Gabriel Boric se convertirá en el presidente más joven en la historia de Chile tras imponerse con el 55,87% de los votos a su contendor, José Antonio Kast. 

En segunda vuelta, el diputado por Magallanes se transformó en en el candidato con la mayor cantidad de votos de la historia de Chile con 4,6 millones de sufragios a su favor.

Para la politóloga y académica de la Universidad de Santiago, Pamela Figueroa, entre los desafíos del nuevo gobierno está conectar el mensaje de esperanza, que representa a su programa, con la mesura.

“Debe proponer un plan específico para los primeros 100 días, y luego de eso, afinar el programa para que la propia ciudadanía vea cómo se van dado esos avances”, consideró.

“Un congreso dividido y el plebiscito para aprobar el proyecto constitucional en 2022: esos son dos datos de realidad política que están presentes”, agregó. “Tiene el apoyo social ciudadano, pero la mesura se va a dar con transparencia y claridad”, sostuvo.El presidente saliente de Chile, Sebastián Piñera, felicitó a Boric señalando que “los chilenos han dado un ejemplo de democracia, ustedes fueron parte de eso, los felicito”.

Cristóbal García-Huidobro, historiador y académico de la Facultad de Derecho de la Usach, complementó que los 11 puntos de diferencia con Kast fueron una “sorpresa”.

“La presidencial le da una ventaja holgada a Boric, pero esa distancia se la debe a su giro hacia el centro, que satisfizo la necesidad de garantía de la centroizquierda, y la aceitada máquina electoral de la Concertación, que todo el mundo daba por muerta”, señaló.

Finalmente, para el abogado constitucionalista Luis Bobadilla, director del Departamento de Derecho Público de la Universidad de Santiago, “ambas candidaturas jugaron con las fake news y el miedo” respecto a la viabilidad del proceso constitucional. 

No obstante, enfatizó que “un Presidente de la República no tiene ninguna atribución constitucional que pudiese poner en peligro el trabajo de la Convención. La única forma posible de arribar a esa posibilidad sería mediante una reforma constitucional tramitada en el Congreso Nacional y hoy es irreal ese escenario. No hay, dentro del compendio de atribuciones generales (art. 24) y especiales (art. 32) del Presidente de la República alguna prerrogativa que pueda poner en peligro a la Convención”.