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Científicos chilenos y europeos buscan el pasado climático del desierto más árido del mundo

Por siglos, el desierto de Atacama ha sido un símbolo de extremos: un paisaje donde la vida resiste lo imposible y donde la sequedad parece eterna. Pero la historia geológica cuenta otra versión. Este territorio, considerado el desierto cálido más árido del planeta, no siempre fue tan seco. Su pasado está marcado por ciclos de humedad y aridez que aún intrigan a la ciencia. Hoy, un grupo internacional de investigadores busca descifrar esas huellas ocultas bajo el mar, en una misión científica sin precedentes que podría cambiar lo que sabemos sobre el clima del norte de Chile.

La expedición ‘Sonne’ —a bordo de uno de los buques de investigación oceanográfica más modernos del mundo— zarpó con un objetivo ambicioso: entender cómo las corrientes del Pacífico, especialmente la corriente de Humboldt, influyeron en los cambios climáticos que moldearon al desierto de Atacama durante millones de años. En otras palabras, la misión busca conectar el pulso del océano con la respiración del desierto.

El Dr. Cyrus Karas, académico del Departamento de Ingeniería Geoespacial y Ambiental de la Universidad de Santiago, forma parte del equipo de científicos que participan en esta travesía. “Vamos a reconstruir las corrientes y temperaturas de la columna de agua, desde la superficie hasta el mar profundo; un lugar interesante donde podemos rastrear los cambios climáticos en el desierto es, por ejemplo, el mar donde desemboca el río Loa. Esto es porque los sedimentos transportados al océano por este río dependen de la precipitación en el continente”, explicó el investigador.

El plan de trabajo incluye la recuperación de núcleos de sedimentos desde el fondo marino, verdaderos archivos naturales que registran la historia climática del planeta. Cada capa de sedimento funciona como una página de un libro, acumulando información sobre lluvias, temperaturas y procesos ambientales que ocurrieron hace miles o incluso millones de años. Antes de extraerlos, los investigadores deben mapear con precisión el fondo marino mediante tecnología hidroacústica para localizar los puntos más prometedores. “La recuperación puede incluir tubos cortos, de menos de un metro, hasta núcleos de varios metros. Luego abriremos estos núcleos y describiremos la sedimentología y tomaremos muestras para análisis geoquímicos posteriores”, detalló Karas.

El equipo está compuesto por especialistas en geología, microbiología, micropaleontología y oceanografía, provenientes de Chile, Alemania, Estados Unidos y Reino Unido. En total, el buque Sonne cuenta con 17 laboratorios y una tripulación científica de hasta 40 personas. La coordinación principal está a cargo del Instituto Alfred Wegener, Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina (AWI), junto a la Universidad de Colonia, que lidera la jefatura científica de la expedición. El propio Karas subraya el valor del trabajo colaborativo: “El tiempo en el barco es muy caro y tiene que ser utilizado eficazmente. No se trata de una investigación individual, sino de un esfuerzo colectivo que une distintas disciplinas”.

Más allá del aspecto técnico, la relevancia de esta investigación es profundamente contemporánea. Comprender los mecanismos que impulsaron los cambios climáticos del pasado en el norte de Chile puede ofrecer pistas cruciales sobre el presente del calentamiento global. En un contexto donde los patrones meteorológicos se vuelven cada vez más erráticos, descifrar la relación entre el mar y el desierto es una manera de leer el futuro.

El Sonne no solo transporta instrumentos y científicos, sino también la esperanza de entender cómo la historia natural del Atacama puede ayudar a anticipar las transformaciones que ya enfrenta el planeta. La ciencia, en este caso, no busca solo conocimiento: busca memoria.

Sernac lanza un nuevo comparador para elegir créditos de consumo sin caer en trampas financieras

En tiempos en que el endeudamiento se ha vuelto parte del paisaje cotidiano en Chile, una herramienta digital busca poner el poder de decisión nuevamente en manos de los consumidores. El Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) acaba de presentar la versión actualizada de su “Comparador de Crédito de Consumo”, una plataforma gratuita que promete simplificar la elección de préstamos con solo tres filtros. Más que una mejora técnica, se trata de un intento por equilibrar una cancha que históricamente ha favorecido a los bancos y entidades financieras.

El simulador, disponible en www.sernac.cl, permite comparar en segundos los valores de cuotas, tasas de interés, Carga Anual Equivalente (CAE) y Costo Total del Crédito (CTC) entre una amplia variedad de instituciones formales. Todo se actualiza automáticamente cada inicio de mes con información directa de las mismas entidades, garantizando datos frescos y transparentes. En palabras simples, el usuario puede estimar cuánto pagará realmente antes de comprometerse, algo que, según el organismo, puede significar ahorros importantes.

El Sernac entregó un ejemplo concreto: por un crédito de $1.000.000 a 12 meses, sin seguro de desgravamen, el costo total puede variar entre $1.094.256 y $1.226.978, una diferencia de $132.722 entre la alternativa más barata y la más cara. En un país donde millones viven al límite de su presupuesto, esa diferencia puede ser el equivalente a un mes de supermercado o transporte. La conclusión es evidente: cotizar ya no es una opción, sino una necesidad.

Para el economista y académico de la Universidad de Santiago, René Fernández Montt, el problema no pasa solo por las tasas o los costos, sino por la falta de comprensión de quienes se endeudan. “Uno de los grandes problemas de las y los clientes nacionales radica en la baja comprensión lectora que desarrollan, y que los lleva a no entender las condiciones del crédito que solicitan”, explicó en entrevista con Diario Usach. A esto se suma otro error recurrente: la inercia. “Muchas veces se opta por la comodidad, se decide por adquirir endeudamiento en el banco de toda la vida, lo que no es lo recomendable. Siempre se debe evaluar distintas alternativas e incluso existe poder negociador por parte del cliente si cuenta con diversas opciones”, agregó.

Fernández apunta también a una raíz cultural: el silencio frente al dinero. “’No se debe hablar de dinero en la mesa’ se decía antaño. Si no se habla de dinero, no se aprende sobre él y obvio, se toman pésimas decisiones financieras como los recordados casos Arcano o Garay”, sostuvo. Sin embargo, destaca avances institucionales: “El Banco Central, la Comisión para el Mercado Financiero y el SERNAC propician la educación financiera. Además, la Ley General de Educación desde 2018 la incorporó en el currículum de enseñanza media, en asignaturas como Ciencias Sociales y Matemáticas. Por lo tanto, el nivel de alfabetización financiera está compelido a seguir mejorando”.

El académico advierte que no entender el funcionamiento del sistema financiero tiene efectos concretos. El desconocimiento de los productos, la falta de planificación del presupuesto y la incapacidad de medir los riesgos son parte del círculo vicioso que termina empujando a miles a sobreendeudarse. La nueva herramienta del Sernac no elimina esos problemas, pero representa un paso hacia una ciudadanía más empoderada y menos vulnerable frente a un mercado que no siempre juega limpio.

En un contexto donde la inflación, los créditos rápidos y la digitalización han transformado la manera de endeudarse, contar con un instrumento transparente puede marcar la diferencia entre tomar una decisión informada o caer en una deuda insostenible. Porque, en definitiva, el acceso al crédito no es el problema: el problema es no entenderlo.

La detección oportuna del cáncer de mama aún enfrenta barreras invisibles

Octubre tiñe el mundo de rosa y recuerda la urgencia de hablar sobre el cáncer de mama, una enfermedad que sigue siendo la principal causa de muerte oncológica en mujeres chilenas. Aunque la medicina ha avanzado en diagnóstico y tratamiento, las brechas de acceso, el miedo y la desinformación siguen levantando muros entre las mujeres y una detección a tiempo. Lo más alarmante es que más del 85% de los casos en Chile aparecen en mujeres sin antecedentes familiares, lo que deja claro que la prevención no puede depender solo del azar genético o de un mes simbólico.

Detectar a tiempo marca la diferencia entre vivir y no hacerlo. La matrona Estefanía de la Peña, del Centro de Salud Usach, subraya que cuando el cáncer se identifica en etapas iniciales, la sobrevida supera el 90%. Pero si se llega tarde, las probabilidades se desploman. “La detección precoz permite diagnosticar el cáncer de mama en etapas iniciales, con tratamientos más efectivos y menos invasivos, reduciendo la mortalidad y mejorando la calidad de vida al evitar cirugías radicales y terapias agresivas”, comentó la especialista a Diario Usach. Su mensaje es directo: no se trata solo de salvar vidas, sino de evitar sufrimientos innecesarios.

En Chile, el sistema GES garantiza una mamografía gratuita cada tres años para mujeres entre 50 y 69 años. Sin embargo, muchos expertos recomiendan comenzar antes. “Se sugiere comenzar desde los 40 años con controles mamográficos anuales, sobre todo si existen factores de riesgo como antecedentes familiares de cáncer de mama. Una técnica para no olvidar la toma de mamografía anual es asociarla al día de tu cumpleaños y ‘regalarte una mamografía’”, agrega de la Peña. La idea es simple, pero potente: transformar la prevención en un hábito personal, en un gesto de autocuidado y amor propio.

La Fundación Arturo López Pérez (FALP) ha demostrado que el acceso puede cambiarlo todo. Sus clínicas móviles han recorrido el país llevando mamógrafos a zonas rurales y comunas donde no hay infraestructura médica suficiente. “Desde su inicio, el programa ha realizado más de 420.000 mamografías, y solo en 2024 hicimos alrededor de 50.000. Eso representa cerca del 10% de todas las mamografías realizadas en el país ese año”, explicó el Dr. José Miguel Bernucci, director de Prevención y Detección Precoz del Cáncer de FALP. De esas 50.000 pruebas, 350 mujeres fueron derivadas por resultados alterados, lo que significa que sin este programa, probablemente muchas de ellas no habrían sido diagnosticadas a tiempo.

Pero el problema de fondo sigue siendo estructural. La cobertura nacional de mamografías apenas alcanza el 40% en el grupo objetivo, muy por debajo del mínimo del 70% recomendado por la OMS. “El problema no es solo de tiempo o dinero. Muchas mujeres ni siquiera saben que deben hacerse la mamografía”, advierte Bernucci. El desafío, dice, no está solo en los hospitales, sino en la conciencia colectiva: aumentar el presupuesto, mejorar la comunicación y acercar los servicios al entorno laboral o familiar podría marcar un punto de inflexión.

En los últimos años, el país ha avanzado en políticas públicas. La Ley Nacional del Cáncer, promulgada en 2020, busca equidad en el acceso y financia investigación. Desde 2023, las trabajadoras mayores de 40 años pueden tomarse medio día laboral para realizarse una mamografía, y ya no se necesita orden médica para mujeres de 50 a 59 años. Además, desde 2025, se incorporó un tratamiento gratuito para el cáncer de mama triple negativo, uno de los más agresivos. Sin embargo, los expertos coinciden en que sin educación y voluntad política, las leyes pierden fuerza.

Desde FALP proyectan que si la cobertura de mamografías aumentara, la mortalidad podría reducirse hasta en un 30%. Eso requiere más que recursos: requiere conciencia. Alimentación equilibrada, actividad física, reducción del consumo de alcohol y tabaco son también parte de la ecuación. Porque la prevención empieza mucho antes de un diagnóstico. Octubre puede ser el mes de la visibilización, pero la lucha debe ser permanente. Nueve de cada diez mujeres podrían sobrevivir al cáncer de mama si se detecta a tiempo. Esa estadística debería bastar para entender que la detección oportuna no es solo una recomendación médica: es un derecho que aún necesita ser garantizado.

31 Minutos conquista el Tiny Desk y lleva su humor al mundo

La icónica creación chilena, 31 Minutos, vuelve a romper fronteras al participar por primera vez en el famoso Tiny Desk Concert de NPR, el espacio musical que ha consagrado a artistas de todo el mundo gracias a su formato íntimo y cercano. Con una mezcla de humor, sátira y talento musical, el equipo liderado por Álvaro Díaz y Pedro Peirano llevó a su audiencia estadounidense un espectáculo que combina el poder del entretenimiento con la carga cultural que ha caracterizado al programa desde su debut en 2003.

El evento, realizado en Washington D.C., contó con la participación de los personajes animados que han acompañado a varias generaciones de chilenos, quienes interpretaron algunos de los temas más reconocidos del programa como “Baila sin César”, “Mi muñeca me habló” y “El dinosaurio anacleto”. A través de una puesta en escena que combina títeres, narración y música en vivo, 31 Minutos logró trasladar la esencia de su humor irreverente y crítico, adaptándolo al formato reducido e íntimo que distingue al Tiny Desk.

El repertorio del concierto incluyó una selección de temas que han marcado la historia del programa, interpretados con una banda en vivo que aportó energía y frescura al formato. Los espectadores pudieron disfrutar de arreglos musicales que combinan jazz, funk y pop, mientras los personajes de 31 Minutos interactuaban con ellos, demostrando que la creatividad chilena puede dialogar de manera efectiva con audiencias internacionales sin perder su identidad.

Este hito se suma a la trayectoria de 31 Minutos como fenómeno cultural. Más allá de entretener, el programa ha generado contenido que aborda problemáticas sociales y educativas, con un lenguaje accesible y humorístico, logrando que tanto niños como adultos encuentren un espacio de reflexión y diversión. Participar en el Tiny Desk no solo amplifica su alcance, sino que consolida la exportación del talento chileno al circuito internacional de la música y el entretenimiento.

El Tiny Desk Concert de 31 Minutos se suma a la lista de grandes momentos que el programa ha construido a lo largo de casi dos décadas, reafirmando su capacidad de adaptarse y evolucionar sin perder su sello distintivo. Para el público internacional, fue la oportunidad de descubrir que detrás de los títeres y las canciones hay una propuesta cultural robusta y significativa, capaz de emocionar y divertir por igual.

El plan para repoblar con guanacos la cordillera central de Chile

En un movimiento que busca reescribir la relación entre Santiago y su cordillera, dieciséis guanacos fueron trasladados desde el fundo El Trapiche, en Longotoma, hacia tres santuarios de la naturaleza en la Región Metropolitana. El operativo marca el inicio de un proceso inédito en Chile: repoblar la cordillera con esta especie icónica mediante centros de reproducción que, en el mediano plazo, permitirán liberar a los animales en su ecosistema original.

Este proyecto piloto, que une a instituciones públicas, privadas y académicas, se enmarca en el concepto de rewilding, un enfoque de conservación que propone restaurar ecosistemas con acciones activas. El objetivo es múltiple: recuperar poblaciones silvestres de guanacos, revitalizar los frágiles ecosistemas altoandinos, impulsar el turismo de naturaleza, promover investigación científica y enfrentar amenazas históricas para la especie. La apuesta no es menor, considerando que el guanaco, el mayor mamífero terrestre de Chile, hoy representa poco más del 5% de su población precolombina.

“El guanaco cumple un rol fundamental en la dinámica de los ecosistemas altoandinos. Su presencia no solo aporta a la biodiversidad, sino también ayuda a mantener vegas, praderas y humedales, ecosistemas frágiles que dependen de su presencia. Este esfuerzo marca un hito para recuperar la función ecológica de una especie clave en la zona central de Chile”, señaló Benito A. González, académico de la Universidad de Chile y director del proyecto GORE.

Los animales, donados por la empresa Sopraval tras el cierre de un plan de manejo iniciado en 2007, se convierten en el núcleo fundador de un ambicioso programa de conservación a largo plazo. Según Cristián Saucedo, director de Vida Silvestre de Fundación Rewilding Chile, “estos 16 guanacos serán parte del núcleo fundador de un programa de conservación a largo plazo. Nuestro objetivo es que, en el mediano plazo, puedan volver a ocupar y utilizar áreas desde donde desaparecieron, así como los corredores naturales que unen la cordillera central de Chile con áreas protegidas argentinas colindantes con la RM”.

Los santuarios que reciben a estos guanacos —San Francisco de Lagunillas, Cascada de las Ánimas y El Plomo— cumplen un rol estratégico al estar insertos en un territorio continuo de casi 200 mil hectáreas. Se trata de un corredor binacional que conecta la Región Metropolitana con reservas argentinas como el Volcán Tupungato y la Laguna del Diamante, un espacio clave para especies migratorias y emblemáticas como el puma y el cóndor. “Este es un paso decisivo para evitar la extinción local del guanaco en la zona central”, afirmó Sara Larraín, presidenta de la Red de Santuarios de la Región Metropolitana.

Para lograrlo, los centros de reproducción cuentan con instalaciones adaptadas a la especie: cierres perimetrales, áreas de resguardo, bodegas, vigilancia mediante cámaras y cuidadores especializados. La idea es preparar a los guanacos para su reinserción en hábitats dentro de su rango histórico, donde puedan desarrollar habilidades sociales y conductuales necesarias para sobrevivir en la naturaleza.

Este plan se sostiene en una red de colaboración inédita. La Universidad de Chile, Fundación Rewilding Chile, la Red de Santuarios de la Región Metropolitana y el Gobierno Regional trabajan junto a Conaf, el Ministerio de Medio Ambiente, el SAG, municipios y cámaras de turismo para consolidar un modelo de conservación que busca ser replicable. Más allá de la ciencia y la gestión territorial, la llegada de estos guanacos representa un acto simbólico: recuperar un pedazo de la memoria natural de la cordillera y devolverle su rol como escenario vivo, no solo como telón de fondo de la ciudad.

Textiles africanos y memoria colectiva en la Bienal de Arte Textil 2025

El pasado jueves 2 de octubre se inauguró en el Centro Cultural La Moneda la segunda Bienal de Arte Textil (BAT), un encuentro que, desde su primera edición en 2019, ha buscado expandir los límites del arte contemporáneo al diálogo con la tradición, la memoria y los oficios manuales. En esta ocasión, la muestra Abolir el desierto abre una ventana hacia el continente africano, reuniendo 25 piezas textiles de países como Ghana, Nigeria, Malí, Sudáfrica o Camerún. Bajo la curaduría de Matías Allende Contador, la exposición propone un recorrido por los lenguajes simbólicos del textil como herramientas de resistencia, identidad y vínculo comunitario.

El valor de esta muestra no solo reside en su riqueza estética, sino en la forma en que los tejidos narran procesos políticos y sociales. Desde el kente de Ghana —antiguamente reservado a la realeza Ashanti— hasta los bogolan de Malí, teñidos con barro y cargados de significados espirituales, cada tela habla del paso del tiempo, de las manos anónimas que la crearon y de las comunidades que encontraron en el arte textil una forma de preservar su historia frente al colonialismo. En ese sentido, Abolir el desierto busca restituir una mirada justa y plural sobre África, reconociendo la modernidad técnica y la potencia cultural que sus saberes han aportado al mundo.

“Estos textiles, que hoy visten la Galería de Patrimonio del Centro Cultural La Moneda, también ponen en valor a aquellas personas anónimas que los crearon”, explica Regina Rodríguez Covarrubias, directora ejecutiva del espacio. “Son resultado de saberes colectivos que se traspasan de generación en generación, y con esto se subraya la fuerza del patrimonio inmaterial como memoria colectiva y comunitaria”. Sus palabras conectan con la esencia del proyecto: rescatar la herencia africana como parte del tejido simbólico que une a distintas culturas, incluida la latinoamericana.

El curador, Matías Allende Contador, plantea que la muestra busca “desmontar las jerarquías entre las artes y la artesanía, proyectando estos textiles como referencias para creadores contemporáneos”. Su visión no se limita al rescate patrimonial, sino a abrir un horizonte político y cultural que entienda los oficios textiles como un espacio de emancipación y solidaridad entre pueblos. Allende incluso vincula las raíces africanas con expresiones culturales de nuestro continente, recordando cómo ritmos y tradiciones como la cueca, la chacarera o el reggaetón son también herencias vivas de la diáspora africana.

La exposición forma parte de la colección Textiles del Mundo, una de las más completas de América Latina, donada en 2018 a la Universidad de Talca por el coleccionista estadounidense Edward Shaw y la artista chilena Bernardita Zegers. Esta iniciativa, según Zegers, responde al deseo de que los textiles “no quedaran encapsulados”, sino que pudieran itinerar y descentralizar la cultura desde regiones como el Maule hacia el resto del país. La colaboración entre la universidad y el Centro Cultural La Moneda refuerza esa visión: abrir espacios donde el arte, la historia y la memoria viajen más allá de los límites institucionales o geográficos.

En paralelo, la BAT impulsa una serie de actividades de mediación y educación que expanden la experiencia más allá de la galería. Habrá recorridos guiados con comunidades afrodescendientes e indígenas, visitas para personas mayores, talleres de escritura poética y de telar, además de una jornada de música y danza para cerrar el ciclo. Como señala Rodríguez Covarrubias, “el arte es un derecho, y nuestro trabajo busca construir un espacio plural, inclusivo y sostenible, donde la cultura sea parte de la vida cotidiana y donde el tejido comunitario sea tan fuerte y diverso como estas telas”.

La Bienal de Arte Textil, en su segunda edición, confirma que el arte textil no es un oficio menor ni una expresión del pasado, sino un lenguaje vivo, político y universal. Abolir el desierto lo demuestra con creces: las fibras, los hilos y los colores son hoy metáforas de memoria y resistencia, un recordatorio de que las historias no se escriben solo en papel, sino también en tela.

La Coffee Party del FERXXO convierte el café en fenómeno cultural

Feid lo volvió a hacer. El artista colombiano que ha logrado convertir su color verde en un fenómeno cultural rompió nuevamente los límites del espectáculo y la música urbana, consiguiendo su segundo Récord Guinness mundial. Esta vez, el motivo fue la Coffee Party más grande del mundo, un evento gratuito que reunió a más de 50 mil personas en la Plaza de Toros “La México”, transformando una tarde cualquiera en una fiesta colectiva que mezcló café, beats y una devoción inquebrantable por el FERXXO.

El evento fue mucho más que una estrategia publicitaria o un récord simbólico: fue una declaración sobre cómo Feid está redefiniendo lo que significa conectar con su público. Con más de 30 mil cafés servidos de forma gratuita, la multitud compartió un mismo ritual al ritmo de los temas que han acompañado el ascenso del artista: desde “19” y “BAHÍA DUCATI” hasta su más reciente himno “SE LO JURO MOR”. Feid se movía entre el DJ set y el micrófono con la naturalidad de quien sabe que no solo está dando un concierto, sino creando un momento que quedará registrado en la memoria cultural de una generación.

La energía del público fue un espejo del impacto que el artista tiene en la escena. Durante dos horas, la Plaza de Toros vibró como si fuera una discoteca gigante al aire libre. Miles de personas, tazas en mano, bailaron, corearon y convirtieron el récord Guinness en una experiencia emocional. Las imágenes del evento se viralizaron al instante: “Feid” se volvió tendencia en X (Twitter), confirmando que el colombiano no solo rompe récords, también domina el pulso digital.

Más allá del espectáculo, el gesto del artista tuvo un componente de gratitud y cercanía. Feid repartió vinilos, cassettes y merch a sus fanáticos, reforzando la conexión directa que mantiene con ellos. No se trata solo de música: es comunidad, estética y autenticidad. En un momento en que la industria tiende a sobreproducir y maquillar la espontaneidad, el FERXXO apuesta por lo contrario: crear experiencias reales, donde el público deja de ser espectador y se convierte en cómplice.

La Coffee Party no solo rompió un récord, también abrió una nueva etapa en la carrera de Feid. Desde su estética visual hasta su sonido, el colombiano representa la evolución del urbano latino hacia un lenguaje más personal, más consciente del entorno y con un sentido de identidad que traspasa fronteras. Lo que sucedió en México fue más que una fiesta: fue una reafirmación de que Feid es, hoy, un punto de referencia global en la cultura pop latinoamericana.

Con este nuevo hito, el cantante continúa su ruta internacional con fechas como headliner en el festival Austin City Limitsen Estados Unidos los próximos 5 y 12 de octubre. Pero más allá de los escenarios, Feid sigue demostrando que la música, el carisma y el sentido de pertenencia pueden unirse en un mismo beat que trasciende idiomas, estilos y géneros. Lo suyo no es solo un concierto: es un movimiento.

El paseo Bandera deja de ser peatonal y se abre a la locomoción colectiva

Tras más de diez años convertido en uno de los pocos corredores peatonales icónicos de la capital, el paseo Bandera dejará de ser exclusivamente para la gente. La Municipalidad de Santiago confirmó que la arteria volverá a recibir transporte público, en una jugada que busca reconectar el centro con un trazado pensado solo para buses RED, la mayoría eléctricos. La decisión, tomada junto al Ministerio de Transportes y el Serviu Metropolitano, implica una inversión de $1.600 millones y una transformación que ya genera debate entre ciudadanos, urbanistas y autoridades.

El rediseño contempla una pista de 3,5 metros de ancho, con límite de velocidad de 30 km/h y un trazado en zigzag en algunos tramos para compatibilizar la circulación de buses con terrazas gastronómicas, mobiliario urbano y espacios peatonales. Según el alcalde Felipe Alessandri Desbordes, “vamos a reconectar Bandera, manteniendo el 90% del espacio para uso peatonal y destinando solo 3,5 metros para locomoción colectiva de primer nivel. No habrá autos ni camiones en esta vía”.

Para algunos expertos, el cambio abre una puerta a mejorar la movilidad en el centro. Carlos Muñoz, académico de la Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido de la Usach, sostuvo que la medida es comparable con experiencias internacionales. “Es una oportunidad para mejorar aún más el transporte público y desincentivar el uso de los vehículos motorizados. La experiencia efectivamente demuestra que en otras partes ha funcionado. El tema es acostumbrar a la ciudadanía a que esto pudiera ocurrir”, señaló. Muñoz incluso arriesga un pronóstico: “Tiene más posibilidades de éxito que de error, diría un 65% de éxito”.

Sin embargo, otros especialistas miran la decisión con preocupación. Américo Ibarra, académico de la Usach e integrante del Centro de Políticas Públicas del Territorio, plantea que más que una visión de ciudad, se trata de una respuesta táctica. “Desde la perspectiva de la planificación urbana y la gobernanza territorial, la decisión de reabrir el paseo Bandera al transporte público podría entenderse como una respuesta funcional a necesidades inmediatas. Pero es difícil considerarla como una política positiva en el largo plazo, si se evalúa desde la perspectiva de la recuperación del espacio público”, indicó.

Para Ibarra, la pérdida va más allá de los metros cuadrados. “Bandera había logrado consolidarse como un referente del urbanismo táctico, donde la ciudadanía se había apropiado de ese espacio y donde se comenzaban a desarrollar actividades culturales en centro de Santiago. Resignificaba ese espacio público de una manera positiva. Es la pérdida de un espacio simbólico que había sido ganado en el centro de Santiago, debilita la experiencia urbana que ha sido gratamente aplaudida por la comunidad. Es un retroceso en la política de recuperación del centro como lugar de encuentro ciudadano”, advirtió.

En el fondo, lo que está en juego no es solo si circulan o no buses eléctricos, sino qué modelo de ciudad quiere construir Santiago en su corazón. El paseo Bandera era un símbolo del derecho a caminar, a encontrarse y a ocupar la calle como escenario cultural. Ahora será también una vía de transporte, con la promesa de compatibilizar ambos mundos. Lo que ocurra en los próximos meses será clave para ver si este experimento logra equilibrar movilidad, espacio público y vida urbana o si, como temen algunos, será recordado como una oportunidad perdida.

De vertederos ilegales a circuitos circulares la transformación que busca la moda chilena

Cada año, en Chile se botan más de 572 mil toneladas de ropa y textiles. Esa cifra equivale al 7% de los residuos sólidos urbanos per cápita y gran parte termina en lugares donde no debería estar: vertederos ilegales o directamente en el desierto de Atacama, transformado en un “cementerio de ropa usada” que dio la vuelta al mundo como postal del consumo desbordado. Entre montañas de jeans, vestidos de fast fashion y camisetas plásticas, el norte del país se volvió un espejo incómodo de lo que cuesta sostener la cultura del usar y botar.

El Ministerio del Medio Ambiente decidió intervenir con la Estrategia Nacional de Economía Circular para Textiles al 2040, un plan que busca rediseñar la manera en que producimos, compramos, desechamos y reciclamos ropa. El documento fija cuatro metas: reducir el sobreconsumo, crear empleos formales ligados a la circularidad, aumentar la valorización de los residuos textiles y, quizá lo más urgente, erradicar los vertederos ilegales que crecen al margen de la ley.

“Esta estrategia es una invitación a dejar atrás la lógica de ‘usar y botar’ y avanzar hacia un modelo en que los materiales se aprovechen el mayor tiempo posible, reduciendo impactos ambientales y generando nuevas oportunidades para las personas”, explicó el ministro (s) de Medio Ambiente, Maximiliano Proaño. La idea no se queda en un discurso general: hay 18 iniciativas y 47 acciones concretas en áreas como Cultura Circular, Regulación Circular e Innovación Circular que deberían empujar un cambio profundo.

El diagnóstico es brutal. Chile no solo alberga el vertedero textil más grande del planeta, también lidera en Latinoamérica la importación de ropa usada. La ONU reportó que en 2021 fue el cuarto importador mundial de este tipo de prendas y el Banco Central contabilizó 131.574 toneladas ingresadas en 2022. Eso, sumado a una curva de consumo que crece sin pausa, con un salto de 13 a 50 prendas nuevas compradas al año por persona entre 2015 y 2020, refleja una adicción al textil barato y desechable.

Lorena Ramírez, jefa del Laboratorio de Investigación y Control de Calidad de Cueros y Textiles (LICTEX) de la Universidad de Santiago, lo resume sin adornos: “Toda la industria textil en sí contamina de diferente manera, desde que se fabrica, se produce, se procesan las materias hasta obtener las prendas. En estos procesos se produce contaminación del agua, de la vida marina, emisiones de gases, generación de grandes cantidades de desechos, entre otros, la mayor diferencia radica en el post consumo ya que al desechar las prendas sintéticas permanecerán en el planeta por lo menos 200 años ya que no son biodegradables”.

La estrategia busca darle vuelta a esta realidad incentivando que las empresas fabriquen ropa más duradera, con materiales menos tóxicos, que se fomente la reparación y que se abran más espacios para la recolección y el reciclaje. Además, pone en el centro la industria de segunda mano, hoy en pleno boom, como un aliado clave para bajar la presión sobre la cadena de producción. En paralelo, expertos llaman a que el cambio cultural venga también desde los consumidores: no basta con comprar “verde” o “eco”, sino consumir menos y con más conciencia. “Un consumo razonable es consciente, reflexivo, donde hay una necesidad real… en cambio el sobreconsumo suele ser una compra impulsiva, acumulativa, sin preocupación”, explicó Ramírez.

La apuesta es ambiciosa y a largo plazo. El desafío será lograr que el discurso no quede en buenas intenciones y que las toneladas de ropa que hoy se acumulan en el desierto dejen de ser el símbolo más gráfico de una industria que, mientras alimenta closets, también devora territorios.

Violencia política digital amenaza la participación de mujeres en Chile

Un estudio elaborado por la Universidad de Santiago en conjunto con el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género encendió una alerta sobre un fenómeno que crece en la misma medida que las campañas electorales se digitalizan. La investigación reveló que la violencia política digital de género es una realidad persistente que afecta directamente a candidatas en distintos niveles de representación, limitando su libertad de expresión y debilitando su capacidad de acción en la esfera pública.

El informe se realizó en el marco de las elecciones locales y regionales de 2024, con una metodología que combinó análisis automatizados de casi un millón de interacciones en Facebook, X e Instagram, además de una encuesta enviada a las más de seis mil candidatas del proceso electoral, de las cuales 740 respondieron. Los resultados no dejan espacio para la duda: las redes sociales son una plataforma clave para la visibilización política, pero también un campo minado donde la violencia y el acoso son cotidianos.

El dato más revelador es que el 69% de las candidatas encuestadas afirma haber experimentado algún tipo de violencia digital, con expresiones que van desde insultos sexistas y mensajes de odio, hasta campañas de desinformación y ataques dirigidos a sus características corporales. La violencia no es solo anecdótica: un 51% de las afectadas reconoce que estos episodios le quitaron las ganas de exponerse, un 41% pensó en abandonar la política y un 30% se sintió directamente limitada en su libertad de expresión.

El impacto emocional y político de este acoso es evidente, pero la respuesta institucional es débil. Mientras un 61% de las candidatas dice recibir apoyo familiar y un 59% de sus amistades, apenas un 10% señala respaldo desde sus partidos políticos. Solo el 11% de las mujeres que enfrenta violencia digital presenta denuncias, un número alarmante considerando que menos de la mitad de las encuestadas sabe efectivamente dónde acudir para reportar estas agresiones.

La ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, subrayó la urgencia del problema: “Los datos son claros, las mujeres sufren acoso en redes, se autocensura respecto a sus opiniones y creemos que esto es un riesgo para la democracia”. Desde la Usach, Débora Jana, coordinadora del Observatorio de Género y Diversidad, reforzó la misma línea al afirmar que “el estudio corrobora lo que se percibe en etapas de campaña política”. El académico René Jara, en tanto, precisó que “se trata de un fenómeno transversal, no de candidaturas contra otras. Y también contra la clase y la etnia. Es un tema global que hay que estar monitoreando”.

La reiteración de insultos como “regalada”, “incapaz” y “feminazi” contra mujeres en cargos de mayor visibilidad, como alcaldías y gobernaciones, da cuenta de cómo la violencia política digital no es un problema periférico, sino estructural. En un país que se prepara para nuevas elecciones presidenciales, los hallazgos del estudio ponen presión sobre partidos, autoridades y plataformas digitales para asumir responsabilidades concretas. La violencia digital no solo afecta a las mujeres en lo personal, sino que erosiona las bases mismas de la democracia al limitar quiénes se atreven a participar en ella.