Medio Ambiente

Fundación Reforestemos y el rapero SEO2 lanzan la primera tiradera por el planeta

La amenaza al equilibrio medioambiental del planeta ha alcanzado tal gravedad, que la causa para detener el cambio climático se ha convertido en una bandera de lucha transversal, sobrepasando la esfera pública. Actualmente, distintos actores del mundo privado y ciudadano se han involucrado con este objetivo, buscando aportar a la visibilización y acción contra esta problemática.

Uno de ellos es SEO2, rapero chileno considerado uno de los más populares a finales de los 90 y principios del nuevo milenio, quien se unió a la causa de la mano de Fundación Reforestemos, lanzando un video musical que relata el impacto del exceso de Dióxido de Carbono (CO2) en el medioambiente, con el fin de informar y motivar a los jóvenes. Con rimas como “Yo subo la temperatura en el escenario. Tu subes la temperatura en el globo terráqueo” o “y es que tu ola de calor, nos puede sofocar. Pero esta música es eterna. No se puede quemar”, el artista relata el fenómeno de manera directa y entretenida, finalizando con un llamado a la acción para combatirlo: ayudar a reforestar plantando árboles nativos.

Utilizando una propuesta innovadora, el músico y la ONG basan su campaña en el alcance de palabras entre el nombre artístico y la fórmula química del Dióxido de Carbono (CO2), levantando el desafío “SEO2 v/s CO2, una tiradera por el planeta”, mediante la cual el rapero se plantea como oponente del CO2, incriminándolo como el principal responsable del cambio climático, con la idea de invitar a sus amigos de la música a responderle y apoyarle a través de sus propias composiciones.

Esta iniciativa cobra especial relevancia tras la publicación, a fines de septiembre, del estudio “Inventario Nacional de la calidad del aire”, realizado por la Universidad de Chile, Universidad Federico Santa María y el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2. Este documento revela el balance nacional de producción de CO2, estimando que cada año se llega a las 85.402 kilotoneladas, cifra de la cual se puede calcular una producción cercana a las 5 toneladas de CO2 por cada habitante, en un año. Esto nos sitúa como uno de los países de Latinoamérica que más contribuye al cambio climático, en relación al volumen de su población.

Suzanne Wylie, directora ejecutiva de Fundación Reforestemos, explica “que esta campaña representa la filosofía con que hemos abordado nuestra gestión durante nuestros más de 10 años de trayectoria: generando sinergia entre distintos actores del mundo privado, público y ciudadano. Creemos que esta propuesta es una oportunidad para acercar nuestro propósito a nuevas audiencias, entregando un mensaje fuerte y claro respecto al peligro del cambio climático y lo fácil y necesario que es sumarse a la causa, en este caso, restaurando los bosques nativos junto a Fundación Reforestemos”.

La campaña fue ideada por la agencia de publicidad Havas, quienes se propusieron encontrar una nueva forma de educar a los segmentos jóvenes ante la problemática del calentamiento global, explica Cristian Pavez, uno de sus directores creativos. “Llegamos a SEO2 por su calidad de referente  en el mundo del rap y su talento natural para entonar esta tiradera, que no es una canción ni un jingle,  sino la verdad mostrada de una manera  atractiva, que propone  la solución de la reforestación,  concientizando sobre la importancia de la misma”, señala Kenneth Foweraker, también director creativo de la consultora.

El lanzamiento y difusión del material se ha hecho íntegramente de manera digital, viralizando el video a través de redes sociales y Whatsapp, cruzada a la que se han sumado Martín Acertijo y Vitami, entre muchos otros artistas comprometidos con el cuidado del planeta.

Especialista sobre transición energética: “En estas condiciones no llegamos a la meta 2030”

Este lunes 24 de octubre desde las 17:00 horas en el Cepec de la Usach, se llevará a cabo el seminario “Crisis actual para avanzar en la transición energética, cambios regulatorios y definiciones estratégicas”.

En el encuentro participarán el ministro de Energía, Diego Pardow; la senadora Loreto Carvajal, Presidenta de la Comisión de Minería y Energía; la senadora Paulina Núñez, Presidenta de la Comisión de Medio Ambiente y el diputado Daniel Melo, Presidente de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados.

Atendiendo a que la transición energética es una condición indispensable para lograr un desarrollo más sostenible y armónico en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de las Naciones Unidas, el diagnóstico realizado por el departamento de Ingeniería Eléctrica USACH señala que Chile no podrá cumplir con la meta del proceso de transición energética proyectada al 2030.

“Si bien las tarifas no van a subir de momento, si no se toman las medidas adecuadas podría gatillar una situación bastante compleja”, sostuvo Humberto Verdejo, académico del departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Santiago.

“Las condiciones no están dadas para alcanzar la meta 2030. Las últimas semanas se han reportado noticias que desafortunadamente apuntan en el sentido totalmente opuesto y podrían retrasar las metas propuestas. En función de lo anterior, el seminario tendrá como objetivo recoger propuestas para superar los problemas detectados y avanzar decididamente en tener un sistema energético seguro y sostenible en el tiempo”, complementó el ingeniero civil eléctrico.

Y es que dentro de los principales factores identificados está el retraso en la construcción de líneas de transmisión, la insolvencia de algunas empresas de generación renovables, la inflexibilidad en la operación diaria del sistema eléctrico, la ralentización del proceso de descarbonización, entre otras, lo que impactará negativamente al país, restándole competitividad en materia energética, productiva y ambiental.

Este encuentro a desarrollarse el próximo lunes 24 de octubre, también tendrá exponentes de la industria, de la Sociedad Civil y del mundo académico. El seminario será transmitido a través de la cuenta de Youtube de la Universidad de Santiago.

Investigación comparará cómo se transporta el polvo en el desierto de Atacama y en el de Namibia

“Atacama Desert Dust Emission Research (ADDER): Resolving aeolian dust source dynamics” es el nombre del proyecto que desarrollarán Valentina Flores, académica e investigadora del Departamento de Geología de la Universidad de Chile; Joanna Nield, investigadora de la Universidad de Southampton; Matthew Baddock, investigador de la Universidad de Loughborough; y Giles Wiggs, investigador de la Universidad de Oxford.

El objetivo de esta investigación será realizar un paralelo sobre las características y procesos de transporte por viento entre el desierto de Namibia y de Atacama. “El desierto de Atacama tiene muchas similitudes con el desierto de Namibia. Ambos están en la costa oeste de un continente y hay ciertos elementos de circulación atmosférica y oceánica que son similares”, explica Valentina Flores.

La profesora de la Universidad de Chile se unió al equipo de investigadores del Reino Unido en enero, mientras se encontraba realizando estudios de transporte eólico en la Patagonia. “La colaboración surgió a raíz de conversaciones sobre mis apreciaciones del desierto de Atacama, cómo son los distintos tipos de suelo y las fuentes de polvo en el desierto”, comenta. La investigadora, que realizó su tesis doctoral, ha continuado trabajando sobre este tema en la zona.

En julio de este año, el equipo fue notificado sobre la adjudicación de un fondo del Natural Environment Research Council (NERC), institución del Reino Unido que financia la investigación e innovación para la ciencia ambiental. Para la primera etapa del proyecto, la académica se trasladó al desierto de Namibia, donde realizó el primer acercamiento y establecimiento de redes de colaboración. Durante el próximo año, el grupo de investigadores viajará a Chile para dirigirse al desierto de Atacama y continuar con los estudios.

Flores destaca la importancia de trabajar en este proyecto con Nield, Baddock y Wiggs, connotados investigadores en ciencias de la tierra de Reino Unido. Asimismo, asegura que esta oportunidad también será valiosa para el Departamento de Geología de la U. de Chile. “La idea es involucrar a más investigadores y estudiantes en estos proyectos”, agrega. El estudio también incluye a miembros del centro “Gobabeb Namib Research Institute”.

El proyecto buscará comprender cuándo, dónde y cómo se transporta el polvo en ambos desiertos, debido a que este traslado de partículas puede ser perjudicial para la salud, es capaz de contaminar los sistemas ambientales y puede influir en el clima. Junto a ello, el polvo de los sectores áridos puede ser alto en hierro y nutrientes, por lo que es importante entender cómo estimula la actividad marina en las aguas superficiales.

Las y los académicos también estudiarán el impacto que producen actividades como la minería en la generación de polvo arrastrado por el viento. “Con base en los resultados de este proyecto, el equipo desarrollará una relación de colaboración a largo plazo que explorará los efectos del polvo en Atacama con más detalle, a través de propuestas de subvenciones adicionales”, indica la propuesta.

Sector residencial produce más del 90% de las emisiones de Material Particulado que contamina el aire de Chile

191 kilotoneladas de Material Particulado Grueso (PM10) y 173 kilotoneladas de Material Particulado Fino (PM2.5) se estima que genera el país en promedio al año, contaminantes atmosféricos que corresponden a aquellas partículas líquidas o sólidas que se encuentran en suspensión en el aire y que tienen un importante impacto en la salud de la población. Así lo plantea un estudio desarrollado por un equipo de investigadores de la Universidad de Chile, de la Universidad Federico Santa María y del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 publicado en la revista Earth System Science Data, un trabajo que busca aportar al desarrollo de políticas orientadas a resguardar la salud de la población y mitigar el cambio climático.

La estimación del Material Particulado que genera el país es solo uno de los indicadores de esta investigación que presenta un mapa nacional de las emisiones para distintos tipos de gases contaminantes. “Lo que buscamos con este trabajo es tener una consistencia entre los indicadores de Gases de Efecto Invernadero y los contaminantes de calidad del aire, donde está el carbono negro, que juega un rol tanto en la calidad del aire como en el cambio climático, al igual que el ozono. El objetivo es que esto sea una herramienta a partir de la cual se puedan desarrollar políticas públicas que puedan abordar, de manera conjunta, tanto la calidad del aire como el cambio climático, y se puedan buscar los cobeneficios de las medidas que se implementen”, señala Nicolás Huneeus, académico del Departamento de Geofísica de la U. de Chile y uno de los autores del estudio.

El inventario no solo presenta información actualizada de las emisiones nocivas para la salud y de los denominados Gases de Efecto Invernadero, también los distribuye territorialmente con una alta resolución, de 1 kilómetro por 1 kilómetro, de acuerdo a la actividad humana que los produce: el sector residencial, vehicular, energético, industrial o minero.

En términos globales, la investigación permitió determinar que el sector residencial es responsable de más del 90% de las emisiones de Material Particulado, tanto grueso (PM10) como fino (PM2,5), así como del 81% del monóxido de carbono (CO) y del 87% del total de de los Compuestos Orgánicos Volátiles (VOC). En este último grupo de gases se encuentra el metano (CH4), compuesto asociado a la destrucción de la capa de ozono y al cambio climático. Por otro lado, los sectores de energía e industria contribuyen significativamente a las emisiones de amoníaco (NH3), dióxido de azufre (SO2) y dióxido de carbono (CO2), mientras que el sector transporte domina las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y CO2, y el sector minero es el que más genera SO2.

Una de las emisiones con mayor impacto en la salud de la población es el Material Particulado fino (PM2.5), que penetra a lo largo de todo el sistema respiratorio hasta los pulmones, produciendo irritaciones e incidiendo en diversas enfermedades. Este tipo de contaminantes es generado mayoritariamente en el centro y sur de Chile, principalmente por el sector residencial en ambos casos, y es uno de los grandes contribuyentes a la mala calidad del aire en estos territorios. El consumo de leña en núcleos urbanos es el principal problema en este ámbito, sobre todo en la Macrozona Sur.

En la Región Metropolitana, en tanto, donde reside más del 40% de la población del país, si bien la quema de leña para calefacción y cocina está prohibida, sigue siendo la principal fuente de PM2.5 debido a su uso en la periferia. Sin embargo, a diferencia de las ciudades del sur, se observan aportes significativos de otras fuentes. De hecho, dentro del área metropolitana de Santiago el sector que más contamina es transporte, que representa el 22% del total de emisiones PM2.5 y casi el 90% de los óxidos de nitrógeno (NOx), gases asociados a la quema de combustible y a la generación de smog. Estos últimos, que dominan en Chile central debido a la mayor población, centros urbanos y tráfico vehicular, no solo tienen consecuencias para la salud, también contribuyen al calentamiento global y pueden provocar lluvia ácida.

En la Macrozona Norte, las emisiones de PM2.5 provienen principalmente de los sectores energía e industria, y predominan en zonas urbanas como la comuna de Mejillones, que concentra más del 20% de todas las emisiones PM2.5 de esta área. El 99% del PM2.5 de esta ciudad, en específico, proviene de las centrales termoeléctricas. El dióxido de azufre (SO2), por otra parte, tiene una mayor presencia en la zona norte del país, en consonancia con una mayor participación de la actividad minera, especialmente las fundiciones. Las localidades que se enfrentan a altas concentraciones de este gas están expuestas a enfermedades respiratorias. Estas emisiones, además, son la principal causa de la lluvia ácida.

Las principales emisiones determinantes del cambio climático son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4), y los óxidos nitrosos (N2O). A este grupo, los investigadores agregan el carbono negro, comunmente conocido como hollín, que pese a no ser un gas también es un forzante del cambio climatico. El primero de estos gases, no obstante, es el más importante, ya que pesa cerca de un 90% de todo el impacto del cambio climático, comenta el investigador de la Universidad Federico Santa María, Mauricio Osses. De todas formas, uno de los gases que se incorporan dentro de los indicadores de los Compuestos Orgánicos Volátiles (VOC) es el metano, que -de acuerdo al estudio- sería producido en un 87% por el sector residencial.

En relación al CO2, el balance nacional de producción nacional estimada al año llega a las 85.402 kilotoneladas, cifra de la cual se puede calcular una producción cercana a las 5 toneladas de CO2 per capita al año, lo que nos sitúa como uno de los países de Latinoamérica que más contribuye al cambio climático respecto a su volumen de población. Las emisiones de CO2 en Chile se distribuyen principalmente en el norte y centro del país, particularmente donde abundan las centrales termoeléctricas, que aportan 33.911 kilotoneladas de este gas al año. Le siguen los sectores transporte e industrial, con 22.770 y 13.804 kilotoneladas al año, respectivamente.

Nicolás Alamos, economista de la Universidad de Chile e investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, afirma que los índices de CO2 identificados en este estudio son consistentes con las cifras reportadas por el país. Por lo mismo, plantea que “el principal aporte en este ámbito es su utilidad a nivel de políticas públicas. Es muy diferente tener totales nacionales o regionales a este nivel de espacialización que nosotros hemos desarrollado, distinguiendo también a los sectores que contribuyen a estas emisiones. De esta forma, es un modelo que permite orientar de manera más efectiva las medidas de mitigación”.

En relación al CO2, agrega Mauricio Osses, “lo que estamos haciendo es complementar y expandir la información que tiene el Ministerio del Medio Ambiente, que está obligado a contar con inventarios nacionales de gases de efecto invernadero desde que Chile es parte de la OCDE. Y como tiene que reportarlo a nivel nacional, no se había desarrollado con este nivel de detalle, ese es el valor que estamos tratando de entregar acá, que permite saber incluso a nivel comunal o en un barrio a qué nivel de contaminación está expuesta la población y de dónde viene esta. La situación entre el norte, el centro y el sur es completamente distinta y este artículo lo que hace es entregar esa diferenciación entre las distintas localidades de Chile”.

El equipo de investigadores actualmente está perfeccionando el inventario en diálogo con autoridades para fortalecer las bases y los instrumentos utilizados. “Ahora estamos en conversaciones con el Registro de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (RETC), comentando algunas cosas que faltaban, e inconsistencias que encontramos. También estamos viendo la posibilidad de integrar emisiones para más contaminantes y sectores no incluidos en la primera versión del inventario”, señala Nicolás Huneeus. A futuro, adelanta el académico de la Universidad de Chile, “queremos aplicar estas emisiones a modelos numéricos para ver cómo se mueve la contaminación en el aire y cuáles son las zonas que se ven más afectadas. De esta forma, es posible tener mayor claridad sobre las políticas que hay que implementar para poder tener un mayor impacto en términos de reducción de contaminantes. Esta distribución espacial era un paso previo necesario y algo que en los países desarrollados se hace de manera regular”.

¿Cómo afecta el 18 al medio ambiente? Experto advierte que en septiembre aumentan hasta un 30% los residuos contaminantes

Según el estudio realizado por la ONG Greenpeace, en 2019, diariamente, durante el período de las celebraciones dieciocheras, una persona llegaría a producir hasta 8 kilos de basura, es decir 1,26 kilogramos de residuos al día en promedio.

Sin embargo, el Dr. Franchi, académico de la Facultad de Ciencia de la Vida UNAB, detalla que dichos antecedentes quedan al debe este 2022 porque “hay dos fenómenos que se dan en paralelo y están asociados a la conducta conocida como economía lineal, cuyo ciclo se centra en producir, comprar, consumir y tirar.  Junto a ello, se suma la existencia de alimentos envasados o embalados, principalmente, con plástico, cuyo consumo aumenta en estas fiestas y también provoca el aumento de los residuos que se generan. Y, en segundo lugar, se generan las condiciones propicias para el ‘despilfarro’ de alimentos, lo que aumenta la cantidad de residuos orgánicos que terminan siendo desechados”, señala.

En la misma línea, el Reporte del Estado del Medioambiente 2021, de igual cartera (MMA), informó de acuerdo con la declaración SINADER de 2020,  que el año 2019 en el país se generaron 19,7 millones de toneladas de residuos y, que el 40% es de origen municipal o domiciliario. Además, advirtió que la valorización y reciclaje alcanzaron un 21%, anotando una leve alza, la que se espera incrementar progresivamente con la Ley REP. No obstante, esta cifra es notablemente inferior respecto a los residuos municipales, donde la valorización no llega al 2% en promedio.

Ante las cifras patentadas, es imperativo generar acciones desde el hogar para contribuir a disminuir la contaminación durante estas fiestas patrias. Para ello, el Dr. Franchi entrega los siguientes consejos:

Planificar las compras: Realizar un consumo consciente, circular y no lineal. Con esto hablamos también de “reducir”, porque al no consumir, el mejor residuo es el que no se genera, por tal motivo, pensar si realmente necesitamos algo antes de adquirirlo.

Reducir el consumo de carne: La proporción de carne que forma parte de nuestra dieta, es el mayor aporte a emisiones de gases de efecto invernadero de responsabilidad individual. Por tanto, la reducción de consumo también podría tener un efecto nuestra contribución a las emisiones y también de agua: la producción de cada kilo de carne de vacuno genera 30 kg CO2 y 15 mil litros de agua.

Reducir el desperdicio de alimentos: Hay que buscar estrategias para que los residuos de alimentos no terminen desechados. Si sales fuera de casa lleva tus envases para llevar aquello que no consumas. Si tienes la posibilidad de compostar, hazlo.

Rechaza los plásticos de un solo uso: Los plásticos de un solo uso están prohibidos -bombillas, vasos, platos-. Si te los ofrecen recházalos y advierte que existe tal prohibición. (Ley 21.368).

Compra a granel y de proximidad: Hay que comprar sin envase y cerca a tu domicilio, reduce emisiones y residuos. Además de aportar a la economía circular y los emprendimientos de esa línea.

Asados con poco humo: Preferir la parrilla eléctrica o a gas.  Se debe considerar que un asado no contamina el medioambiente, sino el combustible que se utiliza y la cantidad de horas que se mantiene encendido. Por eso, el consejo es evitar el carbón, que es un combustible fósil. 

Celebraciones austeras: ¿Es necesario el cotillón? Todos los artículos de ornamentación son factor de contaminación, evitarlos es la mejor forma de aportar a la descontaminación ambiental.

Hacerse el hábito de aprender a reciclar en familia: Durante esta época aumenta el consumo de alcohol en botellas de vidrio. De igual forma el consumo de bebidas gaseosas en botellas plásticas y/o latas. Además, de generar mayor cantidad de elementos plásticos por los envoltorios de los kg/ de productos comprados. Por ello, es importante separar los residuos como papeles, latas, etc. y no los arrojarlos con los restos de comida, pues la comida se degrada, pero los otros residuos no.

Especialistas realizan positivo balance de las precipitaciones invernales en el marco la megasequía

La primavera llegará este 22 de septiembre, y junto con ella un aumento en las temperaturas. En este contexto, especialistas de la Universidad de Chile realizaron un balance de este invierno y lo que viene próximamente con el cambio de estación, respecto a los efectos del cambio climático y la sequía. Según los expertos, las precipitaciones aumentaron este año en comparación a otros, lo que sin duda ayuda a aumentar los caudales de los ríos y los niveles de los embalses. Sin embargo, aclaran, no basta con un invierno húmedo para superar la megasequía y salir de la escasez hídrica.

La profesora del Departamento de Geografía de la Universidad de Chile, María Christina Fragkou, explica que es necesario un cambio en el aumento sostenido de las precipitaciones, ya que “no basta con un invierno con lluvias, sino varios años con aumentadas precipitaciones para generar una recuperación de las fuentes tradicionales de agua”. En esa línea, la académica agrega que el cambio climático ya está afectando la llegada de la primavera, puesto que “podemos percibir que los árboles en estas fechas ya están floreciendo y estamos teniendo temperaturas en agosto que correspondían a septiembre. Podríamos decir que el impacto del cambio climático en la primavera ya se está observando”.

Por otra parte, el investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y académico del Departamento de Geofísica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile, Roberto Rondanelli, afirma que el cambio climático ha generado un aumento de la temperatura en la zona central. “El aumento de la temperatura promedio ha sido leve, de 1 grado o un poco más, pero los extremos de la temperatura han sido mayores. Hay que poner atención a los cambios de temperatura extremos”.

El profesor Rondanelli añade que este invierno ha sido relativamente normal, frío y no tan seco, y que se espera una primavera normal en términos ecosistémicos. “Si bien en Santiago tenemos un déficit grande de precipitaciones, si nos movemos a la región de Ñuble o hacia el sur, la situación está todavía en el rango normal de precipitaciones. Esperemos que en septiembre también llueva para la vegetación”, señaló.

De acuerdo a los especialistas de la Universidad de Chile, la sequía no ha terminado e incluso en la zona central, un año normal de precipitaciones no revierte los últimos 12 años de la megasequía. Para Roberto Rondanelli, es fundamental mantenerse informado, ya que “hay sistemas que requieren más de un año para acumular aguas, como las aguas subterráneas, y hay efectos irreversibles por la megasequía que hemos tenido en los últimos 12 años, y los años secos que fueron los años 2019 y 2021”.

Asimismo, el investigador del Centro de Ciencia del Clima dijo que es necesario mantenerse informado porque la sequía y los efectos del cambio climático se expresan en varios desastres ambientales, como las olas de calor en Europa y China e inundaciones en Pakistán.

Finalmente, la profesora María Christina Fragkou afirmó que “la ciudadanía debe entender que la crisis hídrica y climática no se podrá resolver a la brevedad, independientemente de si llueva o no. En otras palabras, debemos usar el agua y la energía con más cautela en nuestras casas, y exigir, al mismo tiempo, que el Estado regule su uso por parte de los sectores productivos”.

Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia desplegará campaña para medir gases contaminantes en Quintero

Desde la última semana de agosto y hasta octubre del presente año, investigadores e investigadoras del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 llevarán a cabo la campaña de mediciones “Estudio de contaminantes atmosféricos, determinantes e impactos en la bahía de Quintero-Puchuncaví”, una iniciativa apoyada por la Ilustre Municipalidad de Quintero y la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.

El proyecto, encabezado por el investigador del (CR)2 y académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, Rodrigo Seguel, busca dar cuenta de aquellos contaminantes atmosféricos que no son medidos en la actualidad y de las condiciones meteorológicas que influyen en la ocurrencia de episodios de emergencia ambiental en la bahía de Quintero-Puchuncaví.

“Se trata de un proyecto de investigación que nos ha permitido poner a disposición de la comunidad nuestras capacidades científicas y tecnológicas para contribuir a la comprensión de los episodios de calidad de aire que afectan a la ciudad de Quintero. Es importante destacar que nuestra iniciativa no busca identificar responsables o atribuirnos un rol fiscalizador”, explicó Rodrigo Seguel, el académico experto en meteorología.

“Mediremos contaminantes atmosféricos que no son monitoreados en las redes de calidad de aire convencionales, como el benceno y el tolueno, pertenecientes a los denominados ‘compuestos orgánicos volátiles’ (COVs). También buscamos caracterizar algunos parámetros meteorológicos, cuya información combinada con modelos numéricos nos permitirá estudiar las condiciones meteorológicas que influyen en la ocurrencia de episodios de contaminación agudos”, agregó el investigador.

Dentro de las actividades programadas por Seguel y su equipo, se encuentran la organización de una instancia de encuentro con la comunidad de Quintero para conversar sobre el proyecto y un seminario abierto para actores estratégicos y todas las personas interesadas. Las fechas de ambas actividades serán informadas durante las próximas semanas.

En enero de este año, el (CR)2 realizó una primera campaña de campo en Quintero donde participaron investigadores e investigadoras como Rodrigo Seguel, René Garreaud, Zoë Fleming, Mauricio Osses, Pamela Smith, Pablo Sarricolea, Anahí Urquiza y Héctor Jorquera.

Durante esta campaña, se recolectó información de calidad de aire asociada a carbono negro, se identificaron y cuantificaron compuestos orgánicos volátiles, y se observaron parámetros meteorológicos mediante instrumentos especializados. Dicho trabajo incluyó pruebas con sensores de bajo costo y con gases criterio como el dióxido de azufre y ozono. También se realizaron mediciones de emisiones vehiculares en periodos acotados, y se efectuaron registros térmicos en Quintero mediante drones y radiosondeos.

De forma paralela, se ha desarrollado un esfuerzo de sistematización de la investigación social relacionada con la zona, los procesos jurídicos pertinentes y la identificación de actores relevantes. Este proceso, además de contextualizar la caracterización de calidad del aire, se basa en la relevancia de la vinculación con la comunidad y en lo crucial que resulta compartir la información recopilada de manera transparente.

“A mediano plazo, esperamos contribuir con información que ayude al diseño e implementación de redes de monitoreo eficientes, así como también evaluar la pertinencia de estaciones de monitoreo de mayor sofisticación instrumental capaces de resguardar de mejor manera la salud de la población de la bahía de Quintero-Puchuncaví”, afirmó Rodrigo Seguel. 

Científicos descubren dos bacterias con potencial antibiótico en el río Mapocho

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que diez millones de personas morirán anualmente, desde 2050, como consecuencia de la aparición de cepas multirresistentes a los tratamientos farmacológicos convencionales. Por esta razón, la búsqueda de nuevas bacterias para el desarrollo de antibióticos es probablemente el mayor desafío sanitario del mundo para este siglo. Esta carrera habitualmente se centra en ambientes extremos. En Chile, por ejemplo, dos puntos destacados son el desierto de Atacama y la Antártica, donde las bacterias deben sobrevivir a condiciones geográficas y ambientales muy particulares.

“Estas bacterias se han buscado frecuentemente en diferentes nichos ecológicos, especialmente lo más extremos, porque se espera encontrar allí bacterias únicas, que no van a estar en ningún otro lugar del mundo. Al ser ambientes poco explorados, se espera encontrar moléculas nuevas porque uno de los grandes problemas hoy es que, cuando se encuentran bacterias inhibidoras, los antimicrobianos que producen ya han sido descritos antes”, explicó Víctor García, académico del programa de Microbiología y Micología del Insitituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la U. de Chile.

Las dos bacterias encontradas en el río Mapocho por el equipo de la Universidad de Chile se denominan Pseudomona koreeinsis I1 y Desemzia inserta I2. Estas se caracterizan por tener una capacidad de inhibición de amplio espectro. La primera de ellas es de una familia conocida por producir moléculas antimicrobianas, algunas de ellas de uso comercial; la segunda, en tanto, fue descrita hace más de ochenta años en Alemania, pero solo logró aislarse tres o cuatro veces desde entonces.

El Dr. García asegura que el proyecto Fondecyt contará, entonces, con dos bacterias nuevas, con las que “muy probablemente vamos a salvar el problema de encontrar moléculas ya conocidas. Nuestro proyecto tiene que ver con el descubrimiento y caracterización de esas moléculas, en el contexto del crítico problema para la humanidad que significa la resistencia de los antibióticos a las bacterias”.

La resistencia a los antimicrobianos se produce cuando bacterias, virus, hongos y parásitos cambian a lo largo del tiempo y dejan de responder a los medicamentos, lo que dificulta el tratamiento de infecciones y aumenta el riesgo de propagación de enfermedades, enfermedades graves y muertes, de acuerdo a la OMS. Su consecuencia es que los medicamentos se vuelven ineficaces y las infecciones persisten e incluso tienen mayor riesgo de propagación.

El descubrimiento de dos bacterias con potencial antimicrobiano en las aguas del río Mapocho es el resultado de un trabajo que inicialmente se vinculó con una línea de investigación diferente. El equipo del Dr. Víctor García recopiló muestras del afluente para describir la sobrevivencia de la bacteria causante del cólera (Vibrio cholerae) en ese entorno. “Queríamos ver el efecto de algunas mutaciones de la bacteria para sobrevivir en el río, y para eso tomamos muestras, filtramos el agua y vimos que sobrevivía muy fácilmente. Sin embargo, al hacer el mismo proceso sin filtrar, es decir, con todos los microorganismos que forman la microbiota del Mapocho, la bacteria moría rápidamente. Ahí nos dimos cuenta que lo que sea que tuviera el río, era capaz de matar al patógeno”, relató el investigador.

Al aislar algunos de los microorganismos que componen la microbiota –la comunidad de bacterias, virus, arqueas y eucariotes de un entorno determinado– del Mapocho, comenzaron a probar uno por uno contra distintas bacterias patógenas. Así, finalmente, encontraron que dos de ellas tenían una enorme capacidad de antagonizar con la Vibrio cholerae, y también con otras bacterias de alta patogenicidad.

“La OMS hizo una lista para priorizar bacterias patógenas que están causando problemas para la salud y el desarrollo de antibióticos. De esos tres grupos, crítico, alto y medio, probamos con bacterias de los grupos crítico y alto, y las bacterias del Mapocho fueron capaces de eliminarlas. Aparentemente, tienen un gran potencial de producción de antimicrobianos, útiles para combatir el problema que enfrentamos”, destacó el Dr García.

En una investigación previa al proyecto Fondecyt que comienza, lograron –gracias a técnicas bioinformáticas– secuenciar el genoma de estas dos bacterias. Después, aplicando técnicas de minería genómica, se buscaron genes que pudieran estar involucrados en la producción de nuevos antimicrobianos. Ahora, el desafío es identificar qué moléculas antimicrobianas están produciendo estas dos bacterias. Tecnologías como espectrometría de masas y resonancia magnética nuclear serán fundamentales para consolidar las expectativas sobre estos dos microorganismos.

La aproximación a cada una de estas bacterias es diferente. Para la Pseudomonas, implementarán técnicas de manipulación de algunos genes posiblemente involucrados en la producción de antibióticos, en particular el de una proteína que utilizan las bacterias para matar a competidoras cercanas, llamada piocina. Clonarán el gen de esta proteína y lo insertarán en una bacteria inocua para determinar si es capaz de matar a un patógeno.

Según el académico de la Universidad de Chile, “esto es posible porque la Pseudomonas es relativamente amigable para ser manipulada genéticamente, a diferencia de la otra bacteria, cuyas vías metabólicas de inhibidores son demasiado grandes para clonarlas, entenderlas y ser precisos en determinar que estamos efectivamente clonando todo lo que necesitamos. Por eso, para Desemzia incerta I2 la estrategia es bioquímica”. Esto significa que la bacteria será puesta en un medio de cultivo, y se esperará que secrete al ambiente donde crece las sustancias que utiliza para matar bacterias. Luego, ese medio de cultivo será fraccionado por métodos físicos, químicos y bioquímicos hasta encontrar exactamente el segmento responsable de su potencial antimicrobiano.

De esta manera, el grupo de investigadores espera determinar la identidad de los componentes antibióticos en ambos microorganismos encontrados en el río Mapocho. “Lo que estamos haciendo es algo que siempre se ha hecho: buscar antibióticos en los microorganismos que viven en diferentes nichos ecológicos (…) Siempre la fuente natural de los antibióticos han sido los mismos microorganismos, pues están habituados a antagonizar entre ellos en la naturaleza. Así surgió el primer antibiótico que usamos, que es la penicilina, producido por un hongo que era capaz de matar una bacteria. Las bacterias siempre están peleando entre ellas en el ambiente, y han aprendido a eliminar a las competidoras. Los científicos, una vez que entendimos eso muy temprano en el desarrollo de la microbiología, empezamos a buscar los antimicrobianos en diferentes lugares”, explicó el profesor de la Universidad de Chile. 

Los antimicrobianos, incluidos los antibióticos, antivirales, antifúngicos y antiparasitarios, son medicamentos utilizados para prevenir y tratar infecciones en seres humanos, animales y plantas. En ocasiones, se llama “supermicrobios” a los microorganismos que desarrollan resistencia a estos antimicrobianos. La OMS alerta que este fenómeno es una amenaza para la salud, la seguridad alimentaria y el desarrollo, por lo cual estableció una clasificación de tres grupos en función de la urgencia para desarrollar nuevos antibióticos: prioridad crítica, alta o media. Entre estos, se incluyen las 12 familias de bacterias más peligrosas para la salud humana.

En los últimos cinco años solo se han aprobado doce antibióticos, y -de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud- el desarrollo de estos se encuentra “estancado”. Además, diez de los que fueron aprobados pertenecen a tipos que ya enfrentan resistencias. “Antes tratábamos a las infecciones microbianas con un número relativamente alto de opciones, pero ese número se ha ido reduciendo porque las bacterias, por evolución, van adquiriendo, acumulando y transmitiendo resistencia entre ellas”, plantea el Dr. García.

Según los análisis anuales de la OMS, en 2021 solo había 27 nuevos antibióticos en desarrollo clínico contra patógenos que se consideran prioritarios, frente a los 31 de 2017. En términos más generales, el informe describe que, de los 77 antibacterianos en fase de desarrollo clínico, 45 son “tradicionales” y 32 son “no tradicionales”. Entre estos últimos se encuentran los anticuerpos monoclonales y los bacteriófagos, que ofrecen nuevas oportunidades para abordar las infecciones por bacterias resistentes a los antimicrobianos desde diferentes ángulos. Por término medio, la resistencia a la mayoría de los nuevos fármacos se registra dos o tres años después de su entrada en el mercado.

“El panorama en los años venideros será aún peor porque nuestro ritmo de desarrollo de antibióticos es mucho menor que el de las bacterias de adquirir resistencia. Las proyecciones son preocupantes y millones de personas podrían morir cada año por la insurgencia de bacterias multiresistentes”, advierte el investigador del ICBM. Entre los obstáculos para el desarrollo de nuevos productos se encuentran el largo camino hasta la aprobación, el alto coste y las bajas tasas de éxito. La OMS señala que se necesitan inversiones urgentes y concertadas en investigación y desarrollo por parte de los gobiernos y el sector privado para acelerar y ampliar la oferta de antibióticos.

En este contexto, el proyecto Fondecyt, que se extenderá por los próximos tres años, espera determinar la identidad de los metabolitos o proteínas que producen las dos bacterias encontradas en las aguas del río Mapocho, como el puntapié inicial para proyectar un posible proceso de transferencia. “En una segunda etapa, después de la caracterización e identificación de estas moléculas, la ruta apunta a probar en modelos celulares y animales y -eventualmente- en modelos similares al humano para evaluar su efectividad antimicrobiana. Es un proceso complejo y desafiante, que termina con el ensayo clínico en humanos”, sostiene el académico.

Exposición invita a reflexionar sobre las problemáticas medio ambientales

Abordar las problemáticas medio ambientales desde diversas representaciones artísticas y convertirse en un espacio en el que se puedan encontrar diferentes visiones locales e internacionales propone Trabajos de campo o “Field Works”, exposición del Centro Cultural La Moneda que puede visitarse desde el viernes 26 de agosto. 

Tomando como punto de partida la revista Expedición a Chile, publicación de los años 70 pionera en el trabajo interdisciplinario y coordinado entre ciencia, arte e ilustración, la exposición conjuga distintas aproximaciones e interpretaciones sobre la naturaleza.

Trabajos de campo o “Field Works” también presentará otros registros científicos, como dibujos y notaciones del expedicionario Alexander von Humboldt, junto con obras realizadas en diversos medios por artistas contemporáneos nacionales como Máximo Corvalán-Pincheira, Josefina Guilisasti, Bernardo Oyarzún y Gaspar Aprilot (junto a Jorge Rowlands) e internacionales como Hélène Binet (Suiza), Henrik Håkansson (Suecia),Pierre Huyghe (Francia), Marcelo Moscheta (Brasil), Anne Noble (Nueva Zelandia) y Nicole Schuck (Alemania).

Complementariamente, la muestra exhibirá el trabajo y la observación científica de Reinaldo Vargas (liquenólogo), Juan Larraín (briólogo) y Pablo Sandoval (micólogo), bajo la coordinación de Fundación Chilco.  

Con una curaduría conjunta de Pablo Brugnoli, arquitecto, magíster en Patrimonio Cultural y director interino del Centro Cultural La Moneda, Jorge Godoy, arquitecto, académico y fotógrafo y el equipo de CCLM, la exposición responde a un trabajo de más de un año atravesado por la reflexión sobre la coexistencia al momento de pensar las problemáticas medioambientales desde territorios, climas y especies. 

“Como centro nos interesa ser parte de la reflexión sobre los seres vivos y el entorno. Se trata de una discusión que ya adquirió un sentido de urgencia y abordarla desde lo interdisciplinario permite acercarnos a los datos de una forma distinta gracias a que el arte es capaz de construir experiencias sensibles significativas que pueden interpelar a otros”, explica Pablo Brugnoli.

En esta línea, la incorporación de archivos e ilustraciones busca dar cuenta de aquellas aproximaciones científicas que exploraron distintos mecanismos de representación. “Las expediciones siempre han sido acompañadas por otros. Necesitan del registro y eso creó una tradición de dibujos y diagramas, que refieren a formas de medir que no son tan exactas, con un grado de especulación que permite mostrar nuevas temáticas”, complementa Jorge Godoy.

La exposición cuenta con la colaboración de Emanuele Coccia, uno de los filósofos más influyentes de la actualidad, cuyo trabajo es reconocido por su innovadora aproximación al vínculo entre las teorías de la imaginación y la naturaleza de los seres vivos. Autor de La vida de las plantas y Metamorfosis, el académico de la Escuela de Estudios Superiores de Ciencias Sociales de París realizará una Conferencia Magistral el jueves 25 de agosto a las 12 horas. La misma es liberada previa inscripción y tiene cupos limitados. 

“Desde su origen esta exposición se concibió como una propuesta colectiva, que también cuenta con la asistencia de Daniela Mahana y Alejandra Atalah. Por ello, una parte fundamental de la muestra es el Círculo Abierto, un espacio de diálogo que funcionará dentro de la misma exhibición y que permitirá que esté en constante transformación, como ocurre en la naturaleza”, comenta Brugnoli.

Semana Mundial del Agua: Aún es tiempo de proteger este recurso indispensable para la vida

El agua es una sustancia necesaria y fundamental para la vida de todo ser vivo en el planeta. Cómo protegerla y asegurar que cada persona tenga acceso a ella es parte de las problemáticas que comienzan a discutirse hoy en Estocolmo, Suecia, en la Semana Mundial del Agua del 23 de agosto al 1 de septiembre. Este año, el foro de las Naciones Unidas (ONU) busca encontrar soluciones a los desafíos hídricos globales, con especial interés en las aguas subterráneas.

En Chile, el cambio climático ha aumentado las temperaturas y ha disminuido las precipitaciones, lo que ha provocado que su zona central se transforme desde un clima mediterráneo hacia uno cada vez más árido. La sequía es la principal amenaza también para esta agua “invisible” presente bajo nuestros pies, que se nutre de la lluvia y la nieve absorbidas por el suelo y luego se mueve bajo tierra alimentando manantiales, ríos, lagos y humedales, en su ruta hacia el mar.

A pesar del escenario crítico que enfrenta este recurso cada vez más escaso, la profesora Anahí Ocampo, especialista en sociohidrología y académica del Departamento de Gestión Forestal y su Medio Ambiente, de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, ve la situación con esperanza.

“Veo que Chile vive actualmente un renovado interés en conocer más sobre la fragilidad del territorio donde vive y las injusticias ambientales que enfrentan distintas regiones. Cuando llegué a trabajar al país, hace menos de 10 años, muy pocas personas, incluso muy pocos académicos, sabían cómo funcionaba el sistema de derechos de agua en Chile o cuáles eran los desafíos técnicos y de gestión que enfrentan las empresas y agrupaciones sociales que captan, tratan y distribuyen el agua en las distintas localidades”, plantea.

En esta línea, destaca que “en muy pocos años, y a raíz de la cada vez más evidente y acuciante disminución de las precipitaciones, debido al fenómeno de la mega sequía y probablemente también a los ya identificados efectos del cambio climático en la intensidad de las precipitaciones y el aumento de la cota de nieve, el tema del agua salió no solo a primera plana, sino que también movilizó a una parte importante de la juventud y de las poblaciones de las zonas rurales, que vieron que era un tema que no sonaba muy bien para su futuro”.

Junto con la crisis climática, otra de las causas de la escasez de agua en el país es el problema estructural de gestión del agua. Es así como el 53% de las comunas del país están en sequía hídrica, y en su mayoría con racionamiento del recurso, una realidad que llegó también al sector oriente de la Región Metropolitana.

“Soy positiva con el diagnóstico y tengo esperanza de las actuales y futuras generaciones. Creo que el gran desafío es la colaboración y la búsqueda de puntos en común que beneficien a todos. En este momento, están en proceso muchas conversaciones y generando diversas iniciativas en los distintos sectores público, privado, academia y organizaciones sociales. El desafío será entonces generar espacios de diálogo y colaboración para encontrar puntos en común entre todas estas iniciativas que puedan permitirnos remar hacia el mismo lado. Hay muchas posibilidades de encontrar soluciones innovadoras, soluciones ancestrales y nuevas formas de gestión sostenible, si salimos de nuestras trincheras y posiciones y logramos entender ‘al otro’”, reflexiona la profesora Ocampo.

Según el último informe de la ONU, Chile está en “estrés hídrico alto”, siendo el primer país de América Latina en esta condición crítica. El año 2021 cerró como uno de los años más secos en la historia del país, registrando un déficit de precipitaciones superior al 50%. Ante este escenario, si bien combatir el cambio climático y la inequidad en el acceso al agua desde un nivel personal puede parecer imposible, sí hay acciones que cada habitante del país puede poner en práctica para ser un aporte en este esfuerzo global de cuidado del agua.

“Informarse, escuchar otras posturas, involucrarse a través de sus organizaciones, instituciones y actividades económicas. Desde mi línea de investigación, veo un abismo entre la realidad que se vive en las ciudades y la realidad de las zonas rurales. Entender lo que viven en zonas rurales es clave para empatizar también con los desafíos de gestionar el agua en la práctica”, dice la ingeniera ambiental.

La académica destaca también el importante rol de la comunidad científica en advertir este tipo de amenazas. “Hago también un mea culpa al rol de los investigadores. Los impactos que nos depara el cambio climático son conocidos por la comunidad científica desde hace décadas. El problema tal vez es que no hemos sabido cómo comunicarlo, o cómo pasar la frontera hacia contribuir en las decisiones que son políticas y que deben poner en la balanza muchos otros aspectos que van más allá de los datos científicos”, agrega.

En el texto que la ciudadanía votará en el próximo plebiscito del 4 de septiembre se reconoce el agua como un derecho humano, y también se preocupa de la conservación y preservación de sus ecosistemas asociados. 

La profesora Pilar Moraga, directora del Centro de Derecho Medio Ambiental (CDA) de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, explica que el reconocimiento del acceso al agua como un derecho fundamental de las personas ya tiene antecedentes jurídicos en la Corte Suprema y en la reforma al Código de Aguas. “Hay que reconocer que este derecho tuvo un reconocimiento de parte de la Corte Suprema en dos causas el año 2021, en que esta Corte, en base a los tratados internacionales firmados por Chile, reconoce el derecho humano al agua con la necesidad de abastecer a la población con un mínimo diario de 100 litros de agua por persona. Y luego, la reforma al Código de Aguas, también lo consagra y, por lo tanto, la propuesta de la nueva Constitución da un paso adicional en ubicar este derecho en la norma de más alta jerarquía de nuestro ordenamiento jurídico. Ese es el real aporte que hace”, explica la abogada.

Ahora falta definir cuál es el contenido de este derecho humano al agua, puesto que el reconocimiento de la Corte Suprema es más bien de orden cuantitativo. Queda por determinar qué significa este acceso, si -por ejemplo- el abastecimiento con camiones aljibe cumple, y por otra parte, cuál es la calidad del agua esperable. En ese sentido, se plantean preguntas respecto de la desalinización, y la calidad del agua desalinizada para abastecer el consumo humano y sus usos domésticos.

“Lo interesante de esta nueva propuesta es que se considera el agua ya no como un recurso productivo únicamente, y en una relación de propiedad entre las personas y este elemento de la naturaleza, sino que se reconoce el agua como un elemento parte de la naturaleza, del medioambiente, y como una condicionante de la vida humana en atención a esta interdependencia entre la naturaleza y los seres humanos. Eso es un gran cambio de paradigma en esta relación humanidad-naturaleza y especto al elemento agua”, dice la especialista.

A su vez, el agua se considera parte del ciclo hidrológico, un enfoque que también venía plasmado en la reforma en el Código de Aguas, pero que ahora se refuerza. “Antes el agua se consideraba como un elemento muy particular y separado. Incluso, su tratamiento en el ordenamiento jurídico era muy dispar entre aguas superficiales, subterráneas y glaciares. Ahora hay un concepto que se instala, que es el del ciclo hidrológico, y con ello comenzamos a concebir el agua como un sistema natural con los servicios ecosistémicos que puede prestar y con la interacción que tiene respecto de todo su ciclo, y; además con los otros elementos de la naturaleza y de la sociedad que intervienen en las distintas partes del ecosistema: alta montaña, cuenca  y desembocadura en el mar, caracterizada por la existencia de humedales y otras zonas de alto valor ecológico y para la biodiversidad”, explica la profesora de la Facultad de Derecho.

Coincide en este punto, la especialista en sociohidrología, Anahí Ocampo, quien dice que la propuesta constitucional rompe con varios paradigmas que en la actual realidad han demostrado su obsolescencia. “Por un lado, reconoce que el ser humano no está aislado de lo que sucede en su entorno, y que; por tal motivo, proteger su medioambiente y conservar ecosistemas es conservarse a sí mismo. Por otro lado, reconoce que el agua es un elemento clave que no solo permite el crecimiento económico, sino también que provee de servicios que a veces no tienen un valor de mercado, pero que es esencial para otros beneficios de los que el ser humano depende. Estas dos ideas se relacionan también con la idea de los bienes que son comunes a todos y, por lo tanto, requieren de una protección especial del Estado”.