Los Premios Pulsar 2024 vivieron su edición más expansiva hasta la fecha, culminando este domingo con una ceremonia en los estudios de TVN que reunió a lo más potente y diverso de la escena musical chilena. Durante una semana completa de celebraciones, la SCD convirtió a los Pulsar en una verdadera fiesta nacional de la música, con tributos, presentaciones en vivo y reconocimientos que reafirmaron el peso cultural y artístico del país.
La noche comenzó con un homenaje cargado de emoción a Tommy Rey, para luego dar paso a la entrega de los premios más esperados. Gepe se llevó sus primeras estatuillas Pulsar por UNDESASTRE y el hit Bolero Libra, mientras que Ana Tijoux volvió a lo más alto tras una década, coronándose con el Álbum del Año y Mejor Álbum de Rap, Reggae & R&B gracias a Vida, una obra que conecta su impronta política con un refinado universo sonoro. En el plano tropical, El Chibano repitió el plato con Familia, y Marlon Breeze se impuso en la categoría Mejor Álbum Urbano con Le Trap 4, marcando el pulso del trap chileno actual.
Otros momentos clave fueron el reconocimiento a Bailando Solo de Los Bunkers como la canción más tocada en radios, y la victoria de Gata Only de Floyy Menor y Cris Mj como la canción con mayor difusión digital, consolidando el impacto global del reggaetón y trap criollo. La categoría Artista del Público, en tanto, fue nuevamente para La Combo Tortuga, que se alzó con este galardón por cuarta vez, demostrando una fidelidad de fans única. Entre lo romántico, Catalina y Las Bordonas de Oro sorprendieron al imponerse ante pesos pesados con Presagio, y Pascuala Ilabaca, Electrodomésticos, Manuel García y Alanys Lagos completaron una noche que reflejó la amplitud del talento nacional.
Los shows en vivo también marcaron la jornada, destacando el encuentro de Jere Klein con la escena urbana, la fiesta pop-punk de Glup!, los 25 años de Saiko y los cruces generacionales entre Manuel García y Fernando Ubiergo. Con una escena más viva que nunca, los Pulsar no solo premiaron lo mejor del año, sino que evidenciaron un momento histórico para la música chilena, que ya no pide permiso y se mueve entre géneros con libertad, carácter y proyección internacional.