Después de una década y media sacudiendo los escenarios con su cueca urbana de raíz feminista, Las Pecadoras lanzan su quinto disco La cueca de los placeres, una producción que explora el amor libre, la soberanía del cuerpo y el placer como acto político. Este nuevo trabajo es una declaración artística sobre la transformación y la libertad, atravesada por voces potentes, décimas bien plantadas y melodías que mezclan la cueca tradicional con sonidos arrabaleros, flamenco y elegancia callejera. Las canciones llevan nombres como reír, viajar, amar y vino, trazando un mapa íntimo de experiencias vitales que conectan el deseo con la resistencia.

Formadas en Melipilla, Daniela Meza y Claudia Ortiz han empuñado el pandero y la palabra con fuerza desde el 2010, instalándose en la escena chilena e internacional con presentaciones en espacios tan diversos como la ONU Mujeres, Villa Grimaldi, el Festival de Olmué y favelas de Brasil. Su música ha sido puente entre el arte popular y la memoria histórica, desafiando estereotipos de género y reivindicando figuras femeninas invisibilizadas por los relatos oficiales. En La cueca de los placeres, suman a su formación habitual una serie de colaboradoras que amplifican el mensaje: voces como Catalina Teresa, Caro López y Catártica Animal, además del arpa provocadora de Cachorro Arpa.

Las Pecadoras ya habían dejado huella con álbumes como A morder la manzana y Cuéntame una cueca, este último orientado a la educación no sexista desde la infancia. En cada uno de sus discos han levantado un cancionero incómodo y vital, donde la cueca es vehículo para nombrar y resistir. Este nuevo hito sonoro, grabado en Chano Records y con carátula ilustrada por Camilo Henríquez (Cabro Caramba), es también una invitación a bailar con convicción, a desear sin culpa y a politizar el goce en clave popular.