Kendrick Lamar, uno de los nombres más influyentes del rap contemporáneo, confirmó su regreso a Sudamérica con una nueva gira que lo traerá por primera vez al Estadio Monumental de Santiago el próximo 7 de octubre de 2025. El Grand National Tour, que ya agotó entradas en Norteamérica y se prepara para recorrer Europa y Australia, suma ahora una serie de presentaciones en estadios de México, Colombia, Brasil, Argentina y Chile, consolidando su expansión global con un espectáculo que promete marcar un nuevo hito en la historia del hip hop en vivo. La dupla argentina CA7RIEL & PACO AMOROSO será la encargada de abrir todos los shows en la región, en lo que se anticipa como un encuentro generacional y de estéticas que cruzan el rap, la electrónica y el pop.
La preventa exclusiva comenzará el martes 1 de julio a las 12:00 horas con un 20% de descuento para clientes Entel o quienes paguen con tarjetas Scotiabank, mientras que la venta general estará disponible desde el jueves 3 de julio a las 12:01. El Estadio Monumental se alista para recibir al artista de To Pimp a Butterfly y Mr. Morale & The Big Steppers, cuyo discurso social y estética radical han resonado profundamente en el sur global, transformándolo en mucho más que una figura musical: Kendrick representa hoy un símbolo de denuncia, identidad y reinvención artística.
Para el público chileno, la llegada de Lamar tiene una carga especial. Su música ha sido banda sonora en manifestaciones, playlists militantes y espacios educativos donde sus letras se estudian como poesía contemporánea. Durante el estallido social de 2019, canciones como “Alright” fueron coreadas en marchas y compartidas en redes como una suerte de canto de resistencia urbana. Su influencia ha permeado también en artistas locales, desde raperos hasta cineastas que encuentran en su narrativa una fuente de inspiración visual y lírica. En más de una ocasión, DJs y productores nacionales lo han sampleado o referenciado como modelo creativo.
Chile ha sido históricamente un país de culto para el hip hop, con escenas independientes que, desde los años noventa, han crecido en circuitos subterráneos, ferias de vinilos y talleres comunitarios. La llegada de Kendrick Lamar a uno de los escenarios más grandes del país no solo es un evento musical, sino un reconocimiento simbólico a ese legado.