El humo blanco que emergió este jueves 8 de mayo de 2025 desde la chimenea de la Capilla Sixtina anunció al mundo la elección del nuevo papa: Robert Francis Prevost Martínez, el primer estadounidense en asumir el máximo liderazgo de la Iglesia Católica. Adoptando el nombre de León XIV, Prevost combina sus raíces estadounidenses con su nacionalidad peruana, adquirida en 2015, el mismo año en que el papa Francisco lo nombró obispo de Chiclayo.
Prevost llega al papado tras una larga trayectoria dentro de la curia vaticana y un destacado papel en América Latina. Durante el pontificado de Jorge Mario Bergoglio, fue prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidió la Pontificia Comisión para América Latina, lo que lo posiciona como un religioso con amplia experiencia tanto pastoral como administrativa.
Para el sociólogo experto en temas religiosos, Dr. Cristián Parker Gumucio, la elección de Prevost en solo cuatro votaciones refleja un consenso claro dentro del cónclave. “La rapidez en la decisión es un buen síntoma, muestra unidad en un momento crucial para la Iglesia”, afirmó en entrevista con Diario Usach. Parker destaca que León XIV no es solo un líder con experiencia en la Curia, sino también un misionero con cerca de 40 años de labor pastoral cercana a la gente, lo que le permite combinar dos perspectivas necesarias para afrontar los retos actuales.
El nombre elegido por el nuevo papa tiene un significado profundo: León XIV se presenta como continuador del legado de León XIII, recordado por su doctrina social y sus encíclicas revolucionarias para la época. Según Parker, esta elección indica una voluntad clara de afrontar los desafíos sociales y ambientales contemporáneos, en sintonía con el discurso del papa Francisco, de quien Prevost fue un cercano colaborador.
Respecto al legado que puede dejar León XIV, el sociólogo prevé una línea de continuidad con Francisco, aunque con un estilo más reservado y diplomático. Se espera que impulse reformas internas en la curia y promueva una Iglesia más inclusiva con los marginados y vulnerables. “No será un papa revolucionario, sino un líder conciliador que mantendrá una política abierta hacia los más necesitados”, señaló Parker.
La elección de León XIV marca un capítulo inédito en la historia del catolicismo, con un líder que conjuga experiencia misionera, sensibilidad social y compromiso con la renovación dentro de la institución, reflejando una Iglesia que busca responder a los retos del mundo moderno sin perder sus raíces.