El frente de mal tiempo que azotó a la zona centro-sur del país dejó un total de 13 viviendas con daño mayor, 13 con daño menor y 11 en evaluación, además de 51 personas damnificadas. En cuanto a inundaciones, estas se presentaron en algunos sectores y por poco tiempo, pensando en la intermitencia de las lluvias. 

Un sistema frontal que pudo ser peor según lo advertido semanas atrás, que refleja cómo el cambio climático sigue actuando y cambiando los fenómenos naturales a los que estábamos acostumbrados. 

De todas formas, para Carlos Reiher, Ingeniero Civil experto en hidráulica sanitaria ambiental y académico de la U. de Santiago, por ningún motivo se debe aflojar a pesar de este nuevo contexto en que vivimos.

“Si tenemos esta condición de cambio climático, eventualmente nos está hablando de la posibilidad de que haya menos precipitaciones en la suma anual, pero también, acompañado de una posibilidad de aumento en la temperatura. Ambos factores combinados tienen el siguiente efecto posible: cuando llueva pueden ser eventos muy puntuales, no una tras otra, si le sumamos las altas temperaturas se configura una condición donde no hay mayor caída de nieve. Eso en zonas centrales hace que el agua se vaya rápidamente, y podría hacer que tengamos eventos en los cuales el caudal de los ríos sea muy grande, generando problemas de inundación”, sostuvo. 

El académico del Departamento de Ingeniería en Obras Civiles, hizo un llamado claro. “Hay que seguir potenciando las obras de infraestructura de defensa fluviales, seguir tomando los resguardos necesarios en la construcción de infraestructura vial y, sobre todo, de dejar de construir en sectores que son vías naturales de evacuación. Por más secas que se vean esas zonas, hay que verlas como vías donde las aguas van a bajar”. Para ejemplificar, mencionó lo sucedido en el norte grande, donde se producen de forma recurrente algunos eventos de tormenta que son fuera de lo común, lo que produce un gran transporte de sedimento e inundaciones donde antes no habían ocurrido.

“En qué no hay que aflojar es en pensar que vamos a tener caudales grandes que nos van a generar posibles inundaciones. Hay gran arrastre de sedimento, turbiedad de agua que va a complicar la captación de agua cruda por las plantas de agua potable. Y finalmente, el tema de la activación de quebradas que frecuentemente están secas pero que de repente se transforman en puntos de gran flujo”, cerró.