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El bosque que nadie protege y que una artista convirtió en memoria viva

Entre fieltros, raíces y tintes extraídos de árboles nativos, la artista Ana Lagos ha montado una experiencia sensorial que va más allá del arte. Raíces de la Precordillera, su última exposición presentada en el marco del Festival de la Lana, transforma la artesanía contemporánea en un manifiesto visual y táctil sobre el valor del bosque esclerófilo chileno, uno de los ecosistemas más olvidados y amenazados del país.

En un rincón del Centro Cultural Montecarmelo, Lagos invoca al bosque no solo como paisaje, sino como cuerpo. Las lanas de oveja teñidas con Quillay, Maitén, Peumo, Litre y Boldo se despliegan en formas orgánicas que conectan lo artesanal con lo ancestral. Usando técnicas como el fieltro húmedo y el embarrilado; herencias textiles que resisten al tiempo, la artista construye un puente entre la identidad territorial y el activismo ecológico. Cada pieza vibra con la memoria de la tierra y habla desde las entrañas de un ecosistema que resiste en silencio.

La exposición incluye siete piezas de exhibición más escultóricas, y catorce de uso cotidiano. Pero todas llevan el mismo pulso: uno que recuerda que el bosque esclerófilo no es solo un entorno natural, sino un patrimonio cultural con siglos de historia. En sus palabras, “las raíces no se ven, pero están. Habitan dentro de nosotros”. Ana Lagos no se limita a ilustrar; interpela. Su recorrido por el bosque la llevó a una epifanía: lo esencial es invisible, pero no por eso menos urgente de proteger.

Chile alberga uno de los cinco bosques esclerófilos del planeta, junto con regiones como California, Australia o Sudáfrica. Sin embargo, el nuestro apenas recibe atención. Estas formaciones vegetales, adaptadas a los veranos secos y a los inviernos lluviosos, están siendo arrasadas por la sequía persistente de los últimos 12 años y por políticas ambientales que parecen no ver más allá del monocultivo y el extractivismo. Las hojas duras del esclerófilo resisten, pero el ecosistema agoniza.

Raíces de la Precordillera funciona como archivo viviente y advertencia poética. En cada tejido hay biología, arte y protesta. No es solo un homenaje a la belleza del bosque, sino un llamado urgente a preservarlo. A través de lo textil, Lagos logra que la conservación deje de ser un asunto lejano o técnico y se vuelva una experiencia íntima, táctil y política.

La exposición podrá visitarse hasta este sábado 17 de mayo en el Centro Cultural Montecarmelo. Luego, continuará su itinerancia por Santiago con fechas próximas en el Centro Cultural Chimkowe. Mientras tanto, las raíces siguen ahí, esperando que alguien más se detenga a escuchar lo que no se ve.

Investigación utiliza al espino como árbol nodriza para la restauración del bosque esclerófilo

La intensa lluvia que cayó sobre la Región Metropolitana el pasado 22 de junio no fue impedimento para visitar la Estación Experimental German Greve y evaluar los avances del proyecto “Restauración activa del bosque esclerófilo en terrenos de pastoreo, usando el espino como especie nodriza”, financiado por el XI Concurso del Fondo de Investigación del Bosque Nativo de CONAF. La iniciativa, encabezada por el profesor Luis Piña, académico del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, tiene como objetivo utilizar a este árbol como nodriza para la restauración del bosque esclerófilo en la zona central del país.

En el encuentro, profesionales de CONAF y estudiantes de la carrera de Ingeniería Agronómica de la U. de Chile, entre otros asistentes, revisaron los principales resultados que se han obtenido en la ejecución de este proyecto. “Es muy motivante ver el interés por las temáticas relacionadas con la restauración del bosque esclerófilo y el manejo silvopastoril de espinales, que se refleja en las múltiples preguntas y comentarios por parte de los asistentes al Día de Campo, muchos de ellos profesionales de CONAF que asesoran a productores en el manejo de estos ecosistemas, así como también por el deseo de conocer los resultados finales que se obtendrán en los ensayos del proyecto”, comentó el profesor Luis Piña sobre esta visita al espacio de prueba de esta iniciativa.

El estudio busca evaluar la factibilidad de utilizar el espino como árbol nodriza para el proceso de restauración activa del bosque esclerófilo en la zona central de Chile. El llamado efecto nodriza es una suerte de colaboración entre plantas, en que las más grandes o adultas generan un ambiente favorable para la vida bajo la proyección de su copa, sea ésta un árbol o un arbusto. El proyecto de investigación contempló a cuarenta espinos que se espera cumplan la función de nodrizas para más de 600 ejemplares de quillay, peumo, litre y maitén que se plantaron abajo y alrededor de ellos.

Los resultados generales, que se esperan en los 42 meses que durará este estudio, es que el espino como nodriza permita acelerar el proceso de restauración activa de las especies arbóreas en estudio, aumentando la tasa de crecimiento y el porcentaje de sobrevivencia de las plántulas. A modo particular, además, con el efecto nodriza de los espinos debería observarse una disminución de las necesidades de agua de riego requeridas para la sobrevivencia de las plántulas en los primeros años del proceso de restauración activa, disminuyendo así los costos asociados a dicha práctica y aumentando el porcentaje de sobrevivencia de las especies arbóreas a restaurar.

Respecto a este último punto, el director del proyecto explicó que en los resultados preliminares de la investigación se concluyó que en las especies que tuvieron una mejor respuesta se observó una disminución de la necesidad de riego de las mismas, es decir, que la humedad se mantiene más eficientemente bajo la copa de los árboles, lo que permitiría riegos menos frecuentes.

En cuanto a la capacidad de restauración de las cuatro especies en estudio, Luis Piña explicó que la de mejor respuesta ha sido el Quillay. “Aun cuando los animales consumen las plantas dejando un pequeño tallo de aproximadamente 3 milímetros de altura, el Quillay vuelve a brotar, no así el resto de las especies en estudio, que, aunque se supone son especies adaptadas a las condiciones de la zona, al parecer; y es parte del análisis final del estudio, algunas de ellas necesitarían que el bosque esté relativamente establecido para reaparecer“, comentó el académico de la U. de Chile.

Una vez finalizado el proyecto, se pretende obtener un plan de manejo para el fomento de la restauración activa del bosque esclerófilo, que involucre una propuesta de manejo conjunta de la formación vegetal actual (espinal), la restauración de especies arbóreas del bosque esclerófilo y un manejo silvopastoril acorde al proceso de regeneración de la formación vegetal.