Las chinitas, a pesar de su atractivo y aspecto inofensivo, son enemigas naturales de varias plagasimportantes para el desarrollo de la agricultura, como los pulgones, por lo que algunas de sus especies han sido utilizadas en varios países como controladores biológicos de este tipo de especies.
Sin embargo, la introducción de la “chinita arlequín” o “asiática”, una especie particularmente grande en tamaño y muy voraz, ha generado problemas posteriormente. Recién el año 2008 esta especie se registró en nuestro país, cuando un equipo encabezado por la profesora Audrey Grez, de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias, identificó un ejemplar en la zona de Pirque entre miles de chinitas recolectadas para un estudio.
La académica, que trabaja en torno a las especies de coccinélidos desde hace más de 20 años y que encabeza la iniciativa de ciencia ciudadana “Chinita arlequín”, explicó cuáles son los riesgos de esta especie y por qué es importante mantener un monitoreo de su presencia en el país.
La chinita arlequín es de origen asiático y se caracteriza por ser muy voraz y de un tamaño mucho mayor al de otras especies de chinitas, explicó la académica. “Fue introducida en varias partes del mundo para el control biológico de plagas. Incluso en Chile, el año 1998 se introdujo una variedad que tenía las alas cortas, por lo que no podía volar, para controlar plagas en invernaderos. La trajeron de Francia, y tenía estas características porque no se quería que se expandiera, y efectivamente no se estableció nunca”, relató.
Una década después el equipo de la profesora Grez identificó una chinita arlequín en Pirque, y mandaron algunos ejemplares a Francia para ser analizada, momento en el que se detectó que eran idénticas genéticamente a una variedad producida en Estados Unidos, y que es la que ha invadido muchos países del mundo, en particular países con climas templados.
Esta especie produce tres problemas: Las chinitas en general se comen entre sí, es un fenómeno natural, “pero la chinita arlequín no sólo se comía a los pulgones, dejando a las otras especies sin alimento, sino que también se comía más a las otras chinitas, disminuyendo la presencia de otras especies notablemente en Chile, en Europa y en EE.UU.”, amenazando el patrimonio natural y la biodiversidad, explicó la especialista.
El segundo problema descrito en la literatura, pero que de acuerdo a la académica aún no ocurre en Chile, es que esta chinita aparece en los cultivos en primavera pero luego se va a la alta cordillera o al sur ya que no tolera las altas temperaturas, y en otoño antes de irse a hibernar se agrupa en frutos blandos como las uvas, los arándanos, frutillas y otros, por lo que “en lugares que son productores de vino generan una situación compleja porque si el vino está contaminado por la larva, el huevo o el adulto, al cosechar la uva en otoño las condiciones del vino pueden cambiar”.
La tercera problemática es que cuando hibernan lo hacen dentro de las casas formando colonias de chinitas, generando varias molestias a las personas. “La gente las mata o las saca y vuelven a entrar porque buscan refugios térmicos, incluso en departamentos en un piso 17. Cuando las perturbas, generan un líquido amarillo que mancha cortinas, paredes, sábanas, y si eres alérgico, podría generarte una pequeña reacción”, aseguró la profesora de FAVET.
“Como es una población invasora a gran escala espacial, nos preguntamos cómo podíamos ver su avance en el país y generamos esta iniciativa de ciencia ciudadana, con esta página web donde la gente se informa del fenómeno y nos cuenta con datos y fotografías en qué parte del país se encuentra esta especie”, explicó la profesora Grez respecto a la iniciativa que encabeza.
Al ser una especie tan claramente identificable por su tamaño, tener una M en la parte de atrás de la cabeza y nueve puntos en la espalda “hubo una respuesta importante por parte de la gente, que comenzó a encontrarla en sus casas o en los cultivos. El 2011 no hubo tanta participación, pero el segundo año tuvimos un salto de registros”, afirmó.
La académica explicó que a nivel internacional no se ha podido generar un plan efectivo que permita el control de esta especie, contándose por el momento sólo con medidas paliativas, por lo que recomiendan a la gente que las elimine al interior de su hogar, sin utilizar plaguicidas en los exteriores ya que también afectarán a las especies locales de chinitas.
“Otra dificultad que tenemos es que no contamos con un organismo que pueda hacerse cargo del problema ya que al ser clasificado como una plaga urbana, no cabe en la responsabilidad del SAG”, organismo con el que de todas maneras destacó que han desarrollado una importante colaboración, gracias al aporte que ha realizado de miles de registros en todo el país a lo largo de los años.
Otra dificultad, destacó la profesora Grez, radica en que al alcanzar una especie invasora cierto nivel poblacional se hace muy difícil controlarla, por lo que resulta fundamental adelantarse antes de que se asiente en las distintas localidades.
Por ello, en el marco de este proyecto se han desarrollado variados estudios que han permitido el desarrollo de modelos de distribución de especies, identificando “las condiciones abióticas de cada coordenada donde ha sido encontrada la chinita, y los lugares que reúnen esas características bioclimáticas pero que no tienen aún presencia de la chinita. Es entonces una herramienta muy potente para buscar la chinita antes de que se reproduzca, por ejemplo logramos llegar a Chiloé antes de que sucediera”.