El cine documental chileno recupera una parte de su memoria. La Cineteca de la Universidad de Chile anunció la restauración y reestreno de un conjunto de obras del realizador Sergio Navarro, figura esencial del video chileno de los años 80 y 90. Su nombre, asociado a una mirada crítica y profundamente humana sobre el país, resurge en el panorama cultural gracias a un trabajo minucioso que rescata materiales inéditos y devuelve vigencia a una obra marcada por la honestidad, la observación y el compromiso social.

Formado en los años setenta bajo la influencia del maestro Raúl Ruiz, Navarro combinó la teoría cinematográfica con una práctica profundamente enraizada en la experiencia popular. Durante su exilio en Canadá desarrolló una filmografía íntima, construida desde la diáspora y la nostalgia, centrada en las transformaciones de la identidad chilena. Su regreso al país lo situó como referente de una generación que entendió el cine no solo como un lenguaje artístico, sino como una herramienta de resistencia y reflexión colectiva. Desde entonces, su trabajo académico y creativo se convirtió en un puente entre la historia y las nuevas generaciones.

Tras su fallecimiento en 2021, su archivo personal fue entregado a la Cineteca de la Universidad de Chile, que emprendió un proceso de restauración técnica y patrimonial sin precedentes. “Tras el fallecimiento en 2021 de Sergio Navarro, pudimos conjuntamente con su familia generar el traspaso de su archivo audiovisual a una institución del Estado como es la Cineteca de la Universidad de Chile, con el objetivo de generar las condiciones profesionales de conservar y restaurar su obra”, explicó Luis Horta Canales, coordinador de la Cineteca y académico de la Facultad de Comunicación e Imagen. El proceso, que había sido conversado con el propio Navarro en vida, se materializa hoy como un acto de memoria y continuidad.

El equipo técnico trabajó con las matrices originales en soporte video, accediendo a material de cámara y masters de alta calidad, muy superiores a las copias que circulaban hasta ahora. “Esta etapa de documentación y gestión de colecciones arrojó la aparición de mucho material desconocido e inédito, materiales de cámara original como, por ejemplo, actividades culturales en las que aparece el grupo Los Prisioneros, de enorme relevancia”, detalló Horta. Entre las piezas restauradas figuran títulos de culto como Caminito al cielo (1989) y Cuartito rosa (1991), retratos sensibles de la adolescencia en la periferia urbana, así como registros inéditos de Inti Illimani y material documental del plebiscito de 1988.

El trabajo de restauración —realizado plano a plano— incluyó correcciones de imagen y sonido, respetando siempre las condiciones originales de cada obra. Los resultados se presentarán oficialmente en el Festival Internacional de Cine de Valdivia (FICValdivia), entre el 13 y el 19 de octubre, uno de los certámenes más relevantes de América Latina. Posteriormente, las películas serán exhibidas en Santiago durante noviembre en el Cine Club Sala Sazié, espacio patrimonial que la Cineteca de la Universidad de Chile gestiona junto a la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones en la Sala Isidora Zegers.

Entre las piezas más esperadas se encuentra El páramo del ciudadano (1999), basada en el libro Chile Actual: Anatomía de un mito del sociólogo Tomás Moulian. La película, prácticamente desconocida hasta ahora, reúne testimonios de intelectuales, artistas y pensadores que reflexionan sobre el Chile postdictadura y los años de transición. Su mirada crítica, lúcida y sin concesiones sigue siendo incómodamente vigente, un espejo del país que aún intenta descifrarse a sí mismo.

“Creemos que Sergio Navarro es uno de los más importantes creadores del cine documental contemporáneo en Chile, y su obra reunida y puesta en acceso permitirá que nuevas generaciones aborden su impacto cultural”, concluye Horta. Más que un rescate técnico, esta restauración es un gesto político y cultural: devolverle voz a una generación que filmó desde los márgenes, con pocos recursos pero con una convicción enorme. Navarro, quien siempre buscó retratar al pueblo desde su dignidad, vuelve a la pantalla como lo que siempre fue: un cronista del alma popular chilena.