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La FAO compromete esfuerzos para contener la propagación de la resistencia a los antimicrobianos

Los sistemas agroalimentarios juegan un papel clave para frenar la propagación de la resistencia a los antimicrobianos (RAM), y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) está plenamente comprometida en hacer frente a lo que la ONU considera una de las 10 principales amenazas para la salud mundial, aseguró hoy el Director General de la FAO, QU Dongyu, en la sexta reunión del Grupo de Líderes Mundiales (GLG) sobre Resistencia a los Antimicrobianos. 

La reunión en Bridgetown, Barbados, fue la primera ocasión en la que los miembros del GLG, compuesto por líderes mundiales y expertos, pudieron reunirse en persona debido a la pandemia del COVID-19. El encuentro, de la que fue anfitriona la Primera Ministra de Barbados, Mia Amor Mottley, trató temas cruciales sobre la resistencia a los antimicrobianos, como la financiación, la investigación y el desarrollo, la vigilancia integrada, el papel del sector privado, la resistencia a los antimicrobianos y el medio ambiente y el impulso de la acción política para hacer frente a la resistencia a los antimicrobianos. 

“La FAO está plenamente comprometida a trabajar con sus socios para crear sistemas agroalimentarios más eficientes, más inclusivos, más resistentes y más sostenibles para una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor para todos”, afirmó el Director General. Esta transformación de los sistemas agroalimentarios puede desarrollarse de mejor manera gracias a la inclusión de la resistencia a los antimicrobianos en el Fondo Pandémico, añadió. 

El Director General subrayó la importancia del enfoque “Una salud” para reducir el uso de antimicrobianos en el sector agroalimentario. Este es un enfoque integrado y unificador que pretende equilibrar y optimizar de forma sostenible la salud de las personas, los animales y los ecosistemas, reconociendo que están estrechamente vinculados y son interdependientes. 

Actualmente la FAO está preparando una iniciativa mundial a 10 años para reducir la necesidad de antimicrobianos en los sistemas agroalimentarios. Además, la organización ha desarrollado la primera versión de la plataforma informática internacional para el seguimiento de la resistencia a los antimicrobianos, que tiene como objetivo abordar la falta de información existente de esta materia en los sistemas agroalimentarios. 

La FAO también alberga la Plataforma de asociación de múltiples partes interesadas en la resistencia a los antimicrobianos, un mecanismo para promover la colaboración entre una amplia gama de partes interesadas a todos los niveles en todo el espectro de “Una salud”. 

En su intervención, el Director General invitó a los presentes a participar del momento de realización del balance de los sistemas alimentarios”, que se realizará del 24 al 26 de julio en la sede de la FAO en Roma, en el que se debatirá sobre la resistencia a los antimicrobianos. 

La RAM se produce cuando microorganismos como bacterias, virus, parásitos u hongos se hacen resistentes a tratamientos antimicrobianos a los que antes eran susceptibles. 

El creciente uso y abuso de antimicrobianos y otros factores de estrés microbiano (por ejemplo, la presencia de metales pesados y otros contaminantes) crean condiciones favorables para que los microorganismos desarrollen resistencia. 

Esto, a su vez, plantea graves amenazas para la salud humana, animal, vegetal y medioambiental, la inocuidad de los alimentos, la seguridad alimentaria y la prevención, preparación y respuesta ante pandemias. 

La RAM afecta de manera desproporcionada a los países de renta baja y media y contribuye a casi cinco millones de muertes al año, según el informe Global Research on Antimicrobial Resistance. El Banco Mundial calcula que, en la próxima década, la RAM podría provocar un déficit del PIB de al menos 3,4 billones de dólares anuales, y que otros 24 millones de personas se verían abocadas a la pobreza extrema en 2030 si no se toman hoy medidas contra la RAM. 

FAO: sin una adecuada gestión del agua no podremos garantizar seguridad alimentaria

América Latina y el Caribe acordó la creación e implementación de una Agenda Regional del Acción por el Agua, la que tiene como meta avanzar en el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 que busca garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos.

El acuerdo se realizó en el marco de la tercera edición de los Diálogos Regionales del Agua en América Latina y el Caribe que se realizó entre el 1 y 3 de febrero en la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en Santiago. 

Según estimaciones de la FAO, para el 2050, la producción mundial de alimentos tendrá que incrementarse en un 50% en comparación con el año 2012, a fin de satisfacer la creciente demanda de alimentos. Si se mantienen las condiciones actuales, esto exigiría al menos un 35% más de agua dulce, es decir un tercio más”, aseguró Mario Lubetkin, Representante Regional de FAO durante su intervención en el evento, destacando la importancia que tiene este recurso hídrico para garantizar la seguridad alimentaria a nivel mundial.  

“Informes recientes estiman que el 80% de todos los daños y pérdidas por sequía es absorbido por agricultura en países de ingresos bajos y medios, y el 35% de las pérdidas de alimentos por sequía a nivel mundial ocurre en América Latina y el Caribe. Esto representa pérdidas en producción estimadas en USD $13 billones aproximadamente”, aseguró.  

En esta línea, Lubetkin dijo que sin una adecuada gestión del agua no se podrán implementar las cinco vías de acción establecidas en la Cumbre Sobre Sistemas Alimentarios de Naciones Unidas, que en 2022 estableció: Garantizar el acceso a alimentos sanos y nutritivos para todos; Adoptar modalidades de consumo sostenibles; Impulsar la producción favorable a la naturaleza; Promover medios de vida equitativos; y Crear resiliencia ante las vulnerabilidades, las conmociones y las tensiones 

La adopción de la Agenda Regional del Acción por el Agua suscrita permitirá a los países de América Latina y el Caribe llegar con insumos comunes y una postura única a la Conferencia del Agua de Naciones Unidas, que se realizará en marzo de este año en la sede central de la organización en Nueva York.  

La Agenda subraya que la región requiere avanzar hacia una transición hídrica sostenible e inclusiva que se basa en cuatro pilares de acción: Garantizar el derecho humano al agua potable y saneamiento gestionado de manera segura a través de un gran impulso a la inversión en el sector, sin dejar a nadie atrás; Promover cambios regulatorios y normativos para fomentar el acceso equitativo y asequible, y así erradicar la pobreza hídrica, con instrumentos innovadores incluyendo tarifas sociales; Revertir las crecientes externalidades negativas asociadas a contaminación, sobreexplotación y conflictos socioambientales promoviendo la fiscalización y regulación; y Pasar de un manejo lineal a uno circular para reducir la presión sobre el recurso hídrico, instaurando una tendencia al desacople entre la extracción y el producto interno bruto (PIB). 

Este diálogo, organizado por CEPAL, se suma al evento Diálogos Globales sobre el agua organizados por la FAO en Roma en noviembre del año pasado, donde se concluyó que el agua, el saneamiento, la salud, los ecosistemas, los océanos, la energía, los sistemas alimentarios y la nutrición están completamente interrelacionados.  

Actualmente el cambio climático está sometiendo a un estrés sin precedentes a los recursos hídricos del mundo. Según los datos de la FAO, actualmente 300 millones de personas habitan en países que sufren escasez de agua, y más de 733 millones; aproximadamente el 10 % de la población mundial, viven en países afectados por un elevado y grave estrés hídrico. En los últimos años hemos observado las repercusiones del clima en el agua, con la generación de inundaciones y sequías nunca vistas en muchos países y regiones. 

Además, la agricultura depende del agua y representa el 72 % de las extracciones mundiales de agua dulce, junto con otros sectores económicos, por lo que es un elemento esencial para la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Si bien la concienciación sobre la importancia del agua para la agricultura y el desarrollo sostenible ha aumentado, la FAO sostiene que, para alcanzar todos los ODS, siguen siendo necesarias medidas más eficaces, integradas y coordinadas, unidas a una firme voluntad política para reconocer, valorar y gestionar el agua de manera holística e integrada. 

FAO alerta sobre el impacto del COVID19 en la alimentación escolar de América Latina y el Caribe

Entre las medidas que han tomado los Gobiernos de muchos países de América Latina y el Caribe ante la rápida expansión del coronavirus COVID19está el cierre de las escuelas y, por ende, la suspensión de los programas de alimentación escolar. Estos programas actualmente benefician a 85 millones de niñas y niños en América Latina y el Caribe. Para cerca de 10 millones, constituyen una de las principales fuentes de alimentación segura que reciben al día.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, la suspensión de los programas de alimentación supondrá un desafío para garantizar la seguridad alimentaria y el estado nutricional de muchos niños y niñas, especialmente de los grupos más vulnerables de la población.

“Asegurar una alimentación suficiente, diversa y nutritiva contribuye a fortalecer el sistema inmunológico de las personas e incrementa sus capacidades de enfrentar enfermedades”, explicó el Representante Regional de la FAO, Julio Berdegué.

La FAO llamó a los gobiernos a implementar medidas en favor de la población escolar cuyas familias tiene mayores dificultades para acceder a alimentos, para suplir el aporte nutricional que garantizaban los programas de alimentación escolar.

La FAO señaló que, para cualquier acción que los gobiernos emprendan, se deben considerar las medidas recomendadas por las autoridades sanitarias nacionales e internacionales, para frenar la propagación del coronavirus COVID19.

“Los sistemas de protección social, por ejemplo, pueden jugar un papel clave para garantizar la alimentación de la población más vulnerables en las próximas semanas”, explicó Berdegué.

Opciones para garantizar la alimentación infantil

Las recomendaciones para minimizar el impacto del cierre de los programas de alimentación escolar sobre la seguridad alimentaria y nutrición deben ser decididas por cada país, tomando todas las precauciones para evitar la transmisión del virus COVID-19.

Algunas medidas posibles son:

  • Distribución de alimentos a las familias con mayor vulnerabilidad, estableciendo horarios de entrega en las escuelas, o a través de unidades móviles.
  • Incrementar la asignación económica de los programas de protección social (como los de transferencias de ingresos) en un monto correspondiente al costo de las raciones de alimentos entregadas por los programas de alimentación escolar.
  • Entrega de raciones de alimentos de emergencia a nivel de las comunidades y territorios más vulnerables en coordinación con organismos autorizados del Gobierno o la cooperación internacional.
  • Exoneración de impuestos a alimentos de primera necesidad para familias con hijos en edad escolar, especialmente para trabajadores de los sectores económicos más afectados.  
  • Entrega a domicilio de alimentos frescos, sí es posible de la agricultura local.
  • Redistribución de los alimentos de los programas de alimentación escolar mediante donaciones a entidades encargadas de dar asistencia alimentaria (como los bancos de alimentos, organizaciones sociales, no gubernamentales, iglesias) durante la fase de respuesta a la emergencia, bajo el seguimiento estricto de los protocolos de seguridad para evitar la propagación del virus.
  • Uso de instrumentos digitales (aplicaciones georreferenciadas), para la mejorar la comunicación sobre puntos de acceso a entregas de alimentos, horarios de distribución, y recomendaciones de buen uso de alimentos, y medidas para reducir el riesgo de propagación del COVID-19.

El establecimiento de mesas de alimentación y nutrición, en la que participen los sectores encargados de los programas de alimentación, puede permitir identificar otros grupos de alto riesgo de inseguridad alimentaria, como los adultos mayores que viven solos o están aislados por la situación actual, para tomar acciones oportunas para resguardar su nutrición.

Todas estas medidas necesitan de una amplia coordinación interinstitucional, bajo el liderazgo de las autoridades designadas en cada país, para enfrentar esta crisis