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El paseo Bandera deja de ser peatonal y se abre a la locomoción colectiva

Tras más de diez años convertido en uno de los pocos corredores peatonales icónicos de la capital, el paseo Bandera dejará de ser exclusivamente para la gente. La Municipalidad de Santiago confirmó que la arteria volverá a recibir transporte público, en una jugada que busca reconectar el centro con un trazado pensado solo para buses RED, la mayoría eléctricos. La decisión, tomada junto al Ministerio de Transportes y el Serviu Metropolitano, implica una inversión de $1.600 millones y una transformación que ya genera debate entre ciudadanos, urbanistas y autoridades.

El rediseño contempla una pista de 3,5 metros de ancho, con límite de velocidad de 30 km/h y un trazado en zigzag en algunos tramos para compatibilizar la circulación de buses con terrazas gastronómicas, mobiliario urbano y espacios peatonales. Según el alcalde Felipe Alessandri Desbordes, “vamos a reconectar Bandera, manteniendo el 90% del espacio para uso peatonal y destinando solo 3,5 metros para locomoción colectiva de primer nivel. No habrá autos ni camiones en esta vía”.

Para algunos expertos, el cambio abre una puerta a mejorar la movilidad en el centro. Carlos Muñoz, académico de la Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido de la Usach, sostuvo que la medida es comparable con experiencias internacionales. “Es una oportunidad para mejorar aún más el transporte público y desincentivar el uso de los vehículos motorizados. La experiencia efectivamente demuestra que en otras partes ha funcionado. El tema es acostumbrar a la ciudadanía a que esto pudiera ocurrir”, señaló. Muñoz incluso arriesga un pronóstico: “Tiene más posibilidades de éxito que de error, diría un 65% de éxito”.

Sin embargo, otros especialistas miran la decisión con preocupación. Américo Ibarra, académico de la Usach e integrante del Centro de Políticas Públicas del Territorio, plantea que más que una visión de ciudad, se trata de una respuesta táctica. “Desde la perspectiva de la planificación urbana y la gobernanza territorial, la decisión de reabrir el paseo Bandera al transporte público podría entenderse como una respuesta funcional a necesidades inmediatas. Pero es difícil considerarla como una política positiva en el largo plazo, si se evalúa desde la perspectiva de la recuperación del espacio público”, indicó.

Para Ibarra, la pérdida va más allá de los metros cuadrados. “Bandera había logrado consolidarse como un referente del urbanismo táctico, donde la ciudadanía se había apropiado de ese espacio y donde se comenzaban a desarrollar actividades culturales en centro de Santiago. Resignificaba ese espacio público de una manera positiva. Es la pérdida de un espacio simbólico que había sido ganado en el centro de Santiago, debilita la experiencia urbana que ha sido gratamente aplaudida por la comunidad. Es un retroceso en la política de recuperación del centro como lugar de encuentro ciudadano”, advirtió.

En el fondo, lo que está en juego no es solo si circulan o no buses eléctricos, sino qué modelo de ciudad quiere construir Santiago en su corazón. El paseo Bandera era un símbolo del derecho a caminar, a encontrarse y a ocupar la calle como escenario cultural. Ahora será también una vía de transporte, con la promesa de compatibilizar ambos mundos. Lo que ocurra en los próximos meses será clave para ver si este experimento logra equilibrar movilidad, espacio público y vida urbana o si, como temen algunos, será recordado como una oportunidad perdida.

Violencia política digital amenaza la participación de mujeres en Chile

Un estudio elaborado por la Universidad de Santiago en conjunto con el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género encendió una alerta sobre un fenómeno que crece en la misma medida que las campañas electorales se digitalizan. La investigación reveló que la violencia política digital de género es una realidad persistente que afecta directamente a candidatas en distintos niveles de representación, limitando su libertad de expresión y debilitando su capacidad de acción en la esfera pública.

El informe se realizó en el marco de las elecciones locales y regionales de 2024, con una metodología que combinó análisis automatizados de casi un millón de interacciones en Facebook, X e Instagram, además de una encuesta enviada a las más de seis mil candidatas del proceso electoral, de las cuales 740 respondieron. Los resultados no dejan espacio para la duda: las redes sociales son una plataforma clave para la visibilización política, pero también un campo minado donde la violencia y el acoso son cotidianos.

El dato más revelador es que el 69% de las candidatas encuestadas afirma haber experimentado algún tipo de violencia digital, con expresiones que van desde insultos sexistas y mensajes de odio, hasta campañas de desinformación y ataques dirigidos a sus características corporales. La violencia no es solo anecdótica: un 51% de las afectadas reconoce que estos episodios le quitaron las ganas de exponerse, un 41% pensó en abandonar la política y un 30% se sintió directamente limitada en su libertad de expresión.

El impacto emocional y político de este acoso es evidente, pero la respuesta institucional es débil. Mientras un 61% de las candidatas dice recibir apoyo familiar y un 59% de sus amistades, apenas un 10% señala respaldo desde sus partidos políticos. Solo el 11% de las mujeres que enfrenta violencia digital presenta denuncias, un número alarmante considerando que menos de la mitad de las encuestadas sabe efectivamente dónde acudir para reportar estas agresiones.

La ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, subrayó la urgencia del problema: “Los datos son claros, las mujeres sufren acoso en redes, se autocensura respecto a sus opiniones y creemos que esto es un riesgo para la democracia”. Desde la Usach, Débora Jana, coordinadora del Observatorio de Género y Diversidad, reforzó la misma línea al afirmar que “el estudio corrobora lo que se percibe en etapas de campaña política”. El académico René Jara, en tanto, precisó que “se trata de un fenómeno transversal, no de candidaturas contra otras. Y también contra la clase y la etnia. Es un tema global que hay que estar monitoreando”.

La reiteración de insultos como “regalada”, “incapaz” y “feminazi” contra mujeres en cargos de mayor visibilidad, como alcaldías y gobernaciones, da cuenta de cómo la violencia política digital no es un problema periférico, sino estructural. En un país que se prepara para nuevas elecciones presidenciales, los hallazgos del estudio ponen presión sobre partidos, autoridades y plataformas digitales para asumir responsabilidades concretas. La violencia digital no solo afecta a las mujeres en lo personal, sino que erosiona las bases mismas de la democracia al limitar quiénes se atreven a participar en ella.

El nuevo protocolo que une a agricultores y apicultores en defensa de las abejas

El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) acaba de poner sobre la mesa un recordatorio que toca directamente a la sobrevivencia de la apicultura nacional: durante todo octubre, los apicultores y apicultoras del país deberán declarar sus apiarios y colmenas en el Sistema de Información Pecuaria Apícola (SIPEC Apícola). Lejos de ser un mero trámite burocrático, esta actualización de datos será clave para que la industria apícola pueda acceder a subsidios estatales, programas oficiales de control sanitario y, lo más importante, resguardar a las abejas frente a la amenaza de plaguicidas.

La declaración puede hacerse en línea a través de la plataforma sipecweb.sag.gob.cl o directamente en las oficinas regionales del organismo, mediante el Formulario de Registro de Apicultores y Declaración de Apiarios (FRADA). El llamado del SAG no es casual: la apicultura no solo se enfrenta a desafíos de producción, sino también a riesgos ambientales cada vez más urgentes.

Uno de los cambios más relevantes que trae el SIPEC Apícola es que desde enero de 2026 comenzará a operar el Sistema de Avisaje de Plaguicidas para productos catalogados como muy tóxicos para las abejas, y desde abril de ese mismo año para los considerados moderadamente tóxicos. Esto implica que los agricultores tendrán la obligación de avisar con al menos 48 horas de anticipación a los apicultores registrados cuando realicen aplicaciones de químicos que puedan poner en riesgo a las colmenas.

La medida busca generar una red de protección real y efectiva. Para que funcione, la información declarada por los apicultores será el eje central: ubicación de apiarios, cantidad de colmenas y datos de contacto deben estar siempre actualizados. Solo así se podrá garantizar una notificación directa y oportuna frente al uso de pesticidas. Es, en la práctica, una herramienta de alerta temprana para evitar muertes masivas de abejas.

En un contexto donde la polinización es esencial para la producción agrícola del país y donde los apicultores suelen verse invisibilizados en la cadena de valor, la implementación del sistema es un paso significativo hacia un modelo más responsable y coordinado. La relación entre agricultores y apicultores, que históricamente ha tenido tensiones, ahora contará con un canal formal que podría reducir riesgos y, al mismo tiempo, elevar la calidad de los procesos productivos.

El mensaje del SAG es claro: sin información actualizada no hay forma de proteger a las abejas ni de potenciar la apicultura nacional. Declarar los apiarios no es una opción, es una obligación que podría marcar la diferencia en la sostenibilidad de uno de los sectores más vulnerables y estratégicos de la agricultura chilena.

El Metro como escenario del dolor urbano en Santiago

En Santiago, el aviso por parlantes de “persona en la vía” se ha vuelto una frase repetida en los últimos días dentro del Metro. Para muchos usuarios significa interrupciones, atrasos e incomodidad, pero tras esa fórmula se esconde un drama silencioso: intentos de suicidio que activan el código interno conocido como Sigma. Esta señal, utilizada por funcionarios del Metro, es un eufemismo que evita nombrar directamente lo que ocurre, aunque cada vez más santiaguinos entienden lo que realmente significa.

El fenómeno no es aislado. Durante esta última semana, en al menos dos jornadas consecutivas, se ha informado de personas que se lanzaron a las vías, confirmando que el tema ya no es esporádico sino que comienza a marcar pauta en la experiencia urbana. La psicóloga Isabel Puga, del Centro de Salud de la Universidad de Santiago, explica que detrás de estas conductas hay un componente estacional clave: la llamada “primavera gris”. Este término alude a cómo el aumento de la luz y la llegada de días más largos, lejos de animar a todos, puede agudizar los sentimientos de angustia, vacío y desesperanza en quienes enfrentan cuadros de depresión.

“Tenemos un factor estacional, es complejo y multifactorial, donde este patrón ocurre tanto en Chile como en otras partes del mundo”, señala Puga. De acuerdo con la especialista, las cifras de suicidio tienden a aumentar hacia el final de la primavera y el inicio del verano. La razón está en los cambios químicos que provoca la luminosidad en el cerebro: alteraciones en la serotonina y la dopamina, neurotransmisores vinculados al ánimo y al sueño. Estos cambios pueden descompensar a personas que ya viven con condiciones previas de salud mental.

La paradoja de la primavera, dice la psicóloga, está en la energía. Durante el invierno, muchas personas con depresión grave atraviesan una especie de ralentización psicomotora, que les impide incluso concretar un plan suicida. Con la llegada de la luz y el aumento de energía, esa inercia se disipa, pero la desesperanza persiste. “Ahora, con el aumento de la luminosidad, la energía y la primavera, se alivia un poco la falta de energía, pero la ideación suicida y la desesperanza aún persisten, entonces les permite planificar y ejecutar el acto”, explicó Puga.

El Metro, por su parte, se ha convertido en escenario de este drama urbano por su visibilidad y accesibilidad. Es un espacio público, céntrico, donde la inmediatez facilita un acto impulsivo. Puga lo sintetiza así: “Existe mayor accesibilidad, mayor disponibilidad, es un lugar donde puede llegar el público, está en el centro de la ciudad, no hay mayores obstáculos”. Además, la psicóloga sugiere que existe un componente simbólico en hacerlo frente a otros, casi como un acto final de visibilidad.

El aumento de casos Sigma es también un llamado de alerta para el Estado y para la propia empresa de transporte. Expertos recomiendan capacitaciones para que los trabajadores del Metro puedan detectar señales de alerta y acercarse de manera empática a personas en riesgo. Paralelamente, se recuerda que en Chile existe el Fono de Prevención del Suicidio (*4141), un canal disponible para quienes necesiten ayuda inmediata. Mientras tanto, en las estaciones de Santiago, los pasajeros siguen escuchando esa frase que interrumpe el trayecto diario, pero que revela un problema mucho más profundo: la crisis silenciosa de salud mental que atraviesa la ciudad.

La ruta histórica y cultural de la empanada

En septiembre Chile huele distinto. El aire se llena de humo de parrilla, música improvisada en las fondas y, sobre todo, de ese aroma que se cuela desde las panaderías y cocinas caseras: la empanada. Para la gran mayoría, pensar en un 18 sin empanadas sería como imaginar un carnaval sin tambores, imposible. Ya sea de pino, jamón y queso, marisco o cualquiera de sus variaciones, este clásico tiene un rol protagónico en las mesas patrias. Un estudio del Centro de Estudios Gastronómicos y Culinarios del 2023 lo respalda: en septiembre, el consumo de empanadas sube un 500% respecto al resto del año.

Pero si bien hoy están profundamente ligadas a nuestra identidad, las empanadas no nacieron en Chile. “La empanada de pino que nosotros conocemos tiene su origen en España, aunque esa preparación de masas rellenas se encuentra documentada en distintos libros de cocina a lo largo y ancho de Europa”, explica Cristóbal García-Huidobro, historiador y académico de la Usach. El especialista advierte que rastrear un origen único es casi imposible, porque la idea de envolver carne en masa se repite en cocinas tan distantes como la asiática.

El chef Felipe Gálvez, más conocido como “Doctor Pichangas”, aporta otro ángulo: “La empanada no es chilena. En estricto rigor, los que la inventaron fueron los árabes. Y posteriormente, este plato viajó hasta la península ibérica, lugar en donde se adquirió la costumbre de cocinar estas masas rellenas o envueltas”, señaló en conversación con Diario Usach. Según su visión, fue la colonización española la que trajo la empanada al continente, lo que explica su presencia en Argentina, Bolivia o Perú. En Chile, eso sí, adquirió un sello único: el relleno de carne con cebolla que llamamos pino, una palabra que derivaría del mapudungún “pirru”.

Esa mezcla de herencias y adaptaciones convirtió a la empanada en un símbolo transversal. “La comen los ricos, los pobres, los niños, los viejos, todo el mundo”, subraya “Pichangas”. Para García-Huidobro, incluso su ausencia alteraría el sentido de las celebraciones. “Sí, se puede pasar un 18 sin empanadas, pero eso sería un festejo triste, oscuro y sin alegría”, advierte. Y como toda tradición chilena, la empanada no escapa a la polémica eterna: ¿con o sin pasas? Para el chef, no hay discusión posible: “para mí tiene que incluirla, no la concibo sin ese producto”.

Más allá de la disputa, cada año se instalan rankings que buscan coronar la mejor empanada del país. En 2025, el Círculo de Cronistas Gastronómicos y del Vino premió a locales como “Don Guille”, “Rosalía”, “La Temucana” y “Ña Matea”. Sin embargo, “Doctor Pichangas” no oculta su ironía frente a estas listas: “Es como que un grupo de gente muy solemne se junta en un salón de hotel de cuatro por cuatro metros a comer empanadas todo el día. Imagina ‘la patá’ que se debe sentir al abrir las puertas de ese cuarto”, bromea.

Cuando se trata de recomendaciones, los expertos coinciden en algunos nombres seguros. “La Temucana” en la Quebrada de Macul es destacada tanto por cronistas como por cocineros. “De ahí, aparte de las de pino, sugiero probar la empanada de horno queso que son para ‘llorar de buenas’”, afirma Gálvez. García-Huidobro, por su parte, resalta la de “Los Gansos” en Estación Central, aunque reconoce que las colas pueden ser eternas. Al final, lo importante, como recuerda “Doctor Pichangas”, no es si la empanada chorrea o no, sino que tenga un buen relleno: “Lo importante es que las masas no sean como las empanadas de pera, que son puro aire”.

Con siglos de historia y debates en torno a su receta, la empanada se ha convertido en mucho más que un simple bocado. Es memoria, ritual y punto de encuentro. Una tradición que cada septiembre se reinventa, pero que nunca pierde esa magia de reunirnos alrededor de un horno, una mesa o una fonda. Porque si hay algo claro es que, en Chile, el 18 sin empanadas no es 18.

Salud equina en alerta por aumento de actividades en Fiestas Patrias

En pleno inicio de las celebraciones de septiembre, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) ha hecho un llamado urgente a las personas propietarias de caballos a extremar cuidados frente a la anemia infecciosa equina (AIE), una enfermedad viral grave que afecta exclusivamente a caballos, yeguas, burros y mulas. El aumento del uso de estos animales en actividades tradicionales de Fiestas Patrias eleva el riesgo de propagación, por lo que la institución recalca la necesidad de adoptar medidas preventivas estrictas.

El director nacional del SAG, José Guajardo Reyes, subrayó la gravedad de la situación y la importancia de la prevención. “En esta época aumenta considerablemente el uso de caballos en actividades propias del mes de la patria, por lo que nuestro llamado es a la responsabilidad de los propietarios y propietarias de estos animales. Es fundamental que adopten todas las medidas preventivas para protegerlos de la anemia infecciosa equina, una enfermedad viral que no tiene cura, vacuna ni tratamiento, y que puede poner en riesgo la vida de los ejemplares y la sanidad equina del país. La única forma de enfrentarla es mediante la prevención, siguiendo estrictamente las indicaciones que entrega el SAG”, señaló.

La AIE se transmite principalmente por contacto con instrumentos contaminados con sangre, como agujas, jeringas o equipos veterinarios, razón por la cual el SAG insiste en no compartir estos elementos y desinfectar rigurosamente todos los utensilios utilizados en el cuidado de los equinos. Sus síntomas más comunes incluyen fiebre, anemia —que se traduce en cansancio extremo y palidez— y edema en extremidades y pecho. Sin embargo, la dificultad para su detección radica en que muchos animales pueden no mostrar signos evidentes o presentarlos de manera leve y confusa, lo que convierte a los portadores asintomáticos en un foco silencioso de contagio.

La entidad también recordó la obligación de trasladar a los equinos con el Formulario de Movimiento Animal emitido por el propio SAG, documento que contribuye a controlar la trazabilidad y reducir el riesgo de propagación del virus. Asimismo, hizo un llamado a denunciar cualquier sospecha de casos, la detección de síntomas compatibles, el ingreso ilegal de animales o la realización de prácticas clínicas irregulares que puedan favorecer la transmisión de la enfermedad.

Rescate del patrimonio artesanal busca impulsar desarrollo y turismo

El turismo se ha consolidado como un eje clave de la economía mundial, representando cerca del 10% del PIB en la Unión Europea y generando 1,5 billones de euros anuales, según cifras del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC). Países como Croacia incluso dependen de él en casi un 26% de su economía. La clave en muchos de estos casos ha sido poner en valor el patrimonio cultural: la gastronomía, las tradiciones y los productos típicos se han convertido en atractivos globales capaces de atraer millones de visitantes cada año.

Chile, sin embargo, ha mantenido gran parte de su herencia histórica en la sombra. Pese a poseer una riqueza cultural que se remonta a los primeros siglos coloniales, este legado ha sido invisibilizado y poco capitalizado. En esa época, los artesanos no solo producían herramientas, vestimenta o mobiliario, sino también alimentos y preparaciones que definieron la identidad de distintas regiones, desde panes y dulces hasta bebidas como el pipeño o el pajarete.

Desde la Universidad de Santiago de Chile, el Dr. Pablo Lacoste, académico del Instituto de Estudios Avanzados, lidera una investigación que busca rescatar estos oficios y su papel en la construcción del Chile colonial temprano entre 1550 y 1650. El proyecto analiza cerca de 400 contratos artesanales —parte de un corpus mayor de 6.000 documentos conservados en el Archivo Nacional— en los que maestros de oficios se comprometían a formar aprendices, revelando la importancia de la transmisión de saberes. “Queremos demostrar que la historia de Chile no fue únicamente obra de las élites ni de los grandes nombres de la política y la guerra, sino el resultado de una construcción colectiva”, explica Lacoste.

El académico destaca que estas investigaciones ya arrojan hallazgos significativos: “Hemos encontrado antecedentes que muestran, por ejemplo, que el pisco se producía en Chile un siglo antes que en Perú y que la papa frita fue documentada por primera vez en el sur de nuestro país en el siglo XVII.” Además, pone en evidencia tesoros invisibles de valor global, como el lapislázuli, presente en la máscara funeraria de Tutankamón pero desconocido en su origen chileno. “Deberíamos levantar rutas patrimoniales que permitan conocer esta historia, visitar sus canteras y proyectar su valor en artesanía y joyería. Los países desarrollados han convertido sus productos típicos y denominaciones de origen en verdaderos símbolos nacionales. Si Chile reconoce y activa los suyos, también podrá transformar su patrimonio en motor de prosperidad.”

El proyecto busca no solo rescatar un pasado invisibilizado, sino también ofrecer una hoja de ruta para el futuro. Al reconstruir cómo funcionaban los talleres, qué conocimientos se transmitían y cómo esos saberes se reflejaban en la vida cotidiana, se revela una historia de construcción horizontal en la que mujeres, indígenas, afrodescendientes y mestizos desempeñaron un rol fundamental. “Durante cuatro años vamos a sumergirnos en los archivos como buzos en busca de tesoros, y estamos seguros de que encontraremos hallazgos extraordinarios que entregaremos a Chile y al mundo. Se trata de hacer justicia, de entender que este país se construyó de manera horizontal”, concluye Lacoste.

Chatbot promete optimizar la atención en el IPS

En un escenario donde la innovación pública suele asociarse a procesos lentos y proyectos que nunca superan el papel, la Universidad de Santiago (Usach), el Instituto de Previsión Social (IPS) y un grupo de estudiantes están demostrando que las ideas pueden llegar a concretarse. El proyecto Atiende Ágil, liderado por el académico Juan Iturbe del Departamento de Ingeniería Informática junto al estudiante Felipe Gómez, busca ofrecer una solución tecnológica real y funcional: un chatbot capaz de entregar respuestas legales simples a funcionarias y funcionarios del IPS, optimizando los tiempos de atención y mejorando la experiencia de las personas beneficiarias.

Este avance forma parte de la etapa Sinapsis del Desafío Ley Ágil, impulsado por Sinapsis Usach en colaboración con el IPS. El pasado 30 de julio, el equipo desarrollador y trabajadores de distintos canales de atención de la institución participaron en una jornada de testing, simulando un entorno de uso real. La instancia permitió recoger observaciones, identificar mejoras y validar que la herramienta está alineada con las necesidades del servicio público.

El objetivo es que Atiende Ágil no se quede como un prototipo olvidado, sino que avance hacia una implementación efectiva que impacte directamente en la calidad de la atención. Para sus creadores, este no es solo un desarrollo tecnológico, sino una oportunidad para demostrar que la universidad pública puede ser un aliado estratégico del Estado cuando se trata de innovar con impacto.

Diego San Martín, coordinador de Innovación de la Dirección de Innovación y Emprendimiento de la Usach, lo resume así: “Lo valioso de este proceso fue acompañar una solución hasta su validación con usuarios reales. Esa es la lógica que buscamos instalar: que la innovación pública sea testeable, útil y con impacto concreto en las personas”.

Con la etapa Sinapsis en curso, Atiende Ágil se perfila como un ejemplo de cómo, trabajando en conjunto, la academia y el sector público pueden acelerar el cambio y mejorar servicios que afectan la vida diaria de cientos de personas.

Investigación en El Teniente refuerza colaboración entre academia y justicia

El fiscal regional de O’Higgins, Aquiles Cubillos, confirmó que la investigación por el grave accidente ocurrido en la mina El Teniente, que causó la muerte de seis personas y dejó nueve heridas, contará con el apoyo de expertos multidisciplinarios, entre ellos académicos y profesionales de la Universidad de Santiago de Chile. La complejidad del caso exige la participación de especialistas en áreas como sismología, geofísica, geomecánica e ingeniería civil en minas para esclarecer las causas del siniestro.

Dentro del equipo asesor estará Miguel Vera, académico del Departamento de Ingeniería en Minas de la Usach, quien cuenta con una sólida formación internacional y más de una década de experiencia en minería y docencia. Vera dirige el Laboratorio de Mecánica de Rocas y es responsable de asignaturas clave para la formación de ingenieros en esta especialidad. Su aporte técnico será fundamental para analizar aspectos geomecánicos relacionados con el accidente.

Junto a él colaborará Osvaldo Zamorano, egresado de Ingeniería de Ejecución en Geomensura de la Usach, quien actualmente es oficial en la Brigada de Delitos contra el Medio Ambiente; Bidema, de la Policía de Investigaciones. Su experiencia en investigaciones ambientales complementa el trabajo del equipo multidisciplinario.

El rector de la Usach, Rodrigo Vidal, valoró profundamente la participación de sus representantes en este proceso. Destacó que esta colaboración refleja el compromiso de la universidad estatal con la sociedad, la búsqueda de la verdad y la justicia. En momentos difíciles para las familias afectadas, Vidal subrayó que la institución pone todas sus capacidades al servicio del país, aportando rigor técnico y responsabilidad en una investigación de gran trascendencia nacional.

Este trabajo conjunto entre autoridades, expertos académicos y organismos policiales reafirma el compromiso de Chile con la transparencia y la rigurosidad en el esclarecimiento de tragedias que impactan a la comunidad minera y a la sociedad en general.

El desafío cultural de hablar sobre sexualidad en las escuelas

Aunque la Educación Sexual Integral (ESI) es reconocida por su potencial para prevenir abusos, fomentar el autocuidado y promover relaciones sanas desde la infancia, en Chile su implementación sigue enfrentando barreras profundamente culturales. Así lo revela una investigación del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, liderada por la académica Anita Tobar, como parte del proyecto Fondecyt N°3230101. El estudio apunta a una fuerte contradicción en la percepción social: mientras se reconoce su valor, persisten temores infundados sobre una supuesta hipersexualización de niños y adolescentes.

La investigadora explica que la mayoría de los temores en torno a la ESI nacen de desinformación. Muchas personas asocian erróneamente la educación sexual con la exposición temprana a contenidos inapropiados. Sin embargo, la ESI, correctamente entendida, no se trata de enseñar genitalidad, sino de acompañar el desarrollo emocional, corporal y social desde el respeto, el consentimiento y la prevención de violencia. Más que biología, busca entregar herramientas para construir relaciones sanas y responsables, de manera progresiva y acorde a cada etapa del desarrollo.

Uno de los principales riesgos identificados en el estudio es que estos prejuicios sociales pueden derivar en censura. Cuando padres, madres o directivos consideran la ESI como peligrosa o innecesaria, muchas escuelas optan por reducir contenidos o ignorarlos por completo. Esta omisión, advierte Tobar, vulnera derechos fundamentales de niños, niñas y adolescentes, especialmente el de acceder a información adecuada para su bienestar físico y emocional. A esto se suma la falta de formación docente y respaldo institucional, lo que refuerza los temores en vez de enfrentarlos con información y diálogo.

La académica señala que enfrentar esta problemática no se resuelve únicamente con ajustes curriculares, sino con un enfoque cultural que involucre activamente a las familias. Es necesario generar instancias formativas y de diálogo entre escuelas, docentes y apoderados que permitan identificar y abordar los miedos desde el conocimiento, no desde el prejuicio. La escuela, más que un foco de conflicto, debe convertirse en un espacio seguro para educar con responsabilidad y respeto.

Tobar concluye que lo que verdaderamente hipersexualiza a la infancia no es la educación, sino el silencio. En ausencia de una ESI bien implementada, niñas y niños quedan expuestos a estereotipos de los medios, a contenidos no regulados o al consumo de pornografía sin herramientas para entender o contextualizar lo que ven. La ESI, por el contrario, está diseñada para formar personas conscientes, respetuosas y libres de violencia. En este contexto, la evidencia no deja espacio para el miedo: educar es proteger.