En nuestro cuerpo es factible encontrar una diversidad de hongos adaptados para vivir en forma comensal, siendo en su mayoría incluso beneficiosos. Sin embargo, en el caso de que una persona presente un estado inmunodeprimido, esta relación puede pasar de comensal a patógena, provocando infecciones fúngicas tanto locales como sistémicas. Este es el caso de Candida albicans, hongo que vive como comensal en la cavidad oral, tracto gastrointestinal y mucosa genital de alrededor del 50% de la población, pero que frente a un estado inmunosuprimido de su hospedero se transforma en un patógeno. De hecho, la Doctora Ximena Lee Muñoz, profesora de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile, plantea que Candida albicans es responsable del 70% de las infecciones fúngicas en este grupo de pacientes, causando alrededor de un millón de muertes al año a nivel mundial.
Este hongo es causante de una enfermedad llamada candidiasis, que puede manifestarse tanto en cavidades orales como vaginales, “la cual es muy frecuente y afecta principalmente a quienes presentan alteraciones en el sistema inmune, como pacientes VIH+, enfermedades sistémicas crónicas como la diabetes, personas que tengan un uso prolongado de antibioterapia de amplio espectro y corticoides, y quienes reciben quimio o radioterapia para el tratamiento del cáncer, entre otras condiciones. También tiene una marcada prevalencia en edades extremas, tanto bebés como personas mayores”, explica la académica de la Casa de Bello.
En el caso de la cavidad oral, agrega, “Candida albicans es capaz de complicar ciertas lesiones orales como la estomatitis protésica, la cual afecta al 30% de las personas que en Chile portan prótesis dentales. El enfoque de tratamiento es local y/o sistémico, de alto costo y baja cobertura en el sistema público. Adicionalmente, existe riesgo de prescribir fármacos antifúngicos no ajustados en dosis o con resistencia a ellos, y los pacientes que no accedan a una atención oportuna afectan su calidad de vida, pues estas lesiones generan malestar e incomodidad, determinando la no utilización de las prótesis dentales, disminuyendo la eficacia masticatoria y alterando el estado nutricional”.
Este problema fue el foco del proyecto FONIS SA19I0025: “Triglicéridos de cadena media y su efecto frente a Candida albicans oral”, iniciativa liderada por la Doctora Ximena Lee que probó el uso de aceite de coco como antimicótico contra esta patología. El ensayo clínico, desarrollado en colaboración con la Municipalidad de Recoleta, determinó la eficacia de este tratamiento, “que da buenos resultados ya a la primera semana de uso, lo que favorece los procesos de cicatrización de los tejidos y la recuperación de la funcionalidad de las mucosas afectadas”, comenta la especialista. De esta manera, el nuevo antimicótico “permite resolver un problema de salud en personas mayores del país, puesto que esta condición afecta principalmente a individuos mayores de 60 años portadores de prótesis dental y de enfermedades crónicas no transmisibles, tales como hipertensión, diabetes y depresión, entre otras, y que se distribuyen en todo el territorio nacional”.
La académica de la Facultad de Odontología de la U. de Chile explica que los tratamientos antifúngicos tradicionales muchas veces pueden presentar resistencia antibiótica, a lo que se suman efectos adversos y la toxicidad de algunos de estos medicamentos. Este fenómeno ha promovido el estudio de productos naturales de origen vegetal que poseen altas propiedades antimicrobianas y presentan pocas o nulas reacciones adversas. “Uno de estos productos han sido aquellos aceites que en su composición poseen una alta concentración de ácidos grasos de cadena media, tales como el aceite de sésamo, oliva y de coco. Este último, el aceite de coco en su estado virgen, presenta mayor concentración de dichos ácidos grasos, confiriéndole mayor capacidad antimicrobiana, especialmente en levaduras del género Candida. Uno de esos ácidos grasos es el ácido láurico, el cual tiene la capacidad de inhibir el crecimiento de Candida albicans, a través de la disrupción de su membrana celular”, detalla.
La propuesta, sostiene la Dra. Ximena Lee, es que el aceite de coco virgen al 100% esté dentro de las alternativas terapéuticas contra la candidiasis oral, particularmente entre adultos mayores portadores de prótesis removible. “Pretendemos, de esta forma, disponer de un tratamiento antimicótico alternativo, de nula o baja toxicidad, sin efectos colaterales y de bajo costo, que ayude a recuperar la salud buco-dental del adulto mayor. Con ello, también es preciso indicar que su prescripción está sujeta a un exhaustivo análisis clínico del paciente, con lo cual se determine su efectividad para el caso a tratar”, plantea sobre este producto que busca mejorar la calidad de vida de las personas afectadas, disminuyendo la sintomatología dolorosa que pueden causar las lesiones y en un menor tiempo.
Asimismo, destaca su condición de producto sustentable al ser de origen vegetal, biodegradable y no contaminante, una preocupación creciente en el ámbito médico. “Además de sus características antimicrobianas, puede ser utilizado tanto en lo culinario como en lo cosmético, entre otras aplicaciones, por lo que en caso de que producto del tratamiento quedase aceite sobrante, esto no se desperdicia y se le puede dar otro fin. Distinto es el caso de restos de enjuagues o fármacos, cuyos sobrantes son desechados, no factibles de ser reutilizados o reciclados”, comenta en referencia a los tratamientos tradicionales.
Esta investigación, además, está en sintonía con la “Lista de patógenos fúngicos prioritarios” publicada el pasado 25 de octubre por la Organización Mundial de la Salud, documento que incluye a Candida albicans dentro de los cuatro hongos de importancia médica crítica. Al respecto, indica que “los hongos son los microorganismos menos estudiados debido a la complejidad de su estudio desde lo metodológico. Entonces, este puede ser un gran incentivo para indagar más en el tema, especialmente porque las resistencias a los antifúngicos son cada vez mayores y las características oportunistas del microorganismo pueden agravar a personas con condiciones sistémicas complejas de base, o a quienes cursen cualquier enfermedad aguda que disminuya sus defensas”.
El equipo de investigadores responsables de este proyecto encabezado por la Dra. Ximena Lee también está integrado por la Dra. Carla Lozano, el Dr. Cristian Vergara, y la Dra. Vilma Mejía. También participó en él la estudiante de 6° Año de Odontología en la Universidad de Chile, Javiera Jerez Fuentes, quien se sumó a esta iniciativa en el marco de su trabajo de tesis.