Medio Ambiente

Drenaje ácido natural desafía ideas sobre pureza del agua en Chile central

Una reciente investigación del Departamento de Geología de la Universidad de Chile, publicada en Journal of Hydrology, arroja luz sobre la calidad del agua en la alta cordillera del centro de Chile, un espacio crucial para la gestión futura de los recursos hídricos. Liderada por el Dr. Matías Taucare, la investigación desafía la creencia común de que las aguas de montaña son siempre puras y sin contaminantes.

El foco del estudio es el fenómeno del “drenaje ácido”, conocido principalmente por su vínculo con la contaminación minera, debido a la infiltración de fluidos desde tranques de relave. Sin embargo, el equipo de Taucare explica que en la Cordillera de los Andes el drenaje ácido también puede ser natural, resultado de la interacción entre el agua y los sistemas metalogénicos presentes en las rocas de la zona. Para analizar este fenómeno en un entorno libre de actividad humana, los investigadores se trasladaron hasta el valle El Arpa, en la alta montaña de la región de Valparaíso, sobre los 2.800 metros sobre el nivel del mar.

Tras un riguroso trabajo de muestreo y análisis en laboratorio, se detectaron altas concentraciones de hierro y manganeso en las aguas recolectadas, lo que pone en entredicho la idea de que estos caudales son inmaculados. “Este estudio demuestra que las aguas de montaña no son tan puras como se cree”, señala el Dr. Taucare. Además, el equipo pudo cuantificar que aproximadamente el 51% de la nieve caída en estas alturas contribuye a la recarga de los acuíferos subterráneos, un dato vital para entender cómo se renuevan estos recursos.

La importancia de este diagnóstico radica en que el agua, al circular por las rocas, actúa como agente oxidante y puede lixiviar minerales que, en bajas concentraciones, resultan inocuos, pero en niveles elevados, pueden ser tóxicos para la salud humana. En zonas mineras del norte de Chile, por ejemplo, se han detectado niveles peligrosos de arsénico, un elemento que puede filtrarse en el agua. Estos hallazgos refuerzan la necesidad de proteger la alta cordillera como un área estratégica para la conservación y renovación de las fuentes hídricas.

La distinción entre drenaje ácido natural y minero es fundamental, ya que cada uno presenta una composición química distinta. Mientras el drenaje ácido minero está marcado por metales pesados como plomo, arsénico y cadmio, el natural se caracteriza principalmente por hierro, manganeso y aluminio. En el contexto del cambio climático, esta diferenciación cobra aún más relevancia. Según el Dr. Taucare, la disminución de precipitaciones producto del calentamiento global podría concentrar estos elementos tóxicos en el agua, aumentando los riesgos ambientales y sanitarios. Su colega, el Dr. James McPhee, resalta que entender la interacción entre nieve, hielo y roca en el subsuelo es un desafío pendiente que esta investigación comienza a abordar, abriendo la puerta a futuros estudios interdisciplinarios.

Este trabajo requirió una compleja combinación de análisis satelitales, isotópicos e hidrogeoquímicos, realizados en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y el Departamento de Geología de la Universidad de Chile, reflejando la naturaleza global y multidisciplinaria del estudio.

El Dr. Matías Taucare es un investigador con una trayectoria consolidada en hidrogeología de montaña. Su trabajo doctoral ya demostró la conexión hidráulica entre la alta cordillera y los acuíferos del valle central chileno. Actualmente, continúa explorando los procesos de recarga hídrica en las montañas y advierte sobre el estado crítico de los acuíferos de la zona central, un llamado urgente para la protección y manejo sostenible del recurso más vital del país.

Pichilemu se convierte en epicentro científico para enfrentar el cambio climático

Pichilemu, la emblemática ciudad costera de la región de O’Higgins, reconocida mundialmente por su oleaje ideal para el surf en playas como “El Infiernillo” y Punta de Lobos, se ha convertido en un punto estratégico para el monitoreo científico del cambio climático en Chile. La amenaza del aumento del nivel del mar, las variaciones en el oleaje y el calentamiento de la temperatura marina han impulsado a un grupo de investigadores del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), en colaboración con el Parque Punta de Lobos y la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA), a establecer un sistema de medición de gases de efecto invernadero (GEI) a largo plazo en esta zona clave del océano Pacífico.

Rodrigo Seguel, investigador del CR2 y académico de la Universidad de Chile, destaca que esta iniciativa busca generar datos que permitan evaluar la efectividad de las políticas ambientales y apoyar estrategias de mitigación en un contexto donde Chile continental carecía de un sitio de observación permanente. A nivel regional, solo existen tres puntos similares: en Ushuaia (Argentina), Natal (Brasil) y Rapa Nui, todos con más de una década de mediciones que han sido fundamentales para comprender fenómenos como la quema de biomasa y el transporte de contaminantes a gran escala. Incorporar a Punta de Lobos en esta red coloca a Chile en una posición relevante dentro de la vigilancia global del clima.

El lugar fue escogido no solo por su importancia ambiental y geográfica, sino también por condiciones atmosféricas que garantizan la calidad de las muestras. Las mediciones se toman preferentemente cuando el viento proviene directamente del océano, lo que asegura un aire limpio y libre de contaminación urbana o industrial, condición esencial para obtener datos precisos sobre los gases que inciden en el calentamiento global.

El proyecto contempla capacitar al personal del Parque Punta de Lobos para realizar tomas de muestras manuales y automáticas, bajo una logística coordinada entre el Parque, CR2 y NOAA. Los frascos con las muestras de aire se envían al Laboratorio de Monitoreo Global en Boulder, Colorado, para su análisis detallado, garantizando un flujo constante y riguroso de información.

Patricio Mekis, director ejecutivo del Parque Punta de Lobos, resalta que este convenio no solo amplía la investigación científica en la zona, sino que también demuestra que el parque mantiene una calidad ambiental excepcional, especialmente en cuanto a la pureza del aire. Esta calidad, afirma, contribuye a un mejor bienestar para la comunidad regional y posiciona a Pichilemu como un ejemplo de conservación y vida sana en armonía con el entorno natural.

Más allá del monitoreo, la iniciativa busca generar conciencia sobre la importancia de proteger la calidad del aire y los ecosistemas marinos, promoviendo actividades educativas como seminarios y talleres dirigidos a los funcionarios del parque y la comunidad, con un enfoque interdisciplinario que fortalezca la conexión entre ciencia, gestión ambiental y sociedad.

En un contexto global donde los efectos del cambio climático golpean con fuerza las zonas costeras, el trabajo en Punta de Lobos no solo aporta datos clave para la política ambiental chilena, sino que también subraya el compromiso del país con la acción climática internacional, reafirmando el valor de sus espacios naturales como centros de investigación y preservación.

La ganadería ancestral que desafía la crisis climática desde los Andes

En lo alto del altiplano andino, donde la vida se abre paso entre la falta de infraestructura, la escasez de agua y los efectos extremos del clima, la crianza de camélidos; llamas, alpacas, vicuñas y guanacos, sigue siendo mucho más que una actividad económica. Es una forma de resistir, de vivir y de preservar una cultura que ha perdurado por siglos.

Diego Fabián, criador argentino, lo tiene claro: “Mi padre y mi abuelo me enseñaron a respetar la naturaleza y a cuidar de los animales como parte de nuestra cultura”. En su familia, como en tantas otras en la región andina, la ganadería camélida no es una opción: es un legado ancestral que atraviesa generaciones. Y es también una forma de defender un modo de vida que el cambio climático pone a prueba cada día.

Desde las zonas australes de Chile y Argentina hasta las mesetas de Bolivia, Perú y Ecuador, la cría de camélidos forma parte esencial del tejido social y ambiental de los pueblos altoandinos. No solo provee carne, lana y transporte; también sostiene una relación simbiótica con los ecosistemas donde estos animales han evolucionado. Son especies adaptadas a la altitud, a los suelos pobres y a las temperaturas extremas, y por eso mismo, se han vuelto claves para la resiliencia rural en contextos de crisis climática.

Conrado Blanco Mamani, criador chileno de 65 años, resume esa conexión con claridad: “La ganadería camélida no solo nos alimenta, sino que también es esencial para proteger el medio ambiente”. Su mirada va más allá del oficio: criar camélidos es una forma de custodiar un equilibrio natural entre el ser humano y su entorno.

Pero ese equilibrio está bajo amenaza. En Perú, Inés Flores, una de las más de 92 mil alpaqueras del país, enfrenta las consecuencias del cambio climático: sequías cada vez más largas, heladas más frecuentes y una reducción sostenida en la producción. “A veces sentimos que no podemos seguir, pero es nuestra forma de vida”, dice, mientras lidera el pastoreo junto a su familia. Su historia se repite en distintos rincones de la cordillera, donde mujeres y hombres resisten con prácticas tradicionales, pero también buscan adaptarse con nuevas tecnologías.

Los bofedales, humedales de altura esenciales para la alimentación y supervivencia de los camélidos, están colapsando por el avance del calentamiento global y por el uso insostenible del territorio. Estos ecosistemas, que filtran agua y permiten el crecimiento de pastos ricos en nutrientes, son el corazón verde del altiplano. Cuando se degradan, no solo desaparecen fuentes de alimento, también desaparece la base que sostiene la vida comunitaria.

En Bolivia, Roberta Rivera también se enfrenta a estas transformaciones. Las lluvias impredecibles, las sequías y los fríos extremos han hecho que criar llamas sea cada vez más difícil. Aun así, no se rinde. “Tenemos que ser resilientes, aprender nuevas tecnologías, pero nunca perder nuestras raíces”, afirma. La combinación entre saberes ancestrales y nuevas herramientas se vuelve clave para enfrentar lo que viene.

En Argentina, Diego ha comenzado a diversificar su producción combinando la crianza de camélidos con la siembra de quinua y papas. La agricultura sostenible no solo le permite reducir su dependencia de los animales, también protege el suelo y ayuda a mantener el ciclo de nutrientes necesario para que los pastos crezcan. Su estrategia refleja una transición silenciosa, pero poderosa: adaptarse sin traicionar la herencia.

La ganadería camélida no es solo una actividad rural. Es un bastión frente a la crisis climática, una práctica cultural milenaria, y un sistema de supervivencia en los paisajes más extremos del continente. Cuidar de estos animales es cuidar de la historia, del medio ambiente y de un futuro posible en las alturas.

Rapa Nui secuencia su biodiversidad estudiantes isleños exploran el ADN de sus especies nativas

Entre el 28 y el 30 de abril, una expedición científica encabezada por la Universidad de Chile llegó a Rapa Nui con una doble misión: secuenciar por primera vez el ADN de dos especies endémicas; el ave Petrel de Henderson (Pterodroma atrata) y el caracol marino Pure (Monetaria caputdraconis), y acercar la ciencia genómica a estudiantes de la isla. La actividad, parte del Proyecto 1000 Genomas, representa un avance significativo tanto en el estudio de la biodiversidad chilena como en la democratización del conocimiento científico.

El objetivo principal de la secuenciación es entender la diversidad genética de estas especies únicas, evaluar cómo se han adaptado a su ecosistema insular y detectar posibles amenazas a su supervivencia. Esta información es esencial para el diseño de estrategias de conservación efectivas, especialmente en un contexto de creciente presión ambiental por el cambio climático y la actividad humana.

Pero el valor de esta misión no se limita al ámbito académico. Para Miguel Allende, director del Instituto Milenio Centro de Regulación del Genoma (IM-CRG), esta expedición es también un hito educativo: por primera vez, jóvenes rapanui de tercero y cuarto medio tendrán acceso directo a tecnologías de secuenciación de ADN en tiempo real, participando activamente en un proceso científico de alto nivel. “Es una manera poderosa de despertar vocaciones, fortalecer el vínculo entre identidad y ciencia, y que la propia comunidad se convierta en protagonista de la conservación de su entorno”, aseguró el académico.

La delegación que desarrolla el trabajo en terreno está compuesta por investigadores, autoridades gubernamentales y científicas como Juliana Vianna, de la Pontificia Universidad Católica, y Héctor Ramírez, del Centro de Modelamiento Matemático. También viajó el subsecretario de Ciencia, Cristian Cuevas, quien destacó la colaboración interdisciplinaria y la integración comunitaria de la iniciativa. “Necesitamos datos y evidencia para avanzar hacia un desarrollo sostenible. Este es un ejemplo concreto de cómo la ciencia puede generar impacto real en los territorios”, afirmó.

Uno de los hitos de la visita es el “Taller de Biodiversidad en Ambientes Extremos”, organizado por el IM-CRG y la Iniciativa 1000 Genomas, con el respaldo de Oxford Nanopore y Congreso Futuro. La actividad permitirá a estudiantes manipular tecnología de vanguardia y explorar directamente el genoma de especies que forman parte de su patrimonio biológico. Como cierre, el 30 de abril se celebrará una feria científica en el Marae de Hanga Piko, abierta a la comunidad, con actividades interactivas, exposiciones fotográficas y espacios de diálogo con investigadores.

El Proyecto 1000 Genomas, impulsado por el IM-CRG y respaldado por nueve universidades del país, busca secuenciar la biodiversidad chilena en un esfuerzo conjunto por generar conocimiento de frontera y formar capital humano en áreas estratégicas. Esta labor científica, particularmente significativa en zonas remotas como Rapa Nui, busca no solo documentar la riqueza biológica nacional, sino también involucrar a las comunidades en su resguardo, promoviendo una ciencia más inclusiva y conectada con el territorio.

Muerte de un puma en Torres del Paine activa investigación en Chile

El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Chile confirmó que se encuentra en plena investigación tras el hallazgo de un puma muerto en las cercanías del Parque Nacional Torres del Paine. La denuncia, recibida junto a Carabineros, activó inmediatamente el protocolo de investigación técnica ordenado por la Fiscalía. Desde el inicio, el SAG ha trabajado en estrecha colaboración con las autoridades pertinentes, recopilando todos los antecedentes necesarios para esclarecer las circunstancias de este hecho que ha conmocionado a la comunidad local y a organizaciones de conservación.

El equipo médico veterinario del SAG realizó la necropsia al ejemplar, un procedimiento clave para determinar las causas de la muerte. El informe final, que integra todos los resultados técnicos obtenidos, será entregado este lunes a la Fiscalía como parte del proceso judicial. Mientras el análisis sigue en curso, el Servicio ha optado por no revelar detalles específicos del examen para resguardar el debido proceso y evitar entorpecer la investigación.

José Guajardo Reyes, Director Nacional del SAG, afirmó que se ha instruido máxima colaboración con la Fiscalía y que la institución actúa con total rigurosidad técnica. “Nuestro compromiso con la protección de la fauna silvestre es absoluto. Esperamos que la investigación permita aclarar este lamentable hecho”, sostuvo. El puma, especie emblemática de la fauna sudamericana, se encuentra protegida por la Ley de Caza en Chile, que sanciona con severidad cualquier daño contra ejemplares de fauna silvestre.

La muerte de un puma en un área cercana a Torres del Paine, uno de los parques nacionales más visitados del país y reconocido mundialmente por su biodiversidad, ha despertado preocupación entre ambientalistas y expertos. El puma no solo cumple un rol esencial en el equilibrio del ecosistema, sino que también constituye un símbolo de la fauna nativa de la Patagonia chilena.puma, Torres del Paine, SAG, fauna silvestre, investigación judicial

El SAG aprovechó la ocasión para recordar a la ciudadanía la importancia de denunciar cualquier acto que infrinja la Ley 19.473, que protege a la fauna silvestre. Asimismo, reiteró su compromiso de informar de manera transparente una vez que la investigación avance, reforzando su responsabilidad en la conservación de especies protegidas.

Chile alberga una de las poblaciones de pumas más australes del mundo, especialmente en la región de Magallanes. El monitoreo y la protección de esta especie se han vuelto cada vez más relevantes frente al aumento de conflictos entre fauna silvestre y actividades humanas, como el turismo y la ganadería. Cada incidente como este pone en evidencia la necesidad de fortalecer las medidas de protección y de educación ambiental en zonas de alta biodiversidad.

SAG impulsa tecnologías para anticipar plagas

Anticiparse a las plagas antes de que afecten los cultivos es el objetivo de los nuevos proyectos que impulsa el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) junto a la Universidad de Chile, la Universidad Santo Tomás y con apoyo financiero de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA). Estas iniciativas buscan fortalecer la sanidad vegetal del país mediante herramientas tecnológicas que integran datos en tiempo real desde los campos agrícolas y modelos predictivos de plagas, todo enmarcado en los principios de la Agricultura 4.0.

El primer proyecto, en conjunto con la Universidad de Chile, desarrolla el primer sistema de alerta temprana y modelo fenológico para Proeulia auraria, una plaga nativa que ha provocado importantes pérdidas en la exportación de frutas como uvas, cítricos y carozos. A través de sensores instalados en predios agrícolas y el análisis de datos climáticos, esta herramienta permitirá predecir su comportamiento con mayor precisión, y estará disponible de forma gratuita para productores, técnicos y servicios del agro.

De forma paralela, el SAG trabaja junto a la Universidad Santo Tomás y la CONAF en la creación de la plataforma “Smart Agro”, una solución digital que combinará manejo fitosanitario y riego inteligente, enfocada en cultivos como vides, paltos y cítricos. Esta plataforma ofrecerá apoyo en la toma de decisiones considerando factores como el estrés hídrico de las plantas, la condición del suelo y la aparición de plagas, optimizando el uso de recursos y mejorando la sostenibilidad agrícola.

Según el director nacional del SAG, José Guajardo Reyes, estas herramientas permitirán anticipar brotes y responder con mayor eficiencia ante los más de 200 eventos fitosanitarios que se presentan anualmente en Chile. Se espera que ambos proyectos, con una duración de tres años, tengan versiones beta disponibles hacia fines de 2025 y una implementación nacional proyectada para 2027. Los datos generados se integrarán a la Red de Pronóstico Fitosanitario del SAG, ampliando su cobertura y fortaleciendo su rol en la protección de los cultivos nacionales.

La lucha por la biodiversidad en el Valle de Huasco frente a la industria energética

Ubicado en la región de Atacama, el valle de Huasco es un oasis de biodiversidad en el desierto más árido del mundo, reconocido por el fenómeno del desierto florido, donde especies endémicas y paisajes únicos surgen tras las lluvias. Sin embargo, décadas de industrialización y contaminación, junto con la falta de políticas ambientales efectivas, han puesto en serio peligro este frágil ecosistema.

El reportaje expone el impacto de la minería y las termoeléctricas en la salud de las comunidades locales y en especies endémicas, como las cactáceas Eriosyce napina y Copiapoa dealbata. Los altos niveles de metales pesados en el suelo y el aire han sido vinculados con un aumento en enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares entre la población. A lo largo de la investigación, se destaca la resistencia de organizaciones locales que luchan por preservar su patrimonio natural ante los proyectos extractivos y una transición energética mal gestionada. Las voces de activistas exigen políticas públicas más estrictas y una educación ambiental más sólida para proteger el valle.

Alicia Tapia Pizarro, artesana y defensora del valle del Huasco, subraya que “si de verdad queremos energías renovables para nuestros territorios, está en el suelo, en la vida. Imagínense la gran cantidad de medicina que existe en el desierto de Atacama que ni siquiera ha sido estudiada”. Esta reflexión pone en evidencia el valor no solo ambiental, sino también cultural y medicinal del desierto, un patrimonio que podría desaparecer si no se toman medidas urgentes.

Soledad Fuentealba, activista socioambiental de la zona, resalta las deficiencias de la legislación medioambiental en Chile, que según ella, protege más a las empresas extractivas que a las comunidades. “La dificultad está en la legislación medioambiental, que más que proteger a las comunidades o a la salud de la gente, protege a las empresas”, señala Fuentealba, evidenciando la impotencia que sienten los habitantes frente a la falta de respuestas.

El impacto ambiental en el valle de Huasco no se limita solo a la contaminación del aire y el suelo. La expansión de las actividades mineras y energéticas ha llevado a la destrucción de hábitats naturales, afectando gravemente a la flora y fauna de la región. Jorge Godoy Fritis, guardaparque del Parque Nacional Llanos de Challe y fotógrafo naturalista, describe la situación con preocupación: “Recorrer cualquier cerro aledaño a Huasco es encontrarse con polvillo negro. Especies como Eriosyce napina y Eriosyce crispa (cactáceas en peligro de extinción) están inmersas dentro de un polvillo que inclusive es capaz de modificar su color”.

El reportaje forma parte de la iniciativa “Narrar la TEJ”, que busca visibilizar las tensiones entre el desarrollo energético y la justicia socioambiental en América Latina, amplificando las voces de las comunidades afectadas. Este trabajo es un llamado a la reflexión y la acción global: la protección del valle de Huasco y su desierto florido no solo es un derecho de sus habitantes, sino un compromiso con la biodiversidad y las generaciones futuras.

Investigación revela claves sobre enfermedad que afecta la frutilla

Un estudio liderado por el profesor Nicola Fiore, académico del Departamento de Sanidad Vegetal de la Universidad de Chile, ha identificado el origen y los mecanismos de transmisión de una enfermedad emergente que afecta el cultivo de frutilla en la zona central del país. La investigación determinó que el patógeno responsable es un fitoplasma transmitido por un insecto del género Cixiosoma sp. y que una maleza, Galega officinalis L., actúa como reservorio del microorganismo. Estos hallazgos refuerzan la necesidad de implementar políticas de prevención para proteger la producción frutícola.

La enfermedad, conocida como Strawberry Phyllody, puede generar pérdidas de hasta un 30% en los huertos afectados. Según Fiore, su aparición en Chile se suma a casos reportados en Argentina, lo que hace urgente su control. El equipo de investigación logró caracterizar molecularmente el fitoplasma y demostrar, mediante pruebas de transmisión, que el insecto Cixiosoma sp. es el responsable de propagarlo entre las plantas. Dado que se trata de un hallazgo nuevo, la especie aún no ha sido descrita taxonómicamente.

Además, se comprobó que la Galega officinalis L. cumple un rol clave en la propagación del patógeno, ya que los insectos vectores se alimentan de ella y luego transmiten la bacteria a los cultivos de frutilla. La presencia de esta maleza en los alrededores de los huertos representa un desafío para los agricultores, especialmente los pequeños productores, quienes deben adoptar estrategias preventivas como el uso de mallas antiáfidos para reducir el contacto entre los insectos y las plantas.

Dado que no existe un tratamiento curativo para los fitoplasmas, el control se debe centrar en la prevención. Si bien el uso de insecticidas es una opción, su efectividad puede verse limitada por la resistencia que desarrollan las plagas ante el uso reiterado de las mismas moléculas químicas. Por ello, Fiore enfatiza la importancia de invertir en estudios epidemiológicos que permitan comprender mejor la diseminación del patógeno y diseñar estrategias de manejo eficientes y sostenibles.

El investigador también advierte sobre la necesidad de fortalecer el financiamiento para la investigación básica en Chile, ya que contar con estudios sólidos es clave para el desarrollo de nuevas tecnologías y soluciones en fitosanidad. Finalmente, aclara que el consumo de frutillas afectadas por este fitoplasma no representa ningún riesgo para la salud humana.

Este estudio, financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt) y publicado en 2024 en la revista Plant Disease, entrega información crucial para productores, investigadores y autoridades del sector agrícola.

Innovación en la agricultura con productos sostenibles y de alto valor agregado

El Centro Regional de Estudios en Alimentos Saludables (CREAS), en alianza con pequeños agricultores de las provincias de Petorca y San Felipe, ha desarrollado innovadores productos alimentarios para enfrentar la crisis hídrica y potenciar la agroindustria local. Entre ellos destacan un espumante de durazno, un helado vegano de golden berry y snacks para mascotas elaborados a partir de huesos de caballo. Estas iniciativas surgen del “Programa de vinculación entre la agroindustria alimentaria y la Agricultura Familiar Campesina mediante D+I en productos alimentarios”, financiado por el Gobierno Regional de Valparaíso.

La iniciativa busca potenciar el desarrollo de productos innovadores a partir de materias primas locales, promoviendo el aprovechamiento de subproductos agrícolas y reduciendo el desperdicio de alimentos. A través del apoyo técnico y la investigación aplicada, se han generado alimentos con valor agregado que responden a las nuevas tendencias de consumo, como la alimentación saludable, la producción sustentable y la reducción del impacto ambiental.

Estas soluciones no solo fortalecen la economía de los pequeños productores, sino que también contribuyen a la sostenibilidad del sector agrícola. Con la articulación entre ciencia, innovación y tradición, el programa demuestra que la diversificación y el desarrollo de nuevos productos pueden ser herramientas clave para enfrentar los desafíos del cambio climático y la escasez hídrica en la agricultura familiar campesina.

Lanzan fichas digitales para promover el conocimiento del bosque nativo

Con el fin de fomentar la educación y protección fitosanitaria del bosque nativo, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) presentó una serie de fichas informativas digitales sobre especies nativas de Chile. Estas publicaciones, disponibles quincenalmente en Instagram (@sagchile) como parte de la iniciativa SAGEduca, ofrecen información accesible sobre las características, hábitat y curiosidades de los árboles nativos. La primera ficha, publicada el 21 de marzo en el Día Internacional de los Bosques, estuvo dedicada a la araucaria, símbolo de la biodiversidad chilena.

Estos materiales se suman al trabajo educativo que el SAG desarrolla para docentes, niños, niñas y sus familias, promoviendo la formación de ciudadanos responsables con la protección de los recursos naturales. Además de las fichas, SAGEduca pone a disposición del público una variedad de recursos en www.sag.cl, como juegos, libros interactivos y videos educativos sobre fauna y flora nativa.

Con esta iniciativa, el SAG reafirma su compromiso con la educación ambiental y la conservación de la biodiversidad, acercando el conocimiento ecológico a la ciudadanía y promoviendo prácticas sustentables para el cuidado de nuestro entorno natural.