Profundos cambios son lo que anunció el Ministerio de Educación en sus programas de alimentación en escuelas públicas. Dentro de las medidas, se quiere reducir las raciones de pan, e incorporar cereales integrales, frutos secos, huevos, entre otros productos.

Se trata, según informó la Junaeb, de atender diariamente a más de 1,8 millones de estudiantes niños, niñas y adolescentes en Chile, buscando reducir los índices de obesidad, especialmente en sectores más vulnerables. 

Para el médico cirujano y especialista en nutrición de la Facultad de Ciencias Médicas de la U. de Santiago, Tito Pizarro, estos cambios son positivos “porque van en la línea de lo que hace muchos años se ha discutido, y son las medidas necesarias para avanzar en la alimentación escolar”. De todas formas, puso algunos reparos y a tomar otras aristas trascendentales. 

“Uno siempre echa de menos que estos cambios no se produjeron antes, que llegan un poco tarde. Además, siempre preocupa el cómo se van a implementar. En la implementación se ha externalizado todo, como la fiscalización de alimentos e incluso la preparación de las licitaciones. Uno tiene que tener cautela, porque hay que ver cómo de verdad se traduce esto en las escuelas de Chile y si efectivamente mejora la oferta de alimentos, sobre todo con una perspectiva local. El desafío grande es correcto, pero hay que bajarlo en lo local y asegurarse de que realmente suceda”, sostuvo.

En ese sentido, hizo un llamado a mejorar un punto que le parece esencial: la infraestructura, ya que en muchas escuelas no tienen espacios para comer. “Ya antes comían los niños y adolescentes en espacios muy pequeños. El gran desafío de la Junaeb es una inversión potente en la infraestructura para que los niños tengan más tiempo para alimentarse, que sea un placer para ellos, un espacio de conversación y de juego mientras se alimentan”. Para el doctor Pizarro, es clave que gocen de estos alimentos con instancias y entornos que así se lo permitan. 

Y así como proyecta aumentar los tiempos para alimentarse, también resulta fundamental elevar las horas de educación y actividad física. “La importancia del deporte, que sea una o dos horas diarias, va a permitir que esos niños sean más saludables y así les irá mejor en el resto de ramos. Ahora tenemos una o dos horas semanales, estamos muy lejos de la meta. Se deben desarrollar en cantidad y calidad actividades que tengan beneficio en la salud”, cerró.