peso y entonces toma edulcorantes, puede que no controle su peso y esté en riesgo igual que otra persona que toma azúcar. Y lo otro, para las personas que tienen diabetes o resistencia a la insulina, este estudio no es válido porque se hizo con personas que no están enfermas”.

Bajo ese contexto, también dio a conocer otra arista importante: “Sin lugar a dudas este estudio ha ayudado a que las personas le pongan más atención a estas moléculas, que no son inocuas, o sea, son inertes. La piedra angular es que estas sustancias afectan al microbioma, es decir, es un kilogramo de materia fecal que llevamos con nosotros. Es un órgano en sí mismo y está compuesto por millones de bacterias y esto modifica el microbioma de una forma patológica”.

La clave, dice Leonel Rojo, no es consumir en exceso estos edulcorantes, misma mirada que tiene Marcela Zamorano, especialista en análisis de los alimentos y académica de la Usach.

“Esto está enmarcado en las políticas de salud pública. Lo que indica el estudio más bien es que el uso de este tipo de compuestos no está relacionado con la baja de peso, ni con la prevención de enfermedades, pero en dosis como consumimos no son tóxicos”, apuntó.

FAO pide reforzar acciones en favor de la seguridad alimentaria

Un llamado a redoblar los esfuerzos para mejor la seguridad alimentaria y nutricional realizó esta semana el Subdirector General y Representante Regional de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Mario Lubetkin durante una visita a Bélgica y España.  

El viaje del Representante Regional se realizó en la antesala del X Foro del Frente Parlamentario contra el Hambre de América Latina y el Caribe y la II Cumbre Parlamentaria Mundial contra el Hambre, eventos que se realizarán entre el 14 y 16 de junio de 2023 en Chile y que serán organizados por la FAO y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) con apoyo de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) y el Frente Parlamentario contra el Hambre en América Latina y el Caribe (FPH-LAC). 

Lubetkin se reunió en Madrid con Elena Diego, presidenta de la comisión de cooperación para el desarrollo del Senado España y coordinadora general de la Alianza Parlamentaria por el Derecho a la Alimentación; además de los senadores Alberto Fabra del Partido Popular (PP), Imanol Landa del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Montserrat Muro del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Los presentes coincidieron en la necesidad de reforzar la agenda que están desarrollando los países para garantizar mejores accesos a una alimentación saludable para toda la población, reforzando el rol legislativo. 

El Subdirector de la FAO indicó que el panorama mundial actual obliga a buscar nuevas medidas y alternativas para ayudar a los países a lograr el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 de poner fin al hambre. “Hoy enfrentamos un difícil momento en términos sociales y económicos. La respuesta multilateral es fundamental para salir adelante de manera coordinada y avanzar todos en una misma dirección y por lo mismo, destaco las alianzas parlamentarias que contribuyen a la transformación de los sistemas agroalimentarios desde voluntades y compromisos políticos”.  

El Representante Regional de la FAO se reunió con el Presidente del Senado de España, Ander Gil, quien se comprometió a dar seguimiento a los compromisos de la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno, e impulsar la creación de la Alianza Iberoamericana por la Seguridad Alimentaria para todas y todos, la que se lanzará durante el X Foro del Frente Parlamentario contra el Hambre de América Latina y el Caribe en Santiago de Chile. Gil confirmó su participación en la Cumbre Mundial de junio.  

“El Senado está muy implicado en el ámbito de la seguridad alimentaria, que es determinante. Será un placer encabezar la delegación de la Cámara Alta y trasladar el firme compromiso de los senadores y senadoras españolas, que llevan mucho tiempo trabajando en esta materia”, aseguró Gil al término de la reunión.  

Previo a su visita a Madrid, Lubetkin sostuvo una serie de reuniones de trabajo en Bruselas, Bélgica como parte de la preparación de la próxima cumbre UE-CELAC que se realizará en julio de este año.  

Uno de los principales temas planteados por el Representante Regional fue el proceso de cooperación técnica que brinda la FAO en la actualización del Plan para la Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la CELAC (plan SAN CELAC) junto a otras instancias de cooperación internacional.  

Lubetkin mantuvo reuniones con Javier Niño Pérez, subdirector de gestión para las Américas en el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE); y con Rupert Shlegelmilch, director general de comercio, Carla Montesi, directora general de asociaciones internacionales y directora de Green Deal & Digital Agenda y Roberto Berutti del Gabinete del Comisario de Agricultura de la Comisión Europea.  

Junto a ellos, conversó sobre las relaciones de cooperación entre la Unión Europea y la FAO en la implementación de programas para mejorar la seguridad alimentaria y lograr medios de vida más resilientes y sostenibles en América Latina y el Caribe. 

El Subdirector General de la FAO realizó también reuniones con los Embajadores de América Latina y el Caribe en Bruselas, dando a conocer los programas de la organización para mejorar la situación de la seguridad alimentaria y la nutrición; así como promover un análisis de las oportunidades de alianzas estratégicas con la Unión Europea para responder a los desafíos del crecimiento de las cifras de hambre y pobreza y el impacto del cambio climático en los sistemas productivos de la región, con énfasis en la preparación de la Cumbre UE-CELAC a realizarse en julio.  

Además, en Madrid, se reunió con la Secretaria de Estado de Cooperación Internacional de España, Pilar Cancela, con quien abordó el trabajo de la FAO con este país en apoyo a América Latina y el Caribe; y analizaron futuras acciones conjuntas en torno a la próxima presidencia española de la Unión Europea.  

Pisco Chile se une a World Spirits Alliance, el grupo élite de productores mundiales de bebidas espirituosas

La Asociación de Productores de Pisco Chile AG se ha unido a World Spirits Alliance (WSA), la asociación mundial de destiladores y productores de bebidas espirituosas. Incluyendo la nueva membresía, WSA ahora cuenta con 29 organizaciones miembros que representan a productores y asociaciones de productores de todo el mundo, incluidas, entre otras, las asociaciones de productores de coñac, tequila, cachaça, whisky escocés o whisky irlandés.

Pisco Chile ve en su afiliación a la WSA un paso importante en la estrategia de internacionalización de la categoría. Este es un reconocimiento significativo para los productores de Pisco , dijo Francisco Munizaga, Presidente de la Asociación de Productores de Pisco Chile AG Vemos la membresía de WSA como testimonio de la larga historia de nuestra categoría , nuestros productos de alta calidad y nuestro creciente prestigio. y agradecemos el apoyo de los productores de Tequila y Cognac con quienes Pisco Chile ya estableció convenios de cooperación en 2022.

Aunque la membresía de la WSA no tiene connotaciones comerciales directas, brinda reconocimiento a nuestra categoría y nos ayuda a expandir nuestra cooperación institucional con asociaciones que representan las categorías más prestigiosas de bebidas espirituosas en todo el mundo. En línea con ello, nuestro ingreso a la WSA fortalece la imagen de la categoría Pisco, y de la Asociación de Productores de Pisco como órgano representativo de la industria y por supuesto de nuestro pisco como producto de clase mundial”, agregó el Presidente .

La integración de WSA también permitirá abordar desafíos clave de la categoría Pisco, temas que mejor se discuten y trabajan en cooperación como los desafíos de sostenibilidad, buenas prácticas de producción y comercialización, así como todo lo relacionado con cambios regulatorios, estudios sobre el impacto social y económico. impacto del sector, y la alineación de los distintos grupos de productores del sector para promover el consumo responsable y combatir el alcohol ilícito.

Estamos encantados de dar la bienvenida a una categoría tan prestigiosa e importante como Pisco Chile como miembro de la WSA. La cooperación y coordinación global entre los productores de bebidas espirituosas es importante para garantizar que podamos abordar juntos con éxito los próximos desafíos y oportunidades para nuestro sector. Nuestra creciente membresía y gama de actividades demuestra la creciente relevancia de la WSA y asegura su representatividad geográfica como organización global”, dijo el Secretario General Ulrich Adam.

Inmunoterapia contra el cáncer busca llegar a mercados globales mediante joint venture

La empresa biotecnológica chilena Oncobiomed ha formado parte del desarrollo de una inmunoterapia contra el cáncer de piel más agresivo, el melanoma maligno. La compañía realizará estudios clínicos en Brasil, apoyados por Corfo y el conglomerado brasileño de empresas del área oncológica Grupo Sao Lucas. Juntos impulsarán un joint venture para la trasferencia de este desarrollo tecnológico creado en los laboratorios de la Universidad de Chile al principal mercado de América Latina, Brasil.

Se trata del primer paso para la internacionalización de esta terapia celular original, cuyos resultados clínicos obtenidos a la fecha dan cuenta de una alta efectividad y mínimos efectos adversos, lo que ha sido evidenciado por los resultados obtenidos en etapas clínicas I y II en más de 300 pacientes chilenos. La tecnología, denominada TAPCells, fue concebida tras años de investigaciones en la Universidad de Chile, con el apoyo de Oncobiomed y proyectos financiados con instrumentos públicos y aportes privados.

La estrategia de negocios diseñada por Oncobiomed para TAPCells apunta a la conformación de una nueva compañía localizada en San Pablo, a través de la cual esta inmunoterapia pueda ser aprobada para su comercialización en Brasil, en un principio para pacientes con melanoma, pero apuntando otros cánceres en el futuro. Este país posee una población de 200 millones de personas y una agencia regulatoria con exigencias similares a las de las dos principales entidades de este tipo en el mundo, la europea EMA y la norteamericana FDA, lo que posiciona a Brasil como el lugar perfecto para la validación global de TAPCells.

En caso de éxito, la aprobación regulatoria abriría perspectivas auspiciosas de entrar a la exclusiva área de negocios biotecnológicos enfocados en la salud humana. El Dr. Flavio Salazar, académico de la Universidad de Chile y actual asesor científico de Oncobiomed, explicó que con la validación clínica fuera de Chile el proyecto se encuentra en su recta final de transferencia tras 20 años de investigaciones. Ahora, en esta etapa en la que las agencias reguladoras exigen procesos de evaluación de efectividad y seguridad con un gran número de pacientes, es necesaria la inyección de capitales privados.

“Desde la perspectiva del financiamiento, el desarrollo de nuevas tecnologías es particularmente oneroso en sus últimas etapas, las que están relacionadas con la aprobación de agencias regulatorias. Habitualmente, las primeras fases de investigación y desarrollo de estos proyectos son financiadas por recursos públicos, pero dar un salto hacia el mercado exige establecer alianzas con inversores privados. Son investigaciones que han tomado casi 20 años, pero ahora hablamos de poder alcanzar logros definitivos en los próximos tres o cuatro años con posibilidades reales de lograr su comercialización”, detalla el académico de la Facultad de Medicina de la Casa de Bello.

El investigador precisa, además, que si bien para el ámbito científico y de financiamiento público esta inversión significa montos mayores, el plan de inversión es bastante rentable para la industria farmacéutica internacional y para otras compañías de prestadores locales del sector sanitario de Brasil, proyectando interesantes retornos de la inversión en plazos razonables.

Se calcula que la biotech chilena podría requerir del orden de US$ 2 millones en los próximos 15 meses, para la preparación de la documentación y diseño del estudio, y hasta US $7 millones durante los próximos cinco años, principalmente destinados a la producción GMP de los insumos, a la ejecución internacional de estudios clínicos fase 3, seguros de pacientes, asesoría científica y legal, pago de patentes y royalties, y mejora de infraestructura local para I+D y recursos humanos para la gestión de negocios.

“Son montos relativamente habituales para la industria farmacéutica, considerando además que el riesgo en esta fase es mucho más acotado. Los desafíos de esta etapa no se pueden afrontar con una estrategia de financiamiento basada en recursos públicos concursables, la ventana de oportunidad requiere de fondos flexibles que permitan una rápida ejecución presupuestaria. Una vez se supera esta etapa, si los estudios son aprobados, se abre la oportunidad de comercialización, lo que va a compensar holgadamente las inversiones”, señala el Dr. Salazar.

FAO pide a la región trabajar coordinadamente para acelerar el cumplimiento de la Agenda 2030

En el marco de las actividades de la Sexta Reunión del Foro de los países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) resaltó la necesidad de acelerar el cumplimiento de la Agenda 2030 en materia de seguridad alimentaria y nutrición en la región.   

El llamado fue realizado por el Subdirector y Representante Regional de FAO en la región, Mario Lubetkin, durante la realización de la “Reunión regional preparatoria al Momento de Balance de Sistemas Alimentarios 2023”. 

La reunión fue organizada por el Centro de Coordinación de Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas y el Grupo de Trabajo Interinstitucional de Sistemas Alimentarios para América Latina y el Caribe, conformado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPLA), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA); la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). 

El encuentro tuvo lugar en la oficina regional de la FAO para América Latina y el Caribe y contó con la participación de representantes de los gobiernos, la academia, el sector privado y la sociedad civil. Con la presencia de Mario Lubetkin, Subdirector General y Representante regional de la FAO, Lola Castro, Directora Regional del PMA, Jeannette Sánchez, Directora de la División de Recursos Naturales de la CEPAL, Mary Lou Valdez, Directora Adjunta de la OPS, Rossana Polastri, Directora Regional del FIDA, Stefanos Fotiu, Director del Centro de Coordinación de Sistemas Alimentarios y varios Coordinadores Residentes.  

“Con mucha responsabilidad, hemos escuchado y recibido las demandas de los gobiernos para abordar el tema de la seguridad alimentaria y la nutrición como un eje central en sus agendas de desarrollo. Una región tan diversa con diferentes contextos y realidades necesita trabajar coordinadamente con alianzas sólidas y multisectoriales para transformar los sistemas agroalimentarios para que sean más eficientes, resilientes, inclusivos y sostenibles”, aseguró Lubetkin en la cita.   

Las conclusiones emanadas de este encuentro regional servirán de insumos para la discusión que se generará en julio de este año en la sede de la FAO en Roma, donde se realizará el primer Momento de Balance de Sistemas Alimentarios 2023, en seguimiento a la Cumbre de Sistemas Alimentarios 2021 convocada por el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres.  

Como parte de las actividades del Foro de los países sobre Desarrollo Sostenible, el Representante Regional participó también del Panel sobre cumplimiento del ODS 6: Agua Limpia y Saneamiento, el que se realizó en la sede de la CEPAL. En el encuentro Lubetkin aseguró que “el agua es uno de los recursos más valiosos del mundo y es crucial para la agricultura. Más del 95% de los alimentos se producen en la tierra, a través del uso de los suelos y el agua. En una afirmación podemos decir que el agua es alimento, y el alimento es agua”.   

Respecto de la región, Lubetkin destacó que el agua ha sido uno de los recursos más afectados por el cambio climático, particularmente por el aumento en frecuencia e intensidad de las sequías e inundaciones en muchos países, y aproximadamente 3/4 de los desastres naturales están relacionados con el agua; y aseguró que la organización continuará trabajando para mejorar las capacidades de gestión de información y apoyo en el desarrollo de las políticas necesarias que contribuyan a una gestión eficaz, eficiente y coherente de los recursos hídricos en beneficio de las personas y el planeta. 

Los resultados del trabajo de esta semana dedicada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), evidenció una importante voluntad de los países de América Latina y el Caribe de acelerar las acciones para lograr el cumplimiento de la Agenda 2030, cuando a la mitad del periodo solo una cuarta parte de las metas se ha cumplido o se prevé que se cumplirá. 

La FAO apoya a los países de la región para avanzar en esta agenda a través de la transformación de los sistemas agroalimentarios, el cambio a patrones de producción y consumo más sostenibles y diversificados, la mejora de la gobernanza participativa e inclusiva y el fortalecimiento de la voluntad política bajo la premisa de alimentar mejor a más personas y cuidar al planeta.    

La sede de la oficina regional de FAO fue además escenario de la realización del Foro de Niñas, Niños, Adolescentes y Juventudes de América Latina y el Caribe 2030 – edición 2023, donde se realizó un llamado a asegurar su participación en todas las etapas de implementación de la Agenda 2030 y a valorar sus contribuciones para así alcanzar el desarrollo sostenible en la región, sin dejar a nadie atrás.   

En el evento se hizo un especial énfasis en la necesidad de potenciar el rol de la juventud rural en el desarrollo de los medios de vida de sus comunidades, particularmente de los que son parte de los sistemas agroalimentarios, destacando que el énfasis de la organización está actualmente en impulsar el empleo juvenil decente y el acceso a tecnología y herramientas digitales.   

Además, el encuentro fue la antesala del Foro regional por el Desarrollo Sostenible realizado en la sede la CEPAL y en el cual, se insistió en la importancia de sumar a todos los actores para poder reforzar los programas de desarrollo para los jóvenes como protagonistas del presente y del futuro.