Ciencia e innovación

Investigación analiza impacto del polvo del Desierto de Atacama en calidad del aire y producción de energía solar

Identificar los patrones de circulación de polvo en el norte de Chile. Este es el objetivo del proyecto “Transport of mineral dust in northern Chile and its deposition on the Andean Cryosphere”, liderado por la Universidad de Chile y financiado a través de FONDECYT – ANID. La iniciativa busca generar información trascendental sobre este fenómeno del que aún existe poca información.

“Después de los aerosoles marinos, el polvo mineral es uno de los aerosoles con mayores emisiones en el planeta y tiene una alta importancia en el sistema climático, por lo cual es un tema relevante de ser estudiado”, comenta Nicolás Huneeus, académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile que lidera este proyecto.

Volumen, circulación y deposición del polvo son los principales factores que medirá esta investigación. Este último es de particular relevancia por ser el proceso responsable de la remoción de estas partículas de la atmósfera y es fundamental para estimar los impactos en ámbitos como la producción de energía solar, calidad del aire o incluso en la astronomía. El trabajo busca conocer con certeza hacia dónde es transportado el polvo y cómo varía a lo largo del año.

Las mediciones de este proyecto se están realizando en dependencias de ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), 50 kilómetros al este de San Pedro de Atacama, y en el complejo solar Cerro Dominador. “En cada lugar se instaló una estación meteorológica para medir dirección y velocidad del viento, temperatura, presión, humedad relativa y radiación solar, además de un colector de polvo llamado CARAGA, que mide los flujos de deposición de polvo. Las mediciones se estarán realizando por al menos un año, esperando que las condiciones de seguridad permitan el adecuado funcionamiento de los instrumentos”, dijo Huneeus.

La elección de Cerro Dominador responde a que es una zona de posibles emisiones de polvo. Además, permitirá medir la deposición de polvo y así contribuir a conocer “el impacto en la atenuación de la cantidad de radiación solar que llega a la superficie y/o por la cantidad que se depone sobre los paneles solares. Lo primero tiene un impacto en la eficiencia de la producción y lo segundo también impacta la mantención, ya que define la frecuencia con la cual se deben limpiar los paneles. Esperamos que con nuestros resultados se sepa cuánto es el impacto del polvo en la generación solar de electricidad, y a partir de ahí buscar herramientas que permitan reducir este impacto”, señaló el investigador.

Por otra parte, el sitio de ALMA fue escogido por su ubicación en la ladera de la Cordillera de Los Andes y, por lo tanto, se espera que pueda caracterizar el flujo de polvo cordillera arriba.

“Para cada periodo de medición, el polvo recolectado es capturado por un filtro. Este filtro se pesa para saber cuánto material se depositó (aumento del peso del filtro con respecto al inicio del periodo) y ese aumento de masa refleja el flujo de deposición. Asimismo, la materia recolectada en el filtro se puede analizar en microscopio, con espectrómetros de masa y otras metodologías que permitan estudiar tanto la composición como la distribución del tamaño de las partículas”, agregó Huneeus.

El proyecto cuenta con la colaboración de científicos del Laboratorio de Meteorología Dinámica de Francia y con la colaboración para el análisis de las muestras de la académica del Departamento de Geología, Valentina Flores. Además de las implicancias en las plantas solares, hay otros temas por los cuales es necesario estudiar la dispersión del polvo. “Por ejemplo, dadas las proyecciones climáticas para Chile, que sugieren una reducción de las precipitaciones en la zona central, cabe hacerse la pregunta sobre cómo serán las emisiones de polvo en dicha zona a futuro”.

En esta línea de estudio asociada al cambio climático, es importante determinar el impacto que puede haber en la criosfera andina, afirma Huneeus. “El polvo mineral absorbe radiación solar y al hacerlo calienta su entorno pudiendo, potencialmente, llegar a acelerar los procesos de derretimiento de glaciares y nieve. A su vez, esto tiene un impacto en el ciclo hidrológico, de suma importancia en aquellas localidades que dependen de esta agua para vivir. Sin embargo, el desierto y la criosfera andina han co-existido durante miles de años y es muy probable que haya cierto “equilibrio” pero es relevante saber si ha cambiado en las últimas décadas”.

Por otra parte, “no se ha documentado, a través de estudios científicos, cuánto de la mala calidad del aire en las ciudades del norte es producto de las emisiones naturales de polvo. En el caso que el polvo contribuya a la mala calidad del aire, ¿es justo que esa ciudad sea evaluada de la misma manera que una zona que no está sujeta a emisiones naturales y que no puede controlar?”, cuestionó el líder de esta investigación.

Esta investigación viene a profundizar la línea de trabajo que desde hace años desarrolla el académico de la Universidad de Chile, las que han estado enfocadas en identificar lo que pasa en Chile central respecto a la dispersión de contaminantes. 

Científicos descubren nueva especie de crustáceo en Chiloé

Desde hace algunos años el paté de jaiba emprendió su viaje por los paladares chilenos y extranjeros, instalándose como uno de los productos gourmet del momento. Su agradable textura tiene un pequeño granulado y un color rosáceo característico. 

Fue por 2017 que una empresa instalada en aguas chilotas alertó que su producto estaba conteniendo una anormalidad, lo cual comprometía la calidad. Nada dentro del proceso hizo prever la situación, fue una forma “no tradicional” de descubrir una nueva especie en Chile.

El misterio de unos puntos negros en el producto fue llevado directamente al Dr. Luis Miguel Pardo, científicoresidente en el Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas de la Universidad Austral de Chile e investigador del Centro Investigación de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL), quien luego de un par de años comprobó la existencia de una nueva especie de anfípodo.

“Sucede que las pesqueras comenzaron a tener problemas con las jaibas que les llegaban, porque cuando este anfípodo era muy abundante, se metía en las branquias, que es el órgano respiratorio de los peces . Entonces cuando las pesqueras hacen el paté, éste quedaba con unas marcas negras” (…) “Ese producto dejó de ser un producto por culpa de este organismo”, señala el investigador de la U. Austral.  

Pardo plantea que su primera sospecha fue que se tratase de una especie invasora “porque es un problema relativamente nuevo, pero resultó ser una especie nueva”.

Con resultados publicados en la revista científica internacional Zootaxa, el investigador de la Universidad Austral de Chile da cuenta de este nuevo anfípodo que lleva por nombre Isaeopsis chiloensis.

“Los anfípodos son un grupo bastante grande, son las típicas pulguitas de mar, esas que cuando uno mueve un alga en la playa escapan saltando, esos son anfípodos, detritívoros (descomponedores). Hay muchos otros que son carnívoros, herbívoros y como todo grupo tiene un amplio abanico de funciones en el ecosistema” describe Pardo. 

Una vez con las muestras, el investigador de la U. Austral se dirigió al Museo de Historia Natural de Chile donde junto al curador de la institución, Jorge Pérez-Schultheiss, experto en Chile en el grupo, comenzaros a avanzar en esta identificación.

Esta es la segunda especie del género Isaeopsis, un grupo anteriormente conocido sólo en aguas de Sudáfrica. Es un simbionte, o sea que vive asociado a otro organismo y en este caso son las jaibas de la zona en el mar interior, alrededor de la isla de Chiloé, pero no sólo acotado a esa zona, también existen registros de apariciones hasta la región de Aysén. 

“Al parecer últimamente tienen mayor abundancia, porque las plantas de procesos notaron este problema. Entonces es como una explosión poblacional que ha aparecido en este último tiempo. Ahora, sería aventurado comenzar a dar hipótesis sobre esto, pero de inmediato a uno le surge el tema del cambio climático, que claramente puede tener un efecto sobre la abundancia de organismos, pero es una hipótesis apresurada”, plantea Pardo. 

Uno de los principales objetivos a la hora de identificar estos organismos, es poder apreciar en detalle cada una de sus características, aquellas formas que distinguen una especie de otra, el desafío es hacer estas observaciones en un organismo de 5,2 milímetros.

Esta fue la tarea de la bióloga marina, Marcela Riveros, asiste de investigación quien tomó los nuevos animales, los limpió y preparó minuciosamente para que Ricardo Silva de la Unidad de Microscopía Electrónica de la U. Austral pudiera fijar y hacer las fotografías, aplicando una tecnología moderna en lo que a descripción -en términos morfológicos- de una especie se refiere.

Hecho el trabajo, se pudieron notar pereiópodos (lo que el ojo no experto asociaría a las patas), todas son prensiles para adherirse al organismo huésped. Los científicos también pudieron notar diferencias entre los machos y las hembras, por ejemplo, los primeros tienen un gnatópodo evidentemente más grande (como una pinza de jaiba más grande que la otra). Las imágenes a gran resolución incluso mostraron la dentadura de estos nuevos organismos de la isla de Chiloé.

“Siempre es importante registrar una nueva especie. Uno tiene que pensar, por ejemplo, que la unidad básica en conservación o en estudios de biodiversidad son las especies; por lo tanto, nosotros debemos tener un buen registro de ellas y saber identificarlas. Una adición a la diversidad siempre es importante. Finalmente, uno nunca sabe cuál de todas estas, nos proveerá de un servicio ecosistémico (beneficio) a nosotros como humanos”, finalizó Pardo. 

Científico señala que no hay riesgo ante una supuesta invasión de polillas en Chile

Si bien en algunas zonas del país se ha alertado por un eventual aumento en la población de polillas, para el doctor en Neurociencias de la Universidad de Valparaíso, John Ewer, éste no sería un hecho para sorprenderse, dado que muchos insectos aparecen en la primavera porque pasan la temporada invernal en sus refugios debido a las bajas temperaturas y los días más cortos. 

“Así que no hay nada raro en que se vean más adultos en esta época”, sentenció el también investigador del Centro Interdisciplinario de Neurociencias de la Universidad de Valparaíso (CINV). 

El doctor Ewer aclara que en el caso de las polillas, los adultos son polinizadores, de tal forma que “ayudan a propagar especies de plantas. Además, los estadios juveniles (cuncunas) son alimento para muchos animales (pájaros, reptiles, murciélagos, etcétera). Y las cuncunas se comen las plantas, y las plantas han desarrollado defensas químicas para combatirlas y esos compuestos son importantes porque son repelentes de insectos”. 

Asimismo, el científico adelanta que existen numerosas especies de polillas que  “se conocen como 160 mil especies, diez veces más que las que existen de mariposas”, advierte. 

El académico de la UV agrega que, como todos los insectos, las polillas cumplen una función relevante en su ecosistema, por lo que eliminarlas no es lo recomendable. Sin embargo, advierte que estas especies también se comen la lana, así que para el investigador lo mejor sería repelerlas. “En todo caso no hay polillas peligrosas, son completamente inocuas”, afirma el biólogo.

Respecto al “polvo” que se desprende de las alas de estos insectos, el científico aclara que “no es polvo: son escamas muy pequeñas, que recubren todo el cuerpo y le dan el color a las polillas (también a las mariposas). Las escamas pueden causar reacciones alérgicas en personas; ese sería el único ‘peligro’ de las polillas (y de las mariposas también)”.

Finalmente, al consultarle sobre otras especies que podrían eventualmente haber aumentado su población en esta época, como por ejemplo enormes zancudos que han sido visto en el centro de Viña del Mar, advierte que “en general el número de especies de insectos está en caída libre, lo cual es un desastre. Y los zancudos grandes seguramente no son zancudos. Tienen la misma forma, pero son completamente diferentes y también son inofensivos; se alimentan de néctar”, revela para la tranquilidad de muchos.

Biodiversidad chilena forma parte de repositorio global

Desde hace varios años se han realizado estudios que describen la diversidad de formas de vida en un territorio. Estos han incrementado exponencialmente su cantidad y precisión a medida que se acercan a la actualidad, generando mucha información que es archivada en diversos formatos curatoriales.

La compilación de esta información proveniente de estudios ya realizados en forma de base de datos, proporciona la posibilidad de un acceso rápido y completo de utilizar dicha información en estudios actuales y futuros; no sólo para analizar la evolución temporal de las formas de vida, sino para comprender cómo y porqué se han producido cambios, conocer la naturaleza lo más exactamente posible, abarcar estudios sobre biodiversidad, conservación, seguridad alimentaria y elementos humanos sociales y culturales, entre otros.

La Red de Patrimonio Botánico Universidad de Chile es la primera institución universitaria pública a nivel nacional que comparte datos de forma libre y gratuita sobre colecciones botánicas a través del Portal GBIF y ya ha realizado dos entregas de información a la plataforma.

“Entregar datos a GBIF también tiene un impacto positivo para las colecciones porque quedan citables. Es una forma moderna de publicar, similar a los Data paper, los datos de calidad son muy importantes para tomar decisiones. Esta publicación es relevante para compartir los datos con la ciudadanía y con los tomadores de decisiones. GBIF es el portal oficial del Ministerio del Medio Ambiente para extraer información”, afirmó la profesora Paulette I. Naulin, académica de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza y coordinadora del Consorcio de Patrimonio Botánico de la Universidad de Chile.

La importancia de las colecciones biológicas de plantas radica en la necesidad de dar a conocer lo más exacto posible la flora y vegetación en un lugar y tiempo determinado para la realización de estudios que permitan entender las dinámicas de cambios y contar con datos de ocurrencia, que indican algo que existe, aunque no se pueda ver en ese momento.

“De Santiago hay poca información disponible para la ciudadanía y la toma de decisiones, está reservada a los especialistas en documentos difíciles de acceder. Entonces al momento de generar de proyectos de desarrollo urbano, autopistas, o cualquier otro que necesite de evaluación de impacto ambiental, no consideran todas las especies que están presente en el lugar porque no es de dominio público”, destacó como ejemplo la profesora Naulin.

Las primeras publicaciones de colecciones biológicas compartidas por la Universidad de Chile se realizaron en los meses junio y agosto del año 2019, correspondieron a los herbarios: EIF vasculares y SQF con 5.238 y 2.096 registros respectivamente. Ambas se actualizaron en agosto del presente año. EIF vasculares, agregó 1.813 nuevos registros obteniendo un total de 7.051 registros y añadió un nuevo set de datos sobre Briofitas con 319 registros. Estos a la fecha (21-10-2020) poseen 5.958 descargas y 13 citas y 246 descargas el dataset de Briofitas. El herbario SQF sumó 1.616 registros nuevos, quedando con un total de 3.712 registros en total estos han sido descargados 6.186 veces y citados 14 veces.

Además, se incorporó una nueva colección biológica “Registros de Paleobotánica obtenidos de la Literatura de Teresa Torres”, primera en Chile y segunda en Sudamérica en compartir datos de paleo botánica con 178 registros los que han tenido 917 descargas y dos citas desde su publicación en diciembre de 2019.

El Ministerio del Medio Ambiente, es la entidad que implementa la red GBIF en Chile y que impulsa el trabajo hacia una cultura de acceso abierto a datos sobre biodiversidad, generados a partir de colecciones de historia natural.

“Estos datos científicos significan un tremendo avance para las gestiones que realiza el país en cuanto a contar con información de calidad para apoyar la gestión en conservación, y la elaboración de políticas públicas”, señaló Leisy Amaya Montano, administradora GBIF Chile del Departamento de Conservación de Especies del Ministerio del Medio Ambiente, haciendo énfasis en que la Red de Patrimonio Botánico de la Universidad de Chile ha estado a la vanguardia de estos procesos, proporcionado datos e información estandarizada de alta calidad, que se constituyen en un valioso legado para futuras generaciones.

Por su parte, Antonia Serey, profesional de proyecto U-Redes- PBUCh, sostuvo que se alcanzó el objetivo de “visibilizar las colecciones biológicas y hacer notar su importancia. Éstas nos permiten revivir la historia, en este caso florística y notar sus cambios a través del tiempo. Compartir esta información de forma abierta permite que el trabajo de gente, científicos, botánicos de distintas generaciones reviva y vuelva a tener valor, poniéndola a disposición de actuales científicos y ciudadanía, esperando que sea un aporte en la toma de decisiones conscientes sobre conservación de biodiversidad”.

El trabajo de la Red de Patrimonio Botánico para entregar los datos a GBIF requirió de un equipo humano que estandarizara la información de las colecciones disponibles en el formato requerido, a través de los Herbario EIF, Herbario AGUCH y Herbario SQF, además son parte de esta iniciativa los Arboreto Antumapu, Carén y Frutillar y la Colección de Paleobotánica de Teresa Torres; que forman parte de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, la Facultad de Ciencias Forestales y Conservación de la Naturaleza y la Facultad de Ciencias Agronómicas.

“Trabajé desde la digitalización de un ejemplar de herbario hasta la publicación de los datos en GBIF. En esta oportunidad logré comprender que la posibilidad de compartir datos de biodiversidad no está al alcance de todos, ya que de a poco se ha ido desarrollando la conciencia del ‘compartir’”, relató Victoria Arévalo, profesional de Proyecto U-Redes-PBUCh, quien formó parte de este equipo de trabajo.

El profesor Nicolás García, académico y curador de Herbario EIF de la Facultad de Ciencias Forestales y Conservación de la Naturaleza, explica que mientras más datos estén libremente disponibles para todos los interesados, tales como científicos, tomadores de decisiones, aficionados y amantes de la biodiversidad, mayor es el beneficio que tiene para la sociedad el saber cómo se distribuyen los seres vivos y qué se puede hacer para su protección.

“Esta es una excelente manera de visibilizar nuestras colecciones biológicas a la comunidad internacional y llamar la atención acerca de la importancia de apoyar este tipo de iniciativas que son fundamentales para documentar y comprender la biodiversidad”, añadió el profesor García.

Desarrollo de la Red de Patrimonio Botánico El Consorcio del Patrimonio Botánico de la Universidad de Chile (PBUCH) es una red destinada a poner a disposición de la comunidad el patrimonio botánico contenido en los herbarios indexados, colección paleobotánica y arboretos de la Universidad de Chile para servir como recursos docentes, de investigación y de extensión.

Este Consorcio se genera a partir del proyecto U-Redes “Incentivo a la Generación de Red”, aprobado en el año 2016 y financiado por la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VID) de la Universidad, enfocado en el rescate, difusión y puesta en valor del patrimonio natural en las colecciones botánicas indexadas de la Universidad de Chile.

Posteriormente, en el año 2018 y bajo el proyecto U-Redes “Consolidación de Redes” se generó la iniciativa “Consolidación de la Red Consorcio del Patrimonio Botánico de la Universidad de Chile (PBUCH): Rescate, difusión y puesta en valor del patrimonio natural de las colecciones botánicas de la Universidad de Chile”, impulsando la valorización de las colecciones biológicas en general, tanto dentro de nuestra Casa de Estudios, como a nivel nacional.

Este tipo de colecciones albergan datos acerca de las especies que son fundamentales para el conocimiento y conservación de la biodiversidad.

La Red de Patrimonio Botánico de la Universidad de Chile, nace buscando poner en valor las colecciones biológicas de la Universidad y del país, desde el área botánica.

Proyecto de Universidad Austral ha controlado a más de 2 millones de avispas chaqueta amarilla

Los inconvenientes asociados a la irrupción masiva de la avispa chaqueta amarilla en las comunidades de la cuenca del humedal del Río Cruces ha generado efectos sobre la economía rural y la vida normal de la comunidad. Es por ello, que el Centro de Humedales Río Cruces de la Universidad Austral (CEHUM), en conjunto con otras universidades de Chile, Brasil, Argentina y Escocia y el programa comunitario de control del visón en la región de Los Ríos del SAG, se adjudicaron el proyecto “Manejo adaptativo para optimizar el control a largo plazo de especies invasoras que afectan a la biodiversidad y economía rural” que en un periodo de 2 años pretende trabajar en conjunto con las comunidades aledañas al humedal para mejorar el control comunitario tanto de chaqueta amarilla como visón.

Según los datos presentados, se reportaron 200 reinas capturadas y más de 220 nidos, 100 reinas más (100 reinas el 2019) y 100 nidos más comparado al año pasado (127 nidos fueron exterminados el 2019).

“Considerando que cada reina puede formar un nido, y en cada nido puede haber aproximadamente 5000 avispas, se calcula que durante esta temporada se logró disminuir en más de 2 millones de avispas su presencia en el sector. Esto, gracias a que se evitó la conformación de un nido, o se atacó directamente a los ya formados”, explicó Jorge Tomasevic, coordinador científico del  Centro de Humedales Río Cruces , CEHUM, de la U. Austral y quien dirige el proyecto. 

“Tenemos un proyecto en conjunto con 21 instituciones de 5 países para el control de la plaga”, cuenta Ignacio Rodríguez, Ecotoxicólogo y Director del Centro de Humedales del Río Cruces de la U Austral de Chile. 

Por su parte, Jorge Tomasevic explicó que ya “tuvimos una reunión con miembros de las comunidades con los que trabajamos, ya que pudimos compartir experiencias sobre el desarrollo del proyecto durante la última temporada y cómo lo percibieron.

En general, la percepción fue bastante positiva, destacando la reducción en pérdidas, especialmente en frutales y colmenares. Destacamos lo importante que es el involucramiento social para poder atacar esta especie tan dañina que es imposible de controlar con esfuerzos aislados. Esperamos poder mejorar el estudio y las acciones de manejo durante esta temporada que comienza”.

Por otra parte, la profesional del CEHUM Magdalena Huerta, explicó cómo y con qué comunidades se trabajó. “Realizamos primero charlas de difusión en las distintas localidades, para luego hacer registros de nidos y reinas. Con esa información utilizamos diversos tipos de control, con los que luego realizamos el registro y la evaluación pertinente para analizar su efectividad”, señaló.

 “Para nosotros es importante que la comunidad se involucre activamente en este proceso, no solamente en la identificación de avispas reina y nidos, sino que todo el proceso posterior que involucra el control de obreras y la exterminación del nido. La identificación de las reinas nos permite un control anticipado para evitar que se formen nidos, por lo que creemos que esta etapa ha sido bastante exitosa”, indicó Magdalena Huerta.

Las localidades que participaron de esta etapa fueron Punucapa, Frutillar, El Potrero, Colegual, Cabo Blanco, San Antonio, Pufudi, Aquí no Es, Cayumapu, Camino Real, Pichihuape, Cudico, Locuche e Iñipulli.

Destacan software chileno en el encuentro latinoamericano más importante de salud digital

A mediados de marzo de 2020, recién se estaban levantando las alertas por coronavirus en Chile con la detección de los primeros contagiados. Como respuesta, el Ministerio de Salud comenzó a recomendar a la población mantener distancia física y evitar, en lo posible, ir a centros médicos para reducir la probabilidad de contagios.

“¿Qué podíamos hacer un grupo de profesionales no médicos para ayudar a aplanar la curva del coronavirus?”, se preguntaba Liliana Reyes, socia de Continuum para los temas de salud. ”Decidimos enfocarnos en lo que sabemos hacer: desarrollar tecnología con el usuario en el centro”.

Así, nació Médicoadistancia.cl, experiencia que será presentada en las Jornadas de Informática en Salud del Hospital Italiano de Buenos Aires, encuentro de salud digital de referencia en América Latina del 2 al 4 de noviembre. 

Liliana reunió a un equipo de ingenieros y diseñadores de la consultora y el 12 de marzo de 2020 sacaron un primer producto en solo 24 horas. Chile llevaba recién 23 casos confirmados según el último informe del Gobierno. 

El servicio se llamó Testcoronavirus.cl. Formalizaba los protocolos de detección del Ministerio de Salud y daba recomendaciones para decidir si ir o no a un centro de salud. Continuum se transformó así en una de las primeras empresas tecnológicas chilenas en abordar la necesidad de los ciudadanos de ser orientados en el tema, sobre todo, cuando sospechaban tener coronavirus.

“Lanzamos un producto mínimo viable. No era perfecto ni pretendía serlo. Pero servía”, recuerda Liliana.

Con el aumento de los contagios y la declaración de cuarentena en varias comunas, la información ofrecida por el sitio ya no bastaba, cuenta la socia de Continuum: “Estábamos en contacto con muchos médicos y se hizo necesario tener alternativas de telemedicina que ayudaran, por un lado, a los pacientes que tenían dudas o síntomas leves y, por otro, a las personas que necesitaban atención de otras disciplinas, pero no urgencias”. 

Era fines de marzo. Pocos centros de atención ofrecían la opción de telemedicina y recién estaban implementando sus sistemas. En paralelo, algunos médicos empezaron a ofrecer consultas gratuitas por redes sociales con buena voluntad, pero sin una plataforma que los apoyara. Esas dos necesidades llevaron a rediseñar el servicio. Incluso, le cambiaron el nombre. Lo llamaron Médicoadistancia.cl. Nació con un cariz solidario y se enfocó en conectar médicos voluntarios con pacientes de manera gratuita. 

La primera teleconsulta ocurrió el 31 de marzo. A partir de esa experiencia, el equipo recibió feedback de médicos y pacientes que ayudó a depurar el producto.

A mediados de abril, el sistema se abrió a fundaciones. La primera fue Oncoloop, que necesitaba seguir con las consultas psicológicas de personas con cáncer pese al encierro.  

“Mediante esta plataforma, hemos atendido personas de Copiapó y Puerto Montt y, en ese contexto, ha sido una herramienta digital que además nos ha permitido acercarnos a regiones”, explica Tatiana Corbeaux, directora ejecutiva de la fundación.

Hoy, ha crecido el número de instituciones atendidas por Médicoadistancia.cl y el equipo sigue sumando características para mejorar el servicio. Además, se está buscando un modelo de financiamiento para seguir haciendo viable la plataforma solidaria.

Científicos chilenos descubren molécula clave para combatir la hipertrofia cardíaca

Una molécula producida por el propio cuerpo humano podría ser la clave para combatir la hipertrofia cardiaca, paso previo a la insuficiencia cardiaca, etapa terminal de varias enfermedades cardiovasculares que afecta a 26 millones de personas y es la principal causa de muerte en Chile y el mundo. Este fue el descubrimiento realizado por un equipo de científicos de la Universidad de Chile e investigadores del Centro Avanzado de Enfermedades Crónicas (ACCDiS) que identificó las propiedades protectoras del péptido Angiotensina 1-9 sobre el corazón.

La hipertrofia cardiaca es una patología que consiste en el aumento del tamaño del corazón. Esta condición es provocada principalmente por factores como la obesidad, la hipertensión, y los infartos. “Cuando se detecta hipertrofia cardiaca es porque el corazón está experimentando daño y si no se cuida viene la insuficiencia cardíaca”, explica el académico de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la U. de Chile y director de ACCDiS, Sergio Lavandero.

Este crecimiento del corazón ocurre por el aumento de tamaño de las células del músculo cardiaco llamadas cardiomiocitos. “Esto a su vez provoca un cambio morfológico en las mitocondrias, que son el motor energético de las células, afectando su normal funcionamiento”, agrega Valentina Parra, investigadora de la U. de Chile que fue parte de este trabajo.

El estudio, titulado Angiotensin-(1–9) prevents cardiomyocyte hypertrophy by controlling mitochondrial dynamics via miR-129-3p/PKIA pathway, permitió comprobar que al aumentar la concentración de la angiotensina 1-9 en el ambiente de los cardiomiocitos se previene el aumento de tamaño del corazón y permite que éste vuelva a funcionar eficientemente, plantean ambos académicos.

El hallazgo, destacado en la revista “Cell Death and Differentiation” de Nature, demuestra además que este péptido protege y previene el remodelado metabólico del corazón que ocurre en la insuficiencia cardiaca, para cuyo tratamiento existen actualmente muy pocos fármacos. “El remodelado metabólico sucede cuando el corazón enferma debido a la presencia de patologías crónicas como la hipertensión, la diabetes u otras enfermedades y se alimenta en mayor porcentaje de carbohidratos -normalmente de lípidos-, haciendo menos eficiente el uso de energía y disminuyendo su capacidad para contraerse”, afirma la profesora Parra.

La propuesta de los científicos participantes de la investigación es sintetizar la Angiotensina 1-9 y convertirla en un probable producto farmacéutico. “Nuestro cuerpo produce este péptido, pero en muy baja concentración, por ello es necesario realizar más estudios para aumentar su estabilidad y hacerlo más resistente, por ejemplo, al paso por nuestro sistema digestivo”, indica la académica.

Actualmente el equipo de la U. de Chile y ACCDiS se encuentra en la fase experimental de esta línea de investigación. Están trabajando además junto a especialistas en nanotecnología y farmacología, quienes están probando otras formas de Angiotensina 1-9 para hacerla más estable y generar el probable fármaco, que luego debe ser probado en modelos animales.

Según datos de la última Encuesta Nacional de Salud realizada en Chile, entre el 2016 y 2017, 26,9% de la población sufre de hipertensión arterial, que es una patología crónica producida por el aumento sostenido de la presión que ejerce la sangre sobre las arterias. Cuanto más alta es la presión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear, provocando a largo plazo el proceso de hipertrofia cardiaca. El profesor Lavandero añade que hoy cerca del 30% de los chilenos mayores de 18 años es hipertenso, mientras que en los mayores de 50 ese porcentaje es superior al 50%.

Científicos descubren tagua gigante que habitó la zona central de Chile hace 12.600 años

Fulica montanei es el nombre que investigadores de la Universidad de Chile dieron a una nueva especie de tagua gigante descubierta en la zona del valle del Cachapoal, localidad de la Región de O’Higgins donde hasta 1841 existió la Laguna de Tagua Tagua. Una investigación liderada por Jhonatan Alarcón, investigador de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile, permitió develar el misterio sobre la identidad de estos fósiles que por más de 30 años estuvieron resguardados en el Museo Nacional de Historia Natural, trabajo que fue publicado por la revista Journal of South American Earth Sciences.

El estudio que permitió el hallazgo comenzó con la tesis de pregrado de Jhonatan Alarcón, quien estudió los materiales de aves de las colecciones de los sitios Taguatagua 1 y Taguatagua 2, extraídos hacia fines de los 80 por el arqueólogo de la U. de Chile y Premio Nacional de Historia, Lautaro Núñez. De acuerdo al investigador, los restos presentaban rasgos morfológicos que sugerían que se trataba de una nueva especie de tagua, más grande que las que conocemos hoy en la zona central de Chile. Esta hipótesis pudo ser comprobada después de una comparación detallada con huesos de otras taguas de Chile y del resto del mundo.

Jhonatan Alarcón señala que la identificación de esta nueva tagua fue realizada a partir de huesos tarsometatarsos de la pata izquierda de tres especímenes, los que permitieron la comparación con otras especies de taguas. “Puede que dentro de los huesos que ya tenemos existan restos pertenecientes a la misma especie, pero como no tenemos un esqueleto asociado aún no estamos seguros”, precisa sobre la importancia de estos restos. Destaca, por otra parte, que es la primera especie de tagua extinta identificada para el Pleistoceno de Sudamérica y la primera ave extinta identificada en el Pleistoceno de Chile.

En base al estudio de estos huesos, la investigación pudo determinar que se trató de una tagua robusta, unos 20 a 30 centímetros más grande que las que habitan actualmente la zona central de Chile. “Está en el rango de tamaño que presentan taguas que viven en el altiplano, como la tagua gigante y la tagua cornuda, que son las más grandes que existen hoy. Estas especies miden entre 60 a 70 centímetros de largo, y pueden alcanzar entre los 2.1 a 3 kilógramos de peso. Podemos especular sus hábitos acuáticos, y que quizás era una tagua no voladora, porque en general las taguas más grandes vuelan muy poco o nada por su peso. Pero como no hemos identificado aún otras partes del esqueleto no podemos saber, por ejemplo, si tenían alas cortas”.

Los 12.600 años de edad estimada para esta ave están relacionados con el trabajo de datación realizado por el reconocido arqueólogo de la U. de Chile Julio Montané durante de la década de los ‘70, a quien se homenajeó con el nombre Fulica montanei dado a esta nueva especie. El trabajo de este investigador, quien realizó la primera excavación arqueológica del sitio de Taguatagua 1 en el año 1967, y de otros que continuaron el estudio de la zona, como Lautaro Núñez en los 80 y el Grupo de Investigaciones de Tagua Tagua en la actualidad, han permitido completar pieza a pieza el gran rompecabezas ecosistémico de la antigua Laguna de Tagua Tagua durante el Pleistoceno tardío y el Holoceno temprano.

Esta zona lacustre, que fue desecada con fines agrícolas en 1841, a fines de la Edad del Hielo era una de las zonas con mayor diversidad de fauna y megafauna de nuestro país. Desde el 2019, Jhonatan Alarcón y Sergio Soto, ambos de la Universidad de Chile, junto a Rafael Labarca, de la Universidad Austral, e investigadores de otras instituciones han realizado nuevas excavaciones en búsqueda de otros tesoros fósiles de este Chile central prehistórico, entre los que destacan los extintos gonfoterios (un tipo de mastodonte sudamericano emparentado con los elefantes actuales), caballos americanos y ciervos. Este trabajo ha sido impulsado por el  Proyecto Registro fósil y Evolución de Vertebrados de la Universidad de Chile, dirigido por el profesor Alexander Vargas; el proyecto Tagua Tagua Milenaria, encabezado por la Universidad de O’Higgins; y el proyecto Fondecyt N°11170919 de la Universidad Austral, a cargo del profesor Labarca.

El investigador valora el hallazgo de esta nueva tagua además porque es el primer registro de fauna menor que se extinguió. “Gran parte de la fauna fósil está presente actualmente en la zona central de Chile, pero la megafauna como los gonfoterios, ciervos y caballos ya no están. Esta diversidad de animales abarcaba a una multiplicidad de aves, como águilas, otros tipos de taguas, patos y una gran variedad de paresiformes, además de roedores de varios géneros, reptiles, serpientes, anfibios, invertebrados y peces de agua dulce, entre otras especies”, explica.

Describe además que la Laguna de Tagua Tagua llegó a tener bastante profundidad y estuvo rodeada de una amplia y frondosa vegetación asociada a un clima más húmedo, frio y lluvioso que el que puede observarse hoy, lo que ha sido estudiado por otros investigadores en base al registro de polen. Por otra parte, agrega que está comprobada la presencia humana cohabitando con animales en este entorno. “Hay mucha evidencia de presencia humana en la zona. Hay piedras talladas, puntas de flecha, y otros tipo de objetos manufacturados por humanos, así como huesos de animales como caballos, que tienen marcas de corte por herramientas de piedra”, afirma.

Respecto a la desaparición de esta tagua gigante y de especies de la megafauna que vivió en este lugar, Alarcón afirma que la incógnita aún está abierta. “No sabemos la razón de su extinción. Justo en ese momento estaba ocurriendo la transición hacia un clima más cálido, como el que se ve hoy en nuestra zona central. Probablemente puede haber sido por el cambio climático o por la acción humana, sobre todo si era un ave no voladora y pesada que talvez era fácil de atrapar. Pero aún no tenemos evidencia suficiente que nos permita aventurar una hipótesis”.

Amaranto: el alimento del futuro ante la mega sequía y el cambio climático

Un alimento originario de México sería una de las claves agrícolas del futuro para asegurar la producción alimentaria y diversificar el sector silvoagropecuario chileno ante el cambio climático y la mega sequía. Se trata del amaranto, un grano similar a los cereales que reúne dos propiedades fundamentales para la adaptación del sector agrícola ante el nuevo escenario climático: es resistente al estrés hídrico y tiene un alto valor nutritivo. 

Estas cualidades motivaron el desarrollo del proyecto del Fondo para la Innovación Agraria (FIA) “Amaranto: una alternativa productiva, nutritiva y resiliente al cambio climático para la pequeña agricultura de la Zona Central de Chile”, una iniciativa impulsada por la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile que está evaluando el cultivo de cuatro especies de este superalimento en diferentes zonas de las regiones de Valparaíso, Maule y Metropolitana. 

“El amaranto botánicamente no es un cereal, pero sus granos son muy similares a un cereal. Tiene una alta cantidad de proteína y de aminoácidos. Es un grano seco y chico que se consume reventado. Es un alimento muy saludable, porque la proteína te genera saciedad, pero también por la sensación de su consistencia”, explica Cecilia Baginsky, académica del Departamento de Producción Agrícola de la Universidad de Chile que lidera este trabajo.

El proyecto se basa en el cultivo de las especies de amaranto en diferentes niveles de estrés hídrico para evaluar su respuesta, resistencia, su mejor fecha de siembra y rendimiento. El equipo está realizando evaluaciones desde hace dos años en las localidades de Longotoma, en la Región de Valparaíso, Alhué en la Metropolitana y Colbún en la del Maule. 

“De las cuatro especies de amaranto, nos quedamos finalmente con dos variedades. Ahora esas dos seleccionadas tienen dos años de estrés hídrico en el cual van a tener un riego especial hasta la floración, y luego se somete a estrés, una no se va a regar, otra al 40 por ciento, otra al 60 por ciento y otra al 100 por ciento, de forma paralela en las tres zonas”, detalla la profesora Baginsky, relevando además que “frente a una condición de cambio climático, es una alternativa rentable para los agricultores”.

De acuerdo con la académica, cuando el amaranto sufre estrés hídrico concentra sus componentes nutricionales, como antioxidantes, por ejemplo. “Queremos ver cómo el estrés modifica esas características nutricionales y cómo puede manejar el riego el agricultor de tal manera que igual pueda sacar provecho de la producción. Va a rendir menos, pero el amaranto va a resistir, va a producir flores y grano, a diferencia de cualquier otro cultivo como el trigo y el maíz”, agregó la profesora Baginsky.

Pero no sólo eso. El amaranto es además un cultivo adaptable a terrenos de baja calidad y erosionados, situación que complica a casi la mitad (49.1 por ciento) de los suelos de Chile.

“En esta oportunidad también quiero destacar el rol de los alimentos que diversifican la producción alimentaria nacional, sobre todo cuando sabemos que existe un compromiso de abastecer a la comunidad haciendo frente, de forma rentable, a las adversidades climatológicas”, señaló el director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre.

El proyecto, en cuyo equipo también participa la profesora Paola Silva, y los profesores Marcos Garrido, Ian Hommer y Luis Morales, ha permitido desarrollar el cultivo de este alimento con agricultores de la Zona Central y constatar las cualidades que lo confirman como una alternativa para incluir en la dieta de la población de nuestro país.

Fuera de su resistencia al estrés hídrico, el Amaranto posee cualidades nutricionales importantes para la salud. Además de contener un 13 por ciento de proteína en su grano, su perfil aminoácido es de excelente calidad, ya que todos los tipos están representados. Tiene fibra, lo que ayuda al tracto digestivo y contiene fenoles, que le dan una capacidad antioxidante ideal para enfermedades no transmisibles, como las cardíacas, por ejemplo.

“El amaranto se promueve como un alimento saludable debido a su valor alimenticio y funcional. Es más alto que la mayoría de los cereales, y según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera un alimento de excelente calidad proteica”, detalló  la nutricionista Nelly Bustos, académica del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), quien también forma parte del proyecto.

Después del tiburón, el Amaranto es el segundo alimento que más concentra escualeno, un compuesto del grupo de los lípidos que se añade a las vacunas para mejorar la respuesta inmunitaria. A su vez, este producto contiene una alta proporción de vitaminas, tales como: E, B, B1, B2, B3; siendo también una fuente rica de calcio, hierro, fósforo y potasio. Además, contiene serotonina que ayuda a regular los estados de ánimo y combatir la depresión.  

A través de un proyecto anterior con la Agencia de Cooperación Chilena para el Desarrollo, el equipo investigador descubrió también que es posible utilizar las panojas como colorantes naturales para alimentos, las que además contienen muchos antioxidantes. Asimismo, constataron que las hojas tienen un altísimo contenido de minerales, como calcio, potasio y hierro; este último incluso en mayor porcentaje que en la espinaca.

Científicos chilenos van en busca de la Chinita arlequín

Las chinitas, a pesar de su atractivo y aspecto inofensivo, son enemigas naturales de varias plagasimportantes para el desarrollo de la agricultura, como los pulgones, por lo que algunas de sus especies han sido utilizadas en varios países como controladores biológicos de este tipo de especies. 

Sin embargo, la introducción de la “chinita arlequín” o “asiática”, una especie particularmente grande en tamaño y muy voraz, ha generado problemas posteriormente. Recién el año 2008 esta especie se registró en nuestro país, cuando un equipo encabezado por la profesora Audrey Grez, de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias, identificó un ejemplar en la zona de Pirque entre miles de chinitas recolectadas para un estudio. 

La académica, que trabaja en torno a las especies de coccinélidos desde hace más de 20 años y que encabeza la iniciativa de ciencia ciudadana “Chinita arlequín”, explicó cuáles son los riesgos de esta especie y por qué es importante mantener un monitoreo de su presencia en el país.

La chinita arlequín es de origen asiático y se caracteriza por ser muy voraz y de un tamaño mucho mayor al de otras especies de chinitas, explicó la académica. “Fue introducida en varias partes del mundo para el control biológico de plagas. Incluso en Chile, el año 1998 se introdujo una variedad que tenía las alas cortas, por lo que no podía volar, para controlar plagas en invernaderos. La trajeron de Francia, y tenía estas características porque no se quería que se expandiera, y efectivamente no se estableció nunca”, relató.

Una década después el equipo de la profesora Grez identificó una chinita arlequín en Pirque, y mandaron algunos ejemplares a Francia para ser analizada, momento en el que se detectó que eran idénticas genéticamente a una variedad producida en Estados Unidos, y que es la que ha invadido muchos países del mundo, en particular países con climas templados.

Esta especie produce tres problemas: Las chinitas en general se comen entre sí, es un fenómeno natural, “pero la chinita arlequín no sólo se comía a los pulgones, dejando a las otras especies sin alimento, sino que también se comía más a las otras chinitas, disminuyendo la presencia de otras especies notablemente en Chile, en Europa y en EE.UU.”, amenazando el patrimonio natural y la biodiversidad, explicó la especialista.

El segundo problema descrito en la literatura, pero que de acuerdo a la académica aún no ocurre en Chile, es que esta chinita aparece en los cultivos en primavera pero luego se va a la alta cordillera o al sur ya que no tolera las altas temperaturas, y en otoño antes de irse a hibernar se agrupa en frutos blandos como las uvas, los arándanos, frutillas y otros, por lo que “en lugares que son productores de vino generan una situación compleja porque si el vino está contaminado por la larva, el huevo o el adulto, al cosechar la uva en otoño las condiciones del vino pueden cambiar”.

La tercera problemática es que cuando hibernan lo hacen dentro de las casas formando colonias de chinitas, generando varias molestias a las personas. “La gente las mata o las saca y vuelven a entrar porque buscan refugios térmicos, incluso en departamentos en un piso 17. Cuando las perturbas, generan un líquido amarillo que mancha cortinas, paredes, sábanas, y si eres alérgico, podría generarte una pequeña reacción”, aseguró la profesora de FAVET.

“Como es una población invasora a gran escala espacial, nos preguntamos cómo podíamos ver su avance en el país y generamos esta iniciativa de ciencia ciudadana, con esta página web donde la gente se informa del fenómeno y nos cuenta con datos y fotografías en qué parte del país se encuentra esta especie”, explicó la profesora Grez respecto a la iniciativa que encabeza.

Al ser una especie tan claramente identificable por su tamaño, tener una M en la parte de atrás de la cabeza y nueve puntos en la espalda “hubo una respuesta importante por parte de la gente, que comenzó a encontrarla en sus casas o en los cultivos. El 2011 no hubo tanta participación, pero el segundo año tuvimos un salto de registros”, afirmó.

La académica explicó que a nivel internacional no se ha podido generar un plan efectivo que permita el control de esta especie, contándose por el momento sólo con medidas paliativas, por lo que recomiendan a la gente que las elimine al interior de su hogar, sin utilizar plaguicidas en los exteriores ya que también afectarán a las especies locales de chinitas.

“Otra dificultad que tenemos es que no contamos con un organismo que pueda hacerse cargo del problema ya que al ser clasificado como una plaga urbana, no cabe en la responsabilidad del SAG”, organismo con el que de todas maneras destacó que han desarrollado una importante colaboración, gracias al aporte que ha realizado de miles de registros en todo el país a lo largo de los años.

Otra dificultad, destacó la profesora Grez, radica en que al alcanzar una especie invasora cierto nivel poblacional se hace muy difícil controlarla, por lo que resulta fundamental adelantarse antes de que se asiente en las distintas localidades.

Por ello, en el marco de este proyecto se han desarrollado variados estudios que han permitido el desarrollo de modelos de distribución de especies, identificando “las condiciones abióticas de cada coordenada donde ha sido encontrada la chinita, y los lugares que reúnen esas características bioclimáticas pero que no tienen aún presencia de la chinita. Es entonces una herramienta muy potente para buscar la chinita antes de que se reproduzca, por ejemplo logramos llegar a Chiloé antes de que sucediera”.