Nacido en Teherán (Irán), en 1932, el productor, antropólogo y explorador iraní Abdullah Ommidvar, comenzó a viajar desde los 18 años con su hermano Issa, recorriendo el mundo, visitando más de 100 países, filmando y realizando más de 120 documentales sobre esas aventuras. Así llegó a Chile en la década de los 60, donde publicó el libro Las 1001 aventuras de Abdullah, que dio origen a un libro y a una serie de programas en la televisión de gran popularidad. Se convirtió, además, en uno de los grandes colaboradores del cine chileno, produciendo películas como Más allá de Pipilco (1965), La niña en la palomera (1990) y Johnny Cien Pesos (1993), entre otras.
 
Ese lazo con el cine chileno se fortaleció al crear la Fundación Chilena de las Imágenes en Movimiento en 1980, siendo un pionero en la salvaguarda tanto de películas nacionales en distintos formatos y épocas, como también de valiosos objetos de nuestra historia cinematográfica como cámaras, afiches, fotografías y decorados. Construir un museo con todo este acervo era su gran sueño.
 
Bajo este mismo espíritu, fue un cercano colaborador de la Cineteca Nacional de Chile desde su misma fundación. Además de aportar generosamente con materiales técnicos para trabajos de rescate y conservación, también se realizaron proyectos de restauración en conjunto. De estas alianzas entre su fundación y Cineteca, se pudieron realizar las restauraciones fílmicas de la Colección Pedro Aguirre Cerda (1938-1941) y de la Colección José Bohr (1942-1970).
 
“A la Cineteca Nacional de Chile se le va uno de sus grandes aliados y amigos. Porque Abdullah Ommidvar era un amigo, una persona siempre abierta a aportar con sus conocimientos y con los archivos que resguardaba. Gracias a él, muchas películas chilenas se salvaron de desaparecer. Además, contribuyó con su productora Arauco Films al desarrollo de varias películas de gran importancia en los años 80 y 90. Su legado a nuestra historia cinematográfica es inmenso”, comenta Marcelo Morales, director de la Cineteca Nacional de Chile.
 
En los últimos años fue parte del directorio de la Fundación Centro Cultural Palacio La Moneda, tiempo en el cual pasó digitalizando en Cineteca Nacional toda su obra documental y archivo personal, en miras de realizar un filme autobiográfico.
 
“Hoy despedimos a un compañero de viaje y amigo. Abdullah Ommidvar fue parte de este espacio cultural desde su origen, participando activamente y velando por su desarrollo como miembro del directorio de la fundación desde 2006. Sin duda parte de su pasión por el cine y la cultura quedarán con nosotros como legado. Desde CCLM enviamos condolencias a su familia y amigos”, agrega Pablo Brugnoli, director ejecutivo interino de Centro Cultural La Moneda.
 
“El cine chileno y la Fundación Centro Cultural La Moneda le debe muchísimo a la generosidad, entusiasmo y ejemplo de Abdullah. Fue un visionario en muchos sentidos y una persona excepcional que siempre estuvo disponible para compartir sus experiencias y aprendizajes. Su aporte como productor y en la valoración y conservación del patrimonio fílmico nos deja un legado que nos insta a ser cada vez mejores en nuestro trabajo”, complementa Antonella Estévez, presidenta del directorio de la Fundación Centro Cultural La Moneda.