En Chile, entre 100.000 y 200.000 personas viven con enfermedad celíaca, un trastorno autoinmune en el que el consumo de gluten; presente en trigo, avena no certificada, cebada y centeno, provoca una respuesta del sistema inmune que daña la mucosa del intestino delgado. Esto puede generar una amplia variedad de síntomas, desde problemas digestivos hasta complicaciones más severas como anemia y pérdida de densidad ósea.
A pesar de su impacto en la salud, el conocimiento sobre esta enfermedad sigue siendo limitado, lo que muchas veces retrasa el diagnóstico. Según la nutricionista Daniela González, académica de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago, la única forma de controlar los síntomas es a través de una dieta estricta libre de gluten. “El gluten es una proteína que aporta elasticidad a las masas, por lo que se usa en muchos productos de panificación. Su eliminación total de la alimentación es fundamental para evitar daños en el organismo”, explica.
Los pacientes celíacos deben prestar especial atención a los productos que consumen, seleccionando siempre aquellos etiquetados como “sin gluten” y prefiriendo harinas alternativas como las de arroz, maíz o almendra. Además, es crucial evitar alimentos procesados que puedan contener gluten oculto, como salsas, aderezos, embutidos y sopas instantáneas.
Otro aspecto clave es la prevención de la contaminación cruzada, ya que incluso trazas de gluten pueden desencadenar síntomas adversos. “Es importante no compartir utensilios o superficies con alimentos que contengan gluten, ya que una mínima exposición puede afectar a quienes padecen la enfermedad”, advierte la especialista.
Finalmente, González enfatiza que tanto el diagnóstico como el tratamiento deben ser supervisados por un especialista, asegurando así una alimentación adecuada que prevenga complicaciones a largo plazo y mejore la calidad de vida de quienes conviven con esta condición.