Desde el norte de Chile, un equipo de astrónomos del Núcleo Milenio YEMS acaba de hacer historia. Usando el nuevo instrumento ERIS del Very Large Telescope (VLT) de ESO, captaron lo que podría ser la primera evidencia directa de un planeta formándose mediante inestabilidad gravitacional, un mecanismo teórico que hasta ahora nunca había sido observado en acción.
La estrella joven V960 Mon, ubicada a más de 5.000 años luz de distancia, ya había mostrado señales intrigantes hace algunos años: un disco de gas y polvo con estructuras en espiral observadas gracias al instrumento SPHERE del VLT y al radiotelescopio ALMA. Aquellas imágenes revelaban cúmulos inestables, con potencial para colapsar y generar nuevos mundos. Pero la gran pregunta era: ¿y después qué?
Anuroop Dasgupta, estudiante de doctorado y autor principal del nuevo estudio publicado el 18 de julio en The Astrophysical Journal Letters, fue quien lideró esta nueva cacería celeste. Su objetivo era encontrar señales de esos cúmulos transformándose en algo más. Y lo logró: el equipo detectó un objeto compacto y brillante justo en una de las regiones donde se esperaban transformaciones. Lo que vieron podría ser un planeta en plena gestación, o tal vez una enana marrón: un tipo de cuerpo celeste más masivo que un planeta, pero que nunca llega a ser una estrella.
“Esta podría ser la primera vez que vemos este proceso en acción”, destaca Alice Zurlo, astrónoma de la UDP y directora de YEMS. El hallazgo no solo es un hito científico, sino también una señal del nivel de investigación que se está gestando en Chile. Sebastián Pérez, astrónomo de la USACH y coautor del estudio, lo subraya: “Es un trabajo de alto impacto liderado por un estudiante desde una institución nacional”.
Si se confirma, estaríamos frente a una evidencia directa de cómo nacen algunos planetas: no por acumulación lenta de material, sino por un colapso dramático dentro del caos gravitacional de un disco joven. Un giro total a cómo entendemos la arquitectura del universo.