El 1 de agosto de 2024 marcó un hito en la legislación laboral chilena con la entrada en vigor de la Ley Karin. Esta normativa, bautizada en honor a Karin Salgado, una técnica en enfermería que se quitó la vida tras sufrir acoso laboral,busca prevenir, investigar y sancionar el acoso sexual, laboral y la violencia en los entornos laborales del país.

La Ley Karin reconoce el devastador impacto del acoso en la salud mental de las víctimas y busca crear espacios de trabajo más seguros y saludables. Según Carla Rojas, Coordinadora de Inclusión y Género del Observatorio de Gestión de personas FEN UChile, “La violencia de género en el lugar de trabajo es una de las principales razones por las cuales muchas mujeres deciden abandonar sus empleos”. La nueva ley aborda esta problemática desde una perspectiva de género, reconociendo las particularidades de la discriminación que enfrentan las mujeres en el ámbito laboral.

Sin embargo, la implementación de la Ley Karin representa un desafío complejo que va más allá de la simple aprobación de una normativa. Rebeca Zamora, abogada y docente, destaca la necesidad de un cambio cultural profundo en las organizaciones: “Este cambio implica reevaluar cómo nos relacionamos con el poder y cómo las autoridades y los empleados pueden contribuir a crear ambientes de trabajo respetuosos, inclusivos y diversos”.

La implementación de la ley plantea diversos desafíos legales y prácticos. Desde el punto de vista legal, es fundamental una correcta interpretación y aplicación de la normativa, especialmente desde una perspectiva de género. La psicóloga Carla Rojas señala que la implementación requiere un enfoque integral que incluya capacitación del personal,modificación de procedimientos y un cambio cultural a largo plazo.

La Ley Karin introduce el cuestionario CEAL para evaluar los riesgos psicosociales en el lugar de trabajo, permitiendo identificar áreas de mejora y tomar medidas preventivas. Además, establece mecanismos de protección para las víctimas,garantizando la confidencialidad y proporcionando apoyo psicológico.

El papel de los sindicatos y organizaciones de trabajadores es fundamental en la implementación de la ley. Estos pueden promover la participación activa de los trabajadores, especialmente de las mujeres, y asegurar que se cumplan las disposiciones de la normativa.

La entrada en vigor de la Ley Karin representa un paso significativo hacia la creación de entornos laborales más justos y equitativos en Chile. Sin embargo, su éxito dependerá de la voluntad de las organizaciones para implementar cambios culturales profundos y de la colaboración entre trabajadores, empleadores y el Estado.