La líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, fue condenada a cinco años de inelegibilidad y cuatro años de prisión, de los cuales dos son efectivos y dos podrían cumplirse bajo arresto domiciliario. La sentencia, derivada de un caso de malversación de fondos públicos europeos, la deja fuera de la contienda presidencial de 2027. Además, Le Pen deberá pagar una multa de 100.000 euros y su partido, Agrupación Nacional (RN), dos millones de euros. Aunque aún puede apelar, el fallo ya sacude la política francesa y europea.
El académico Juan Enrique Serrano, del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, señala que, aunque la sentencia es recurrible, su efecto es inmediato y complica cualquier posibilidad de candidatura futura. Explica que, debido a los tiempos judiciales, el recurso de apelación podría tardar al menos un año en resolverse, lo que dificultaría su participación en la campaña presidencial de 2027.
Pese a su popularidad, Le Pen nunca logró llegar al poder. En 2017 y 2022 estuvo cerca, pero el fenómeno Macron, con su liderazgo centrista y transversal, frenó su avance. Además, su partido arrastra el estigma de su pasado vinculado al antisemitismo, una sombra que, aunque ha intentado despejar, sigue pesando en el electorado francés.
Serrano advierte que esta condena podría fortalecer el discurso victimista de la extrema derecha global, que se presenta como perseguida por una élite liberal que controla el sistema. Figuras como Elon Musk ya han cuestionado la independencia de la justicia francesa, reforzando narrativas conspirativas similares a las esgrimidas en otros casos, como en Rumania. Con Francia como un actor clave en Europa, este caso podría tener repercusiones en los movimientos populistas de derecha en todo el mundo.