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Países de América Latina subrayaron urgencia de avanzar en inclusión y transformación digital para salir de la crisis

América Latina y el Caribe debe avanzar con urgencia en inclusión y transformación digital, sobre la base de la integración regional y la cooperación internacional, para enfrentar la crisis derivada de la pandemia del COVID-19 y alcanzar un desarrollo con igualdad y sostenibilidad ambiental, plantearon hoy autoridades y funcionarios internacionales durante la inauguración de la VII Conferencia Ministerial sobre la Sociedad de la Información de América Latina y el Caribe, organizada por la CEPAL y el Gobierno de Ecuador, y que se celebra hasta el jueves 26 de noviembre de forma virtual.

“Hoy ninguna sociedad puede alcanzar el desarrollo si está al margen de la tecnología digital, por eso debe estar al alcance de todos, sin exclusión de ningún tipo. Nadie puede quedarse atrás”, dijo el Presidente de Ecuador, Lenín Moreno, en un mensaje transmitido durante la ceremonia de apertura.

“Celebro este encuentro entre ministros de la región porque todos seremos beneficiados. Juntos podemos definir y fortalecer las políticas regionales, que sean democráticas, que sean incluyentes. Millones de personas lo agradecerán”, sostuvo el mandatario, cuyo país recibe por dos años la Presidencia de la Conferencia Ministerial.

Durante su intervención, Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), señaló que “la actual coyuntura, marcada por una profunda crisis desatada por la pandemia del COVID-19, ha puesto de manifiesto la relevancia de las tecnologías digitales y cómo su uso ha sido esencial para el funcionamiento de la economía y la sociedad”.

No obstante, aún tenemos a un tercio de la población de América Latina y el Caribe sin acceso a Internet, apuntó.

Andrés Michelena, Ministro de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información de Ecuador, alertó sobre “la posibilidad real y potencialmente trágica de que esta crisis arruine una generación de latinoamericanos”. “Esta cita continental nos plantea un enorme desafío: pasar del dicho al hecho. Sin recursos públicos y privados, y sin el apalancamiento financiero de los organismos multilaterales y regionales, el camino será duro y difícil”, indicó. Por eso, Ecuador propone crear un fondo latinoamericano de despliegue rural de infraestructura de telecomunicaciones, con al menos el 1% del PIB de cada país cooperante, para reducir la brecha digital, explicó.  

Karen Abudinen, Ministra de Tecnologías de la Información y la Comunicación de Colombia, también resaltó la importancia de la conectividad y la transformación digital al dar a conocer algunas de las principales iniciativas llevadas a cabo por su país en materia de inclusión digital. “Conectividad es equidad”, remarcó. “Estamos orgullosos de poder entregar esta Presidencia a Ecuador”, agregó Abudinen, quien manifestó su seguridad de que este país llevará una agenda clara para poder seguir avanzando y progresando en equidad digital.

En una presentación titulada “Tecnologías digitales para un nuevo futuro”, realizada tras la ceremonia de inauguración, Alicia Bárcena reveló que en la región hay más de 40 millones de hogares no conectados y la mitad se ubican en los dos quintiles más pobres.

Datos del Observatorio Regional de Banda Ancha de la CEPAL indican que 77% de los hogares rurales no está conectado, al igual que 42% de los menores de 25 años y 54% de los mayores de 66 años.

La Secretaria Ejecutiva de la CEPAL indicó que el servicio de banda ancha móvil y fija para el primer y segundo quintil cuesta el 14% y 12% de su ingreso. Por otra parte, un tercio de los países de la región no alcanzan los requerimientos de velocidad de descarga necesarios para usar soluciones digitales.

“Esto tiene repercusiones sociales de gran magnitud. El 46% de los niños y niñas de entre 5 y 12 años viven en hogares que no están conectados. Más de 32 millones de niños y niñas no pueden acceder a soluciones de teleeducación”,  ejemplificó Bárcena, y planteó tres grandes retos para la región hoy: universalizar el acceso y la asequibilidad a las tecnologías digitales; avanzar en digitalización para la sostenibilidad ambiental; y lograr una transformación digital productiva real.

“Una canasta básica para la población no conectada costaría anualmente alrededor del 1% del PIB en la región”, indicó la máxima representante de la CEPAL, quien enfatizó la necesidad de que la digitalización sea incorporada totalmente a los procesos productivos. “La pandemia llevará a una enorme destrucción de tejido productivo. Se prevé el cierre de 2,7 millones de empresas, lo que provocará pérdida de 8,5 millones de puestos de trabajo”, aseguró.

Durante el encuentro, se espera la aprobación de la Agenda Digital para América Latina y el Caribe eLAC 2022, dando continuidad a un proceso regional iniciado hace 15 años.

“Las dimensiones de la agenda digital regional que debemos procurar y priorizar son la construcción de capacidades internas, la inclusión de todos los actores involucrados y la cooperación internacional”, apuntó Bárcena. “Debemos pensar cómo usamos la digitalización, cómo transformamos lo que estamos haciendo en materia digital y lo ponemos al servicio de una recuperación pospandemia.

El confinamiento ayudaría a acelerar el deterioro cognitivo y los fallos repentinos de la memoria

La pandemia ha obligado a miles de personas a permanecer al interior de sus hogares, sin que hayan podido interactuar ni compartir con sus familiares o amigos. Incluso, en muchos casos, el confinamiento ha alterado considerablemente sus rutinas y las ha limitado en su trabajo y movilidad, al no poder realizar las cosas que a diario estaban acostumbradas a hacer ni menos salir a la calle a caminar o ejercitarse.

A juicio de los especialistas, esta realidad estaría contribuyendo a acelerar el deterioro cognitivo y los fallos repentinos de la memoria, en especial entre los adultos mayores.

Antes de la aparición del coronavirus causante de la Covid-19, cerca del 11% de las mujeres y hombres mayores de 60 años en nuestro país presentaba algún tipo de deterioro cognitivo importante, según daba cuenta la última Encuesta Nacional de Salud. Ahora, las proyecciones médicas advierten que su prevalencia bien podría duplicarse de aquí a 2030.

Este fenómeno, que la mayoría de la gente confunde o asocia erróneamente con la demencia u otras enfermedades neurodegenerativas -como el Alzheimer- no corresponde a una patología, sino que tiene su origen en el proceso natural de envejecimiento que afecta a nuestro cuerpo y, en particular, al cerebro.

El problema es que situaciones estresantes o que impiden a las personas realizar una vida con normalidad, limitándolas en sus movimientos y actividad cognitiva, favorecen la aparición de este proceso en forma mucho más temprana.

Según explica el médico neurocirujano Antonio Orellana Tobar, decano de la Facultad de Medicina de la U. de Valparaíso y especialista en temas del cerebro, es normal, por ejemplo, que a partir de cierta edad, una persona olvide de pronto dónde dejó las llaves de la casa o del auto, pierda momentáneamente el equilibrio al caminar o tenga que releer varias veces un texto para comprenderlo mejor, entre otras manifestaciones esporádicas.

“La pérdida de la capacidad cognitiva obedece al desgaste o involución natural que experimenta todo ser humano al enfrentar la etapa madura de su vida, y cuyas principales señales son la disminución gradual de algunas aptitudes y destrezas, tanto físicas como mentales, y fallos repentinos de la memoria”, precisa el doctor Orellana.

Lo anterior difiere de los olvidos persistentes, la desubicación espacial y los problemas motores capaces de afectar las actividades diarias de un individuo, las que, como tales, son signos de un daño neurológico mayor que puede desembocar en una enfermedad puntual (como Alzheimer, entre otras) o en un accidente cerebrovascular.

“Desde el punto de vista neurofisiológico, cuando hablamos de deterioro cognitivo apelamos entonces a un ‘agotamiento del sistema’ derivado de alteraciones moleculares y, por cierto, de la muerte paulatina e irreversible de las neuronas, las células de nuestro sistema nervioso que tienen la función de recibir, procesar y transmitir la información que captamos a través de los sentidos, las cuales tienen un número limitado y no se pueden reemplazar. Ahora bien, lo que hoy estamos viviendo como resultado de la pandemia bien podría contribuir en algunas personas a adelantar o acelerar este agotamiento. Por eso es importante mantener activos lo que más podamos nuestros cerebro y cuerpo”, añade el decano de la Facultad de Medicina de la UV.

En promedio, la persona que presenta deterioro cognitivo se ve afectada -poco a poco- por una incapacidad cada vez más recurrente para retener información y, por tanto, va perdiendo la memoria reciente mientras siente que se le agudiza la del pasado. A ello se suman episodios de desorientación espacial y, en casos más avanzados, hasta de extravío de la conciencia témporo-espacial o de las dimensiones de su propio cuerpo.

Para el Decano de la Facultad de Medicina de la U. de Valparaíso, lo mejor que se puede hacer para retrasar los efectos de este irreversible proceso es mantener una actividad permanente, tanto física como mental, e idealmente ambas. 

“Hacer ejercicios, escribir a mano, leer, sacar puzles, dibujar o jabonarse en la ducha con los ojos cerrados son acciones que si realizamos a diario contribuyen a aminorar los efectos del deterioro cognitivo. Mejor aún es complementar estas opciones con prácticas sociales, como comentar un libro, salir a caminar acompañado y compartir con la familia, aunque en este tiempo esto último se ha transformado en algo mucho más difícil, pero hoy se podría hacer vía telefónica o por aplicaciones virtuales”, asegura Antonio Orellana. 

El valor que tienen este tipo de ejercicios es que ayudan a renovar la estructura y funcionamiento del cerebro y permite formar nuevas conexiones sinápticas. 

“Se estima que al cumplir los 90 años una persona sana -en promedio- ha perdido cerca del 50% de sus neuronas (cuyo número total bordea los 86 mil millones), sin que por ello, necesariamente, esté imposibilitada de razonar o cumplir con sus actividades diarias en forma normal. Esto se debe a la plasticidad neuronal (neuroplasticidad) o capacidad que tiene el cerebro para recuperarse y reestructurarse. Este potencial adaptativo del sistema nervioso permite a este órgano reponerse a trastornos o lesiones y, de paso, reducir los efectos de alteraciones estructurales producidas por patologías o el propio deterioro cognitivo. De ahí que realizar acciones nuevas que nos obliguen a re-pensar los hábitos o acciones que a diario realizamos sea algo positivo y nos ayuda a mantener menos envejecidos nuestros cerebros”, concluye el doctor Antonio Orellana.

Advierten que América Latina y Caribe enfrentan la peor crisis en los últimos 100 años

Para la recuperación y la transformación económica y social tras la crisis desatada por la pandemia del coronavirus, será esencial mantener y profundizar las políticas macroeconómicas activas, indicó la CEPAL en su informe Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2020. Principales condicionantes de las políticas fiscal y monetaria en la era pospandemia de COVID-19, dado a conocer por su Secretaria Ejecutiva, Alicia Bárcena, en una conferencia de prensa virtual.

El informe, uno de los principales reportes anuales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, presentó en esta nueva edición un análisis de los efectos económicos provocados por la pandemia en cada país de la región, y entrega recomendaciones de políticas para enfrentarlos, sobre todo en materia fiscal y monetaria, junto con resaltar la importancia de la cooperación internacional. 

“La pandemia del COVID-19 está teniendo impactos negativos históricos en lo económico, productivo y social, con secuelas y efectos a mediano plazo sobre el crecimiento, aumentos en la desigualdad, pobreza y desempleo. Por ello, el proceso de recuperación de  la actividad económica (PIB) a sus niveles precrisis será más lento que lo observado en la crisis subprime (de 2007-2008)”, indicó Alicia Bárcena al dar a conocer el documento.

Según el informe, América Latina y el Caribe está viviendo su peor crisis económica en un siglo, con una contracción estimada de su producto interno bruto (PIB) regional de -9,1%. Debido a esto, a fines del 2020 el nivel de PIB per cápita sería igual al de 2010, es decir, habría un retroceso de 10 años con un fuerte aumento en la desigualdad y la pobreza. 

Se prevé además el cierre de 2,7 millones de empresas formales en 2020, mientras que el desempleo alcanzaría a 44 millones de personas (con un incremento de 18 millones de personas respecto al nivel de 2019, el mayor aumento desde la crisis financiera global).

Además, la pobreza llegaría a los mismos niveles observados en 2005, es decir, marcaría un retroceso de 15 años, alcanzando a 231 millones de personas, mientras que la pobreza extrema llegaría a los niveles de 1990, lo que implica un retroceso de 30 años, alcanzando a 96 millones de personas.

“En este escenario, serán necesarias políticas macroeconómicas activas para retomar el crecimiento y promover una agenda de transformación estructural. Hay que fortalecer los ingresos públicos, mantener las políticas monetarias expansivas convencionales y no convencionales, y fortalecer la macro regulación prudencial junto a la regulación de los flujos de capitales para preservar la estabilidad macrofinanciera en el corto y mediano plazo. Aquí la cooperación internacional es fundamental para ampliar el espacio de las políticas macroeconómicas”, explicó la máxima autoridad de la CEPAL.

En materia de política fiscal, el Estudio Económico 2020 indica que los países han realizado diversos esfuerzos fiscales pata mitigar los efectos de la pandemia, que en promedio suman el 4,1% del PIB, acompañados de garantías estatales de crédito de hasta 10% del PIB. Estos esfuerzos fiscales, además de las caídas en los ingresos públicos, han contribuido a un mayor déficit fiscal y aumentos de la deuda pública.

En este sentido, el documento indica que el desafío es mantener una política fiscal activa en un contexto de mayor endeudamiento.  Para ello se requiere una política fiscal activa en un marco de sostenibilidad fiscal centrado en los ingresos. Es necesario que América Latina y el Caribe aumente su recaudación tributaria, que actualmente es de 23,1% del PIB en promedio para los gobiernos generales de la región, comparado con el 34,3% de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Para esto se debe combatir la evasión y elusión tributaria, que llega al 6,1% del PIB regional, consolidar el impuesto a la renta a personas físicas y corporaciones, extender el alcance de los impuestos sobre el patrimonio y la propiedad, establecer impuestos a la economía digital y correctivos, como los ambientales y relacionados a la salud pública.

“La política fiscal activa debe vincular el corto (de emergencia) con el mediano y largo plazo, para cambiar el modelo de desarrollo hacia la transformación productiva con sostenibilidad e igualdad”, señaló Alicia Bárcena. “Los países deben orientar el gasto público hacia la reactivación y transformación económica fortaleciendo la inversión pública hacia sectores que fomenten el empleo, la paridad de género, la inclusión social, la transformación productiva y una transición igualitaria hacia la sostenibilidad ambiental”, agregó.

Para expandir el espacio de políticas la CEPAL considera distribuir mejor la liquidez global a través de la cooperación internacional. En este campo se debe capitalizar las instituciones de crédito multilaterales para ampliar su capacidad de financiamiento y liquidez tanto en la coyuntura como con una mirada más larga. También institucionalizar la cooperación entre los bancos centrales para sostener tanto las políticas monetarias expansivas como aquellas dedicadas a la preservación de la estabilidad macrofinanciera, junto con ampliar la red de seguridad financiera mundial y regional para contrarrestar los efectos negativos de la volatilidad de los flujos financieros en momentos de crisis sistémicas.

En este ámbito, la iniciativa Fondo para Aliviar la Economía COVID-19 (Fund to Alleviate COVID-19 Economics – FACE), presentada por el Gobierno de Costa Rica recientemente, es un ejemplo de mecanismo de cooperación internacional para mejorar la distribución de la liquidez global hacia los países en desarrollo.

El informe también resalta que el alivio y restructuración de la deuda para países con vulnerabilidades y alta carga de pagos de intereses es necesario para expandir espacio de políticas. Actualmente, los países de renta media concentran el 96% del total de la deuda de los países en desarrollo (excluyendo a China e India), por lo que es urgente que la comunidad financiera internacional amplíe las condiciones de liquidez para hacer frente a las necesidades de financiamiento a nivel mundial.

“Aliviar el pago de intereses de la deuda aumentaría la disponibilidad de recursos para el desarrollo”, declaró Alicia Bárcena. “En este ámbito, existe una imperiosa necesidad del alivio de la deuda del Caribe. La CEPAL ha abogado por el apoyo financiero para que las economías vulnerables del Caribe puedan generar resiliencia a través de una iniciativa para reducir su deuda y la creación de un Fondo Caribeño de Resiliencia”, destacó.

Estudio revela cómo las drogas psicodélicas pueden amplificar la complejidad del cerebro

Una explicación para el aumento de entropía –medida del desorden de un sistema-  en el cerebro inducido por drogas psicodélicas es lo que propone una reciente investigación publicada en la revista Scientific Reports por Rubén Herzog, estudiante del Doctorado en Ciencias, mención Biofísica y Biología Computacional de la Universidad de Valparaíso, y su director de tesis, Rodrigo Cofré, Doctor en Ciencias y académico del Instituto de Ingeniería Matemática de la UV.
 
Respecto del artículo “A mechanistic model of the neural entropy increase elicited by psychedelic drugs”, los investigadores de la U. de Valparaíso, Cofré y Herzog señalan que “las drogas psicodélicas inducen cambios drásticos en la experiencia subjetiva y brindan una oportunidad única para estudiar las bases neurobiológicas de la conciencia y sus alteraciones. Una de las características más notables de la respuesta cerebral a estas drogas es el aumento de la complejidad (entropía) global de la actividad neuronal en estado de reposo”.
 
Entre las principales conclusiones del estudio los investigadores señalan que “las drogas psicodélicas amplifican la complejidad intrínseca del cerebro, sin necesidad de realizar cambios estructurales en él. Curiosamente, esto no se explica por la densidad de receptores de serotonina como habíamos pensado en un principio. Se explica sobre todo por las propiedades de la conectividad anatómica del cerebro. Estos resultados ayudan a comprender los mecanismos subyacentes al estado psicodélico y, más generalmente, la modulación farmacológica de la actividad de todo el cerebro”, explican.
 
Cofré y Herzog señalan que “el renacimiento de la investigación de estas drogas traerá avances en el tratamiento de la depresión y las adicciones, entre otras alteraciones de la conducta y del sistema nervioso, pues ya hay abundante evidencia científica de su efectividad terapéutica”. 
 
“Brindar nueva evidencia científica que ayude a comprender su acción en el cerebro va a ayudar a acelerar este proceso. Los tratamientos farmacológicos y terapias que se están utilizando hoy para mejorar las condiciones que afectan la salud mental no presentan tasas de éxito satisfactorias. En este sentido, proporcionar alternativas terapéuticas al sufrimiento de seres humanos es algo que no puede esperar y cobra mayor relevancia aún en tiempos de pandemia”, explican ambos investigadores. 
 
Los científicos de la U. de Valparaíso señalan que “la mayoría de las drogas psicodélicas, incluso plantas, se encuentran prohibidas en Chile y en la mayor parte del mundo, a pesar de la contundente evidencia científica sobre su utilidad terapéutica en afecciones psiquiátricas. Nuestro aporte desde la ciencia podría generar nuevos espacios para el debate, la discusión y la regulación sobre su uso responsable en Chile”. 
 
“Los cambios de entropía no son uniformes en todo el cerebro, aumenta en algunas regiones y disminuye en otras, lo cual se explica principalmente por las propiedades de la conectividad anatómica del cerebro”, indican. 
 
Herzog y Cofré señalan que “el modelo utilizado en este trabajo tiene sustento biofísico, lo que permite interpretar los resultados en términos biológicos. Su principal característica es que permite estudiar la actividad de cerebro completo a partir de la relación entre la conectividad anatómica, la neuromodulación o receptores de neurotransmisores y la dinámica neuronal local”. 
 
Sobre la publicación en Scientific Reports, ambos opinan que es “un gran logro, es una revista muy exigente, que la editan científicos muy importantes a nivel mundial. Publicar nuestro primer artículo científico en drogas psicodélicas nos posiciona muy bien para los nuevos proyectos que estamos desarrollando. Este es el resultado de la colaboración interdisciplinaria con colegas del Centro de Investigación en Psicodélicos del Imperial College de Londres, de la Universidad de Cambridge y de las universidades de Buenos Aires y de San Andrés, en Argentina”. 
 
Ambos investigadores esperan que en Chile se puedan aplicar estas terapias en un horizonte temporal cercano. “Con este trabajo hemos contribuido en el modelamiento matemático-computacional de la actividad de cerebro completo, un área que comienza a tomar fuerza en Chile y creemos es de suma importancia para establecer puentes entre la neurociencia experimental y sus aplicaciones en salud mental”, indican.

Según explican, los próximos pasos son “entender cómo la dinámica del cerebro se ve modificada por drogas psicodélicas, dándole especial énfasis al rol de los determinantes estructurales. La intuición que tenemos es que las drogas psicodélicas inducen una dinámica cerebral más flexible, lo que induciría a su vez mayor flexibilidad cognitiva, acelerando de esta forma el proceso terapéutico”.

CEPAL propone garantizar la conectividad a las tecnologías digitales para enfrentar los impactos del COVID-19

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) instó hoy a garantizar y universalizar la conectividad y asequibilidad a las tecnologías digitales para enfrentar los impactos provocados por la pandemia del coronavirus (COVID-19) en la región. Para ello, propuso cinco líneas de acción que incluyen construir una sociedad digital inclusiva, impulsar la transformación productiva, promover la confianza y seguridad digital, fortalecer la cooperación digital regional, y avanzar hacia un nuevo modelo de gobernanza para asegurar un ‘Estado de bienestar digital’ que promueva la igualdad, proteja los derechos económicos, sociales y laborales de la población, garantice el uso seguro de datos, y genere el cambio estructural progresivo.

La Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, dio a conocer en conferencia de prensa el Informe especial COVID-19 N⁰ 7 de la institución, titulado “Universalizar el acceso a las tecnologías digitales para enfrentar los efectos del COVID-19” el cual propone a los países de la región garantizar una canasta básica de tecnologías de la información y las comunicaciones integrada por un computador portátil, un teléfono inteligente, una tableta y un plan de conexión para los hogares no conectados, con un costo anual inferior al 1% del PIB.

El reporte presentado hoy subraya que las tecnologías digitales han sido esenciales para el funcionamiento de la economía y la sociedad durante la crisis de la pandemia provocada por la enfermedad del coronavirus. Avances que se preveía que demorarían años en concretarse, se han producido en pocos meses. Sin embargo, las brechas de acceso condicionan el derecho a la salud, la educación y el trabajo, al tiempo que pueden aumentar las desigualdades socioeconómicas.

“Los países de América Latina y el Caribe han adoptado medidas para impulsar el uso de las soluciones tecnológicas y cautelar la continuidad de los servicios de telecomunicaciones. Sin embargo, el alcance de esas acciones es limitado por las brechas en el acceso y uso de esas tecnologías y las velocidades de conexión”, afirmó Alicia Bárcena durante la presentación del informe.

Según el documento, en 2019, el 66,7% de los habitantes de la región tenían conexión a Internet. El tercio restante tiene un acceso limitado o no tiene acceso a las tecnologías digitales debido a su condición económica y social, en particular su edad y localización. En 12 países de la región, la cifra de los hogares del quintil de ingresos más alto (quintil V) que tiene conexión a Internet es un 81%, en promedio; las cifras correspondientes a los hogares del primer y segundo quintil es del 38% y el 53%, respectivamente.

Las diferencias en la conectividad entre la zona urbana y la rural son significativas. En la región, el 67% de los hogares urbanos está conectado a Internet, en tanto que en las zonas rurales solo lo está el 23% de ellos. En términos de grupos etarios, los jóvenes y adultos mayores son los que tienen menor conectividad: el 42% de los menores de 25 años y el 54% de las personas mayores de 66 años no tienen conexión a Internet.

Agrega que la baja asequibilidad consolida la exclusión de los hogares de menores ingresos. El costo del servicio de banda ancha móvil y fija para la población del primer quintil de ingresos llega al 14% y el 12% de su ingreso, respectivamente. Esto es alrededor de 6 veces el umbral de referencia de 2% del ingreso recomendado por la Comisión de Banda Ancha de Naciones Unidas.

El estudio revela que los datos de movilidad durante los primeros meses de las cuarentenas muestran un mundo paralizado en lo físico, pero no en lo virtual. El tráfico en sitios web y el uso de aplicaciones de teletrabajo, educación en línea o aprendizaje a distancia y compras en línea revelan un significativo aumento del uso de soluciones digitales. Entre el primer y segundo trimestre de 2020, el uso de soluciones de teletrabajo aumentó un 324% y la educación a distancia más del 60%.

Sin embargo, el uso de soluciones de educación en línea solo es posible para quienes cuentan con conexión a Internet y dispositivos de acceso, y en América Latina el 46% de los niños y niñas de entre 5 y 12 años vive en hogares que no están conectados. El acceso de los hogares a los dispositivos digitales es también desigual en la región: mientras entre el 70% y el 80% de los estudiantes en los niveles socioeconómicos más altos tiene computadoras portátiles en sus hogares, solo entre el 10% y el 20% de los estudiantes pertenecientes a los quintiles de menores ingresos cuentan con estos dispositivos.

“La diferencia entre los estratos económicos más altos y más bajos condiciona el derecho a la educación y profundiza las desigualdades socioeconómicas. Para garantizar una educación inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de todo el ciclo educativo, se debe aumentar no solo la conectividad y la infraestructura digital sino también las habilidades digitales de maestros y profesores, así como la adecuación de los contenidos educativos al ámbito digital”, subrayó la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.

En relación al porcentaje de puestos de trabajo que pueden migrar al teletrabajo, el reporte precisa que está positivamente vinculado al nivel del PIB per cápita y a menores grados de informalidad.   En Europa y los Estados Unidos, casi el 40% de los trabajadores puede trabajar desde su hogar, mientras que, en el caso de América Latina, la CEPAL estima que alrededor del 21,3% de los ocupados podría teletrabajar.

El documento destaca que el Internet mitiga el impacto de la crisis en las empresas. Precisa que, entre marzo y abril de 2020, el número de páginas web empresariales aumentó 800% en Colombia y México y alrededor del 360% en Brasil y Chile. En junio de 2020, la presencia en línea de empresas de comercio minorista aumentó el 431% con respecto a junio de 2019.

Finalmente, el informe señala que la pospandemia estará caracterizada por una nueva demanda basada en canales en línea que implicarán un esfuerzo de los países y el sector privado por entregar un mejor servicio. La nueva oferta estará basada en la flexibilidad, la cercanía local y la capacidad de reacción.

“La productividad y el cambio estructural seguirán siendo factores ineludibles para el desarrollo. La región debe avanzar hacia sistemas productivos más diversificados, homogéneos e integrados para aumentar la productividad y la inclusión productiva, lo que se traduciría en mayores niveles de empleo y salarios”, concluyó Alicia Bárcena.

Académica advierte sobre los riesgos de la vuelta a clases presenciales sin contar aún con una vacuna

Un estudio realizado por Catalina González, doctora en Salud Pública y académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Valparaíso, junto a la estudiante Paullette Hidalgo, advierte sobre los riesgos y el impacto que tendría el retorno de los tres millones y medio de alumnos de la enseñanza prebásica, básica y media al sistema escolar.

La investigadora llevó a cabo una recopilación bibliográfica de toda la evidencia científica disponible sobre Covid-19 en población infantil (de cero a 19 años de edad), análisis que incluyó información epidemiológica con datos obtenidos del Ministerio de Salud y su Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), como también la revisión de artículos internacionales de países como Estados Unidos, Reino Unido e Italia, además de China y otros países asiáticos.

El estudio reportó que en Chile, al 23 de julio de 2020, se habían diagnosticado casi treinta mil casos (29.924) de COVID-19 en niños, niñas y adolescentes, con 51 casos fallecidos, correspondientes a la suma de defunciones de casos COVID-19 confirmados con PCR positivo y casos sospechosos. Además, mil 83 menores de edad han sido hospitalizados en algún momento por COVID-19. 

La doctora González afirmó que “la letalidad por COVID-19 es mayor en lactantes y preescolares, y menor en los adolescentes. Si se considera sólo las defunciones por COVID-19 en menores de edad de casos confirmados con PCR positivo, se registran 18 casos”.

Respecto a la transmisión del coronavirus en ámbitos escolares, la investigadora sostuvo que la literatura internacional señala que “uno de los modelos matemáticos hecho por la Universidad de Granada, España, estimó que en aulas de diez alumnos por sala, en el primer día de clases cada escolar interactuará en promedio con 74 personas y el segundo día llegará a estar expuesto a 808 personas. Otro caso analizado ocurrió en un establecimiento de enseñanza media en Francia, con alumnos de 15 y 17 años, donde se contagió dentro de la escuela el 40,9 por ciento de los alumnos y del personal. Otro modelo matemático hecho en Corea del Sur, en una escuela reabierta, estimó que la tasa de transmisión aumentaría diez veces, esperándose que en siete días el contagio abarcaría al 28,4 por ciento de los escolares y a los 14 días al 33,6 por ciento”.

Al consultar por el comportamiento de los escolares y las medidas de  autocuidado en los colegios, la académica mencionó un estudio realizado en Wuhan, China, que “mostró que sólo el 42,05 por ciento de los escolares realizó el lavado de manos y un 51,60 por ciento mantuvo las instrucciones de uso mascarillas. El resto de los niños no siguió las instrucciones”.

Catalina González aseguró que son muy pocos los casos en el mundo en que los colegios han regresado a clases presenciales y que, a pesar de que se tomen todas las medidas de autocuidado (uso de mascarilla, distanciamientos social y lavado de manos), al permanecer por un tiempo prolongado en una sala de clases, que es un lugar cerrado, aumentará el riesgo de contagio.

“Cuando se reabran los establecimientos educacionales ocurrirán rebrotes. Habrá un porcentaje de niños, niñas y adolescentes que desarrollará la enfermedad en forma moderada y grave. Además, aunque para esta enfermedad las muertes en este grupo etario son mucho menos frecuentes, esto no significa que no se producirán. También la evidencia científica alerta al sistema de salud pública que después de la liberación del bloqueo, los transportes públicos serán las principales fuentes de transmisión del SARS-CoV-2 en las ciudades metropolitanas. Por lo tanto, aunque en la escuela se tomaran todas las medidas en forma estricta, aquellos escolares que usen el transporte público podrían contagiarse durante el traslado y de ahí traspasar el virus a parte de la comunidad escolar”.

Finalmente, la doctora González afirmó que el objetivo del estudio es proporcionar los argumentos necesarios para decidir si los escolares deberían volver al sistema escolar presencial o permanecer en confinamiento hasta que se encuentre una vacuna que genere la inmunidad necesaria para que la población infantil esté protegida del coronavirus.

“En esta situación de pandemia, si se reabre la escuela se asegura el derecho a la educación a cambio de exponer a la enfermedad y muerte a niños, niñas y adolescentes. Por tanto, cabe preguntarse ¿cuál es la alternativa que producirá el bien mayor y el mal menor? En nuestra opinión, entre ambos imperativos -el derecho a la salud y el derecho a la educación- debiera primar el derecho a la salud”.
 

Estudio revela estado de gestión de riesgos climáticos en bancos de América Latina y el Caribe

Una encuesta entre 78 entidades financieras de América Latina y el Caribe, que representan 54% de los activos totales manejados por el sector bancario en la región, reveló que 38% de los bancos incorpora lineamientos asociados al cambio climático en su estrategia y 24% tiene una política de evaluación y divulgación de riesgos climáticos.

El estudio Cómo los bancos incorporan el cambio climático en su gestión de riesgos – 1era encuesta en América Latina y el Caribe” fue presentado hoy durante un seminario web y elaborado por la Iniciativa Financiera del Programa de la ONU para el Ambiente (UNEP FI) y CAF – banco de desarrollo de América Latina, con la colaboración de la Federación Latinoamericana de Bancos (FELABAN).

En la encuesta, 69% de los bancos indicaron que el sector económico que se percibe como más expuesto a riesgos climáticos es el silvoagropecuario, seguido del sector de generación de energía, con 44%.  Además, 80% de los bancos indicó que el principal riesgo físico a incorporar en su evaluación y gestión de riesgos es la “inundación”, seguido por la “sequía”, que fue mencionado por 41 % de los encuestados.

El estudio señala que el sector bancario de América Latina y el Caribe tiene una gran oportunidad de avanzar en la evaluación de los riesgos asociados al cambio climático en sus planes y estrategias, con el objetivo de aumentar su resiliencia y prepararse mejor para apoyar la transición hacia economías bajas en carbono.

De acuerdo con el análisis, 41% de los bancos encuestados en la región sostiene que no tiene mecanismos para identificar, analizar y gestionar riesgos climáticos.

Los autores de la encuesta concluyen que los riesgos climáticos no se gestionan, principalmente, por falta de información respecto al impacto financiero del cambio climático y por la ausencia de exigencias de parte de los entes reguladores.

Aún los bancos tienden a percibir los riesgos climáticos desde la perspectiva de cómo impactan las empresas al medio ambiente, y no de cuál es el grado de exposición de esas empresas frente a las amenazas climáticas, lo cual es clave de cara al aumento esperado de impactos relacionados con un clima más extremo, señala el reporte.

De acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), dada la actual concentración y las continuas emisiones de gases de efecto invernadero, es probable que a finales de siglo el incremento de la temperatura mundial supere los 1,5 ˚C sobre los niveles preindustriales, esto vendrá con aumentos en el nivel del mar y una mayor frecuencia e intensidad de los impactos del cambio climático.

“En la última década, los bancos de América Latina y el Caribe han avanzado significativamente en la incorporación de criterios de sostenibilidad en sus distintas áreas de trabajo. El estudio que hoy presentamos contribuirá además a que puedan oportunamente gestionar riesgos climáticos en sus carteras de financiamiento”, dijo Julián Suárez Migliozzi, vicepresidente de Desarrollo Sostenible de CAF.

“La evaluación de riesgos climáticos es clave para el objetivo de alinear a la industria bancaria con una economía global sostenible y equitativa en el siglo XXI, que adquiere aún más relevancia hoy que necesitamos reconstruir mejor tras la pandemia de la COVID-19”, señaló Eric Usher, director de UNEP FI.

El reporte llama a seguir las recomendaciones del Grupo de Trabajo internacional sobre divulgaciones financieras relacionadas con el clima (TCFD), y a replicar iniciativas como el proyecto piloto de UNEP FI con 16 de los principales bancos del mundo para desarrollar herramientas analíticas e indicadores que ayuden a fortalecer la evaluación y divulgación de riesgos climáticos. Esto está incluido en el Curso Virtual de “Cambio Climático y TCFD: Riesgos y Oportunidades para el sector bancario” de UNEP FI con la colaboración de CAF.

La encuesta reveló que 53% de los bancos utilizan el Reporte de Sustentabilidad como mecanismo para divulgar riesgos asociados al cambio climático, mientras que solo 16% de los bancos reporta a través de formularios financieros regulatorios conforme a las recomendaciones del TCFD. 

Debido al desconocimiento y poca claridad respecto a definiciones relacionadas a los riesgos climáticos, los autores también llaman al sector bancario de la región a trabajar en la elaboración de una taxonomía que permita dar a conocer definiciones comunes en la banca latinoamericana sobre estos temas.

La Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente es una alianza única entre el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el sector financiero a escala mundial a través de la membresía de más de 300 instituciones financieras, entre bancos, aseguradoras e inversionistas, y su red de más de 100 instituciones de apoyo, para ayudar a crear un sector financiero que sirva a las personas y al planeta al tiempo que genera impactos positivos.

Organizaciones impulsan campaña para empoderar mujeres rurales, indígenas y afrodescendientes frente a la pandemia

Veinticinco instituciones de gobierno, instancias de cooperación internacional, centros de investigación, organizaciones de la sociedad civil y entidades privadas de toda América Latina, además de agencias y programas de Naciones Unida, lanzaron hoy la quinta edición de la campaña #MujeresRurales, mujeres con derechos.

La campaña regional de comunicación, liderada por la FAO, busca reconocer las formas de organización, los conocimientos, capacidades y las necesidades urgentes de las mujeres rurales, indígenas y afrodescendientes de la región, acrecentadas por la pandemia de COVID-19.

Las 25 organizaciones e instituciones destacaron el rol central que juegan las mujeres rurales en la producción, abastecimiento y comercialización de alimentos, así como en la preservación de conocimientos y saberes tradicionales.

Las mujeres rurales continúan trabajando para responder a la demanda de alimentos en las ciudades, comunidades rurales y en sus propias familiasNo obstante, muchas de ellas enfrentan serias limitaciones para acceder a recursos productivos, como la tierra, el agua, insumos agrícolas, financiamiento, seguros y capacitación, además de diversas barreras para colocar sus productos en los mercados; esta situación puede llegar a ser aún más compleja para las mujeres indígenas y afrodescendientes.

Además, muchas de ellas trabajan de manera informal, por lo que no cuentan con mecanismos de protección social, que hoy se han vuelto una necesidad fundamental.

En América Latina y el Caribe, donde el hambre ha alcanzado a 47,7 millones de personas en 2019 –cifra que podría llegar a casi 67 millones para 2030, incluso sin considerar el impacto de la pandemia–, la quinta edición de la Campaña busca difundir información y propuestas de soluciones para la situación de las mujeres rurales, con énfasis en la seguridad alimentaria y nutricional, en la reducción de la pobreza, en la eliminación de la violencia de género, así como apoyar las políticas públicas que impulsan las instituciones de gobierno en los países para atender esta situación.

Desde antes de la pandemia, las mujeres rurales enfrentaban una gigantesca sobrecarga de trabajo no remunerado, labores productivas, familiares y domésticas por las cuales no reciben pago alguno.

Los desafíos de la pandemia no han hecho más que complejizar esta situación, pues además de sus actividades productivas, las mujeres deben dedicar una mayor parte de su tiempo a cuidar de niñas y niños que dejaron de ir a la escuela, y a atender a personas enfermas y de la tercera edad.

A esta situación crítica, se suman los recientes reportes sobre posibles incrementos de la violencia de género, a raíz de las necesarias medidas sanitarias y de aislamiento social que se han implementado en los países de la región para hacer frente a la pandemia.

La Campaña busca visibilizar a las mujeres como guardianas e impulsoras del desarrollo sostenible, en línea con la Agenda 2030 para no dejar a nadie atrás.

Asimismo, busca sumar esfuerzos y continuar avanzando en la implementación de políticas y programas públicos y privados intersectoriales que reconozcan y actúen sobre los desafíos que enfrentan las mujeres rurales, indígenas y afrodescendientes, colocándolas al centro de las estrategias de desarrollo sostenible.

Las instituciones que organizan la quinta edición de la campaña son:

1.     Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – FAO
2.     Alianza de Cónyuges de Jefes de Estado y Representantes – ALMA
3.     Banco Mundial
4.     Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural – RIMISP
5.     Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL
6.     Consejo Indígena de Centro América – CICA
7.     Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas – ECMIA
8.     Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola – FIDA
9.     Fundación Microfinanzas BBVA
10.  Fundación Promoción y Desarrollo de la Mujer de Chile – PRODEMU
11.  Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura – IICA
12.  Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias – IFPRI
13.  Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas de México
14.  Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina
15.  Ministerio de Ganadería, Pesca y Agricultura de Uruguay
16.  Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
17.  ONU Mujeres
18.  Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial – ONUDI
19.  Organización Internacional para las Migraciones – OIM
20.  Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD
21.  Programa Mundial de Alimentos – PMA
22.  Reunión Especializada de Agricultura Familiar del Mercosur – REAF Mercosur
23.  Secretaria de Agricultura Familiar y Cooperativismo de Brasil
24.  Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura de Chile
25.  Sistema de la Integración Centroamericana – SICA

Las instituciones que trabajan en el empoderamiento de mujeres rurales en América Latina y el Caribe pueden sumarse a la campaña mediante el siguiente registro. Así también, pueden seguir y difundir las historias y contenidos en TwitterFacebook e Instagram.

Contracción de la actividad económica de América Latina se profundiza a causa de la pandemia: caerá -9,1% en 2020

La actividad económica en el mundo está cayendo más de lo previsto hace unos meses como consecuencia de la crisis derivada de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) y, con ello, aumentan los impactos externos negativos sobre América Latina y el Caribe a través del canal comercial, de términos de intercambio, de turismo y de remesas. Además, la región se encuentra hoy en el epicentro de la pandemia y, si bien algunos gobiernos han comenzado a aliviar las medidas de contención, otros han debido continuarlas o incluso intensificarlas ante el persistente aumento de los casos diarios de la enfermedad.

Así lo señala Informe especial COVID-19 N⁰ 5 de la CEPAL, titulado Enfrentar los efectos cada vez mayores del COVID-19 para una reactivación con igualdad: nuevas proyecciones, que fue presentado este miércoles 15 de julio por la Secretaria Ejecutiva del organismo de las Naciones Unidas, Alicia Bárcena, en una conferencia de prensa virtual realizada desde Santiago de Chile.

Según el informe, dado que tanto el choque externo como el interno se han intensificado, la región evidenciará una caída del producto interno bruto (PIB) de -9,1% en 2020, con disminuciones de -9,4% en América del Sur, -8,4% en América Central y México y -7,9% para el Caribe excluyendo Guyana, cuyo fuerte crecimiento lleva al total subregional a una contracción menor (de -5,4%).

El documento plantea que la caída en la actividad económica es de tal magnitud que llevará a que, al cierre de 2020, el nivel del PIB per cápita de América Latina y el Caribe sea similar al observado en 2010, es decir, habrá un retroceso de 10 años en los niveles de ingreso por habitante.

“Se prevé ahora un aumento también mayor del desempleo, que a su vez provocará un deterioro importante en los niveles de pobreza y desigualdad”, declaró Alicia Bárcena en su presentación.

Se espera que la tasa de desocupación regional se ubique alrededor del 13,5% al cierre de 2020, lo que representa una revisión al alza (2 puntos porcentuales) de la estimación presentada en abril y un incremento de 5,4 puntos porcentuales respecto del valor registrado en 2019 (8,1%). Con la nueva estimación, el número de desocupados llegaría a 44,1 millones de personas, lo que representa un aumento cercano a 18 millones con respecto al nivel de 2019 (26,1 millones de desocupados). Estas cifras son significativamente mayores que las observadas durante la crisis financiera mundial, cuando la tasa de desocupación se incrementó del 6,7% en 2008 al 7,3% en 2009 (0,6 puntos porcentuales), indica el reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Por otro lado, la caída de -9,1% del PIB y el aumento del desempleo tendrían un efecto negativo directo sobre los ingresos de los hogares y su posibilidad de contar con recursos suficientes para satisfacer las necesidades básicas.

En ese contexto, la CEPAL proyecta que el número de personas en situación de pobreza se incrementará en 45,4 millones en 2020, con lo que el total de personas en esa condición pasaría de 185,5 millones en 2019 a 230,9 millones en 2020, cifra que representa el 37,3% de la población latinoamericana. Dentro de este grupo, el número de personas en situación de pobreza extrema se incrementaría en 28,5 millones, pasando de 67,7 millones de personas en 2019 a 96,2 millones de personas en 2020, cifra que equivale al 15,5% del total de la población.

La CEPAL también proyecta una mayor desigualdad en la distribución del ingreso en todos los países de la región: el índice de Gini se incrementaría entre un 1% y un 8% en los 17 países analizados, y los peores resultados se esperan en las economías más grandes de la región.

Según el informe, los países de la región han anunciado grandes paquetes de medidas fiscales para hacer frente a la emergencia sanitaria y mitigar sus efectos sociales y económicos. Además, la magnitud de la crisis actual ha llevado a las autoridades monetarias a incluir herramientas convencionales y no convencionales en su accionar. Las acciones de los bancos centrales de la región han estado encaminadas no solo a atenuar los efectos de la crisis y sentar las bases para una eventual reactivación, sino también a la preservación de la  estabilidad macro-financiera de las economías.

“Si bien los países de la región han anunciado medidas muy importantes, en la medida que se extiende el confinamiento se requieren esfuerzos adicionales para satisfacer necesidades básicas y sostener el consumo de los hogares. La CEPAL ha realizado varias propuestas incluyendo la implementación de un ingreso básico de emergencia como instrumento de protección social, un bono contra el hambre -equivalente al 70% de una línea de regional pobreza extrema (67 dólares de 2010) y cuyo costo total se estima en 27,1 miles de millones de dólares  (0,52% del PIB regional), y varias iniciativas de apoyo a empresas y trabajadores en riesgo. Para la implementación de cualquiera de estas líneas de acción es necesario fortalecer el rol de las instituciones financieras internacionales de forma que puedan apoyar mejor a los países”, enfatizó Alicia Bárcena.

Los esfuerzos nacionales deben ser apoyados por la cooperación internacional para ampliar el espacio de política a través de mayor financiamiento en condiciones favorables y alivio de la deuda. Asimismo, avanzar en la igualdad es fundamental para el control eficaz de la pandemia y para una recuperación económica sostenible en América Latina y el Caribe”, afirmó Barcena.

UNESCO Y DDB PARÍS DEMUESTRAN QUE EL MUNDO ANTES DEL COVID-19 NO ERA TAN NORMAL

La UNESCO ha lanzado una campaña mundial para poner en cuestión nuestra percepción de la normalidad bajo el nombre de 2’20’’, la cual no necesita argumentos complejos para hacerlo. Simplemente presenta información objetiva sobre el mundo antes y durante la pandemia. En conjunto, estos hechos invitan a los espectadores a reflexionar sobre lo que es normal, sugiriendo que hemos aceptado lo inaceptable durante demasiado tiempo.

Como agencia intelectual de las Naciones Unidas, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) considera que la necesidad de un cambio duradero debe arraigarse en los corazones y las mentes de las personas de todo el mundo antes de que pueda hacerse realidad.

La campaña forma parte de un esfuerzo más amplio de la UNESCO para reflexionar sobre el mundo del mañana, en particular a través de la iniciativa del Foro de la UNESCO, un laboratorio de ideas que reúne a destacadas pensadoras, el movimiento Resiliart, una serie de mesas redondas sobre el futuro de la cultura y las industrias culturales, la Red de Alfabetización del Futuro, así como el programa Los futuros de la educación y las recomendaciones mundiales sobre la Ciencia Abierta y la ética de la Inteligencia Artificial.

La campaña fue creada por la agencia DDB de París y trata de temas importantes en las que la UNESCO empezó a trabajar mucho antes de que la pandemia las pusiera en el centro de atención.