En un gesto que mezcla activismo ambiental y tejido comunitario, el Parque Municipal de Maipú se convirtió este fin de semana en el epicentro de una intervención verde sin precedentes para la comuna: la plantación de su primer “Bosque de Bolsillo”, una acción colaborativa en la que participaron cientos de personas y que dejó en tierra más de 2.800 especies nativas.
La actividad fue encabezada por el Gobierno de Santiago en conjunto con el municipio de Maipú, como parte del programa “Bosques de Bolsillo”, una iniciativa que busca regenerar el paisaje urbano de la Región Metropolitana a través de la creación de microbosques en 33 comunas. La propuesta no se queda en lo decorativo: estos espacios están diseñados para absorber CO₂, filtrar material particulado y reducir la temperatura urbana, generando pulmones verdes capaces de mejorar la salud física y emocional de los barrios más afectados por la expansión del cemento.
“Estamos cambiándole la cara a Santiago. Esto no es solo arborización, es una apuesta por la biodiversidad, la seguridad urbana y el bienestar de quienes viven aquí”, señaló Claudio Orrego, Gobernador de la Región Metropolitana, durante la jornada. La estrategia contempla el uso de la técnica japonesa Miyawaki, basada en la plantación de especies nativas en alta densidad y diversidad, lo que acelera el crecimiento del bosque hasta diez veces más que lo habitual y permite crear ecosistemas autosustentables en tiempo récord.
Antes de esta gran plantación, vecinas y vecinos de Maipú participaron en talleres comunitarios donde aprendieron sobre la técnica Miyawaki y el valor ecológico y social de los bosques urbanos. Esta preparación generó un vínculo real con el proyecto, transformando a los habitantes en protagonistas del cambio climático a nivel local. Durante la jornada, se sumaron representantes de organizaciones sociales, colegios, juntas de vecinos, adultos mayores, niñas, niños y jóvenes, en una imagen que escapa del voluntariado simbólico para convertirse en verdadera participación ciudadana.
La escena fue inédita para Maipú, una de las comunas más pobladas de Chile, con altos niveles de urbanización y una larga historia de lucha por espacios verdes y recreativos. En este contexto, el Bosque de Bolsillo aparece como una respuesta concreta a una demanda histórica. Según datos del propio Gobierno de Santiago, la capital necesita triplicar su cobertura de áreas verdes por habitante para alcanzar un estándar mínimo de bienestar ambiental.
El llamado final del Gobernador Orrego fue directo: “Recuperar la ciudad para las personas y la naturaleza para la ciudad es una tarea que no podemos hacer solos. Plantamos casi 3 mil árboles, pero lo más importante es que lo hicimos en comunidad”.