La calma sureña de Puerto Varas se rompió abruptamente este domingo, cuando un tornado azotó la zona con ráfagas que alcanzaron los 178 kilómetros por hora. El fenómeno, inusual pero no inédito en Chile, dejó 13 personas heridas, 250 viviendas dañadas y forzó la suspensión de clases en 50 establecimientos educacionales. Aunque el país no está habituado a estos eventos extremos, los expertos advierten que podrían volverse más frecuentes.
Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago e integrante del Grupo de Investigación Antártica, explica que el tornado no fue un accidente climático aislado, sino la consecuencia predecible de condiciones atmosféricas específicas: el choque de una masa de aire frío proveniente del sur con aire cálido del territorio nacional. “Esos ingredientes están presentes regularmente en la zona centro-sur de Chile, sobre todo en otoño. Lo de Puerto Varas no es extraordinario, es poco común, pero no imposible”, afirma.
Los registros históricos lo confirman. Según la Armada de Chile, tornados se han formado anteriormente en lugares como Villarrica, Puerto Montt, San Pedro de Quillota, Los Ángeles y Talcahuano. En 2019, por ejemplo, hubo un brote de siete tornados en solo dos días. El patrón geográfico de estos eventos se concentra entre la Región de Ñuble y Puerto Montt, aunque podrían llegar hasta el sur de O’Higgins. En el norte y la Patagonia, los contrastes de temperatura son menos pronunciados, por lo que su formación es muy poco probable.
A pesar de la creciente posibilidad de tornados, el país carece de herramientas modernas para detectarlos en tiempo real. Cordero advierte que Chile no cuenta con radares meteorológicos capaces de monitorear estos eventos con precisión. Aunque en 2019, tras una serie de tornados, el gobierno prometió la instalación de esta tecnología, el estallido social y la pandemia relegaron la iniciativa a segundo plano.
El caso de Puerto Varas refleja una falla más profunda: Chile puede anticipar condiciones propicias para tornados, pero aún no tiene la infraestructura necesaria para detectarlos y alertar a tiempo a la población. La Armada había emitido una advertencia el fin de semana, pero no existía la capacidad técnica para seguir el fenómeno en tiempo real ni evaluar su trayectoria con exactitud.
Frente a esta vulnerabilidad, la prevención individual se vuelve clave. Cordero recomienda, ante la presencia de un tornado, alejarse de su posible trayectoria y buscar refugio en construcciones sólidas. Aunque la mayoría de los tornados en Chile no superan los 180 km/h y es difícil que derrumben muros, el mayor peligro son los objetos sueltos convertidos en proyectiles, como techos o ramas.
La crisis climática y la falta de inversión en monitoreo meteorológico podrían estar dejando al país expuesto a fenómenos que antes se consideraban excepcionales. Mientras los gobiernos fallan en implementar infraestructura crítica, la naturaleza parece estar haciendo su propia campaña de advertencia. Puerto Varas podría ser solo el comienzo.