El pilpilén, la clásica ave de las playas chilenas, se transformó en el “portador del anillo” para ser la estrella del Programa de Anillamiento Nacional que lidera formalmente desde hace dos años la Unión de Ornitólogos de Chile (AvesChile) y el Laboratorio de Ecología de Vida Silvestre (LEVS) de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza (FCFCN) de la Universidad de Chile. Cristián Estades, profesor de esta unidad académica, participa junto a su equipo en esta iniciativa que busca estudiar y preservar a esta especie que está presente en las principales playas del país de Arica a Chiloé, pero que hoy se encuentra bajo amenaza.
El académico destaca que este trabajo de seguimiento y análisis responde a “una actividad que normalmente se hace con faunas silvestres, y especialmente con aves, en diferentes partes del mundo”. Se trata de un marcaje de animales, a través de llamativos y coloridos “anillos” en las patas de esta especie, para obtener información valiosa sobre varios aspectos demográficos. “Es una actividad en la que se marcan muchos individuos, la mayor cantidad posible, de los que se van a detectar algunos, y con esa información en el tiempo tú vas a poder establecer, por ejemplo, tasas de sobrevivencia, de mortalidad, reproducción y algunos patrones de movimiento”, explica el profesor Estades.
En estos anillos metálicos va información básica que identifica a cada ejemplar de pilpilén a través de un código único que indica la fecha y el lugar en que fue “anillado”. Además, el experto explica que “también se pueden incorporar otros anillos de colores que funcionan como un código de identidad en base a una combinación única de colores”. Así, es posible identificar al individuo con binoculares o a simple vista sin tener que aproximarse y volver a capturar el ave. “Es una recaptura visual”, señala el profesor Estades.
El pilpilén (Haematopus palliatus) es una especie que vive en la costa chilena y que hace sus nidos directamente sobre la arena en las playas, en pequeñas concavidades. Por ello, son altamente vulnerables a las perturbaciones de origen humano. Tanta es su importancia que incluso se le cataloga como “centinela ambiental”, ya que según sus abundancias en diversas zonas de América se puede inferir la salud del ecosistema. En Chile, se le puede encontrar en la zona costera desde Arica a Chiloé, disminuyendo su presencia a medida que se avanza hacia el sur. Mide alrededor de 40 centímetros y se destaca por un intenso color negro en su cabeza, cuello y pecho superior; un prominente color rojizo en su pico, ojos amarillos y patas blanquecinas a rosadas.
“El pilpilén asocia su abundancia a la riqueza de especies de aves de playa. El hecho que nidifican las playas hace que sea una especie particularmente sensible al impacto humano”, destaca el profesor Estades. De acuerdo a diversas observaciones, se advierte el fracaso frecuente de los nidos de estas aves debido a que son aplastados por vehículos, los huevos son comidos por perros o simplemente porque la gente sale a caminar por la playa. Por esta razón, “se generó una suerte de voz de alarma en la comunidad (…) Eso hizo que nosotros consideremos que era importante investigar esta especie, pensando que llevamos a cabo un trabajo de largo plazo. Estamos yendo a terreno constantemente todos los años, varias veces, y, por lo tanto, era posible de implementar”, señala.
El profesor de la Universidad de Chile detalla que, a la fecha, el programa lleva más de 120 pilpilenes anillados en localidades como Arauco, Rocuant-Andalién, Itata y Reloca, y también ha logrado coordinarse con grupos de anillamiento en la zona del Río Maipo.