La violencia intrafamiliar (VIF) es un problema que afecta profundamente a la sociedad chilena, pero que sufren principalmente las mujeres. Según cifras preliminares de Violencia Intrafamiliar en Chile, en 2022 el 23,3% de las mujeres fue víctima de algún tipo de violencia, lo que se traduce en que cerca de una de cada cuatro mujeres fue víctima de VIF el año pasado.

En este contexto, Camila Trujillo, investigadora del Fondo de Género, Economía y Políticas Públicas del Instituto Milenio de Imperfecciones de Mercado y Políticas Públicas (MIPP) de la U. de Chile, y Damian Clarke, profesor Asociado de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile e investigador del Instituto Milenio MIPP, realizaron una investigación con el objetivo de proporcionar un diagnóstico basado en diversos indicadores asociados a VIF en Chile. Para esto, consideraron estadísticas delictuales de VIF provenientes de las últimas tres versiones de la Encuesta Nacional de Violencia Intrafamiliar (ENVIF), una encuesta de seguimiento con el mismo marco muestral de la ENVIF y las estadísticas del Centro de Estudios y Análisis del Delito (CEAD).

De acuerdo a datos de la Encuesta y del sondeo de seguimiento, el análisis arrojó que en el caso de la “Prevalencia Vida”, que se refiere a mujeres que han sufrido algún tipo de violencia durante su vida, hubo un aumento desde 32,6% en 2012 hasta 44% en 2022, lo que muestra un alza de 11,4 puntos porcentuales en solo 10 años. En tanto, en la “Prevalencia Año”, referida a mujeres que en los últimos 12 meses han sido víctimas de algún tipo de violencia, la cifra pasó de 18,2% en 2012 a 23,3% en 2022. Por otra parte, las estadísticas del CEAD, a diferencia de la Encuesta, revelan un panorama muy distinto en la cantidad de casos de violencia intrafamiliar en Chile. De acuerdo a los delitos registrados por esta plataforma, en 2022 el 1,5 % de mujeres a nivel nacional fue víctima de VIF.

“Las cifras conocidas por las policías e instituciones públicas respecto de los delitos de VIF difieren mucho de la realidad. Las estadísticas de la Encuesta son de aquellas mujeres sondeadas que reportan haber sido víctimas de VIF, las que pueden o no haber denunciado, y por esto la diferencia es tan amplia. La realidad de cómo se manifiesta este fenómeno lo entrega la Encuesta, pero solo vemos los casos que entrega el CEAD, es decir, solo conocemos la punta del iceberg”, afirma Camila Trujillo, investigadora del Fondo de Género, Economía y Políticas Públicas del Instituto Milenio MIPP.

Según Trujillo y Clarke, la brecha entre incidencia y denuncia ante casos de violencia contra la mujer es bastante alta. De acuerdo a la Encuesta y al sondeo de seguimiento, las denuncias en sucesos de violencia en espacios laborales cayó de 30,8% en 2017 a 13,6% en 2022. En violencia psicológica y física, las denuncias también han caído, pasando de 27,6% en 2012 a 18,6% en 2022, y de 36% en 2012 a 28,2% en 2022, respectivamente. En tanto, los principales motivos de por qué las mujeres víctimas de VIF no denuncian son 1) porque no fue algo serio y no lo consideró necesario, 2) le daba vergüenza contar su situación y 3) no cree que denunciar sirva o había denunciado antes y no pasó nada.

“Para conocer la real magnitud de este delito, es importante que estos hechos se denuncien. Pero ocurre que los canales y mecanismos de denuncia no son muy eficaces ni confiables, ya que las víctimas tienen miedo a denunciar por posibles represalias del agresor o creen que acudir a las autoridades no tendrá efecto. Además, aún existe una naturalización de la VIF, donde las mujeres creen que estos delitos no son tan graves o que no son un problema serio que se debería denunciar. Para revertir esta situación, es importante concientizar y educar a la sociedad en estos temas, ya que no es solo un problema del sistema policial o judicial, sino que a nivel cultural y que requiere articulación en varias áreas”, concluye Trujillo.

En cuanto a la situación regional de la Prevalencia Año, Arica y Parinacota muestra un alza relevante pasando de 17% en 2017 a 35% en 2022, lo que significa un aumento de 18 puntos porcentuales de las mujeres que en los últimos 12 meses han sido víctimas de algún tipo de violencia. Otras regiones que evidenciaron crecimiento importantes son Tarapacá, que pasó de 18% en 2017 a 29% en 2022; Antofagasta, que subió de 20% en 2017 a 27% en 2022; Atacama, que ascendió de 12% en 2017 a 22% en 2020, manteniéndose en 21% en 2022; y Valparaíso, que trepó de 22% en 2017 a 28% en 2022.

Los resultados preliminares indican que en 2022 las regiones con menor Prevalencia Año fueron Los Lagos y Magallanes, con un 16,6% y 18,3%, respectivamente, mientras que en el periodo entre 2020 y 2022 se observa que en la mayoría de las regiones la prevalencia VIF general aumentó, con la excepción de la Región de Atacama, Coquimbo, Maule, Bío-Bío y Araucanía.